Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cinco años desde que se casaron (1)

Cinco años desde que se casaron, ¿Quién lo diría? Todo seguía igual, incluso la rutina se hacía tan monótona que cuando llegaban los fines de semana se le pasaban tan rápidos que ni se daba cuenta de que habían pasado, apenas le duraban horas.

La vida de adulto no era como la de estudiante o la de universitario, todavía recordaba el tiempo que malgastaba con el teléfono tirado en la cama en vez de hacer los deberes, y luego pasarse haciéndolos hasta las tantas de la madrugada porque se le había escapado el tiempo con el teléfono, normalmente hablando con su novio sobre tonterías. Ahora apenas tenía tiempo para tumbarse en la cama, que ya tenía que levantarse y cumplir con las obligaciones, no solo del trabajo, sino con las obligaciones de la casa, que quieras que no, no se hacen solas, y al menos tendría que contribuir un poco aunque fuese el que traía el dinero a la casa. Eso sí, con las matemáticas, las facturas y los impuestos si que le costaba ponerse un poco al día, se perdía entre tantos números, por eso se lo dejaba a su esposo, que tampoco se las apañaba muy bien con los números, pero tenía más tiempo para pensarse las cosas, y, para poder comprobar, no solo las facturas, sino que también las nóminas de sus tres trabajos, los impuestos y todo lo que tuviera que ver con la economía de su casa.

Su primer trabajo, por las mañanas y los fines de semanas también por la mañana, consistía en ser cocinero en un restaurante con dos estrellas michelin, no era el cocinero principal, solo era uno de los que se encargaba de una parte de la cocina, la plancha, el fuego, el cocinado de alimentos, etc... No se dedicaba a los platos especiales, esos los hacía el cocinero maestro, el dueño del restaurante; él solo se dedicaba a los platos normales, al fuego y, a veces, se dedicaba al emplatado. Pero normalmente eran sus compañeros los que se dedicaban a eso.

Su segundo trabajo, por las tardes, y solo entre semana, era tatuador en una tienda que le pertenecía a él, un local que, gracias a su marido, logró abrir y, la verdad, es que con sus dotes artísticos, le iba bien, tenía bastantes clientes, quizás no al día, pero sí que los tenía a la semana, era bueno ser amable y tener cierto carisma, eso hacía que de boca a boca, los clientes entrasen interesados por el buen trato y la alta calidad de sus dibujos, y eso le compensaba pasar las tardes después de comer tatuando a la gente. Le gustaba casi tanto como ser cocinero, su gran pasión. Aunque claro, no cocinaba lo que quería, debía cocinar lo que le pedían, pero aun así, le gustaba, y, claro, dedicarse a la cocina no era como estudiar para dedicarse a tatuar, de hecho, entró a la universidad y, todavía le daba mil gracias a su madre.

Hizo la carrera de artes, pero no bellas artes, sino otra carrera que, costaba 20.000 pavos la carrera entera, pero es que realmente era lo que quería, allí le enseñaban lo que quería, y, en un módulo o cualquier cosa no hubiera sido lo mismo, definitivamente no hubiera aprendido igual como lo hizo en la universidad. Claro, que cuando acabó la universidad, se graduó y automáticamente se metió en un grado superior de cocina y varios cursos más para dominar la técnica y así poder meterse a cocinero. Las prácticas fueron lo que más amó en el mundo, y, dio gracias a que lo contrataron e hicieron fijo en el mismo restaurante en el que hizo las prácticas.

Finalmente, su tercer trabajo, era durante las noches y las madrugadas de los fines de semanas. Este último no es que fuese el que más le gustaba, y tampoco le apasionaba, pero, cuando entró allí realmente necesitaba el dinero para la carrera de artes, para ahorrar, para sus lujos etc..., y luego ya, cuando lo hicieron fijo, se quedó allí porque estaba cómodo, simplemente era barman, tenía bebidas gratis y encima podía hablar con los clientes habituales; francamente, ser barman en un pub gay no era tan malo como parecía, es decir, muchos se lo intentaban ligar y cuando veían el anillo de casado, pedían disculpas amablemente (la mayoría de las veces); y simplemente empezaban una conversación que solía durar casi todo su turno. Eso le gustaba. El buen ambiente que había en aquel lugar, se llevaba bien con su jefe, se llevaba bien con sus compañeros en los tres trabajos, y la verdad, tampoco era para tanto.

Ya se había acostumbrado a pasar seis horas por la mañana en el restaurante, otras cuatro o seis horas en la tienda de tatuajes, y luego tampoco le importaba pasar desde las once hasta las tres de la mañana en el pub. No le importaba, sabía que a las tres de la mañana, salía, llegaba a casa a las tres y media de la mañana y se tiraba en la cama, abrazaba a su mundo y se quedaba frito. Sí, su marido era su mundo, su vida y todo.

¿Y mientras él hacía todo eso, a qué se dedicaba el otro?

Puede que hasta ahora no lo conocieran, o, vivan debajo de una piedra, o no estén interesados o informados de ciertos temas de la comunidad, pero, él era fotógrafo profesional e influencer en instagram, su nombre artístico era RB, y, ¿Qué hacía para ser influyente o al menos ser tendencia o tener tantos millones de seguidores? Su marido era Drag Queen. Y estaba orgulloso de él. No le molestaba que lo fuese, de hecho, le gustaba que tuviera esos santos huevos para hacer que hasta los hombres heterosexuales machos pechos peludos se les cayera la santa masculinidad al verlo. Era un provocador, le gustaba jugar con los planos, le gustaba ser una tentación, le gustaba hacerse fotos de las piernas con una falda corta y medias de colegiala, y si, no le importaba ponerse un vestido, una falda o unos tacones y salir de casa con ellos puestos; tenía tantos huevos que se había presentado en su tienda de tatuajes, besando su mejilla y después dedicarse a lo que hacía en la tienda, sin cambiarse de ropa, sin quitarse los tacones, y eso le encantaba; él se quedaba en la recepción, bueno, era quien cobraba a los clientes, quien los atendía, o, incluso era quien regateaba los precios cuando le pedían una rebaja.

