Scentist
Todo lo que pasó en tu día + fantasía
Estaba bastante agotada, pero claro, nadie dijo que ser jefa del departamento de recursos humanos sería una tarea sencilla. Aquella noche terminé saliendo varias horas tarde para poder terminar el cierre de mes, y para colmo me tocó toda la aglomeración de gente en el transporte público.
Entre empujones y apretones logré bajarme del camión con un suspiro de satisfacción, ya estaba a solo unas tres cuadras de poder llegar a casa a descansar por fin. Había terminado bastante acalorada y engentada así que nada más bajar me amarré el cabello en un chongo alto.
Recordé de pronto que justo ese día me habían regalado una loción corporal por mi ascenso, así que me apresuré a sacarla de mi mochila... no confiaba mucho en la chica que me lo había regalado pues sabía que ella quería mi puesto, pero en ese momento su presente me sería de utilidad.
"Suave seducción" rezaba la cursi etiqueta rosada. Bueno, lo importante era que me ayudara con el olor a muchedumbre con el que había terminado, sirvió muy bien a su propósito y luego de ponérmelo me sentí refrescada por el aroma dulce. Aunque no por eso menos cansada, lo que ya quería era llegar a dormir.
Comencé a caminar aquellas cuadras que me separaban de mi tan ansiada cama, toda mi vida había caminado por esa calle de un solo carril, iluminada para ese momento solo con pequeños charcos de luz justo debajo de los faroles.
No fue hasta que llegué a la primera esquina que comencé a sentirme nerviosa, al noche era bastante oscura y silenciosa lo cual se me hizo extraño a pesar de que sabía que ya era tarde. No me preocupé realmente hasta que apareció al final de la calle una figura solitaria, en un inicio pensé que se trataba de algún vecino que iba a continuar la fiesta en algún otro lado, solían hacerlo, pero conforme nos acercabamos me di cuenta que era un completo desconocido.
Cuando pasó debajo de uno de los faroles pude darme cuenta que era alto y delgado, aunque tenía el cabello blanco no parecía ser mayor de edad, sus movimientos eran demasiado atléticos.
Volteé hacia atrás, temiendo encontrarme completamente sola ante aquel hombre, pero lo que vi era peor, otro hombre desconocido caminaba en mi misma dirección, su cabello resaltaba rosa a pesar de la distancia y sus ojos estaban fijos en mí al igual que los del otro.
"Maldición" pensé, ahora sí realmente asustada. Eran demasiados los casos de inseguridad en las noticias como para estar tranquila. Respire profundo y seguí caminando como si nada a pesar de la mirada de los dos desconocidos; pero metía la mano en mi bolsillo derecho donde guardaba mi gas pimienta para casos como aquel.
Pero no bien mis dedos tocaron el pequeño contenedor una mano fría se cerró sobre la mía, otra igual tapó mi boca sofocando el grito que intentó salir. El chico pelirosa había llegado en un santiamén hasta detrás de mí, ni siquiera lo había escuchado acercarse y ahora me tenía sometida.
Intenté soltarme pero era imposible, como si intentara mover una estatua de piedra. Y mi terror aumentó al voltear hacia adelante y darme cuenta que el otro sujeto también había llegado junto a nosotros con monstruosa velocidad.
Ahora se inclinaba sobre mí, extendiendo ambas manos como si fuera a tomar mi rostro, era tal la adrenalina que ya corría por mis venas que me parecía ver todo a cámara lenta. Pude notar los bellos rasgos asiáticos del peliblanco, su piel sumamente blanca y labios rosados con marcado arco de cupido; pero lo más llamativo eran los pupilentes rojos que llevaba.
—Por favor, no te muevas, —susurró el chico detrás de mí.
—No te haremos daño, pero hueles tan bien... —el otro tomó por fin mis mejillas a pesar de la mano de el de atrás que aún me tapaba la boca—. Por favor, no grites.
Sentí como si de pronto cayera dentro de aquellos ojos rojos, todo mi cuerpo se vio paralizado por ellos. Solo entonces el pelirosa me soltó aunque solo para rodear mis hombros con el mismo abrazo inamovible.
