[Día 30]: Epílogo.
Varios meses transcurrieron. Durante estos, Itou se preguntó qué sería de su vida muy pronto, buscando una respuesta con el paso de los días. Primavera, verano, otoño e invierno, todas las estaciones se iban demasiado rápido dando lugar a la llegada de un nuevo año.
Así fue hasta que Mandii decidió que se sentía preparada para el siguiente paso después del matrimonio. Kashitaro admitió que tenía miedo, mas ella le insistió hasta convencerlo.
Pocos meses después, nació una pequeña a la que Mandii decidió llamar Katy. La cuidó con todo su corazón y le enseñó muchas cosas. Itou, por su parte, no pudo ocuparse tanto de ella cuando era una bebé, pero lo hizo durante su niñez.
Cuando ella nació, fue montada una fiesta de enormes proporciones en el castillo. Todos los miembros de la realeza estaban muy emocionados y tenían demasiadas expectativas en la pequeña princesa.
Katy tenía los radiantes ojos de su padre y los mismos lindos gestos que su madre, lo cual se hizo notar más cuando fue creciendo. Era una niña muy curiosa y siempre andaba detrás de Mandii.
Un día, cuando tenía cinco años, Itou quiso llevarla al reino de Mafu para demostrarle a Soraru que era mejor padre que él. Estaba demasiado seguro de que ganaría. Por eso no se esperó que el mayor ya hubiera sido padre por segunda vez.
Katy se llevó bien con los dos hijos del azabache, la hija del rey y la hija de su maestro Luz.
Las cosas de verdad cambiaron tanto... Incluso el rey Sou se había casado ya.
—Entonces, ¿quién es mejor padre? —preguntó Mafu, para saciar su curiosidad.
—Sorarun.
—Kashi.
Mandii y June hablaron a la vez.
—Esto necesita un desempate... Uhm... Yo creo que Soraru-san hace un buen trabajo —sonrió el peliblanco.
—Yo estaré del lado de mi amigo —dijo Luz—. De seguro es mejor padre que ese idiota.
—Sí, está claro —sonrió el mismo Itou.
— ¿A quién le dices idiota, luciérnaga? —Soraru le pegó en el brazo.
Tenían esta conversación mientras los más pequeños jugaban en el jardín del castillo, vigilados por Rin.
—Rin-san, ¿qué opinas tú? —Mafu se le acercó, abrazándola por la cintura.
—Uh... No sé, pregúntenle a Soraku-tan —dijo, riendo.
—Está claro que dirá que es buen padre —suspiró—. Mafuyu~
Su hija se acercó a él enseguida—. ¿Pasa algo, papá?
— ¿Crees que Soraru-san es buen padre?
La pequeña se mantuvo en un gesto pensativo por unos segundos.
—El otro día, Soraku fue a buscarme diciendo que Soraru-san le dijo que iría con él pero nunca lo hizo, así que... No —murmuró, de forma inocente.
Los presentes no pudieron evitar reír.
—Bien, ya puedes irte —le indicó su padre.
— ¿Entonces? Son dos para Soraru y tres para Itou~
—No es justo, falta que Sou y Marcy voten —protestó el mayor.
—Si fuera necesario que todos en el castillo lo hicieran, deberíamos llamar a Matsu, Ama-chan, Isubokuro-san, Kain-kun, Naruse-kun, Sakatan...
—Bien, ya entendí, Mafu —bufó.
—Uh, ¿qué les parece si salimos con los niños ahora? —propuso June.
— ¿Qué les parece si ustedes salen con los niños ahora —dijo Luz—, y nosotros nos quedamos aquí hablando como hombres que somos?
Justo en ese instante, apareció Jaku para darle un golpe.
—Grosero.
— ¡Jaku! —chilló, adolorido.
—Bien, saldremos nosotras —suspiró Rin—. Y, sí, Luz, pueden beber. Siempre y cuando no le den vino de más a Mafu —sentenció, apretando una de las mejillas de su esposo.
—Vamos —sonrió Mandii.
Los más pequeños salieron del castillo para pasear con sus madres, mientras que sus padres se ponían al día con todo lo que había sucedido.
Tras un rato caminando, a los niños les dio hambre.
—Mira, allí venden costillas —dijo Mandii a June.
