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El hospital (Día 385)

15 de Septiembre 2019

A principios de este mes de septiembre cumple años la hermana menor de tía Lupe, Anita, cumple 10 años y sus papás decidieron hacer una fiesta pequeña en casa a la cual Gerry ya fue considerado para estar presente.
Por la mañana mis tíos y yo asistimos a mi consulta para después ir a comprar las cosas que necesitaría para la escuela pues llevaba una semana ya de haber ingresado, llegue a casa y me di un largo baño acompañado de mis canciones favoritas y la mayoría canciones que mi alto novio me había dedicado, mientras cantaba enamorada en la regadera recibí una llamada, era Gerry que estaba por llegar por mi lo cual me lleno de asombro pues una de sus cualidades no era ser puntual, así que tuve que cortar mi concierto en el baño y salir rápidamente para ponerme mi ropa que ya me esperaba lista sobre mi cama, me aliste lo más rápido que me fue posible hasta que escuché que tocaron la puerta de casa, así es era Gerry quien vestía una camisa de vestir color azul acompañada de su delicioso perfume, un pantalón negro de vestir y su reloj en la muñeca izquierda que no podía faltar.
      — Listo preciosa dijo mientras besaba mi mejilla
Tomé mi enorme bolsa con cuadernos que había comprado y salí tomando su mano
      — ¿Que tanto traes? pregunto Gerry
      — Mis cuadernos para la escuela, tengo que forrarlos para el lunes
       — Dame la bolsa te ayudo dijo mientras estiraba la mano en ayuda.
Llegamos a casa de mis tíos y nos unimos a la fiesta, tras unas horas entramos a la casa y nos sentamos en el sillón café en medio de la sala para forrar mis cuadernos que eran bastantes, situación que se vio interrumpida después de unos minutos cuando llego Arón el único hermano hombre de tía Lupe quien traía a sus dos hijos pequeños de 1 y 2 años pues después de su llegada Gerry comenzó a jugar con uno de los niños ya que ellos coincidían en gustos respecto a los animales de granja así que Gerry pasó de ayudarme con mis cuadernos a platicar y enseñarle fotos de caballos, vacas, borregos y más animales a un niño de dos años quien se llenaba de risas y emoción cada que Gerry le mostraba fotos en su celular.

Una semana después 16 de septiembre, se cancelaría labores escolares, por ello después del trabajo regresaría a casa a descansar. A unas horas de terminar mi turno en la nevería recibí una llamada de tía Lupe lo cual se me hizo completamente extraño pues no suele llamar en horarios de trabajo
— Hola Lupe ¿Que sucede?
— Es que... se quedó pensando unos segundos hasta que nuevamente pregunté ¿Qué pasa?
— Estamos en el hospital, tu abuelo, Felix se puso mal y está en urgencias ¿Quieres venir?
— Si por su puesto, salgo en poco tiempo, no sé llegar porque esta muy lejos pero cuando salga me explicas como puedo llegar ¿Que le sucedió a mi abuelo? ¿Todo está bien?
— No te preocupes estoy acá con Miguel, todo bien, cuando llegues platicamos, tranquila.
Colgué la llamada y no podía dejar de pensar que era lo que estaba sucediendo, los minutos comenzaron a transcurrir de manera lenta, quería que el tiempo avanzara rápido y aunque no tenía idea de cómo llegar sabía que tenía que llegar al hospital de alguna manera.
A cinco minutos de terminar mi turno entro un cliente a la nevaría
— Buenos días ¿Que va a llev..... Gerry ¿Hola? ¿Qué haces aquí?
Se me puso la piel helada cuando vi que por la puerta no entro un cliente si no mi novio acompañado por unas bolsas enormes y una rosa, me daba pena que me viera con ese uniforme de trabajo y sin una sola gota de maquillaje.
— Hola señorita preciosa, le traje su flor favorita y una invitación a ver películas en tu casa, traje películas y comida para la película.
No pude evitar sonreír ante tal gesto tan lindo de parte de él pero no podía aceptar, mi abuelo se encontraba en el hospital y tenía que verlo.
— Mi Jesús es un detalle tan bonito y me encantaría llevar a cabo ese plan pero me acaba de llamar mi tía, mi abuelo está en el hospital
No termine la oración cuando Gerry me interrumpió para preguntar cómo estaba mi abuelo
— Aún no se cómo está, tía Lupe dijo que hablaríamos al llegar.
— Las película puedes esperar Gema en cuanto termines tu turno nos vamos al hospital, le llamaré a tus tíos para preguntarles en donde está ubicado.
— Gracias Gerry, gracias por esto.
Mientras tomaba mis cosas Gerry mantenía una plática por celular con mis tíos quienes le explicaban detalladamente la ubicación del hospital, me despedí de mi Patrón y salimos corriendo, nos dirigimos a mi casa primero pues debía cambiarme la ropa, coloque la rosa color rosa en un florero con agua, guardamos la comida y cosas que Gerry llevaba en las enormes bolsas y salimos de casa, tomamos el transporte público que nos llevó más de una hora para poder llegar a nuestro destino.
Cuando por fin termino el largo trayecto y llegamos al hospital pude percibir el auto café de mis tíos, de inmediato nos dirigimos hacia ellos
— ¿Como está mi abuelo? Pregunté con un nudo en la garganta mientras Gerry acariciaba mi hombro como muestra de consuelo.
Mis tíos se miraron el uno al otro
— en diez minutos comienza una visita de media hora y enseguida la segunda visita de dos horas
— Gerry puede pasar a la visita corta y tú Gema tú a la visita larga
Ambos accedimos con la cabeza esperando a que llegara la hora de pasar
— ¿Comieron? Pregunto tía Lupe
— No, ya que enseguida nos venimos para acá
Los diez minutos parecieron ser eternos y llegó la hora en que Gerry podía pasar a verlo durante media hora así que de su cartera sacó su identificación y entró por unas enormes puertas de vidrio corredizas mientras lo seguí con la mirada y lo vi perderse por los pasillos del hospital.
Durante media hora mis tíos y yo esperamos afuera, sentados en una banqueta de la calle aún lado del auto mientras platicábamos acerca de lo que estaba sucediendo, nuestra plática terminó cuando Gerry volvió a nuestro lado tras haber terminado su turno de visita, se acercó a mi y me explico detalladamente cómo llegar a la habitación en donde mi abuelo se encontraba, llena de angustia tomé mi identificación y ahora fui yo quien se perdió entre los pasillos de aquel iluminado hospital.
Llegue a un elevador y entré dentro de él, al salir me encontré con otro pasillo aún más largo lleno de puertas de manera color café así que recordé las instrucciones de mi novio y finalmente llegue a la habitación con el número once que es la que marcaba la ficha que me había dado una enfermera con anterioridad, abrí lentamente la puerta y me encontré con una camilla vacía a mi lado izquierdo, de mi lado derecho había un hombre que no era mi abuelo así que continué mi caminata y al otro lado de la cortina junto a la camilla se encontraba mi abuelo Felix sentado en un sillón, al verme sonrió y me acerqué a él, quería abrazarlo pero no podía por todo lo que tenía conectado
— ¡Hija! ¿Cómo estás? Me pregunto con una sonrisa en el rostro
No podía evitar ver su pálido rostro que había perdido color por la pérdida de sangre que había tenido
— ¿Tú cómo estás?
— Yo estoy bien hija dijo mientras tomaba mi mano a lo cual sólo sonreí tratando de evitar que las lágrimas me traicionaran
— Oye que agradable es este muchacho, Gerry
— ¿Te agrada?
— Si, la media hora que estuvo aquí conmigo estuvimos platicando, muy buen muchacho.
