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Pub gay (2)

Se quitó el pinganillo de la oreja, lo apagó y lo dejó en su bolsillo, su jefe le sonrió cuando estuvo cerca y después se sentó apoyándose en la barra.

- ¿Estabas escuchando música?- preguntó cruzándose de brazos sobre la barra.

- Oh, no, no, estaba hablando con mi pareja por teléfono.

- Encantandor que se quede despierta por ti.

- Algo así...- Despierta... tsk... Ya si quisieras... Si fuese ella ya se hubiera separado a la primera semana de casarse... No, de hecho, a la primera semana de estar saliendo, de hecho, ahora que lo pensaba, la única persona con la que había salido en su vida solo había sido con él.

Las chicas le tenían miedo cuando era un adolescente.

- Tranquilo, puedes decir que es tu mujer, ese anillo te delata.

- Hmph... es cierto...- Miró su anular de la mano izquierda.- ¿Qué sucedió?- preguntó.

Era raro que el jefe saliera de su oficina, y más que estuviera de tan buen humor, y que estuviera preocupado por su vida amorosa. ¿Qué había hecho para que lo despidieran? Si es que lo iban a despedir, claro.

- Oh, no, nada, no te preocupes, solo salí a despejarme un rato, ya sabes, es lo que tiene que sean las dos y media de la mañana, que quede poco para plegar...- Lo que era raro es que él se quedase allí y no se lo delegase a un funcionario eso de cerrar el pub.- Vi desde la oficina que sonreías y me dio curiosidad, pero diciéndome que estabas hablando con tu mujer, ya me imagino la de cosas bonitas que te habrá dicho.

- Algo así...

- ¿Acaso no sabes decir algo más? Estás todo el rato diciendo lo mismo o siendo muy escueto con tus respuestas.- sonó infantil, a veces no entendía como era su jefe si era alguien tan... eh.. como expresarlo... inocente e infantil por fuera.

Tenía un jefe que se le escapaba la plumas más que a las almohadas de plumas en una fiesta de pijamas.

No era malo, solo le daba ternura y si tuvieran más confianzas, es decir, si no fuesen un jefe y empleado, si fuesen amigos de toda la vida, le haría arrumacos.

- No puedo decir otra cosa, "algo así" es una muestra de incomodidad o disconformismo. No digo que sea con usted, desde luego que no.

- ¿Y entonces?- una sonrisa socarrona se asomó entre los labios de su jefe.

Bajó sutilmente esos lentes tintados de rosado con el metal blanco al mismo tiempo que adoptaba más una postura comprometida o como si fuese un secreto.

- Estaba hablando con mi marido.

Y si jefe pareció quedarse unos segundos procesando, la sonrisa socarrona ahora se volvió una amable mientras dejaba sus lentes bien puestos y se alejaba un poco, después asintió con la cabeza.

- Sabía que había algo en ti que me gustaba.

- Halagador, señor...

- ¿Es atractivo?

- Demasiado como para mirarlo fijamente más de diez segundos.

- Diablos, la gente si que tiene suerte.- Sonrió ampliamente mientras se cruzaba de brazos.- Algunos no son capaces de conseguir estabilidad amorosa...- instintivamente miró sus manos, siempre llenas de anillos y pulseras, pero ninguno de ellos era un anillo de compromiso.- Otros...- su sonrisa se volvió extraña.- Otros directamente no quieren estabilizarla.

En pocas palabras, su jefe tenía sexo con más de 50 personas a la semana y sería lo más normal del mundo encontrarselo en algún puticlub. Sonrió por compromiso y después miró el reloj, eran las tres de la mañana. Su jefe se levantó y le dio su beneplácito para salir, después se retiró a su oficina a apagar las luces del local.

Suspiró y salió de allí mientras se ponía la chaqueta de la moto, sacó la llave y abrió la maleta una vez llegó hasta ella, sacó el casco y los guantes que iban dentro y después volvió a cerrar la mochila. Tras ponerse los guantes y el casco, arrancó la moto y se despidió con la mano de uno de sus compañeros que se dirigía hacia su coche; aceleró un poco para incorporarse, aunque tampoco hacía falta, no había ni un alma por la calle, y se dirigió hacia su casa.

