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[Día 12]: Hechizo.

Itou y Mandii volvieron a su reino casi al mismo tiempo que Ichizu. El rey estaba feliz porque eso sólo significaba que la princesa había decidido casarse con su hijo. Llevaba entre sus manos lo que parecía ser un delicioso pie de manzana, asegurando que iba a regalárselo para que aceptase.

El rey le pidió a Itou que tuviera una conversación a solas con Ichizu, para lo cual Mandii se marchó a su cuarto y permaneció un rato jugando con Mimi y Pon.

— ¿De qué quieres hablar? —preguntó el muchacho, un poco desconcertado.

—Primero, quisiera darte este regalo —dijo la azabache, dejando el pie sobre la mesa que tenían en medio—. Y quisiera que lo pruebes.

Tomó un pequeño cuchillo, cortó una rebanada para dársela al castaño y le tendió una cuchara para que la probase. Apenas el postre hizo contacto con su lengua, Itou sintió una extraña corriente recorrerle el cuerpo. ¡De verdad sabía delicioso! Cerró los ojos para poder saborear un momento y, cuando los abrió y miró a Ichizu, sintió que las demás cosas que tenía no valían nada.

— ¿Y bien? —preguntó ella, sonriente.

— ¡Es delicioso! Tengo dos preguntas: ¿cómo hiciste esto?

—Con un poco de amor, todo se puede.

Y esa frase era literal, puesto que Zakuro había preparado para ella la más básica y clásica de las pociones de amor. Aquel pie contenía un líquido que hacía efecto apenas la persona que lo comía miraba a otra. El hechizo de amor a primera vista.

—La otra pregunta es... ¿Por qué me acabo de dar cuenta de lo hermosa que eres?

Ichizu sonrió—. Quizás porque estabas cegado. Aquella simple sirvienta ha puesto un velo sobre tus ojos, y no has podido contemplarme bien —insinuó, con la mirada ardiente—. ¿Te casarás conmigo?

—Claro, princesa. Creo que ahora daría lo que sea por ti... Incluso mi latiente corazón.

—Oh, no, eso sería algo grotesco para mi gusto. Prefiero los gestos más simples... Papá ha estado hablando de negociaciones y esas cosas, pero yo sólo necesito alguien que me ame. ¿Sabías que la mayoría de las reinas no tiene el cariño que debería recibir?

—En ese caso, seré yo quien te lo de, Ichizu-san.

Al salir de la habitación, se podía sentir que Itou era alguien diferente. Según la azabache princesa, había sido descubierto el velo de su rostro... Pero lo cierto es que había sido tapado con uno todavía más oscuro.

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