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142cm De Dulzura
"La ruptura"
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El móvil de Mina sonaba, pero la joven no le daba importancia.
Puso entre sus labios el cigarro y dio una última pitada, para luego tirarla en el suelo y pisotearla con su zapato.
Había salido de los edificios dorados hace seis minutos exactamente. Era jueves, y habría terminado el turno con su psicóloga. Ahora estaba esperando a su novia para comunicarle algo.
Al ver hacía su costado, se percató que estaba Chae-Young mirándola con el ceño fruncido. Esto hizo que Myoui sonriera levemente.
La menor suspiró. Se acercó un poco más a ella mientras con su mano ventilaba por donde iba a pasar. — Di-dijiste qué no ibas a f-fumar m-...
— Quiero terminar la relación. — Soltó, mirándola fijamente. Sin expresión alguna en su rostro.
La contraria abrió bien sus ojitos y quedó boquiabierta. — ¿Qué? — Preguntó acompañado de un dolor de pecho al procesar bien esas palabras.
— Hoy... Tu profesora me habló. Esa tal Park.
— ¿Y?, ¿Qu-qué tiene que ver e-eso con qué q-...?
— Me hizo dar cuenta que te soy una molestia. — Y no mentía. La profesora Park, cuando la joven iba a entrar en el colegio, se le puso en medio. Le habló en un tono grotesco; diciéndole qué ella es el mismo infierno. Que Son es un ángel. Y tantas cosas, que si bien a Mina no le afectó en lo más mínimo, le hizo dar cuenta qué la relación que tenía con aquella joven, ya no se podía remar más.
Así es. A Myoui no le afectaba lo que digan los demás. Pero ¿Que hay de Son Chae-Young? Era por la única chica que haría lo posible para que no salga herida.
Y esta vez, la decisión fue no estar más juntas.
— N-no es cierto. — Le respondió entre lagrimas. — Tú m-...
— Ya te dije la otra vez, quiero que estés con una persona que no te mal acostumbre. — Interrumpió, con un tono de pocos amigos.
— Tú no me m-mal acostum-acostumbras.
Bufó. La más joven era demasiado terca, y eso no le estaba agradando en lo absoluto. —: Te trato mal y tú eso lo tomas cómo algo normal.
— No... Por favor n-no me dejes. — Suplicó. — ¿Con quién estarás si me dejas?
— Con nadie. Soy un lobo solitario.
— Pe-...
— No sirvo para estar en la sociedad. — Nuevamente interrumpió. —: Lo siento, Chae-Young. Pero tú y yo, ya no somos más novias... — Chasqueó con la lengua, tratando de mirar hacía otro lado. No podía estar tranquila viendo cómo la contraria lloraba sin cesar. —: No te veré más, así que no será algo complicado para ti... Te acostumbrarás luego.
Se secaba las lagrimas con la manga de su abrigo. — ¿A qué te refi-refieres?
— Mamá está internada en otra ciudad. Así que con Margare, nos iremos.
Le agarró de la mano. Mirándola con sus ojos brillosos y un mohín en sus labios. — ¿A d-donde?, ¿A d-donde te irás?
— Adiós, Chae-Young. Gracias por enseñarme a amar. — Sacó otro cigarro de la cajetilla que estaba en su bolsillo, y se lo puso en la boca. — Ahora, es tu turno de tener a alguien que te ame sin que sea una mierda.
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