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142cm De Dulzura

"Bolita de papel que causa caos"

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Chae-Young había crecido, y el odio a las matemáticas también. No podía llegar a entender tantos cálculo, hacían marear a la pobre chica. Sin dudas, las matemáticas y biología eran su peores enemigos.

La joven estaba haciendo la tarea, mientras el aula era silencio absoluto. La profesora Park Soo-Young era detestable, pero gracias a ese carácter duro, los chicos no eran unos revoltosos. Y eso era lo que le jodía a Chae-Young, no poder hablar mientras hacía los tontos problemas, ¿Cómo pediría ayuda si ni siquiera se podría decir "A"? 

Al mirar aquellas hojas casi en blanco, su aburrimiento y confusión se hacía presente. Se dignó a agarrar el lápiz e iba a poner algún número al azar cómo respuesta, pero algo le calló en la cabeza. 

Chae miró a sus costados y solo podía ver chicos escribiendo con suma concentración. ¿Quién demonios le tiró algo? Observó que ahora en su escritorio habría una bolita de papel.

— ¿Qué demo...?

— ¿Pasa algo, Son? — Preguntó inmediatamente la profesora al escucharla hablar.

— N-no. Lo siento, pr-profesor.

— No quiero insultos en mi clase. — Le respondió. — Ni tampoco charlas. Siga trabajando duro.

«Que te parta un rayo» Pensó sin quitarle la vista a esa bolita de papel. 

Sin llamar la atención, abrió poco a poco aquél bollo.

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Te extrañé.

¿Pensaste que me olvidaría de tu cumpleaños?

Ve a la azotea de la primaria al terminar la clase.

̶E̶s̶t̶u̶d̶i̶a̶ ̶d̶u̶r̶o̶.̶ ̶f̶i̶g̶h̶t̶i̶n̶g̶!̶

Te quiero.

(No tengo que decirte quién soy.

Soy la única persona que te quiere.

Espero que sea así, ¡Sino ya verás!)

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Chae sonreía al leer, pero esas últimas palabras hicieron que la niña suspirara de agobio. Guardó el papel dentro de su carpeta y miró hacía delante, dando un salto del susto al encontrarse con la profesora. 

— Estudiante Son Chae-Young, será mejor que me de ese papel si no quiere ir a hablar con el director. — Dijo, al ver qué la jovencita se percató de su presencia y estiró su mano, esperando a que se lo de. — Dámelo. 

— S-sí... — Por dentro, la chica se estaba maldiciendo. Le dio el papel arrugado y la adulta empezó a leerlo detalladamente.

— Tendremos una charla luego de la clase. — Le dijo, sin quitarle la vista al papel. — ¿Quién te lo dio?, ¿Un compañero tuyo?

— N-no. Mi par-pareja, profesora. P-pero no viene a este curso.

La mujer frunció el ceño. — Si no viene aquí, ¿Cómo te lo dio? — Dudó.

— N-no lo sé. Mi cabeza f-fue golpeada por esa bolita de papel. — Confesó.

— Eres joven para pareja. Ponte a estudiar. — Empezó a caminar por todo el aula, tratando de averiguar quién se atrevió a tirar aquel papel en su hora de clase, pero todos los chicos parecían ser inocentes. Es más, ni siquiera se habían percatado de la conversación que tuvo con su alumna. — ¿Cómo...? — Se le dio mirar para las ventanas que daban al patio, encontrándose con una abierta. — Umh... — Fue hasta allí y la cerró. — Alumna Son, próxima vez que te tiran un mensaje, será suspensión. Hazle saber a la persona que no quiero distracciones en mi clase.

— S-sí, profesora.

— Quedan cinco minutos. — Avisó, al ver su reloj. — Empiecen a entregar. — Se fue nuevamente hacía su asiento y se desplomó allí, sin dejar de pensar. «"Sino, ya verás..."», ¿Qué clase de amenaza era?, ¿Acaso su alumna estaba sufriendo de acoso?