El alto peliblanco se inclinaba entonces como si fuera a besarme, para ese momento yo ya no quería luchar y cuando sus labios pasaron rozando los míos sin llegar a tocarlos completamente la decepción cruzó mi pecho, aunque en lugar de alejarse continuaron su camino descendente.
—Un olor tan dulce... no podemos hacer nada contra él... lo siento. —Estaba atrapada entre aquellos dos cuerpos, podía sentir sus palabras contra mi cuello.
—Pero no te haremos daño, no demasiado... solo será un momento. —secundo el pelirosa.
No podía controlar mi cuerpo pero mi mente seguía igual de febril "Ojos rojos, hipnosis, velocidad sobrehumana"
Casi podía saber lo que ocurriría después antes de que pasara, antes de sentir los dos fuertes pinchazos a ambos lados de mi cuello, entrando hasta casi alcanzarme el alma y paralizando todo mi cuerpo en éxtasis.
No pude contener el jadeo agudo que salió de mi boca, me aferré a la camisa del chico frente a mí mientras sentía como mi sangre era drenada por aquellos dos guapos chicos, aquellos dos vampiros pues era claro que lo eran.
—No quiero morir... —me obligue a murmuran aún sobre las sensación placentera y el dolor que me causaba el movimiento de mi garganta—. No aún... Por favor...
Me estaba debilitando con pasmosa velocidad, me mantenía en pie solo gracias a los duros brazos que me sujetaban.
—Dijeron que no me harían daño... así que, por favor... no me maten...
De pronto ambos se separaron de mi piel con un gruñido bajo, el pelirosa tuve que sujetarme con más fuerza pues sentí como si, con su movimiento, se hubieran llevado una parte de mi alma cada uno; recargue todo mi peso contra él, incluso la cabeza.
—¿Sabes lo que somos? —me preguntó de pronto el que estaba frente a mí.
Esta vez pude ver el brillo afilado de sus colmillos al hablar, sus labios antes de un rosa claro estaban manchados de rojo, como si se los hubiera pintado con tintura... claro que no era tintura lo que portaban, era mi propia sangre. Levanté pesadamente la mano para poder tocarlos, la punta de mis dedos quedó manchada del mismo color.
—Creo que... está claro lo que son... gracias por no matarme...
—Anda, no es necesario tanto drama, —dijo el chico detrás de mí, de pronto se movió para cargarme en sus brazos, mentalmente agradecí el cambio—. Dijimos que no te haríamos daño y mantenemos nuestra palabra, así que ahora te llevaremos a casa ¿de acuerdo?
—Pero eso ha sido peligroso, tuviste suerte de que fuéramos nosotros, ten más cuidado al usar invocadores. —me riñó el otro.
—¿Invocadores?
Habían comenzado a caminar en la misma dirección que yo en un inicio.
—Tu olor... es una mezcla hecha para atraer bebedores cercanos, puede volver locos a algunos, así que la próxima vez úsalo con moderación.
—Yo no... —pero entonces recordé, "dulce seducción", esa zorra me había tendido una trampa.
—Pero ahora tiene nuestro olor hyung, nuestra marca, será difícil que alguien más se atreva a acercarse.
—Nunca se es demasiado precavido.
—De acuerdo...—susurré, me estaba quedando dormida luego de toda aquella intensidad—. Es aquí.
Habíamos llegado justo a la puerta de mi casa. El más alto metió las manos en mis bolsas hasta encontrar las llaves, yo me sentía ya demasiado adormilada como para decir o hacer nada. Así que sin oponer resistencia fui llevada hasta mi habitación sin que siquiera prendieran las luces, al sentirme cómodamente arropada suspiré de placer.
Cuando mi gata vino a acostarse a mi lado como todas las noches, la atención del peliblanco fue totalmente acaparada por ella, el más bajo río antes de inclinarse sobre mi cara.
—Leo-hyung tiene razón, no ocupes esa cosa hasta que volvamos a vernos ¿de acuerdo? No lo ocupes para nadie más que no seamos nosotros. —Lo último que sentí aquella noche fueron sus labios fríos sobre mi frente.
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Pequeña nota: ok, me proyecté demasiado en este OS pero creo que ese era el punto del reto así que ya, ahora saben más cosas de mí como que trabajo en RH y tengo una gata (bueno, en realidad dos, Vaca y Misha, pero solo la Vaca se duerme conmigo)
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