Itou corrió al encuentro de su amada. No pudo evitar hacerlo, en especial, porque alcanzó a ver una pequeña lágrima bajar por su mejilla justo antes de que se marchara. Quizás apenas lo vio feliz riendo con Niyame se imaginó algo incorrecto.

—Mandii —susurró de nuevo, una vez la vio sentada bajo la sombra de un árbol con el rostro hundido entre sus brazos.

Se acercó para abrazarla, cerrando los ojos y preguntándose aún porqué estaba así.

—Kashi —murmuró ella, cuando levantó la cabeza por fin.

Lo rodeó con sus brazos, puesto que lo había extrañado mucho.

— ¿Qué fue lo que viste? —cuestionó, intrigado—. Niyame-san no es nadie para mí, apenas la acabo de conocer porque se supone que es mi prometida pero ella tampoco quiere casarse conmigo y dijo que le gustaba Mafu pero él está con Rin-san y... ¡Ah!

Mandii rió ante el comportamiento tan extraño de su amado. Sus mejillas se habían puesto rojas de la vergüenza y cerró los ojos.

—Perdón —se disculpó.

—Tranquilo —dijo ella, aún riendo—. No es tu culpa, fue tu padre quien planeó esto del matrimonio...

— ¿Por qué lloraste, entonces?

—No lo sé —susurró—. Creo que los celos tocaron mis ojos, nada más...

—Mandii —dijo él, para que levantara la cabeza—. Tú eres la única dueña de mis pensamientos, día y noche. Si mis sentimientos cambiaran, no sería yo.

Después de decir eso, y sin darle tiempo para hablar, la besó.

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Niyame siguió estando en el castillo unos días más, hasta que ambos presentaron al padre de Itou la decisión unánime de no casarse.

—Su hijo ama a alguien más, y yo no sería feliz si nos casáramos de esa manera. Creo que debería considerar más sus sentimientos —explicó—. Lo siento mucho...

El padre de Kashitaro lo reconsideró y devolvió a Sekihan a su hija, diciéndole que se cancelaba el matrimonio.

— ¿Podemos ser felices ya? —cuestionó el castaño, un día, al rey, refiriéndose a su relación con Mandii.

—Me temo que ya he organizado tu casamiento con la segunda candidata.

— ¡¿Eh?!

—Es la princesa menor del Reino Norte, así que es un gran privilegio. Su nombre es Ichizu.

Itou se quedó sin habla. ¿Cuán desconsiderado podía ser su padre? Luego de unos minutos inmóvil, se marchó sin decirle nada al rey. Estaba en verdad enfadado, frustrado, dolido y deprimido.

— ¡Kashi! —De repente, Mandii apareció para aliviar toda aquella inquietud que sentía su corazón.

Como si fueran imanes, se juntaron en un abrazo que ninguno de los dos quiso deshacer para confortar al otro.

—Mi padre... Mi padre ya planeó otro compromiso.

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en realidad Niyame no iba a tener una personalidad linda- pero como me cayó bien lo dejé así asdfd