[Día 1]: Trono.
Kashitaro Itou llevaba una tranquila vida en su reino. Luego de los sucesos ocurridos en el de su amigo Mafu, decidió que se quedaría a vivir de manera pacífica hasta que surgiera otra amenaza.
El castaño se encontraba jugando con su máscara, a la vez que pensando en las palabras que le dedicaría a su amada. Justo ese día cumplían tres meses como pareja oficial, razón por la que estaba muy feliz.
Pensó en hacerle un suave hechizo, aunque no se le ocurrió de qué podría ser. Por ello se dispuso a pedirle ayuda a su maestro Luz. Sin embargo, cuando iba saliendo, se topó con su padre.
—Itou —dijo—, tengo una noticia importante que darte.
— ¿Qué es, padre? —preguntó el susodicho.
—Vas a casarte —anunció, con firmeza.
El chico se quedó perplejo. ¿Por qué debía casarse si tenía varios hermanos mayores? Entonces, recordó la tradición que tenían en ese reino. Era el menor quien se quedaba con la herencia del trono, y su padre no aceptaría que uno de sus hermanos quisiera serlo.
—He hecho un pacto con el rey Sekihan, y te dará la mano de su hija —explicó—. No puedes negarte, la niña es hermosa.
—Padre —titubeó Itou—, Tú sabes que mi corazón sólo late por una persona...
— ¿Dices que te casarás con una plebeya? Necesitas una princesa.
— ¿Por qué no puedo casarme con Mandii? Sabes bien que ella siempre será mi reina.
—Puede que sí, pero esto no es algo que puedas escoger.
— ¿Por qué? Soy yo quien se casará, no tú.
— ¿Cómo te atreves a responderme? —cuestionó, en una exclamación—. Te casarás, quieras o no.
El rey se dispuso a marcharse, mas su hijo lo detuvo.
—No voy a casarme —replicó—, a menos que sea con Mandii.
—Pues, si no quieres obedecer mi voluntad, largo de aquí —exclamó—. Mientras vivas bajo el mismo techo que yo, y en el mismo reino, tendrás que hacerme caso.
—Como quieras —suspiró el menor, para luego marcharse a su habitación.
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Luego de unas horas, había decidido ir al exterior del castillo para su encuentro diario con su amada.
— ¡Kashi! ¿Pasó algo? ¿Por qué estás aquí? ¿Tienes hambre?
—No te preocupes, Mandii —susurró el muchacho, aceptando el pequeño beso que ella quiso darle—. ¿Cómo estás tú?
—Eso no importa ahora... Cometiste un acto de rebeldía, ¿verdad?
—Ajá —suspiró.
—Me siento mal por tu padre... Se veía arrepentido por lo que te dijo.
—No creo que lo esté.
— ¿Cuál fue el problema? —inquirió la muchacha.
—Él quiere casarme con una princesa... pero me negué rotundamente. Yo te amo, Mandii. —La miró a los ojos y dijo esas palabras con seguridad.
Las mejillas de la chica se tiñeron de rojo, a la vez que una tímida sonrisa se presentaba en su boca. Itou la abrazó, y se mantuvieron así por unos minutos.
— ¿No quieres algo de comer? —preguntó ella.
—No, gracias, con tu compañía me basta.
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Olvidé aclarar que puede contener spoilers asd
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