28/06/2017 | 07:40

Jakurin descansaba con tranquilidad. Se movía de un lado a otro de la cama porque tenía algo de frío. Entonces, el sonido de golpes en la puerta comenzó a irritarla. Se levantó, un poco enojada por ello, aunque trató de no abrir de mala gana.

Vio que era Luz, y cerró enseguida, con miedo. Por supuesto, se arrepintió y la volvió a abrir.

—Hidoi yo —lloriqueó el castaño, que llevaba lentes puestos—. Vine a traerte a domicilio mi sarudo arubum: Rifurekushon~

—Y, ¿qué es eso?

— ¡Jaku-san! Ten —chilló, y se lo entregó—. Es la edición limitada. Viene con fotos mías y el video real de Rifurekushon.

—Luz-san, se dice Reflexión.

—Rifurekshon.

—Reflexión.

—Rifrekshon-

— ¡Reflexión!

— ¡Ahhhhhhhhhhh!

10:03

— ¿Por qué volviste? ¿No tienes algo que hacer?

—En absoluto —negó el cantante.

— ¿Seguro?

—No. Mis días de acoso a Mafu son los viernes, sábados y domingos.

— ¿Entonces me acosarás los lunes, martes, miércoles y jueves?

—Nope. Los lunes son mis días libres~

—Eres un enfermo.

11:30

— ¡Maketa! Jaku-san, eres buena...

—Gracias~ Aunque no me gusta mucho jugar esto.

—Entonces hagamos otra cosa —sonrió.

— ¿Puedes irte?

— ¿Quieres que me vaya?

—Sí.

Bajó la cabeza—. Bueno, me iré. Pero te arrepentirás de esto...

Lo increíble de esta relación era que había avanzado tanto y a la vez tan poco en las últimas horas. Luz le había tomado confianza a Jakurin muy rápido, pero ella se cerraba, a pesar de que él fuera su "husbando". Sentía que la estaba acosando mucho, que estaba obsesionado con ella.

Por este tipo de pensamientos que estaba teniendo, decidió llamar a su confidente y mejor amiga: ¡Mandii!

No tardó mucho en llegar, porque estaba cerca, comprando unas cuantas cosas.

—Ahora sí, cuéntame.

La psicóloga Mandii hacía su aparición de la forma más seria posible.

—Yo... Ayer conocí a Luz y...— ¿Eh? ¿Cuándo pasó eso?

Entonces Jaku recordó que había olvidado contárselo.

— ¿Recuerdas la rara llamada que te hice ayer?

— ¡Ahhh! ¿Ese era Luz? —inquirió, con los ojos brillantes.

—Sí, pero... Tengo un problema. Él... Me está acosando. No ha pasado ni siquiera un día desde que nos conocimos, y ya estuvo aquí y jugó conmigo en esa cosa —señaló la consola de videojuegos que había estado allí desde que se mudó a tal apartamento—. Dijo que se iba, pero no confío mucho en él...

—Wow...

Y, sí, era correcto que no confiara, porque Lámpara-kun se encontraba afuera, pegado a la puerta, espiando la conversación de las dos amigas. Parte de su mente decía: "Controla tus impulsos... ¿Qué tal si hablan de algo que no quieres oír?"; pero la otra lo confundía y hacía que sus pies se quedaran quietos allí.

¿Qué clase de loco amor enfermizo era ese? Ninguno que pudiera llegar a algo bueno.

— ¿Eh? ¿Luz-kun, qué haces aquí?

Un escalofrío recorrió el cuerpo del castaño cuando escuchó tal voz, perteneciente a su único e inigualable mejor amigo: el gran Mafumafu-sama.

—Yo... Eh...

—Estabas espiando a alguien, huh. Ven conmigo.

Tomó su mano y —prácticamente— lo arrastró por todo el pasillo hasta salir del edificio y llegar a un pequeño restaurante de comida rápida. No fue casualidad que pararan allí, ya que Mafumafu ordenó un par de hamburguesas.

—Dilo.

—Eh... Bueno, yo... —suspiró—. Ayer vi a una chica que me llamó la atención y... la seguí. ¡P-Prometo que mi cuerpo se mueve solo!

— ¿Entonces estás acosando a una chica? Eso no se hace, Luz-kun —murmuró Mafu, frunciendo el ceño.

—Sé que no es correcto, pero mis impulsos me están ganando... ¿Qué debería hacer?

—Creo que deberías pensar un poco. Si sigues a la chica lo más probable es que te odie y no tengas ninguna oportunidad con ella —explicó—. ¿Te atrae de forma sexual?

— ¡Mafu!

12:02

Después de conversar un poco sobre la situación, Luz llegó a la conclusión de que debía dejar de seguir a Jakurin. Por otra parte, Mandii le decía a ella que tenía que aprovechar la situación que se presentaba en su vida. No podía desperdiciar una oportunidad así.

—Aunque, si te sientes incómoda, no le hagas caso —dijo, con una sonrisa comprensiva—. Dejemos que él se dé cuenta de que te incomoda y cuando lo haga se alejará de ti.

Jaku asintió, teniendo fe en que eso sucedería; sin embargo, tenía miedo porque quizás había perdido la mayor oportunidad de su vida.

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