Len POV:

Tomé las llaves de mi casa y salí. Cerré con llave y fui por mi coche.

Conduje lo más rápido que pude. Me sentía realmente cansado por no haber dormido casi durante tres días. Mis párpados me iban a traicionar muy pronto.

Estacioné el auto de la peor manera que lo había hecho en mi vida. No sabía siquiera a dónde ir. Solo sabía que debía conducir. Sin motivo.

No llevaba ni puesto el cinturón. De seguro pronto chocaría con alguien desafortunado o me estrellaría con algún árbol.

Doblé a la izquierda en la avenida y terminé luego de un par de calles más en la carretera principal. En ese día de navidad hasta la carretera estaba por reventar.

Miré de reojo mi reloj: eran las 6:25 de la tarde. Pronto oscurecería.... Y debía regresar a casa... Pero... Mis ojos se estaban cerrando...

¡No, maldición, abre los ojos!

Pero justo trataba de cerrarlos también, ¿no?

¡Que abras los malditos ojos!

No puedo porque tengo sueño.

¡No te atrevas a cerrarlos, bastardo!

Mis párpados se sienten como piedras, no puedo seguir despierto.

¡No te atrevas a morir, imbécil! ¿¡Me oyes, idiota!?

Es muy tarde. Tengo tanto sueño.

¡Tienes que llegar a la cena de navidad!

Abrí los ojos. Sí, debía llegar a la cena de navidad.

Justo enfrente de mí se encontraba un auto. Estaba por chocar.

Giré el volante como demente y me desvíe de la ruta, esquivando al conductor. Justo cando iba a caer por un acantilado, pisé el freno.

Solté un suspiro. Afortunadamente no choqué con nadie más, ni rompí la basada de seguridad del mirador. Solo me quede ahí, sin aliento. Bajé del auto para tomar aire por todo lo ocurrido. Hacía algo de frío. Debía haber llevado mi abrigo por lo menos.

Observé el paisaje ante mí; un hermoso cielo naranja.

Cariño, mira el cielo. Es hermoso. Ojalá el día de nuestra boda el cielo esté así.

Eso me lo dijo ella. Un día antes de nuestra boda.

Sí, de seguro así estará.

Eso fue lo que le respondí.

¿Qué crees que sea nuestro bebé?

No lo sé. Solo sé que será igual de hermoso o hermosa que tú.

Qué lindo hubiera sido si yo siguiera con vida ahora...

—Papá, ¿dónde vamos a pasar la navidad?

Unas voces interrumpieron mis "recuerdos". Eran una pequeña familia, supongo. Un niño en medio de un hombre y una mujer.

—En la casa de la abuela —le respondió la mujer al niño.

—¿Qué me darán de regalo de navidad, mamá?

—Oh, tu madre tiene un buen regalo para ti.

Tu madre tiene un buen regalo para ti.

—Es cierto...

Volví a subir a mí auto y conduje a casa. Esta vez iba más calmado. Debía llegar a casa vivo.

Estacioné el auto y subí a mi apartamento como loco. Abrí la puerta y la cerré de un portazo. Revisé el armario de Rin. Debajo de su ropa se encontraban dos pequeños paquetes. Uno decía para Gumi y el otro decía para Yuki.

—Aquí están.

Coloqué los paquetes en mi cama y me metí al baño para darme una ducha y estar presentable para la cena de navidad.

Al salir saqué del armario mi abrigo café y mi bufanda. Me vestí y peiné.

Finalmente, tomé los regalos de mis hijas y salí del departamento, con destino a la casa de Kaito.