「 Día 4 」
Dieta
Las brisas otoñales de Japón volvían los días frescos, ni muy calientes, ni muy fríos. Ese clima era perfecto para visitantes de otros países, de hecho. Como Soraru mencionó, Nisa era extranjera, y si seguía viéndola cuidar de Mafumafu de vez en cuando, significaba que no se iría, así que no se libraría de ella tan fácil.
Uno de esos días, mientras intentaba mezclar una canción en casa de su amigo porque su computadora tenía un problema, vio cómo la chica entraba al lugar. Como tenía los cascos puestos, no sabía de qué hablaban.
—Ya te dije que debías dormir temprano —le reprochó ella.
—Perdón, estaba un poco ocupado... —susurró.
—Eso no es excusa. Cuando te sientas cansado, ve a dormir —insistió.
—Pero— No digas que el trabajo es más importante que tu salud...
—Nisa-san, ¿cómo sabes tú a qué hora duermo? —preguntó él, de repente.
—Pues...
— ¡Tú también debes dormir en lugar de estar pendiente de mí toda la noche!
—S-Sólo fue ayer...
—Nisa-san...
La miró con pena, y un ligero sonrojo apareció en el rostro de esta.
—Al menos a mí no se me notan tanto las ojeras —dijo.
Mafumafu se mantuvo callado porque no sabía cómo responderle. Pocos minutos después, Nisa se adentró en su cocina para ver si había algo de comer. Frunció el ceño cuando lo único que vio en el refrigerador fue un vacío. Enseguida fue a cuestionárselo al muchacho, quien supo que estaba frito desde el momento en que le dio permiso para entrar a su cocina cuando quisiera.
—Mafufu, ¿qué significa eso? —señaló al refri.
—S-Significa que no fui a la tienda de conveniencia anoche...
Lo miró con ojos entornados, no muy confiada.
— ¿Estás haciendo una dieta?
El tono amenazante con el que hablaba era lo que le ponía los vellos de punta al utaite. Si bien Nisa era casi todo el tiempo una persona inmadura, cuando se ponía seria solía ser demasiado intimidante o inexpresiva. Esta era una de esas ocasiones, así que no le quedó otra opción que asentir con la cabeza.
Ella levantó las cejas—. ¿Por qué? No la necesitas...
—Pero— ¡Sin peros! Estás delgado, muy delgado, y la dieta no es una opción. ¿Entendiste?
—Nisa-san, puedo comer lo que quiera, y así mismo puedo no comer. Pero mientras esté bien no pasa nada —replicó, cual niño pequeño disgustado por un comentario de un adulto.
—Yo sólo trato de cuidarte...
—No lo necesito —sonrió.
La chica suspiró—. Está bien. Pero eso no significa que lo hagas todo el tiempo... Que conste que me daré cuenta si pierdes esto —declaró, apretando una de sus mejillas.
—Hai, hai —rió.
En realidad Nisa no era una persona que cediera fácil ante otros. Solía ser obstinada y testaruda de vez en cuando, y esta no era la excepción. Por dentro, decidió que estaría bien atenta a cualquier movimiento de Mafu, puesto que no quería que le pasara algo malo.
—But no, not today —dijo, y se lo llevó a algún restaurante cercano.
˗ˏˋ next ↬ ˎˊ˗
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro