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Capítulo 1 parte 3, primavera

Gumi POV:

Piriri piriri piriri

Piriri piriri

Piriri pir

-¡Ah! Qué molesto... -me senté a orillas de la cama estirándome y quitándome las lagañas -¿Qué hora és?

Miré el despertador bostezando.

-Es temprano aún. Podía haber dormido un poco más. Bueno, no hace daño levantarse temprano una vez.

Voltee a mi alrededor y al lado de mi cama estaba mi hermanita dormida. Acaricié su cabeza y me levanté de la cama para ponerme mi uniforme. Al acabar salí de mi cuarto y fuera estaba mamá preparando el desayuno.

-Buenos días. –saludo concentrada en preparar la comida.

-Buen día mamá. –me senté en la barra recargando mi cabeza sobre la mesa.

-Te levantaste temprano hoy.

-Ahora si me desperté al sonar la alarma.

-Me alegra que no andes a la carrera.

Levanté mi cara y mamá puso un plato de huevos con tocino y un jugo de naranja enfrente de mí.

-Mejor desayuna.

Le hice caso y comencé a comer jugando con el tenedor.

-Voy a ir a vestirme bien. –mamá salió de la cocina y se metió en su cuarto.

-Qué horror... Deberíamos quitar los lunes del calendario. Bueno, aunque entonces el día más horrible sería el martes y no tendría sentido. Pasaríamos al miércoles y luego al jueves, hasta llegar de nuevo a donde empezamos. Nunca estaremos conformes con nada.

Suspiré y continué comiendo lentamente, disfrutando del desayuno. Al acabar lavé los trastes, los sequé y los acomodé en la porta vajillas. Luego fui al baño y me alisté, peinando mi corto cabello y colocándome mis lentes.

Sí del baño al terminar y me senté a ver la tele, cambiando de canal con el control para ver si había algo interesante. La verdad es que e estas horas de la mañana no pasaban nada nuevo, solo noticias o programas educativos.

-Ya no pasan ni las caricaturas... -murmuré.

-¿Te gustan las caricaturas todavía hermana? –esa dulce vocecita me llamó la atención y detrás de mí estaban mi mamá y mi hermana Yuki.

-¿A quién no?

-¿No estás muy grande para eso?

-¿Y tú no estás muy pequeña para subirte a los juegos?

-¡Eso es injusto!

-Solo es por seguridad.

-...

Mi madre solo se reía un poco, pero extrañamente se veía más feliz que de costumbre.

-¿Por qué estás tan feliz mamá?

-¿Me veo más feliz?

-Un poco, supongo.

-No es nada, estoy como siempre.

No dije nada y volví a aplastarme en el sillón cambiando de canal a algún documental o algo.

Picture yourself in a boat on a river,

With tangerine trees and marmalade skies,

Somebody calls you, you answer quite slowly,

The girl with kaleidoscope eyes.

Me puse a cantar mientras seguía cambiando de canal.

Cellophane flowers of yellow and Green,


Towering over your head,


Look for the girl with the sun in her eyes,


And she's gone.

Lucy in the sky with diamonds

Lucy in the sky with diamonds

Lucy in the sky with diamonds

Ahhhhhh.

...

Y en otras noticias, en estos últimos dos meses, el porcentaje de divorcios en el país han aumentado un 15%, las parejas jóvenes son las que predominan más, y las cifras van aumentand...

-Agh, suficiente. –bruscamente apagué el televisor y mejor saqué mi celular – No hay nada interesante.

-¿Qué pasa hija? -mamá preguntó.

-Nada, esto es lo que odio de despertarme temprano.

Solo escuché la risa de mamá y me puse los audífonos para escuchar música. Cerré mis ojos por un tiempo, relajándome con los temas que escuchaba, hasta que una voz interrumpió y me hizo abrir los ojos abruptamente.

-¡Gumi!

-¡¿Eh?! –frente a mí estaba mi padre, abrazado de Yuki.

-Ya voy a irme. –dijo acariciando el cabello de mi hermanita.

-Ah, bueno, adiós. –respondí secamente.

-Sí. -mamá hizo acto de presencia.

-Toma tu maletín, siempre se te olvida. –habló mamá y se lo dio en sus manos.

-Gracias, Entonces, nos vemos. –le dio un beso en la mejilla a mi madre y se despidió con la mano, saliendo por la puerta.

-¡Adiós papi! –le gritó mi hermanita asomándose por la ventana.

Vi como el sacudía su mano con una sonrisa y yo me recosté de nuevo en el sillón.

-Hace frío...

-Y nos tenemos que ir nosotros también. Ya no te duermas.

-No quiero ir a la escuela...

-Tienes que ir. Anda, ya ve por tus cosas –Me acarició suavemente la espalda y yo me levanté para ir por mi mochila- Ah y niñas, su padre pasará por ustedes hoy a la escuela. Tengo que ir al médico.

-¡Sí, papi me va a recoger! –saltó de felicidad mi hermana.

-Está bien.

La verdad no me importaba en lo absoluto, él no me importaba para nada. Casi nunca nos veíamos, y las veces que si nunca hacíamos nada. El solía preguntarme como me había ido en la escuela, o platicarme sobre su vida en el trabajo. Pero desde hace un tiempo que dejaba de interesarme, no porque fuera aburrido o porque no me agradara, sino que él dejaba de importarme. Antes insistía en hacer las cosas, y hacía todo lo posible para hablar con él, a pesar de su apretada agenda, a tal grado de esperar una respuesta de su parte, pero eso no salía como yo esperaba. Por eso, con el tiempo fui pintando una barrera imaginaria entre ambos, la que no se cruzaba desde hace varios años.