En serio, amaba a Robert demasiado.

Su orgullo, sus ganas de provocar, sus ganas de vivir, sus dos huevos bien puestos, no darle vergüenza presentarse ante el mundo como realmente era, que no le importase que lo críticasen, que recibiera miles de insultos por instagram, no le importaba que le escupieran por la calle, que lo mirasen con asco, él les sonreía seductor y seguía con su camino con la cabeza bien alta. Y claro, cuando muchos entraban en la tienda y se encontraban a Bert en el mostrador, algunos daban la vuelta y se marchaban, otros simplemente llegaban hasta él pensando que era una mujer y cuando hablaba se quedaban con cara de póker e intentaban marcharse rápido, sin saber que el tatuador era el moreno y no él. Había otros casos en los que, nada más entrar, al verlos a los dos juntitos o simplemente darse un beso, muchos homofobicos daban la vuelta y se iban, o, los insultaban y se iban para después ponerles una denuncia por escándalo social, la cual era como papel mojado porque no servía para nada, y sí, eso le importaban tres pisos de mierda, porque puede que sería dinero que perdía, pero, la verdad, prefería perderlos antes de que estuvieran allí, le cobrasen y estuvieran incómodos y molestos por la presencia bien provocadora y hermosa de RB.

También había casos en los que cuando Bert llegaba a trabajar, algunos entraban curiosos o puede que un poco nerviosos, le pedían una foto y se iban, problemas de ser influencer, qué tus fans allí donde iba lo perseguían.

- ¿Cómo vas?- preguntó a través del pinganillo que tenía en el oído, la risilla que recibió lo aturdió un poco.

- Tranquilo, cariño, voy bien... Estoy con un par de fotografías.

Estaba en el pub, era un sábado, las dos y media de la mañana, tenía el pinganillo puesto en el oído, era como una especie de manos libres, podía estar hablando por teléfono, como en ese caso, y claro, como mientras hablaba con él estaba limpiando la barra y los vasos, pues no le decían nada. También tenía buena relación con su jefe y le perdonaba algunas cosas, que eran pocas, porque no solía ser... un mal trabajador.

- ¿Editando o haciendo?

- Editando... es tarde para estar solo con una falda... Además, se fundió el foco principal, el de la lucecita amarilla.

- Ya podrías esperarme algún día con una puesta.

- Uy, cariño, no me des ideas...- los dos rieron un poco.- Ahora sí, Will, ¿Por dónde andan las bombillas?

- Creo que había una caja en el trastero, pero no sé si estarán fundidas, deben tener más años que los dinosaurios.- la risilla que soltó le hizo sonreír como estúpido, adoraba su risa.

- Voy a buscarlas...- lo escuchó moverse, encender el interruptor y poner el teléfono en algún lugar.- ¿Cómo vas? ¿Estás muy cansado?- estaba el teléfono en altavoz, lo escuchaba un poco lejos.

- Eso debería preguntarte yo a ti, esperarme despierto hasta las tres de la mañana debe ser duro.

- No creas, estoy con sobredosis de café, es imposible que me quede dormido antes de que tu lleg. . .

Se escuchó un quejido.

- Berty?

- Estoy bien, solo se me cayó una caja de pilas en el pie.

No pudo evitar soltar una carcajada que intentó disimular y hacerla lo más silenciosa posible.

- No te rías- le reprochó.- Dolió.

- ¿Estás bien?

- Si, si, las encontré- la risilla inocente y aniñada le hizo sonreír un poco.- Voy a ver si funcionan- lo escuchó moverse de nuevo, y después el sonido de la lámpara moviéndose.- Funciona- sonrió y soltó una risilla.

- Bueno, pues ya puedes hacer un par de fotos.

- Ja, ja, que gracioso... No me apetece cambiarme, estoy con el pijama de vellut y una bata.

- ¿Tanto frío tienes?

- Un poquito...

- Se supone que eres noruego, ¿Cómo diablos tienes frío?

Se escuchó una risilla.

- No seas burro, este invierno es tremendamente frío, además, no estoy tan acostumbrado al frío aunque sea noruego, no es algo innato que tienes por ser de un país determinado; porque desde que tenía poco más de un año estoy aquí.

- De acuerdo, de acuerdo...- rodó los ojos y sonrió un poco.- Tengo que colgar, el jefe se me acerca.

- Uy, de acuerdo, aquí te espero.

- Nos vemos, cariño...- colgó.

_____________________________________________________

Ustedes ahora mismo: ¿¡PORQUE TIENEN 35!? ¿¡QUÉ HA PASADO AQUÍ!?

yo: me gusta empezar la historia casi por el final :D

todos: ._.


Si, eso es lo que pasa, y eso es lo que sucedió en esta historia, empecé por el final, así que no se preocupes, retrocederé atrás en el tiempo y dentro de uno o dos capítulos, descuiden XDD

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Silvia Line

[1866 Palabras]

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro