Capítulo 4, parte 7, otoño
Gumi POV:
-Esa bruja... -¿qué clase de persona le contaba esa historia tan perturbadora a una niña?
Mejor me levanté de la silla y salí de mi cuarto. Me daba sed y un poco de hambre, después de haber convivido con esa mujer necesitaba desquitarme con algo. Cual fue mi sorpresa, al escuchar una agradable conversación entre mi tía, mamá y abuela con ella. Me quedé a escuchar un rato que decían.
-Los niños son hermosos. -dijo mi mamá a Miku, quien permanecía sentada.
-¿Tú estás por tener un bebé? -preguntó mi tía. Se escuchaba sorprendida, al igual que yo. ¿Miku estaba embarazada? ¿Y si era así quién era el padre? ¿Mi papá?
-Bueno, hace no mucho me embaracé. Apenas tengo un mes y tres semanas. -respondió Miku con algo de incomodidad.
-¿Y su...
-Su padre está muerto. -interrumpió a mi abuela con esa corta oración.
No podía asegurar que dijiese la verdad, pero creía realmente improbable que mi padre fuera el papá de el mocoso que cargaba ella. Hacía como dos meses que le había dicho que se alejara de nosotros, no tenía sentido que siguiera con papá. Además que después de eso, papá lo pasaba más con nosotros.
-¿Muerto?
-Falleció accidentalmente.
-Lo lamento mucho. -Lenka se disculpó inexplicablemente con Miku. Esta sacudió la cabeza negándolo, y respondió a lo que dijo.
-No me importaba. Él nunca se habría hecho cargo. -sus ojos se volvieron un poco llorosos, y agachó tristemente la cabeza, encogiéndose de hombros.
-...
-No te desanimes, tienes a Kaito contigo, es un buen hombre. -mamá intentó animar a la Dr coletas, y ella asintió poniendo una sonrisa de lado.
-Gracias.
-Tener niños es maravilloso. Verlos crecer es tan... Reconfortante. Sabes que ellos dependen de ti, y que son tu sangre. Los ves crecer y ver cada cosa que hacen. Te sientes bien porque sabrás que tú lograste formar a las personitas que serán en el futuro. -mi abuelita abrazó a Miku y dijo estas palabras- Es... Una tarea hermosa.
-Sí, cuidaré lo mejor que pueda de este bebé. -declaró Miku, mirando a mi abuela.
-Miku, ya nos tenemos que ir. -Kaito entró de nuevo a la casa, diciéndole a Miku que ya se tenían que ir.
-De acuerdo. Gracias por recibirme en su casa. -agradeció ella despidiéndose de mi familia.
-No es nada, regresa otro día. Eres realmente encantadora.
-Adiós Rin. -Kaito le dio un beso a mamá en el cachete, al igual que a mi abuela y mi tía- Señora, Lily, Lenka. Adiós.
-Adiós. ¡Cuídense! -Miku y Kaito salieron de casa. El abuelo entró y se dirigió a la cocina, por lo que rápidamente me metí en mi cuarto y me puse la pijama. Ya tenía sueño.
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-¿Me lo vas a contar ya o tendré que preguntar de nuevo? -ya me sentía bastante molesta. Hacían ya como treinta minutos desde que intentaba sacarle la verdad a Oliver.
-¿No se lo dirás a nadie? -mi amigo se veía extremadamente nervioso, como nunca antes lo había visto.
-Sabes que no. Por favor, en verdad me estás preocupando mucho.
-Mi madre necesita una operación. Es demasiado costosa... Ni yo ni mi papá podemos conseguir el dinero. Intentamos pedir un préstamo al banco pero no hemos recibido respuesta, y menos teniendo en cuenta nuestro mal historial.
-...
-No sabía qué hacer... -en este punto, Oliver estaba hablando cada vez más bajo- No tuve otra opción mas que...
-¿Oliver?
-Dijeron que me pagarían 80 dólares por cada vez.
-¿Cada vez? ¿A qué te refieres?
-Me eh estado acostando con personas por dinero.
-... ¿Qué?
-Trabajo en un club nocturno... A pesar de que soy un niño aceptaron darme trabajo ahí si pagaba un poco de comisión.
-Oliver...
-No tengo otra opción Gumi. Papá es mayor y no puede trabajar mucho. Yo soy el único que puede llevar el dinero suficiente.
-¿Por qué... Así? -me sentía asombrada. Oliver... ¿Qué estaba haciendo?
-No me importa nada, no me importa si me humillan. Lo que me importa es que mi madre esté bien y que tengamos que comer.
-¿Pero tu-
-No importa mi dignidad.
-No digas eso, esto es enserio.
-¿Si tu mamá estuviera en peligro harías lo mismo que yo? Seguro que sí, estarías siendo muy egoísta si te negaras y prefirieras tener contigo tu virginidad.
-Hay más maneras de conseguir dinero. Podríamos ayudarte en la escuela, o-
-No puedo estar viviendo de caridad, Gumi. Bastante tengo ya con estar soportando los insultos a mis espaldas. Y.. Ya no hay vuelta atrás, lo hecho, hecho está.
-Pero Oliver -empecé a llorar, intentaba que mi amigo me mirara a los ojos, pero él simplemente me desviaba la mirada-, ¿no te das cuenta de lo que haces? ¿Qué pensará tu papá? ¡Eres sólo un niño! Nadie querría...
-¿Sigues pensando eso? Este mundo no está lleno de gente buena, también hay un montón de degenerados y enfermos mentales que les gusta acostarse con niños.
-¡Ya lo sé! Eso lo sé bien pero... Puedes meterte en problemas. Oli, nadie mas que tú sabe lo difícil que es arriesgarse, puede que en algún momento.
-Si voy a la correccional o la cárcel no me importa. Estaré feliz de haber ayudado a mi mamá, si ella está bien, entonces yo también.
-Si es como dices... ¡Entonces yo también lo haré!
-¡No seas tan estúpida! -Oliver me miró a los ojos. Perecía que estaba al borde del llanto, pero no caía ninguna lágrima- ¿¡Te das cuenta de lo que dices!?
-¡Tú eres el estúpido! ¡Soy tu amiga así que lo haré si quier-
Fui interrumpida por una bofetada. Mi mejilla me ardía, Oliver sólo quitaba su mano.
-¿Por qué... -intenté preguntar tocando mi adolorida mejilla- eres tan cruel?
-Gumi, yo-
-...
-Perdóname, no puedo dejar que te involucres. Lamento lo de la cachetada.
-Eres tan cruel... Ni siquiera ves que me estas dañando con solo decir eso.
Salí corriendo, aun con lágrimas en los ojos. Mi corazón latía como loco.
En casa, abrí la puerta y ni siquiera saludé a mi mamá.
-¿Qué te pasa? -la ignoré. Entré a mi cuarto y me aventé a la cama a llorar.
-Hermanita... -mi hermana se puso al lado de mi cama.
Yo sólo me voltee y cerré mis ojos.
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