Y me dolía. Veía a otras compañeras de mi escuela, con padres amorosos y comprensivos, como el de mi amiga SeeU. La mimaba y protegía de manera extrema, y yo me burlaba de eso. Pero en el fondo de mi corazón yo quería un papá así. Lo lamentaba por mi hermana, ella igual en algún punto llegaría a odiarlo como yo. Lo lamentaba por mamá, ella lo amaba mucho. Recordaba con melancolía los tiempos pasados, donde éramos una familia alegre. Y sobre todo yo, era un poco más feliz.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

-Vaya, hoy llegas temprano –mi amiga SeeU me abrazó por la espalda y empezamos a caminar por los pasillos, antes de que sonara el timbre.

-¿Siempre llego tarde? –pregunté mirando el suelo.

-No, llegas a la hora justa, ni temprano ni tarde.

-...

¿Qué pasa contigo? Te ves decaída.

-¿Ah sí? No es nada, solo estoy algo cansada.

-No me engañas.

-No te estoy engañando.

-Es por tu padre, ¿verdad?

-Ah, ya sabes...

-¿Sigue igual?

-Si.

Nos detuvimos fuera del salón de clases y ella se rascó la cabeza.

-Debes comprenderlo.

-Claro que lo comprendo.

-Es un adulto, y es normal que los adultos trabajen y se estresen. Mi mamá dice que solo es una temporada.

-Eso lo sé.

Chiiiiiiiiiirrrrrrriiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiinnnnnn

El timbre resonó en mis tímpanos provocando que me tape los oídos.

-Entremos.

Pasamos al salón y nos sentamos cada quién en su lugar.

-Buenos días alumnos. –saludó la maestra Yukari- Vamos a empezar con la...

-¡Maestra, ¿puedo pasar? –en la puerta estaba parada mi amiga Iroha, suspirando de seguro por haber corrido.

-¡Otra vez! Iroha, siempre llagas tarde. Rara vez estás cuando empiezan las clases.

-Lo siento, me volví a levantar tarde maestra. –miraba con una cara nerviosa mi amiga la peli rosa. (Traficando rimas)

-Si se vuelve a repetir tendré que ponerte un reporte.

-Lo siento maestra.

-Bueno, no me hagas perder más tiempo y siéntate.

-¡Sí!

Mi amiga a pasos torpes se sentó en su lugar a lado de SeeU.

-Bien, saquen sus libros en la página xx bla bla bla bla bla...

Hice lo que la maestra ordenó y en mi mesa puse el libro.

-Como siempre, llegando tarde. –susurró el chico rubio a mi lado.

-Todos los días es lo mismo. –dije contestando a él- Y tú Oliver, ¿Cómo es que llegas tan temprano?

-Solo es disciplina. Se supone que soy el que trabaja y por eso yo debería llegar tarde.

-¿Tienes trabajo?

-Si... Adivina para quién.

-Hmmm, ¿Es un hombre privilegiado?

-Sí, uno que conoces muy bien.

-Hombres privilegiados que conozco... Ah... ¿El señor Kaito?

-Ese mismo.

-¿De verdad?

-Claro, ahora me siento como una estrella. De hecho, por eso conocí a tu papá ayer, y hoy lo llevé de nuevo a su trabajo.

-¿No lo conocías?

-No, como casi nunca hablas de él.

-Ah, ya veo...

-¡Gumi y Oliver! ¡Pongan atención si no quieren meterse en problemas! –la maestra nos llamó la atención enfadada.

-Si maestra, lo sentimos. –dijimos Oliver y yo juntos dejando de hablar y concentrándonos en la clase.

-Bien, como decía, las metáforas nos ayudan a poder bla bla bla bla...

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

-Las clases fueron muy aburridas. –dije rascándome la cabeza suspirando agotada.

-Ni que lo digas. –mi amiga SeeU concordó avanzando a mi lado.

Salimos de la escuela los cuatro, hablando de más cosas.

-¡Tengo que irme, voy tarde para recoger a mi hermana! –exclamó Iroha corriendo- ¡Adiós!

Se alejó de nuestra vista y soltamos una carcajada.

-Siempre va tarde, –SeeU sonrió- de todos modos, yo también tengo que irme, mi mamá me espera.

SeeU también se separó de nosotros para ir con su madre, quién estaba sentada en una banca. Al ver a mi amiga, la señora se levantó, se despidió de nosotros con la mano y ambas se fueron en su auto.

-Vaya, nos dejaron solos. –Oliver se sentó en la banca donde estaba la madre de SeeU, y yo me senté a su lado- ¿Y tú mamá? Ella siempre llega temprano por ti.

-Hoy no vendrá ella, vendrá mi papá.

-Eso lo explica.

-Si quieres vete, puedo esperar.

-No, no tengo prisa. Puedo quedarme un poco más a hacerte compañía.

-¿Y tu trabajo?

-Tengo que estar ahí a las tres, son las dos apenas.

En eso, entre la multitud vi a mi padre tomado de la mano con mi hermanita dirigiéndose a donde yo estaba.

-Ya llegó. –me levanté y Oliver igual.

Mi papá se puso enfrente de los dos, con una expresión tranquila.

-¡Hola hermana! –Yuki me saludó alegre, tal vez por el asunto de que mi padre fue a recogerla a la escuela- ¡Hola Oliver!

-Hola Yuki. –saludó igual Oliver- Y hola señor Len.

-Hola Oliver.

Los dos se quedaron viendo mutuamente, papá con la mirada seria, y Oliver nervioso.

-Bueno, hay que irnos. - interrumpí el silencio.

-Sí, entonces, adiós Gumi. –Oliver se despidió y se fue dando pasos algo apresurados.

-Vamos hija.

-Sí, padre.  

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