Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3, parte 8, otoño

Dos meses antes.

Miku POV:

Martes por la mañana. Yo me encontraba sentada en la mesa, comiendo una rebanada de pastel de chocolate. Kaito, no se encontraba en casa, estaba trabajando en su despacho.

Hacía apenas dos semanas que vivía con él. Se ofreció a darme hogar y comida, a cambio de que intentara ayudarlo con las labores de su casa. Casi nunca había desorden en su casa. De hecho, no llegué a hacer algo significativamente grande, mas que regar su jardín, limpiar el piso y alimentar a su gato.

A pesar de todo, no me sentía aburrida. Podía hacer muchas más cosas, como mirar televisión, leer unos cuantos libros de su enorme biblioteca, intentar cocinar, o jugar con Salem. Claro que algo como salir de casa, no podía hacerlo. Por un motivo: seguridad. Sabiendo que mi hermano conoce que estoy en esta ciudad, corría el riesgo de que el me localizara.

Los días eran bastante fríos, pero debido a la calefacción de la casa, me sentía como en pleno verano. Le dije a Kaito que no yo no hacía nada, que si me dejaba buscar al menos un trabajo, pero el me dijo que no me dejaría salir sola hasta que todo el asunto estuviera resuelto, y Mikuo no me acechara.

Por otro lado, mi salud mental estaba curándose de a poco. Ahora ya me permitía sonreír un poco más y alejarme del terrible pensamiento de acabar con mi vida. Creo que justo ahora, tenía más ganas de vivir.

Mi salud física también iba mucho mejor. Los rasguños y cortes ya casi cicatrizaban y los moretones ya ni se notaban. Mis costillas ya no se veían, y mi cara se mostraba menos pálida. Sin embargo, algo me preocupaba. Últimamente, me entraban unas terribles ganas de comer, para al final, vomitarlo todo por el asco que sentía. Quería pensar que tal vez se debía a que yo jamás comía ese tipo de cosas, o que me sentía demasiado llena.

Algo como estar embarazada lo negaba rápidamente, porque yo tomaba pastillas anticonceptivas y me protegía. Solo una vez no lo hice...

De todas formas no quería preocuparme ni a mí, ni a Kaito, por esa razón no le había comentado de mis pequeñas molestias. Pensaba que era un pequeño malestar normal.

Acabando el pastel, lavé los trastes y me senté en el sillón. Salem se posó en mis piernas, mientras que yo cambiaba de canal a la televisión. Encontré una película que parecía interesante, así que le dejé ahí. Mientras veía, acariciaba al gato y este maullaba. Ni me di cuenta de cuando me quedé dormida.

-Miku... -sentí que alguien me movía, causando que de golpe abriera los ojos, topándome con los ojos azules de Kaito.

-¿Eh?

-Te quedaste dormida. Perdón por haberte despertado.

-Llegaste. ¿Qué hora es? -pregunté levantándome y estirándome.

-Son las 3:15.

-Es tarde... Me quedé mucho tiempo dormida.

-Verás, hoy tendrás que ocultarte.

-¿A qué te refieres?

-Rin vendrá de visita. Vendrá sola, pero, de todos modos no quiero que ella...

-Sí, claro. Me esconderé.

-De acuerdo. Llegará a las 4:00.

-Ok.

Ambos hablamos de más cosas mientras comíamos. Trajo comida china. Notaba su estado de animo diferente, como si estuviera molesto y frustrado. Aún así, no pregunté nada y ignoré esta característica de él.

El timbre sonó y ambos nos pusimos de pie.

-Ve a tu cuarto, ¿de acuerdo? No durará mucho, hoy tiene que pasar a saludar a sus suegros.

-Bueno.

Asentí con la cabeza mientras caminaba a la planta alta. Me metí en mi cuarto. Segundos después, escuché que la puerta se abría. Una amable voz sonó, esta saludó a Kaito.

Yo no conocía a la esposa de Len, ni en persona, ni en fotografías. De hecho, no sabía nada de ella más de lo que Len me decía. Cosas que eran quejas, pero tampoco mencionaba nada realmente negativo sobre ella. Supongo, que era mas por respeto que por otra cosa.

