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Cliché (23)

Salió de la habitación y se fue hacia el exterior, se puso el casco y arrancó la moto para irse a la universidad. Krysta lo estaba esperando y miraba el teléfono constantemente casi esperando un mensaje de su padre. Al verlo llegar suspiró aliviada.

- Ya iba a llamarte...- dijo cuando este le daba el casco que tenía guardado en la maleta y guardaba la mochila de la pelinegra.

- Surgió un contratiempo...- se encogió de hombros.- Aita está en el hospital.- ella se quedó sin habla y casi rogó por algo más de información.- Asaltaron el centro creativo drag y tuvieron que internarlo, después de comer iremos a la tienda y pondremos un cartel para avisar de que hoy es un día excepcional y tenemos que cerrar.- arrancó la moto y se dirigió hacia su casa. Aparcó fuera y después entraron a la casa, calentó la comida y la sirvió.

- Pero... ¿Qué le pasa?- dijo ella sin tocar su comida todavía.

- Una pierna rota y una brecha en la cabeza... Nada preocupante, tranquila.

- ¿Rota por donde?

- La tibia, tuvieron que meterlo en quirófano, se le desplazó el hueso por el forcejeo con los asaltantes...- Ella suspiró un poco exagerado y tomó el tenedor.

- ¿Pero está bien?- preguntó.

- Si, está perfecto. Ya sabes como es Robert...- sonrió sin ganas.- Me obligó a venir a comer a casa antes que quedarme como un cachorrito a sus pies y sin comer.

Ella suspiró pesado y negó lentamente con la cabeza.

- Es lo que iba a hacer...- sonrió sin ganas, ella lo miró mal.

Después de la comida salieron de la casa, se dirigieron hacia la tienda, pusieron un cartel en la cortina de metal cerrada y se fueron en moto hacia el hospital de nuevo. Caminaron por el pasillo hacia la habitación, el hombre de al lado estaba dormido con un antifaz puesto, sus ronquidos se escuchaban en bajo, y también se notaba lo que estaba soñando, estaba hablando mientras dormía, se miraron entre ellos y se encogieron de hombros. Pasaron la cortina, Richy no estaba allí, supuso que se habría ido comer o con los hermanos White Star. Krysta jadeó al ver a su padre y se llevó las manos a la boca, después se acercó y abrazó a su padre con fuerza.

- Dios... Te dejaron horrible...- sollozó en bajo.

- Tranquila, cariño...- lo rodeó con un brazo y se la arrimó para darle un abrazo con solo un brazo.- Estoy bien, no te preocupes...

- ¿Cómo no voy a preocuparme cuando te ves como si fueses un mapa? Solo te falta la cruz roja.- Bert sonrió un poco y recostó la cabeza en la almohada.

- Krysta, los moratones son por mi albinismo... En realidad no es tan grave...- negó con la cabeza.- ¿Pusisteis el cartel en la tienda?- William asintió con la cabeza y suspiró acariciando los cabellos del peliblanco.- ¿Por qué tengo el presentimiento de que me vais a mimar más de lo que ya lo hacéis?- los dos rieron un poco por aquello.

- Seré tu muleta si es necesario, mi amor...- Bert se sonrojó tenuemente y le dio un golpecito en la cabeza.- Tendremos que alquilar un par de muletas para dos o tres meses hasta que puedas andar bien de nuevo.

- Que remedio...- rodó los ojos.

Cuando le dieron el alta, dado a que tuvieron que revisar que no hubiera habido ningún problema con la operación, el hospital les dio la opción de alquilar muletas con un depósito base por si se rompían o se estropearan, luego le devolvierían el dinero que pagaron por ellas, siempre que no se rompieran. Se fueron a casa y ahí empezó el calvario, porque Bert se ocupaba de todas las labores de casa menos cocinar que lo hacía Will y ahora que no podía moverse... pues estaba jodida la cosa... Krysta puso de su parte para cuidar de la casa, desde pasar el aspirador, limpiar el polvo, la limpieza del baño, de la cocina, tender la ropa, etc, etc...

Bert tuvo que hacer rehabilitación durante algunas semanas antes de poder volver a andar y después los ejercicios que le recomendaron eran andar mucho pero no exagerado, y siempre que pudiera que caminase en un terreno plano, que no fuese a la montaña. Tampoco iban a ir allí, pero bueno. Así que empezaron con la vida normal a partir de poner apoyar los dos pies el suelo, solo que iban más lento a todos los sitios, pero al menos ya podía servirse para caminar, llegar al trabajo, sentarse en la silla y al menos estar un poco relajado. Después se iban a casa, cenaban y Bert se quedaba cosiendo con la máquina en casa, ya que no podía conducir hasta el centro.

La mayoría de las visitas que tenía eran de los compañeros del centro que venían a hacerle compañía, sabiendo perfectamente que Bert solo trabajaba en el negocio de la tienda de tatuajes y el resto del tiempo lo pasaba haciendo las labores de casa (Las cuales ya podía ir haciendo, pero no tan rápido como antes y sin hacer tantos esfuerzos). Técnicamente hacer las fotografías y estar enganchado a Instagram con la cuenta drag no era un trabajo, solo la motivación que hacía que se moviera del sofá aunque tuviera pereza.

Cuando fue dejando las muletas todavía le recomendaban que no condujera al centro, que era mejor para él quedarse en casa aunque quisiera realmente ir allí. A sus amigos les daba igual desplazarse hasta la casa del albino, y así lo preferían por tal de que el peliblanco no se moviera ni hiciera esfuerzos innecesarios. Pasaban la tarde con sus bromas, sus tonterías y sus cursilerías, casi como cuando tenían veintitantos años y hacían las fiestas de pijamas como si fueran niños, solo para acabar riendo por tonterías, pintándose las uñas y cosiendo nuevos trajes.

Tal vez sonaba cliché y típico, tal vez aburrido, pero era lo que les gustaba hacer: hacer tonterías, hablar de chicos, hacer comentarios vergonzosos y luego acabar riendo por cualquier tontería que dijeran. Tumma era la única mujer en aquellas quedadas, pero no resultaba incómodo quedar con su hermano, con Bert, y con Arnold era hablar de chicos garantizado, ambos tenían parejas masculinas, con Richy había sus dudas, a veces hacía comentarios hacía de chicas, a veces hacía de chicos, sus gustos no estaban completamente definidos aunque llevasen siendo amigos tanto tiempo, pero siempre acababan hablando estupideces y recordando anécdotas de cuando eran jóvenes...

Después de todo tenían cuarenta años ya casi...

Ya estaban en la edad de contar anécdotas y reírse por las tonterías que hacían cuando tenían esa edad.

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Saben lo gracioso que fue para mi imaginar a cinco tipos de cuarenta años hablando de chicos como si fueran adolescentes de dieciséis años?

Osea...

Me dio muchísima ternura y al mismo tiempo también fue como AAAAAAAAAAAAAAAAAAAJAHDJASDHAJDHA

últimamente grito mucho ._.

Will: si, demasiado ._.

yo: habló.

Will: CÁLLATE.

yo: ves?

Bert: déjalo, Asta, Hinata, Inosuke y Bakugou son peores (Varios animes, por si alguien no sabe <:).

Will: eso, recuerda que siempre hay gente peor que yo >:3

Bien, dejando eso a parte, pos, la historia se acerca al final, después de todo ya tienen como... 39 - 40 años (En el caso de Bert).

Y la historia acaba cuando tienen 42-43 uwu

Queda poquitoooooo uwu

Bien...

Pues...

Aquí las opiniones ---------------------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Silvia Line

[1246 Palabras]

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