Viñeta escrita en 5 min. O menos

—Quédate quieto Wonsik. —volvió a murmurar con un puchero, pero es que era tan difícil verlo tan concentrado y no moverme a su lado para poder tocarlo.

—Lo lamento...

—No hables y no te muevas -volvió a reñirme.

Cuando accedí a ser su modelo pensé que sería mucho más divertido, y más cuando me dijo que debía posar semidesnudo, pero no bien me quité la ropa Leo se escondió detrás de su caballete y yo terminé sentado en el revoltijo de telas de colores y manchas de pintura.

De pronto arrojó el pincel a un lado, parecía molesto.

—¡No! no queda, no me gusta... —me miró fijamente, yo estaba tan sobresaltado por su reacción como para moverme o decir nada—. Hay algo que falta...

Dio un manotazo al lienzo y su mano terminó manchada con óleo de varios colores, se quedó mirando por algunos momentos aquel desastre que había hecho.

Yo sabía que él era un genio y que como tal a veces tenía algunas actitudes que se podrían considerar extrañas para otros pero no para mí, yo lo conocía muy bien, lo admiraba y sí, lo amaba; aunque sabía que su pasión por la pintura era superior a todo lo demás, por lo cual me conformaba con mirarlo desde lejos... hasta ese momento.

Me acerqué a él lentamente y tomé su mano pintada, decidiendo hacer un movimiento arriesgado.

—Si no te gusta ¿Por qué no cambias de lienzo?

Acerqué su mano hasta que toco mi abdomen, sentí la fría humedad del óleo mientras movía su mano, dejando unas líneas multicolores en mi propio cuerpo.

Leo miraba primero la pintura, luego clavó sus ojos en los míos mientras subía su mano marcando los músculos de mi pecho.

No pude contener el jadeo que salió de mi boca ante aquel contacto y por primera vez en mucho tiempo lo vi sonreír.

Apenas se movió para tomar más pintura, sin destrabar nuestras miradas sentí que ahora marcaba mi cuello y bajaba por mi hombro y mi brazo hasta mi mano derecha.

Comencé a temblar aunque no por otra cosa, el contacto de sus dedos contra mi piel desnuda me estaba volviendo loco.

—Te dije que te quedaras quieto. —De nuevo estaba concentrado en su "trabajo"

Suspiré profundamente para concentrarme, aunque era bastante difícil permanecer inmóvil mientras sus dedos pintaban rayas y manchas en mi piel. Tenía que utilizar toda mi fuerza de voluntad para no abalanzarme sobre él y tocar por los mismos lugares por los que él tocaba y aún mucho más.

—Cierra los ojos —me ordenó de pronto, le obedecí e inmediatamente sentí sus dedos subir por mi cuello hasta mis mejillas y mi frente.

De pronto y sin aviso alguno, algo mucho más suave que sus dedos se posó sobre mis labios, sentí su aliento entrando en mi boca.

Quise rodearlo con mis brazos y profundizar aquel sorpresivo aunque delicioso beso, pero en cuanto hice el intento de moverme sus manos se cerraron sobre mis muñecas. En mi mente podía escucharlo regañarme por moverme.

Así que no hice mayor movimiento que el de mis labios contra los suyos mientras sus dedos se enredaban por mi cabello, dándome aquel contacto que tanto deseaba y que no me había atrevido ni a imaginar en mis mejores sueños.

Ni siquiera me detuve a pensar en lo que me costaría liberar mi cabello de la pintura con la que seguramente lo estaba llenando, lo único que importaba eran los labios suaves de Leo, sus manos recorriéndome y su cuerpo pegado al mío.

Me es imposible decir cuánto tiempo pasó antes de que él se separar solo un poco de mí y yo pudiera abrir los ojos. Leo me miraba fijamente con la cara sonrojada y la respiración acelerada.

—Eres mi mejor obra de arte.

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Pequeña nota: Confieso que me tardé más tiempo de los 5 minutos... pero como estaba trabajando me tenía que ocupar en otras cosas jejeje, pero creo que de "tiempo efectivo" escribiendo tal cual, si entra en ese límite.