Sería una anáfora poco rebuscada el comenzar este escrito con el clásico "Pasaron varios días desde qué...", así que, en lugar de eso, simplemente relataré.

Mi vida escolar se volvió una mierda, al igual que mi vida cotidiana y mi vida social. Se convirtió en una de las tantas cosas en mi lista de las cosas que jamás podría rescatar ni intentándolo. Me sentía muy inútil. Y no ayudaba el hecho de que me lo repitieran todos los días.

Tampoco es que hiciera algo por mejorar.

Por su parte, mi ex-novia mantenía una relación bastante estable con un raro llamado Piko, que al parecer era muy admirado en el curso de Soraru-san y Araki-san. Me daba un poco igual, pero también me recordaba que jamás sería así de genial.

Metí las manos en los bolsillos de mi abrigo, después de haberme puesto la capucha. Resulta que, apenas salí de casa el cielo decidió desahogar todas sus penas encima de mí. Después de todo, ni siquiera las nubes tenían piedad de mí.

El día en que me digné a contarle sobre mi hermoso cuatro a mi igual de hermosa madre, ella me gritó y al final me envió a comprar algo de comer. Fue mejor de lo que esperaba, a decir verdad.

Con mi padre fue otra historia, pero no tengo ganas de volver a mencionarla.

Entré a la escuela, buscando refugio del frío y la lluvia. Incluso comencé a temblar minutos atrás. Ya sano y salvo, apresuré mis pasos hasta llegar al salón de clases. Junie estaba conversando con Luz; parecían animados. No me acerqué, debido a mi personalidad introvertida. No servía para interactuar con las personas.

Me senté rápido, dejé mi mochila a un lado y me abracé a mí mismo, puesto que seguía teniendo frío. Cerré los ojos unos instantes, para tranquilizarme, y luego miré a June. Ella, al contrario que yo, tenía muchos amigos que se preocupaban por ella y la ayudaban.

Suspiré por tercera vez en el día y apoyé mi cabeza con la pared hasta que llegara algún maestro.

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Como siempre, me aburrí en clases, así que, para el final del día, mis ojos comenzaron a cerrarse solos. No me percaté en qué momento, pero de repente me dormí. No sé qué sucedió mientras estaba dormido, mas nadie se dignó a despertarme.

Sentí que pasaron horas cuando volví a abrir los ojos. Me topé con la mirada celeste de Junie, muy cerca de mi rostro.

—Naru-chan, por fin despertaste —murmuró.

Me enderecé y me tallé los ojos. No sabía cuánto tiempo había pasado, sin embargo, el color anaranjado del cielo indicaba que estaba atardeciendo. Eso significaba que me quedé dormido por mucho tiempo.

—Mierda —musité, recordando que debía llegar rápido a casa para no obtener un regaño más—. N-Nos vemos mañana, Junie, debo irme.

—E-Espera... —susurró. Volví la cabeza hacia ella—. Tendremos lección de álgebra mañana...

— ¿Eh?

—M-Mientras dormías nos dieron una nueva clase —explicó.

— ¡¿Y por qué no me despertaste?!

—L-Lo intenté... ¡pero eres muy difícil de despertar!

—El bello durmiente —canturreó alguien más que estaba cerca.

— ¡¡Shin!!

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No sé jashdfghjdsafddzsa

Mañana es lunes, mátenme-