Nuestra plática se extendió por dos largas horas hasta que se acercó un enfermero a mi
— Señorita, la hora de las visitas a terminado dijo en enfermero vestido de blanco
Me acerqué a mi abuelo y bese su mejilla —Nos vemos pronto don Félix, cuídate mucho, te quiero.
— Yo también te quiero hija
Salí de la habitación y mi vista comenzó a nublarse por las lágrimas que comenzaban a alojarse en mis ojos, caminé por los enormes pasillos hasta que llegue a un baño en el cual entré, me mire en el espejo y seque mis lágrimas para continuar mi camino, a través de las enormes puertas de la entrada pude ver que el sol ya comenzaba a ocultarse y cuando llegue a la puerta sentados manteniendo una conversación logre ver a mis tíos y mi novio quien al verme me ofrecieron sus brazos como refugio lo cual acepte.
Tras algunos minutos en sus brazos subimos al auto para regresar a casa, Tío Miguel encendió el auto, a su lado tía Lupe mientras Gerry y yo en los asientos traseros
— Ahora vamos a comer niños, porque ustedes no han comido dijo tía Lupe mientras nos miraba a través del retrovisor
— ¿No fuiste a trabajar Gerry? Pregunto tío Miguel
— Hoy tengo el turno nocturno en el mini súper, entro a las nueve de la noche.
— Excelente, vamos a comer cerca de donde vives y de ahí te pasamos a dejar a tu trabajo ¿Te parece?
— Claro que si don Miguel muchas gracias.

Nuestro recorrido inició en el auto hasta que nos detuvimos en el estacionamiento de un súper ya que el auto tras el largo recorrido necesitaba anticongelante así que tío Miguel se bajo para colocárselo, en seguida de que bajo las gotas de lluvia comenzaron a caer de manera repentina y Gerry bajo rápidamente del auto para ayudar.
— Ay este muchacho tan acomedido exclamó tía Lupe mientras los mirábamos a través del parabrisas
A los pocos minutos cerraron la tapa del auto y ambos subieron empapados, continuó nuestro trayecto hasta que el celular de tío Miguel comenzó a sonar, era una llamada, lo tomo con la mano derecha sin perder de vista el camino.
— Es celeste, mi hermana dijo sorprendido
Así es, era mi mamá y no podía comprender que era lo que necesitaba si no había llamado a mis tíos desde que se fue.
Mi tío contestó la llamada y la colocó en altavoz
— ¿Que pasó hermana? Pregunto preocupado
— ¿En donde estas Miguel?
— Vengo de ver a papá ¿sucede algo?
— Es que nosotros (al decir nosotros se refiere a ella y a él señor) vamos para el hospital pero se nos terminó la gasolina y nos quedamos parados.
— ¿En donde estas?
— No se pero te paso a Julio para que te explique.
Julio es el señor y al parecer tío Miguel al igual que yo no lo quiere mucho ya que al escuchar esas palabras colgó la llamada y dijo — Yo no tengo nada que hablar con @&$)&.
Tras haber colgado la llamada tío Miguel le escribió un mensaje a mamá para que le enviara la ubicación de donde estaban, la cual envío enseguida.
Nos dirigimos a buscar en donde comprar un garrafón y de inmediato a la gasolinería más cercana en donde llenaron el garrafón.
Tío Miguel no se encontraba nada feliz ante esto pues digamos que el señor Julio no es de su agrado y en ese momento menos lo fue — Se lleva a mi hermana y ni siquiera puede hacerse responsable exclamó tío Miguel
Enseguida tía Lupe saco el celular con la ubicación y nuestra búsqueda por ellos comenzó, salimos de la autopista y entramos a unas calles solas y obscuras, seguimos las instrucciones que el celular indicaba pero cada vez nos alejábamos más, perdimos muchos minutos entre calles alejadas hasta que comenzó a parecer extraño pues ya nos encontrábamos lo suficientemente lejos en medio de la nada
— Esto ya no me suena bien, le marcaré a mi hermana dijo mi tío indignado.
Saco su celular y al segundo timbrazo ella respondió
— Oye seguimos la ubicación pero nos mandó a un lugar lejano ¿en donde estas?
— Estamos sobre la autopista
— La ubicación que me mandaste me llevo fuera de la autopista
— No comprendo porque...
Al fondo pudimos escuchar al señor decir el punto exacto de donde se encontraban y mamá repitió al celular cada palabra de él.
— Ya se en donde, en un momento llegamos dijo tío Miguel para colgar la llamada enseguida.
—¿Como es posible esto? ¡Que inconsciente es mi hermana! Dijo tío Miguel muy enojado
— Tranquilo, vámonos de aquí que está muy feo pero necesito que estés tranquilo dijo tía Lupe
— Es que como puede ser tan inconsciente, su hija viene sin comer, Gerry tiene que irse a trabajar y nos mandan una ubicación errónea que nos hizo perder más de una hora dando vueltas.
— Vamos a llevarle la gasolina y buscamos algo para comer pero tranquilo por favor.
Después de que tía Lupe logró tranquilizarlo nos fuimos de ese alejado lugar el cual nos llevó casi cuarenta minutos reintegrarnos a la autopista, hasta que logramos ver el auto de mamá el cual conducía el señor.
Mi tío se encontraba tan enojado que ni siquiera quería verlos así que fue Gerry quien se bajo con el enorme garrafón de gasolina y se lo entrego a mamá, enseguida regreso al carro y continuamos nuestro recorrido en busca de un lugar en donde comer.
Pasamos a varios lugares de comida pero algunos ya se encontraban cerrados y en otros la comida no se nos apetecía así que decidimos comer hasta el lugar en donde Gerry vivía, en el trayecto mi tío parecía ya estar más relajado y de mejor humor
       — Me urge hacer pipí dijo tío Miguel sin ni un poco de vergüenza
       — ¿Sabe como se le puede quitar? Dijo Gerry
      — ¿Como?
     — Una vez un maestro nos dijo que si piensas en sexo se te pasan las ganas de orinar
De inmediato las risas de mis tíos no se hicieron esperar ante tal comentario mientras yo moría de vergüenza por lo que había dicho pues ni siquiera él y yo habíamos hablado de esos temas.
Entre tantas risas mi tío olvidó que venía molesto y respondió — No Gerry si pienso en eso puede pasar otra cosa
      — Ay don Miguel, así nos dijo un maestro una vez en la secundaria.
Minutos más tarde llegamos al lugar en donde Gerry vive en busca de un sitio en donde comer pero en su mayoría se encontraba cerrado hasta que después de dar muchas vueltas por el centro encontramos en donde venían hamburguesas y nos acercamos, el señor nos advirtió que ya no contaba con todos los ingredientes para prepararlas pero nuestra hambre era tanta que decidimos ordenarlas aún así, fueron las hamburguesas más feas y caras que habíamos probado pero de igual manera faltaban pocos minutos para que el turno laboral de Gerry comenzara y no podíamos perder más tiempo.
Cuando terminamos de comer subimos al auto y nos dirigimos al trabajo de Gerry
     — Que feo lugar donde vives Gerry aún no son ni las nueve y ya no hay comida
    — ¿Verdad que si doña Lupita? Esta bien feo a mi tampoco me gusta
    — En donde vivimos encuentras comida a cualquier hora, más rica y más barata.
    — ¿A cualquier hora? Pregunto Gerry asombrado
    — Si, de hecho hay un lugar de comida que se pone a la media noche y se quita por la mañana, nosotros le llamamos "Las de las 3 de la mañana" porque hemos ido muchas veces a esa hora.
Ante tal comentario Gerry soltó una risa incrédula ante lo que tía Lupe le había dicho — ¿Apoco si?
     — De verdad Gerry un día te vamos a llevar, su comida es muy rica y por la hora creerías que no hay gente pero siempre tienen mucha gente.
    — Listo, aquí es mi trabajo dijo Gerry señalando el Mini súper.
Bajo del auto y se despidió de nosotros, entró a su trabajo y continuamos nuestro camino hasta que llegamos a casa de mi abuela en donde mis tíos me dejaron para ir ellos a su casa, entré a mi habitación rendida por el largo día y abrí una de las bolsas que Gerry llevaba, de ella saqué una playera color rosa con algunos vivos color gris la cual contenía una nota.   "Gema nos compré estas playeras rosas iguales para ponérnoslas en alguna de nuestras salidas"
Tal gesto me hizo sonreír lo suficiente, le escribí un mensaje de agradecimiento y procedí a ir a la cama, coloque un par de alarmas por la madrugada para estar en contacto con mi novio ya que estaría trabajando toda la noche.

Días después mi abuelo había regresado a urgencias, por ello eran imposibles las visitas pero debía haber un familiar dentro en caso de recibir noticias buenas o malas, Tío Miguel y yo éramos quienes dábamos nuestras constantes vueltas por el hospital en relevo a mi abuela y mi tíos Efraín.
Gerry por su puesto quería ayudar pero él al no ser familiar directo no podría quedarse por las noches, así que su manera de ayudar fue ofreciéndose como voluntario en la donación de sangre, de igual manera busco amigos y conocidos en su trabajo que quisieran donar sangre para mi abuelo.
Una tarde tío Miguel y yo en camino al hospital quedamos de pasar por Gerry para que pudiera acompañarnos ya que mi visita sería por la tarde y la de mi tío sería nocturna así que yo tendría que volver a casa por la noche y por supuesto que sola no podría hacerlo.
Llegamos los tres al hospital y pase a la visita con mi abuelo quien no lucía nada bien de salud, esta ocasión no se encontraba en su sillón si no en una cama, conectado a muchos aparatos, su rostro seguía pálido y sus labios descoloridos, sus piernas se notaban más delgadas de lo normal y su mirada era triste. Al transcurrir mi horario de visita salí de la habitación hasta llegar a la enorme puerta de cristales por la cual podía ver que ya había obscurecido, vi sentados a Gerry y tío Miguel dentro del auto y toque por la ventanilla del conductor hasta que abrieron la puerta
— ¿Listo? Pregunto tío Miguel
Un serio y seco si salió de mi garganta
— Regresen con cuidado, ya es muy tarde.
— Usted no se preocupe dijo Gerry mientras tomaba mi hombro.
Salimos del hospital mi novio y yo en dirección a tomar un camión, el cual tardo tan sólo cinco minutos en pasar, subimos y me senté del lado de la ventana, mi humor no era el mejor en ese momento así que Gerry solo tomó mi mano con fuerza, al bajar del camión caminamos unas calles y cruzamos un largo puente desde donde se podía ver la estación del metro que tomaríamos, debo admitir que era una vista bonita, los dos en medio del puente tomados de la mano acompañados de una estrellada noche, entramos a la estación mientras él guiaba mi camino pues recordemos que no soy muy buena para salir y él es mi novio mapa, nos sentamos en los asientos del lado derecho — ¿Como estás, preciosa? Pregunto con una voz tierna
— Estoy preocupada, tengo miedo de perderlo.
— Todo saldrá bien, ya lo verás.
— Cada vez lo veo peor y me da miedo que un día me den la mala noticia de que su corazón ya no late.
— No temas preciosa, verás que mejorará, tu abuelo es fuerte, además yo te prometo que cuando ese día llegue estaré contigo, te ayudaré a salir de esto y no te dejaré sola pero ten por seguro que para eso falta mucho, ahora no es el momento de que tu abuelo se valla.
Bese su mejilla y le regale una sonrisa, sus palabras me habían tranquilizado lo suficiente.
Nuestro viaje en metro había terminado pero aún nos esperaba otro transporte para llegar al lugar donde Gerry vive el cual tomamos casi a las nueve de la noche, después de más de una hora de trayecto llegamos al lugar, en donde mi tío Efraín ya me esperaba con su motocicleta para llevarme a casa.
— Hola Gerry ¿como les fue?
— Hola don Efraín, bien, aquí se la entrego sana y salva.
— Muchas gracias por acompañarla y traerla, ve con cuidado a casa.
— No se preocupe yo estoy a una calle de mi casa, en menos de un minuto llego, ustedes vallan con cuidado.
Ambos hombres se dieron la mano en señal de despedida, Gerry me regaló una última sonrisa, me coloque el casco y subí a la motocicleta, por el retrovisor pude percibir que se quedó parado esperando a que nos fuéramos hasta que la lejanía hizo que dejara de verlo.

Días más tarde tío Miguel y yo fuimos al hospital, esta ocasión yo tendría el turno nocturno en la fría sala de espera mientras él esperaba unas calles afuera en el auto ya que él sería el relevo por la mañana, Gerry había quedado de ir por mí a las ocho de la mañana cuando mi turno terminara pues no quería que regresara sola a casa.
Mi turno en la sala llena de gente se hizo eterno ya que me encontraba sola, de momentos Gerry se despertaba y manteníamos cortas conversaciones, el tiempo comenzó a transcurrir más rápido cuando una mujer de edad avanzada se sentó a mi lado y comenzamos una charla, la mujer se encontraba ahí por su hijo quien igual estaba en urgencias, su semblante era preocupado pero la vibra que transmitía era agradable, a través de las ventanas logre ver como comenzaba a amanecer después de haber pasado toda la noche ahí así que me dirigí a los baños del hospital y lavé mi cara para refrescarme, realmente moría de sueño.
Unos minutos más tarde pude ver en la puerta un rostro y cuerpo conocido que no podía ser nada más y nada menos que mi novio que había llegado por mi, salí de la sala y lo recibí con un abrazo.
— Gracias por venir
— No agradezcas, te traje una chamarra porque conozco a mi novia y sé que nunca se abriga.
Me dio una peluda chamarra color gris la cual me coloque y comenzamos nuestro largo trayecto, a mitad de camino me recargue en su hombro y perdí el conocimiento por unos minutos a causa del sueño hasta que volví a la realidad.
— Gemita te invito a desayunar a mi casa, debes tener hambre.
— Claro, solo deja aviso a mis tíos.
El eterno camino terminó y llegamos a casa de Gerry en donde solo se encontraba su mamá quien estaba por salir rumbo a su trabajo
— Hola señora buenos días
— Hola Gema, buen día dijo acompañado de una sonrisa
— Bueno muchachos los dejó, debo ir a trabajar se despidió su mamá mientras salía por la puerta principal.
Gerry me ofreció recostarme en su cama mientras iba a la tienda a comprar algo y poder preparara para desayunar, quise acompañarlo pero él me miró tan cansada que prefirió ir solo, le tomé la palabra y me acoste sobre su cobertor color azul y dormí por algunos minutos hasta que su dulce voz me despertó invitándome al comedor en donde ya se encontraba el desayuno preparado y servido, nos sentamos a desayunar juntos mientras veíamos un programa mañanero.
— Gema te platico algo
— A ver platícame ¿ahora que hiciste? Dije entre risas
— Ayer por la noche me quede dormido muy temprano porque llegue cansado de trabajar, desperté mire mi celular y vi que eran las ocho en punto, me levante de la cama como un loco y estando a punto de salir me di cuenta que eran las ocho de la noche, creí que eran las ocho de la mañana y me había quedado dormido para ir por ti.
Entre risas por su historia continuamos el desayuno hasta que comenzó a hacerse tarde así que salimos de su casa en dirección hacia la mía.

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