— ¡Ah, sí! Son deliciosas~
— ¡Rib-san! —exclamó Jaku, sonriente—. Ha pasado tiempo...
—Oh, vienen acompañadas —rió—. Puedo hacerles un descuento.
—Está bien~
•.•.•.•.•
— ¡Estúpido, todavía recuerdo que quisiste robarte a mi reina! —Un Itou borracho tomaba del cuello a Sou—. Vi tus ojos lujuriosos...
—Eh, eh, cálmate un poco...
—Itou-san~ Sou~ No peleen~
—Mafu, estás borracho...
—También tú~ Soraru-san~ —dijo, antes de soltar un bostezo.
—Nos van a matar... —Luz reía sin control.
—A ustedes —bufó Sou—. Yo no tengo nada que ver. Por cierto, Soraru, Naruse estaba cuidando a tu hija.
—Ah, qué bien...
El grupo se dividía en dos: los que se estaban volviendo locos —Luz y Kashitaro— y los que querían hibernar un invierno entero —Mafu y Soraru. Luego estaba Sou, quien no había bebido nada de alcohol.
—Oigan, deberían ir todos a dormir o controlarse, yo qué sé.
—Con gusto —resopló Soraru.
En ese instante, Mafu cayó rendido en su hombro.
—Eh, muévete —murmuró el mayor, como niño pequeño, intentando sacar al menor.
Sin dudas, era un caos.
Las chicas tardaron un poco en llegar, y al encontrarlos en tal estado, sucedieron muchas cosas.
Soraru le dijo a June en un tono tierno que tenía dolor de cabeza, así que ella lo llevó a la habitación. Rin encontró a Mafu acostado en el suelo, durmiendo como bebé, y regañó a Luz antes de llevárselo a la cama. Por otro lado, Jaku arrastró a Luz por todo el castillo hasta llevarlo a su cuarto.
Y Mandii se sentó junto a Sou, para ver a Itou dormir.
Se ve hermoso... Con los ojos cerrados parece un ángel caído del cielo o un pequeño niño. Mi rey... se ve tan indefenso en estos momentos.
Sonrió, enternecida, y decidió que no lo molestaría.
—Casi me mata —soltó Sou, de repente.
Ella rió—. Perdónalo, creo que no está acostumbrado a beber. Parece que tú sí...
—No, no tomé ni un trago —negó—. Sólo estuve vigilando a estos tontos todo el tiempo.
Ambos vieron, entonces, cómo Katy se acercaba a su padre y detallaba su rostro dormido y su pecho bajando y subiendo lentamente. Luego corrió junto a su madre.
— ¿Papi está bien?
—Sí —sonrió.
•.•.•.•.•
Estuvieron varios días en el reino de Mafu y Sou, hasta que decidieron que era hora de regresar a las responsabilidades de siempre. Al menos Mandii se iba satisfecha porque su hija hizo amigos.
En el camino a casa, se apoyó en la espalda de Itou mientras abrazaba su cintura. Junto a él se sentía de verdad segura, creía que nada podía pasarle. Katy, por su parte, estaba delante del castaño y se sostenía de una de las riendas del caballo, siendo protegida también por su padre.
Ellos tres eran la familia que Mandii siempre deseó tener, así que eso le bastaba para ser feliz.
—Gracias —susurró, sin explicación alguna, mientras sentía el viento que se creaba con la velocidad del caballo.
Kashitaro sonrió, cerró los ojos un momento, y luego los abrió para mirar de nuevo hacia el mañana.
•.•.•.•.•
HOLAAAAA
okya
Aprovecho que hoy volvió Rib para volver yo también a terminar esta historia(?) -referencias everywhere, plox-
Hay un pequeñísimo y mínimo spoiler de MK aquí, pero será revelado en un capítulo que subiré el miércoles, así que no importa :>
Gracias por seguir esta historia hasta el final y por esperar mis retrasos-- (tardé quince días, ayuda) Lamento mucho eso, fue culpa de los exámenes y de mi viaje :'v
En fin~ Quiero que me digan cuál fue su capítulo preferido o qué sé yo asjdfds A mí me gustaron esos en los que me inspiré más y describí como si no hubiera un mañana(?) Oh, y el especial (#24)
Ahora iré a escribir los agradecimientos xDxd
Baibai~~
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