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142cm De Dulzura

"Mina y la Doctora Bae"

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Suspiró pesadamente, recordando la conversación que tuvo ayer con su novia. Le había prometido tantas cosas entre llanto. Tantas. Tantas que le era una complicación. 

"Retomaré la terapia, lo prometo", "No insultaré más, lo prometo", "Iré a ver a mamá, lo prometo", "Te hablaré bien de hoy en más, lo prometo", "Dejaré el cigarro, lo prometo", "Contaré hasta tres antes de explotar, lo prometo" 

¿Quién diría que hacer todas esas cosas sería un verdadero infierno para ella?, trataba de seguir sus promesas, pero estuvo acostumbrada hace años ser de una manera y... ¿Cambiar de repente sería tan difícil? Pues, para Mina si lo era.

Myoui ofreció buenos actos de ahora en más pero eran tantos, qué se hacía un lío en la cabeza. Ni hablar de su Trastorno Antisocial de Personalidad, que no la ayudaba mucho.

— No vine por ti. — Dijo, sin mirarla.

— No tienes que venir por mí, ni por ninguna otra persona. Tienes que venir por ti, Mina.— Le respondió, golpeando la punta del lápiz en la libreta. — Hace un año y medio haz dejado de venir, ¿Puedo saber que sucedió?

— Siento que no sirven sus palabras mágicas. — Confesó, sin miedo alguno.

— ¿Palabras mágicas? — Soltó una risita de por medio. — Yo no soy maga, ni tengo poderes. Solo soy una psicóloga. — Aclaró.

— Se supone que los psicólogos tienen que ayudar, ¿Y tú lo haz hecho? 

— Buena pregunta. ¿Lo he hecho?, ¿Tú que piensas?

— Me veo en la misma mierda. — Sinceró. 

— Mina, venías desde que tenías nueve años. Aunque no creas, cuando estabas en terapia, cambiaste demasiado. Tanto, que sentía orgullo de mi paciente.

— No recuerdo cambiar. Siempre fui la misma.

Se acomodó en el asiento y respondió. —: Cuando cumpliste tus catorce años, era día de terapia ¿Recuerdas?

— ¿Y?

— ¿Qué me dijiste ese día?

¿Era una broma? Joder, ¿Cómo recordaría algo de hace dos años atrás? Soltó una risa falsa y viró los ojos. —: No recuerdo.

— Que te sentías humana, Mina.

— ¿Acaso soy un robot? — Bromeó de mala gana.

— Cuando tenías entre diez y once años, decías que no lo eras. — Contestó seriamente. — Quizás no recuerdes, pero yo tengo todo anotado.

Enarcó una ceja, pensando en qué solo estaba bromeando. — ¿Te acuerdas de mis palabras de hace seis años atrás?

Sonrió levemente. — Esta libreta que vez aquí... — Levantó el objeto que tenía en manos. — ...tiene todas las sesiones que tuvimos. Y cuando me dijiste que ibas a retomar, leí todo nuevamente.

— ¿Y qué me sentía a esa edad?, ¿Un unicornio? — Siguió con las bromas, tratando de no tomarle importancia a las palabras de la mayor.

— Cómo algo vació. — Respondió, haciendo que Mina tragara en seco. — Nunca especificaste qué, pero sí me decías que estabas vacía por dentro. Que sentías que no tenías alma; ni emoción alguna.

— Bueno... últimamente me siento así. Entonces, tus sesiones no sirvieron de nada.

— Myoui, la terapia no se debe dejar de repente. En un momento te sentías humana, pero dejaste de venir... Tú elegiste seguir sufriendo. No te había dado el alta, te fuiste porque fue decisión tuya. 

Cerró los ojos con fuerza, y aunque le costara, se confesó; ardiéndole el pecho al decirlo. —: No quiero sentirme más así, doctora Bae.

— Es bueno saber que quieres lo mejor para ti.

— No es para mí. — Suspiró. — Es para Chae-Young.

— ¿Sigues con ella? La pequeña Chae-Young. ¿Cuanto tiene ahora?

Soltó una sonrisa. Quizá por recordar el rostro de la joven. — Catorce. Cumplió hace poco.

— Wow, ustedes han durado demasiado. Y dime ¿Por qué decidiste venir por ella?

— No la estoy tratando bien últimamente... 

— ¿Ejemplos?

— Me dijo que estaba acostumbrada a que le grite.

Abrió bien sus ojos. — ¿Y que respondiste?

— Lloré.

— Bueno. No estás vacía después de todo.

— En el momento lloré pero luego, cuando se fue, no entendía el por qué derrame lagrimas. ¿Y qué si le grité? total, la que está aferrada a mí es ella, no yo.

— Mina, Mina, Mina... Estas terapias serán demasiadas largas.

Bufó. — Sorprendeme.