Tiempo (25)
- Ni siquiera sabes si está vivo o si te pareces a él.- mencionó poniendo su dedo índice en la nariz del otro.- Lo único que pareces es un vagabundo con esas rastas- lo miró mal pero sonriendo.
- Mejor prevenir que curar.- se encogió de hombros sonriendo de lado.- ¿A no ser que quieras que vayamos a latinoamérica, quieres ir?
- Francamente ir a México si me haría algo de ilusión, no voy a mentir, solo por conocer la cultura en la que se crió mi padre Paul antes de venir aquí.
- Él lleva más tiempo aquí que allí, pensaba que ya nos lo habían dejado claro en las cenas de Navidad siempre contando la misma historia de cómo se enamoraron.- dejó escapar una risilla y caminó para tomar una silla plegable que había por allí, y así sentarse mientras seguían la charla un rato más, al menos hasta que viniera alguien interesado en tatuarse.- Ya habrá ido con Luis, y ese viaje lo veo más para tus padres que para nosotros.- razonó con una mueca pensativa- Había pensado ir a Canarias porque el clima en invierno allí es cálido y no lo pasarás tan mal con el frío, además, tenía pensada una ruta por todas las islas... ¿Qué te parece?
- Me gusta el plan...- sonrió.- ¿Te harás otro cambio de look?- le sonrió.
- Quitarme las rastas, con eso me bastaría, ya están destrozadas y se ven raras, casi parezco un perroflauta...- Bert soltó una carcajada en bajo, al menos le había dado la razón. Una risa que tapó con su mano para no dejar ir las risas.- ¿Me cortas el pelo en casa como tú?
- Envidioso...- le sacó la lengua.
- No igual que tu peinado, pero sí cortito por los hombros o un poco por encima.- lo abrazó con cariño, el de ojos azules lo abrazó de vuelta con un brazo por sus hombros y el otro solo apoyado.- ¿Volverás a dejarte el pelo largo?
- Para lo que me queda, ya lo dejo corto.
- Oye, ¿Qué dices...? Si apenas tienes cuarenta, ni que te fueras a morir mañana...- le reprochó entre algunas risillas mientras le daba un golpecito suave en la sien y este se reía también apoyado contra él.
- En tal caso, no, no me lo dejaré tan largo, de momento dejaré que vaya creciendo, pero tanto como lo tenía antes del asalto, ya no...- negó con la cabeza.- Admito que me daba pena hasta mi cortarlo, pero es que parecía rapunzel, era exagerado...
- Me gustas igualmente...- besó su mejilla.- Tengas el físico que tengas, te quiero.
- Eso debería decirlo yo, te engordaste desde que nos casamos y aún así te sigo adorando incluso más que cuando eras un adolescente.- espachurró sus mejillas con ternura.- adoro sobretodo cada uno de los tatuajes, piercings y arruguitas que tienes. Aunque ya no te los pongas y se te hayan cerrado la mayoría de los piercings que te hiciste.
- Me engordaste tú con tu amor.
- No te pongas dramático ahora.
- Además los únicos piercings que todavía me pongo, y no siempre son los de las orejas, pero es que esos me gustan...- sonrió con ternura.
Bert sonrió y lo besó.
Después de aquel turno regresaron a la casa, Krysta no estaba en casa, y los perros no salieron a recibirlos, así que asumieron que salió a pasearlos, y no tardó más de cinco minutos en llegar y los caninos corrieron con Bert y Will llenos de felicidad al verlos, dando saltitos y apoyándose con las patas delanteras en ambos consecutivamente, dando saltos de alegría, buscando caricias y mimos. Después se fueron a sus cuencos a beber agua y a comer después del paseo. Krysta dejó las correas en su lugar habitual de la entrada y saludó a sus padres, posteriormente suspiró y se sentó con Bert en el sofá, lo malo de no poder moverse y tener que hacer reposo para no cargar mucho la pierna era que no podía estar en la cocina sin hacer nada más que admirar al pelinegro cocinar.
Cosa que adoraba, porque aunque llevase tiempo en el oficio seguía haciéndolo igual de bien que al principio, incluso con los años de experiencia en el restaurante había mejorado. Tal vez en el restaurante no había aumentado su categoría porque en ese restaurante las cosas funcionaban por herencia, y él no pertenecía a la familia, por ello, solo sería el que controla el fuego y hace los platos de fuego y nada más, aunque mejorase como cocinero al tener cada vez más experiencia, siempre seguiría siendo lo mismo, no podía ser tan ambicioso.
Era propietario de una tienda de tatuajes, ¿Qué había mejor que eso?
Oh, cierto, y el trabajo de barman en la discoteca, ese era uno de los que no le apasionaba pero estaba totalmente cómodo, aunque tampoco molestia un drama o sufriría mucho si lo despidieran por alguien más joven, tal vez si era un extra más en la casa y les permitiría tener los lujos como los viajes y esas cosas, pero no era algo que usaban para darse caprichos y derrocharlo, no, lo seguían aprovechando pero era más para los lujos.
¿Bert estudió fotografía para nada? Seguro que esa es una pregunta bastante frecuente a estas alturas, y es cierto que nos hemos dado cuenta de que a lo largo de toda la narración en ningún momento se menciona a Bert con un trabajo particular y duradero a parte de la tienda de tatuajes, es decir, tener algo fijo con un horario, ser fotógrafo y dedicarse a la fotografía era complicado, es cierto que había hecho trabajos temporales, así como ser el fotógrafo de alguna boda, que fueron pocas, pero bueno, también había hecho reportajes determinados para algunos trabajos de los estudios y acabaron llamándolo para algún trabajo concreto, pero todo habían sido trabajos puntuales, sobretodo era el fotógrafo de los viajes que hacían. No era de esos que iba por el campo y hacía fotografías arriesgándose la vida con animales salvajes, no, él no se dedicaba a ese tipo de fotografía, su objetivo era dedicarse a las fotografías para sí mismo, y luego con algunos cursillos de textura, moda y consejos de sus amigos y familiares, pues, acabó haciendo lo que le gustaba aunque eso no le diera ningún tipo de beneficio.
Es decir, lo que para los padres sería un despropósito cultural y económico porque había estudiado y no había trabajo ni le servía el trabajo para nada más que cosas puntuales, para William y para Robert tener trabajos puntuales les servía siempre que Bert fuese feliz con ello.
Eso no había impedido que criasen a su hija y le dieran todo el amor posible como los padres imperfectos que eran. El hecho de que Bert no trabajase había permitido que Krysta le tomara muchísimo cariño y tenía más confianza para decirle las cosas, con William, igualmente tenía cariño aunque fuese el padre que pasaba más tiempo fuera trabajando, pero igualmente trabajaba en tiempo que ella estaba en la escuela, como mucho estaba cansado porque trabajaba por la madrugada. Siempre guardaba energías y atención para ella.
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El título de capítulo es porque no se me ocurría otra cosa <:
No ando original, menos cuando se está acabando la historia.
Seguramente el siguiente sea el último <:
Así que, me empiezo a despedir de todos JAJSDHAJ
Aquí las opiniones uwu ----------------------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Silvia Line
[1257 Palabras]
P.D.: Adoro la relación de Krysta con sus padres <:
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