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[Día 3]: Libro.

Con la intención de comprar un nuevo libro para su pequeña colección, June llevó todos sus ahorros a la librería. Como sabía que no se decidiría por uno, le preguntó a Soraru si tenía algo que hacer ése día. Afortunadamente, no estaba ocupado, por lo cual pudo acompañarla.

Exploraron cada uno de los pasillos, dejando que la chica observara todas las secciones. Se detuvo en "fantasía", y más tarde en "terror". Según ella, buscaba algo relacionado con fantasmas.

— ¿Por qué quieres leer sobre eso? —cuestionó el azabache.

—Mmm... No sé... ¿Curiosidad?

—Eh... En ese caso... —suspiró—. No sabía si contarte, pero tengo un amigo que escribió un libro sobre una chica fantasma. ¿Te gustaría leerlo?

— ¿En serio? —Él asintió—. Sí, me gustaría~ ¿Dónde puedo comprarlo?

—No lo vende al público, así que tendremos que ir a su casa.

Al final, resultó que June salió de la librería con las manos vacías.

- . . . -

Después de un no tan largo viaje en tren, llegaron a un edificio de cuatro pisos, con muchos departamentos. Soraru condujo a June hasta el tercer piso, y se detuvieron frente a la puerta cincuenta y cinco. El azabache tocó el timbre repetidas veces, porque nadie se atrevía a salir.

Luego de unos cinco minutos, apareció en el umbral de la puerta un muchacho de cabellos rubios un tanto largos y despeinados. Su flequillo cubría parte de sus ojos y se veía adormilado. Incluso estaba en pijama.

—Soraru-san —exclamó, impresionado—. ¿Qué te trae por aquí?

La voz de aquel extraño era semejante a la de un niño y salió un poco ronca porque apenas había despertado.

—Véndele tu libro —dijo el de cabello negro, a la vez que colocaba su mano en el hombro de la chica.

—Ah, ya veo. Pasen; pueden esperar aquí mientras voy por una copia —sonrió.

Al entrar, ambos se percataron de que el lugar era grande y estaba desordenado. Había recipientes vacíos de ramen instantáneo por todas partes, libros en el suelo, e inclusive pudieron ver platos sucios en la cocina.

—June, espérame aquí. Limpiaré eso —sentenció Soraru, subiéndose las mangas del abrigo.

La muchacha asintió, sin poder evitar reír, y se quedó sentada en uno de los cómodos sillones. Tomó su celular y sacó sus auriculares. Puso la lista de reproducción en aleatorio, y ésta le soltó una canción tranquilizante. Cerró los ojos hasta que el chico de antes estuvo de vuelta.

—Aquí tienes —sonrió, y le tendió el libro.

La portada estaba muy bien hecha, y tenía acabados en relieve. El título estaba en letras negras: "Prohibido el paso". Era de tapa dura, por lo cual parecía ser muy costoso.

—Vaya, se ve increíble —se sorprendió la de ojos celestes.

— ¿Te gusta? Fue un trabajo de muchos meses, a decir verdad...

—Y, ¿de qué género es?

—Drama. Trata sobre una chica que era ignorada por todos, así que decidió cerrarse al mundo... Te contaría más, pero eso sería revelarte la historia —rió.

—Parece interesante... ¿Cuánto cuesta, por cierto?

—Quince dólares, eso es todo.

—Oh... Ese es un precio muy barato para una obra de arte como esta —habló mientras volteaba el libro para leer la sinopsis.

—El precio tiene una razón. Creo que, si algún día llego a publicarlo, me gustaría que la gente lo compre —comentó—. Tengo miedo de que no le guste al público, y ese también es el motivo por el que no lo puse a la venta...

—Mmm... Ten, lo compraré —le tendió el dinero—. Y, cuando termine, te daré mi opinión. ¿Qué te parece?

— ¡¿De verdad lo harás?! —Sus ojos brillaron.

—Por supuesto —sonrió June—. Por cierto, Soraru fue a limpiar tu cocina...

El muchacho mostró una cara de sorpresa, que fue intercambiada por una sonora risa. Avanzó hacia la cocina y se encontró al azabache haciendo el papel de Cenicienta.

—Deberías cuidar más el lugar donde vives —reclamó—. ¿Cada cuánto limpias?

—No muchas veces al año... —admitió—. E-Es que la universidad, y mis trabajos, y... Todo es tan estresante —suspiró.

—También deberías tomarte un descanso.

—Si lo hago me endeudaré y perderé esta casa —apuntó.

—Entonces, cuídala.

Luego de unos minutos más, Soraru terminó de limpiar el sitio en el que vivía su amigo. Ahora el suelo brillaba y se veía un poco más ordenado el lugar.

—Mis servicios no son gratis, eh.

—Te lo pagaré después —rió el rubio—. Fue un gusto tener visitas~

—Gracias por el libro, Mafumafu-san~


Digamos que aquí June tiene diecisiete años, Soraru veinte y Mafu diecinueve (?) Y que Mafu es un escritor frustrado (?) Nisa por favor ahsdgfa

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