Capítulo 4, parte 6, otoño
Miku POV:
-Sí, pero Kaito me a apoyado mucho. -cada vez me sentía menos incómoda, hablaba como si los hubiera conocido de toda la vida.
-Me alegra mucho saber eso. ¿No quieres un plato de gelatina? -preguntó amablemente la señora Lily.
-Sí, muchas gracias. -se me antojaba un poco, ahora mi apetito cada vez era más grande.
-¿Le pongo rompope?
-Sí, por favor.
Colocó el plato de gelatina junto con un tenedor. Le puso uno igual a Kaito y a Rin.
-Gracias.
Platicábamos de más cosas mientras comíamos. Me sentía en un ambiente muy bueno, y contrario a lo que pensaba no estaba nerviosa o incómoda.
-Listo, muchas gracias por la gelatina. Le quedó deliciosa.
-Oh, ¿no quieres más? Hicimos mucha. -Lenka me preguntó.
-Bueno, eh...
-Te serviré más.
No esperaron mi respuesta, pero de todos modos si quería más gelatina. Volví a comer la gelatina que me sirvieron y por fin, me llené.
-¡Llegamos! -a la casa entraron un señor acompañado de una niña pequeña.
-¡Señor Kaito! -la pequeña corrió a abrazar a Kaito- ¡Hace mucho que no te veía!
-Te extrañé mucho.
-¡Mami, ya sé andar en bicicleta! -ahora la niña se fue con Rin, su madre.
-¿Es enserio?
-¡Sí! ¡Te muestro!
-Pero mañana, ya es muy noche y mañana tienes escuela.
-Hum... Bueno, ya qué. -la niña hizo un puchero y cruzó los brazos.
-Mejor saluda a Miku. -Rin miraba a su hija con una sonrisa tranquila. La miraba con tanto amor que por un segundo, imaginé ser así con mi futuro hijo.
-Hola, mucho gusto me llamo Yuki. -muy formal, la niña se puso delante de mí y se presentó.
-Hola, yo soy Miku.
-Tu cabello es muy bonito. -Yuki acarició mi cabello.
-¿Quieres peinarme? -pregunté.
-¿¡Sí puedo!?
-Pues claro que sí.
-¡Genial! ¡Voy a traer un peine! ¡Ven conmigo!
Me condujo a la sala y me sentó en un sillón. Me solté las coletas y comenzó a cepillarme.
-Lalalalala ~¿qué te pondré de peinado?~ Hum, ¡Ya sé!
No veía que hacía con mi cabello, pero sus manitas lo jalaban delicadamente. Escuchaba como tarareaba canciones incompletas y hablaba de esto y aquello. Sin querer, sonreí y hablé alegremente con ella.
-¡Listo! ¡Te ves muy bonita! -puso un espejo frente a mí y me miré. Me puso moños por todos lados y me cabello parecía un desastre. Me reí un poco.
-¿Quieres que ahora yo te peine? -le pregunté.
-¡Sí!
Tomé el cepillo y comencé a peinarla delicadamente. Su cabello era muy suave y aunque lo mantenía corto, pude hacerle un peinado bonito. Le hice dos molotes en la cabeza y los adorne con dos listones amarillos.
-¿Te gusta? -le mostré el espejo. Ella miró su reflejo encantada.
-¡Me gusta mucho! ¡Gracias! ¿Quieres jugar conmigo?
-Claro que sí.
Jugamos con su casa de muñecas.
Por un rato, me imaginé a mí siendo una niña pequeña que jugaba felizmente con una amiga suya.
Los niños son maravillosos.
-Ya tengo sueño. -Yuki bostezó y sus ojos cansados comenzaron a cerrarse- ¿Me puedes llevar a mi cuarto?
-Ah... -miré a Rin. Ella asintió, lo que me confirmó que podía llevarla- Claro.
Me tomó de la mano y me guió a su cuarto. Entramos y dentro, se encontraba su hermana mayor. Gumi se me quedó viendo con cara de pocos amigos, haciendo que un golpe de realidad tocara mi corazón.
-¿Me cuentas un cuento?
-¿Cuál quieres que te cuente?
-Inventate uno.
Gumi seguía mirándome un poco enojada. Traté de ignorarla por la presencia de su hermanita y me senté en una silla al lado de su cama.
-Vamos a ver... En... En un pequeño reino, existía una niña muy linda, tenía una hermosa voz y sonrisa. Cada hombre que la miraba se enamoraba profundamente de ella. Pero, por eso, muchos querían poseerla. -las palabras salían de mi boca sin siquiera pensar lo que decía- La hermosa niña vivía en una casa, en medio del pueblo, pero, aunque por los días podía salir, en las noches, una bestia la acechaba. Esta bestia asustaba a la pequeña, y le impedía poder dormir por las noches a causa de el miedo que le provocaba.
-Pobre de ella...
-Aunque todo el pueblo la adoraba y los hombres la codiciaban, nadie se atrevía a rescatarla de la bestia. La joven deseaba todas las noches que alguien llegara y matara a la fiera, pero nunca nadie llegaba. Pasados los años, la niña ahora joven, decidió enfrentar a la bestia. Una noche, cuando la bestia llegó a asustarla, ella estaba preparada. La bestia la atacó, esta vez, estaba dispuesto a comerse a la joven. Pero ella, antes de que lo lograra, de debajo de su almohada sacó un cuchillo y...
Yuki se había quedado profundamente dormida. Suspiré de alivio y la cobijé correctamente y cuando estuve por salir, una voz me detuvo.
-¿Y cómo se llamaba la niña? -Gumi seguía sentada en el escritorio. Había espectado toda la historia.
-No tiene un nombre. Es una chica imaginaria.
-¿Y cómo terminó la historia?
-No lo sé. Probablemente ella mató a la bestia.
-Hum... Ese es un final feliz.
-Supongo.
-...
-...
-¿No te dije que te alejadas de nosotros?
-No vine porque quisiera, me trajeron aquí.
-Eres una zorra... No te conformaste solo con mi padre, también seduciste al señor Kaito.
-No quise lastimarte... Lo lamento mucho. Tienes razón, soy una zorra. Soy una mierda que no debió nacer...
-...
Salí de su cuarto. Afuera, en la sala estaba Kaito acompañado de Rin, la hermana y los padres de Len.
-¿Se quedó dormida? -Rin preguntó.
-Sí. No tardó mucho. Es una niña muy adorable.
-Por poco pensé que te aburrirías.
-Oh, no. Me gustan mucho los niños, y más jugar con ellos. -dije sentándome a su lado.
-A mí también me gusta mucho jugar con los niños.
-Miku, ya tenemos que irnos. Eh..
-Sí, está bien. Fue un gusto conocerlos, son muy amables. Espero verlos de nuevo. -me despedí de ellos muy amablemente. La verdad, pensé que eran una familia realmente hermosa.
Una que yo estaba por arruinar.
-Nosotros esperamos que vuelvas. Eres una chica muy agradable.
-Gracias.
Kaito salió en compañía de el señor León. Ellos se quedaron hablando de cosas más afuera, así que me quedé hablando agradablemente con la señora Lily, Rin y Lenka.
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