Abrió la puerta del parking con las llaves automáticas que tenía colgadas con las llaves de la moto y del coche, lo tenía todo en el mismo llavero. Aunque quien solía conducir el coche era Robert, pero por si algún caso o algún día llovía. Cómo sea... Se quitó el casco y suspiró, dejó la maleta abierta, y encima de la misma del asiento dejó la chaqueta doblada, el casco y los guantes los dejó en la maleta trasera del vehículo. Finalmente subió a la planta baja y abrió la puerta. Cerró y dejó las llaves colgadas en el perchero, junto con las de Bert. Después se dirigió a su habitación.

- Hola, mi vida...- lo primero que recibió fue un fuerte abrazo de su marido.- ¿Qué tal la media hora que no hablaste conmigo? ¿Te dijo algo malo el jefe?

- Creo que intentó ligarme.

- ¿Ligarte? Que horror y qué ofensa, ¿Acaso no vio el anillo?- se llevó una mano al pecho ofendido.

Otra cosa de las que amaba de Bert, lo teatrero que era a veces con cosas tontas. En realidad, si se pusiera a enumerar las cosas que amaba del contrario no acabaría la lista nunca, porque lo adoraba absolutamente todo sobre él. Pero sobre todo, lo que su que destacaba en esa lista de cosas era el simple hecho de ser tan persistente, cabezota y la personificación del dicho: "quién la sigue la consigue" o simplemente ser tan insistente cuando no parada de rechazarlo cuando eran jóvenes. Suspiró enamorado y sonrió.

- Tranquilo, cariño, nada grave...- sonrió y lo besó.- No te preocupes, abarcas todo el podio, jamás tendrías competencia.

- Awww...- sonrió con ternura y después besó la mejilla del moreno.- Quién diría que me odiabas cuando tenías quince años.

- Tengo treinta y cinco, cariño, no me compares con la mentalidad de niño que tenía antes.

Él se rió un poco.

- Además, la única que podría quitarte el podio es Krysta, y ambos sabemos que es la única a la que podemos amar más que entre nosotros.

Bert soltó una risilla con ternura.

- De acuerdo, cariño, durmamos, que mañana tienes trabajo.

- Cierto...- crujió la espalda y suspiró- Déjame al menos ponerme el pijama...- levantó la almohada y tomó las dos prendas.

- Voy a apagar la calefacción y arropar bien a Krysta, ahora vuelvo.- Besó su mejilla y salió de la habitación.

Al regresar se encontró el moreno acabando de ponerse la camiseta del pijama, era increíble que uno estuviera con un pijama de vellut y el otro con un pijama de media pierna y manga a tres cuartos. William y su orgullo con el frío, total, mucho frío no es que pasase, si se pasaban la noche entera abrazados o uno apoyado en el otro. Se acostó a su lado, lo besó y después se lo apoyó en el hombro, empezando a acariciar su espalda.

- Buenas noches, mi vida...

- Buenas noches, Berty...

El albino adoraba cuando lo llamaban así.

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Will trabaja en un pub gay, eso es una MUY buena prueba de amor para los dos personajes, porque hay MUCHOS batos interesados en ligarse al barmar...

Ahora entienden porque Bert se queda despierto hasta las tres de la mañana, para asegurarse de que ninguna perra castrosa le robe al marido XDDDD

Okay, me calmo uwu

Me encana hacer memes de mis propias historias, bye *c va volando*

En el siguiente capítulo nos toca una introducción bien tocha de Will, y al mismo tiempo un "volver al pasado" al estilo Jeremy de Codigo Lyoko.

¿Soy la única que se acuerda de esa serie?

Espero no ser la única <:

Aquí las opiniones de los dos primeros capítulos uwu ---------------------->

Me olvidé de ponerlo en el anterior XDDDD

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Ecchisforlife

[1293 Palabras]

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