Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3, parte 6, otoño

Kaito POV:

En el resto de camino a mi casa, ninguno de los dos dijo ni una palabra. La incomodidad se mostraba en sus ojos, y la tristeza también.

Al llegar, estacioné el auto en la cochera y entramos a casa.

-¿No están tu madre y tu hermano? No me gustaría incomodar si es así.

-No, no están. Por favor, serviré algo de cenar, ya es tarde pero tengo algo hecho.

-No tengo hambre.

Negó girando la cabeza y mordiendo sus uñas.

-Creo que deberías comer algo.

Volvió a negar.

-Vamos, soy un buen cocinero.

-... Ya qué...

-Entonces voy a calentar la comida.

-De acuerdo. ¿Necesitas ayuda?

-No. Mejor...

La observé por un segundo, recordando que debía curarle las heridas.

-Voy a curar tus heridas.

-No es necesario. Mejor esperaré sentada.

-Ven conmigo.

-...

La llevé al sillón y la senté en el.

-Espera quí.

-Ok.

Fui por el material de curación y regresé. Ella jugueteaba con sus manos y miraba a todos lados.

Al verme dejó de hacer lo que hacía y se enderezó en el lugar. Me puse enfrente suyo y la empecé a curar lo más delicado posible para no lastimarla. A veces tiraba gruñidos de dolor, pero como una guerrera, no derramó ni una lágrima.

Si la vieras en ese momento, creerías que es la persona más fuerte del mundo.

-¿Te golpeó con un cinturón o...?

-... Sí...

-... Ya veo.

Acabé con sus brazos y cara, y bajé a el lugar que no tenía ganas de mirar o tocar: sus piernas. No era sólo por cobardía de mi parte, sino porque me daba mucho dolor verla tan lastimada.

Dadas las circunstancias, no creía que a Miku le molestara mucho que le curara sus heridas, pero yo no me sentía capaz de tocar a una mujer (o en general, una persona) sin su consentimiento.

Como habiendo notado mi nerviosismo, Miku tocó mi hombro e hizo que volteara a verla.

-No te preocupes. Sé que eres una buena persona que no me haría daño.

-Lo menos que haría sería faltarte al respeto.

Proseguí limpiando y curando sus heridas, aún con algo de nerviosismo en mi cuerpo.

Pensaba en todo lo que ella había sufrido.

Cuando la conocí, de alguna manera pensaba que algo andaba mal con ella, pero pensé que sólo era una suposición de mi parte.

Y ahora veía lo equivocado que estaba. Sufría maltratos, humillaciones y abusos por parte de todos los miembros de su familia, y, tenía que soportarlo porque no había de otra. Mencionó que se escapó de casa a los diecisiete, y ni siquiera acabó la secundaria. Era casi imposible encontrar trabajo para ella, totalmente sola. Su único medio de supervivencia era prostituirse.

Y luego pensaba en las atrocidades que su madre, padre y en especial su "hermano" habían cometido con ella. No dejaba de pensar, ¿qué ser humano se encargaría de cometer tal atrocidad? ¿Qué clase de bestia sin sentimientos podría lastimar a una niña de catorce años de esa manera?

Acabé, guardé todo correctamente y volví a ponerme de pie. Ella hizo lo mismo y abrió la boca para hablar.

-Ahora mismo, creo que me siento más limpia...

Cerró los ojos y caminó a la cocina, pero la detuve.

-Tu vestido está roto... Será mejor que te pongas otra cosa. Mi madre deja ropa aquí cada vez que viene, así que te buscaré algo.

-Son cosas de tu madre, no debes prestármelas.

-Ni se va a dar cuenta. Siempre trae mas ropa con ella, así que no será tan significativo.

Busqué algo de ropa para ella de dormir y se la di.

-Si quieres puedes tomar una ducha. El mismo cuarto de mi madre tiene regadera.

-Creo que me vendría bien.

-Mientras estaré calentando la comida.

-Sí, claro.

Calenté la comida en el microondas. Esperando, saqué mi celular y vi las fotos que guardaba en este. No eran muchas, yo no acostumbraba a tomar muchas fotografías, a excepción de momentos realmente importantes. Creo que en mucho tiempo no había cambiado de teléfono.

Revisé cada una, al principio eran fotos que me enviaban mi madre y mi hermano de sus viajes, pero luego volvieron a ser cada vez más de mis momentos con amigos.

-Meiko... ¿Cómo estarás tú?

De algún modo, la extrañaba. Todo el día teníamos conversaciones animadas, y el tiempo pasaba un poco más divertido a su lado.

-No aprendí a perdonarte...

-¿Hablas mucho solo?

Al lado de mi se presentó Miku, luciendo la pijama que le di.

-Veo que si te quedó.

-El pecho quedó un poco grande.

Miró su pecho un poco desagradada, haciendo que yo soltara una pequeña carcajada.

-No te preocupes, es una pijama. Mañana te daré más ropa.

-Oh, con esto está bien.

Acercamos la comida a la mesa y la vajilla, los cubiertos y nos sentamos finalmente a comer.

-¿Comes esto muy seguido? -preguntó tomando un bocado de la comida.

-A veces hago cosas diferentes.

-Está delicioso.

-No quedó tan bueno, creo que le faltó algo de sal.

-Creo que a diferencia de las sopas instantáneas, esto tiene mucho más sabor.

-¿Comías mucho eso?

-Algunas veces iba a comer a una fonda, pero la comida no era tan de mi agrado.

Pasamos una tranquila cena los dos, charlando de una que otra cosa. Considerando lo de hace un rato, ahora perecía estar un poco mas feliz. Aunque de vez en cuando su mirada se perdía por completo en algún lugar de la casa.

-Kaito... La mujer que te gusta, ¿puedo saber quién es?

-Este, bueno, -resqué mi cabeza sonriendo de lado- ¿para qué quieres saberlo?

-Tu sabes mucho de mí, creo que todo. Yo, en cambio, no sé nada de ti. Lo único que sé es que eres un hombre mayor que tiene un hermano menor y una madre, es un exitoso abogado, tiene un gato llamado Salem y dos mejores amigos llamados Len y... Rin.

-Mejor podríamos hablar de otra cosa si quieres conocerme.

-No evadas el tema. No es para tanto, solo tienes que decir el nombre de quien te gusta y ya.

-Creo que te soprenderias mucho.

-Un momento... ¡Es Len! Si, ahora todo tiene sentido-

-¡Pero por supuesto que no es Len! No soy homosexual.

-Entonces di quién es y dejaré de molestarte. Dijiste que es casada así que, no tengo ni idea.

-Es... Rin.

Algo impresionada, tomó un sorbo de agua, para evitar gritar.

-Esa es la esposa de Len.

-... Sé bien que está mal pero... ¿Qué puedo hacer?

-¿Desde hace cuanto te gusta?

-Desde siempre. Es la única persona que e amado. De pequeños éramos muy apegados. Estaba casi seguro de que terminaría con ella, pero me confié, y ella término con Len.

-El matrimonio de ellos es un asco, deberías tratar de salir con ella.

-No puedo. Es inmoral para mi meterme con alguien que sé que está casado y tiene hijos...

Al notar mi imprudencia, moví mis brazos rápidamente, negando.

-En eso no te equivocas.. Contratrio a mí, tu si pensaste en lo correcto. Yo sólo me metí con alguien sin compasión por su familia...

-Pero no te sientas mal. Tú, no eras consciente de lo que hacías.

-Yo lo sabía muy bien, y aún así, me metí con él.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro