El príncipe Itou logró reunirse a tiempo con su padre para hablar de las invitaciones, puesto que éste se iría a otro reino y volvería un par de semanas más tarde. Terminó encargándole la labor de repartir las invitaciones a Zebra, un plebeyo amigo de su hermano Hashiyan.

Entre los más relevantes convidados estaba Hanatan, Kuroneko y Kogeinu, Akatin, el príncipe Piko, el rey Mafu y la familia Real del Norte, así mismo la del Sur y la del Sureste. El castaño quería encargarse él mismo de ir al reino de su amigo para invitar a todo el mundo, de hecho, así que emprendió el viaje el mismo día que su padre.

Apenas llegó, las reacciones que obtuvo no fueron las esperadas.

—Más te vale que ya te hayas reconciliado con Mandii-chan —espetó Mizuki, quien lograba enterarse de todo de una u otra forma.

— ¿Ya eres un hombre de verdad? —cuestionó Sou.

—Fue malo de tu parte, Kashitaro-san —dijo Mafu.

—Tienes que disculparte de rodillas con ella, darle flores azules y regalarle la luna si es posible —habló Soraru, como si aquello fuese lo más normal del mundo.

—Debería darte clases también de como tratar a las damas —suspiró Luz.

— ¡¡¡Basta!!! Volví con buenas noticias —balbuceó, avergonzado—. Y, sí, Mandii y yo ya nos reconciliamos.

—No puedo creer que hayas caído en esos trucos tan baratos —rió Rin.

— ¿Por qué no les contaste el final feliz de la historia? —chilló el castaño.

—Les conté la parte en la que te gritaba que eras un cobarde —siguió diciendo, con una sonrisa—. Pero eso no es lo importante ahora. ¿Qué noticias traes?

De alguna manera, tanto Mafu como Sou como los demás presentes habían conseguido un espacio libre en sus agendas como para estar sentados en forma de círculo frente al trono del rey albino, en donde estaba sentado Itou.

—Mandii y yo vamos a casarnos —anunció, dejándolos a todos en un increíble shock.

La primera en reaccionar fue Mizuki, quien esbozó una enorme sonrisa, achinando sus ojos, y empezó a aplaudir de la nada. Rin le siguió el juego, incitando también a Mafu y Sou. Al final todos aplaudieron, gritaron y abrazaron a Itou excepto Soraru, quien se rió de la conducta de los demás.

—Ah, cierto, felicidades —Kashitaro recordó que el hijo del azabache ya había nacido.

Soraru sonrió—. Gracias. Ustedes dos también tendrán uno, y ya veremos quién es mejor padre.

—De seguro seré yo —mencionó, con egocentrismo.

Después, ambos empezaron a reírse.

—Están todos invitados a mi boda~ Ya faltan tres semanas.

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más interacciones entre mis bebitos asdfdsdsa

algún día haré una lista de todos los ships de Mafu's Kingdom, ahr