Días después del concierto —de seguro por la emoción— los lentes de June se rompieron. Fue triste tener que decidir ir a la óptica a comprar unos nuevos... O, más bien, a mandar a hacerlos. Esos lentes estuvieron con ella por mucho tiempo.

Cuando Soraru se enteró de esto, tuvo unas inmensas ganas de acompañarla... Pero ella se negó rotundamente, diciéndole que tenía un concierto que ofrecer esa noche. Era el antepenúltimo de la mini-gira.

Sin embargo, pudo acompañarla cuando los fue a retirar, otro par de días después. Por alguna razón, decidió tomarla de la mano una vez más. Ella se sonrojó un instante, para luego sonreír y caminar con tranquilidad. Además, aprovechó y se apoyó al brazo del azabache.

En el momento en que él sintió su calidez, sintió una enorme felicidad en su interior. Eso significaba que la de ojos celestes le estaba correspondiendo, poco a poco.

Con la mirada en alto y la chica a su lado, avanzó con cuidado de protegerla. No quería perder a la persona más importante de su vida.

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Luego de unos minutos, lograron llegar a la óptica. June afirmó que había mandado a hacer sus lentes hace algunos días, así que los condujeron a otra habitación distinta. En ella, se encontraba un hombre vestido con una bata blanca, con una cajita entre sus manos.

— ¿Tú eres June-chan? —le preguntó.

—Sí —asintió ella.

— ¿Y él es... tu hermano mayor?

—N-No... Es mi...— Soy su novio —interrumpió el azabache, cortante.

—Vaya...

—S-Soraru-san, no tenías que decir eso...

—Aquí están tus lentes, June-chan —sonrió el doctor.

—Muchas gracias, Anku-sensei —ella también esbozó una sonrisa.

Se colocó los lentes, para por fin dejar de ver borroso. En casa, para realizar ciertas cosas, tuvo que pedirle unos prestados a su mamá. Eso ya no sería necesario.

Las nuevas gafas eran un tanto parecidas a las antiguas. La forma era semejante, mas eran de un color un poco más morado. A decir verdad, estaba conforme con eso.

Probó si podía ver bien con ellas, para lo cual Anku la ayudó. Al parecer estaban perfectas, y cumplían con las características que pidió. Se sentía feliz por eso, a pesar de odiarlas.

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Después de la ajetreada tarde con June, Soraru volvió insatisfecho a casa. Tenía una pequeña inseguridad... Más bien, estaba un poco celoso. No tenía razón para ello, pero lo estaba.

Porque su inseguridad no le permitió darse cuenta de que ella sería suya sí o sí.

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Lamento que la narración de esto sea unas tres veces más pobre de lo habitual :'v