Me mataba la curiosidad por ver de una vez cuál era su apariencia. Cómo era su personalidad y si enserio valía la pena dejarla.

Cuidadosamente, salí de mi habitación y caminé a las escaleras. Si me agachaba lo suficiente, sería capáz de verla. Me agache silenciosa, haciendo lo posible para que mi sombra no fuera visible... Y la mujer que vi, realmente me sorprendió.

Era una mujer rubia, de ojos azules y piel pálida. Iba bien vestida y llevaba consigo una sonrisa amable. Incluso, aseguraría de que se veía tremendamente joven, ya que, yo le calculaba unos 27 años, contrario a lo que decía Len de que tenía 34 años.

Me imaginaba a una mujer fea, flácida y malhumorada. Sin embargo, me topaba con una mujer hermosa, jovial y amable fácilmente codiciada por muchos hombres.

-¿Y las niñas? -le preguntó Kaito, sentándose en el sofá frente a ella.

-Gumi salió a pasear con sus amigos, y Yuki fue a casa de su amiga Ia. -le respondió ella imitando su gesto.

-Oh, últimamente salen mucho. Ya no vienes ni a visitarme.

-Perdona, es que estuve algo ocupada.

-Sólo bromeaba.

-Ya veo... ¿Y Len? ¿Sigue en la oficina?

-Si, ya sabes.

-Mencionó que estabas algo ocupado también.

-Sí.

-¿Y en qué cosa tan importante estás trabajando? -preguntó como en broma la rubia, cruzando los pies.

-Ah, bueno, no es nada, me dieron ganas de tomar un descanso, es todo.

-Hablando de descanzos, la próxima semana será el cumpleaños de Gumi.

-Gracias por recordarlo, ya va a cumplir 14 años.

-Creció muy rápido.

-¿Van a hacer una fiesta?

-Pensaba en hacer un pequeño pastel en la casa de sus abuelos.

-Entonces estaré ahí. ¿Serán muchas personas?

-No, seremos familia nada más. A menos de que Gumi invite a sus amigos. Pero de igual manera, tal vez no invite a tantos.

-¿A qué hora va a ser?

-A las 6:00. Espero que Len pueda ir... -al decir eso, la cara y el buen humor que se respiraba entre ambos se desvaneció.

-No te preocupes por eso, le daré el día libre.

-Gracias... Ah... Kaito, te noto distraído y mirando a arriba, ¿qué...

-¡Estoy bien! Es que Salem tuvo otro de sus intentos suicidas.

Me percaté de que mi cuerpo ya quedaba prácticamente a la vista de ella, pero afortunadamente Kaito logró distraerla.

-¿Intentó aventarse de las escaleras de nuevo?

-Sí. Estoy pensando seriamente en llevar a ese gato con un psicólogo.

-¿Habrán psicólogos para gatos?

-Voy a investigar.

Rin se colocó el bolso en el hombro y se levantó.

-Te esperamos el lunes entonces.

-¿Ya te vas?

-Quería ir a comprar unas cosas.

-Te acompaño.

-No es necesario. El autobús pasa justo ahora.

-Ya que insistes.

Kaito, suspirando se levantó detrás de ella y los dos desaparecieron de mi vista.

Para evitar ser regañada por Kaito, me subí rápidamente a mi cuarto y me enrrollé en la cama.

Oí pasos por las escaleras y de repente, mi puerta se abrió de un portazo, mostrando a un molesto Kaito.

-¿¡Con un demonio, en qué pensabas!? ¡Pudo verte en cualquier momento!

-Relájate, me gano la curiosidad. Nunca la había visto en persona.

-¡Pudiste ser más discreta!

-Me dejé llevar...

-Ahg...

Se sentó en un silloncito frente a la cama y yo me senté correctamente en la orilla de esta.

-De todos modos fue muy sorprendente.

-¿Sorprendente?

-Es completamente diferente a como me la imaginaba.

-¿Qué pensabas de ella?

-Que era una mujer fea, gorda, malhumorada... Y me topé con la sorpresa de que es todo lo contrario. Es amable, hermosa, jovial, simpática...

-Eso es correcto.

-Sinceramente no entiendo cómo es que Len la traicionó.

-A veces me pregunto lo mismo que tú.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro