12/07/2017 | 12:04

Luz y Jakurin se volvían más cercanos cada vez, aunque no de la forma tradicional. Aunque sólo se comunicaban por chat y eran escasas las veces en las que se veían en persona, su relación mejoró mucho con respecto a días atrás.

La pizca de particularidad que tenía esta pareja de amigos no se la quitaba ni la mejor amiga de la muchacha. A pesar de requerir atención de vez en cuando, no era capaz de pedirle a Jaku que dejara de lado su celular para hablarle.

— ¿Qué tal todo? —preguntó en lugar de eso, con una pequeña sonrisa en los labios.

—Supongo que va bien... A veces me siento mal cuando lo trato mal, así que termino pidiéndole perdón. Y él a veces me toma fotos gratis de Mafu, así que todo está bien —rió—. Creo que debo irme en un rato...

— ¡Ah, sí, ya casi está la comida! —exclamó Mandii, avanzando hacia la cocina.

Desde que entró en un curso de gastronomía, invitó a Jaku a casa cada vez que aprendía un plato nuevo, lo cual era beneficioso para las dos.

Luego de acabar con el almuerzo, la menor se despidió de su amiga y salió. El ambiente no estaba tan frío, por suerte. Mientras caminaba, sus ojos curiosos no pudieron evitar mirar a todas partes. Y fue por ello era inevitable que se toparan con una escena desagradable en cualquier momento.

Sus ojos también se cruzaron con los de él en ese momento, antes de que su cobarde ser huyera.

¿Qué fue lo que vio? Tan simple como una mujer prendida del cuello de Luz, buscando con desesperación sus rosados labios.

Le ardió la sangre al ver tal abominación, razón por la cual escapó a refugiarse en casa de Mandii una vez más. Aunque sabía que, como stalker ejemplar, el castaño la seguiría y la encontraría incluso en la Conchinchina.

— ¡¿Qué pasó?! —cuestionó una confundida Mandii cuando vio de regreso a su alterada amiga.

—Él... estaba con otra mujer... Aunque ni siquiera somos nada, no sé porqué me duele...

Reprimió lágrimas, frunciendo el ceño. Aunque la realidad era que tenía bien claro que estaba empezando a tomar más en serio a Luz. Que ya no sólo lo veía como un amor platónico, sino que, al poder convertirse en una realidad, dejó que explorara sus entrañas y se introdujera en ellas, llegando a una fuerte sensación de celos tras presenciar aquella escena.

La puerta comenzó a ser golpeada, primero de manera suave, y luego un poco más fuerte. Intranquila, la mayor se encargó de abrir, mas al toparse con el castaño le cerró en la cara.

Poco después se replanteó y resolvió que sería una mejor idea si lo dejaba pasar.

— ¿Está Jaku-san? Necesito hablar con ella.

—No, no está —espetó la mencionada.

—Sólo quiero hablar... No pasó lo que crees que viste...

—No.

—Jaku-san...

—Vete.

—B-Bueno... Perdón...

Como las cosas estaban prácticamente perdidas, Luz se marchó cabizbajo. Sabía que si intentaba luchar contra su tsunderismo en ese momento perdería de maneras legendarias.

— ¿No crees que deberías haberlo escuchado? El diálogo es la base de toda relación —susurró Mandii.

—Sí, pero... ¡Agh! Lo sabía, soy una idiota.

—No digas eso, sólo estás celosa...

Celosa... Mm. ¿Así de doloroso se siente? ... ¿Será más doloroso para él?

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