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Capítulo único

- ¡Resiste! ¡Aguanta un poco más! ¡Por favor! ¡No te rindas! ¡Quédate conmigo! ¡Te lo ruego! ¡No me dejes so. . .!

- Damien…

Se detuvo abruptamente y se giró, el sudor de su sien, de su nuca, de sus manos, se volvió frío de repente, su corazón empezó a bombear arduamente, casi como si fuese a saltarse de su pecho, casi como si fuese a romper sus costillas y escaparse, un irracional miedo que jamás había sentido recorrió su columna violentamente.

No. No le podía estar pasando eso a él.

Retomó su camino, volviendo a correr, corriendo como si aquello dependiera su vida. Gritando un nombre, ¡Su nombre! hasta desgarrarse las cuerdas vocales, aquel pasillo no tenía final, y delante de él había una pared por la que su "presa" la había atravesado como si fuese un mero papel. Corrió y la atravesó tras él, cerrando una mano que previamente había extendido para atraparlo, sintió su tacto, el tacto de su ropa, un tacto de algodón, pero se desvaneció como simple ceniza.

Cayó al suelo de cara. No había nadie cuando levantó la cabeza, se sentía aturdido, le dolía la cabeza, ¿Qué estaba haciendo allí? Estaba llamando a alguien, antes de atravesar el muro gritó el nombre de alguien.

- ¿A quién estaba llamando?- se levantó y se limpió la ropa.

Sus pasos se hicieron cada vez más lentos al encontrarse en un bosque denso, los árboles eran enormes, las ramas impedían ver el cielo nocturno estrellado y llamativo, tal vez también impedían que la luz alcanzará el suelo, las copas de los árboles estaban demasiado arriba, los troncos eran gruesos, mucho, llenos de hiedras y enredaderas, llenos de musgo y hongos, pero de una cosa sí estaba seguro, y es que él no tendría que estar ahí, así que tenía que encontrar una salida cuanto antes… Bajó su cabeza hacia el suelo, sus pies estaban desnudos, ¿Cuándo había perdido los zapatos? El césped se sentía frío, la humedad del ambiente era persistente, e incluso le hacía sentir escalofríos algo tibios en el cuerpo… El agua se escuchaba a lo lejos, un caudal lento, un río en el que quizás vivieran algunos renacuajos. Los hongos, las setas y los champiñones eran luminiscentes, haciendo que el suelo y los troncos brillasen con colores blancos y destellos azules, morados, rosados… a veces, de vez en cuando, algún amarillento… sus pasos avanzaron lentamente.

- ¿A quién estaba buscando?- se preguntó abruptamente en voz alta, quebrando el silencio de aquel magnífico bosque.

Estaba buscando a alguien… ¿A quién?

Olfateó el aire, aire puro, aire de campo, un aire silvestre, la naturaleza en su máximo esplendor…

Un toque a canela lo aturdió… té con canela… Ese olor le era imposible de olvidar, podría identificarlo aún estando dormido, aún estando borracho, aún estando en el infierno donde no había absolutamente nada de agua corriente… Ese olor…

Empezó a correr una vez más, más rápido que antes, persiguiendo ese olor… ese magnífico y nostálgico olor de té con canela. Una luz amarilla y naranja apareció a lo lejos, se movía... La luz se movía sinuosa entre los árboles, intermitente por el grueso de los mismos… era hermosa… Avanzó hacia ella corriendo, lo estaba guiando hacia algún lado, tal vez se estaba sumergiendo cada vez más y más en el bosque; el olor a canela era más fuerte contra más zancadas daba hacia la luz.

Sus pasos se detuvieron cuando la luminiscencia amarillenta y anaranjada estaba cerca y se había hecho tan grande que iluminaba muchos árboles al mismo tiempo, avanzó lentamente, la luz se hacía cada vez más grande, el color a canela lo embriagaba, lo aturdía, lo atontaba, estaba allí, a quien estaba persiguiendo, estaba allí, justo allí…

O tal vez no...

Se agachó para apoyar una rodilla en el suelo y ladeó la cabeza a un lado con extrañeza, una antorcha…

¿Quién la había puesto allí?

- Damien…

Jadeó mientras se levantaba de un salto y después giró la cabeza a un lado, a otro, dio una vuelta sobre sí mismo. Tragó saliva. El olor a canela se esfumó de repente, sintió un irracional miedo recorrer su columna una vez más, se sentía solo, totalmente solo, en una oscuridad absoluta aunque hubiera la luz más brillante del mundo. Miró la antorcha, enterrada en el suelo, se agachó de nuevo, casi como si aquella pequeña llama le diera seguridad y calor, sentía aquel pequeño olor a té en ella… ¿Era eso lo que estaba buscando? No era capaz de recordarlo.

El suelo empezaba a pudrirse por su presencia, a quemarse por las chispas que saltaban de ella, las cenizas y el ascuas quemaban el suelo… abrió los ojos en shock, tomó la antorcha para alejarla del suelo, para que no destruyera un suelo tan hermoso como el de aquel bosque. Una liana se enredó en la antorcha, arrebatándosela bruscamente por las fuerzas opuestas, cayó al suelo y el fuego se esparció como si todo lo que lo rodease fuese pólvora. Sintiendo otra vez ese miedo.

- Damien… ¿Qué has hecho?

Otra vez… esa voz, sonaba molesta… se giró. Se volvió a girar… no había nadie. No. No había nadie.

- ¡Damien!

Miró el fuego, la forma sinuosa, hermosa, curva, delicada creció hasta un tamaño determinado, tal vez… dos metros… solo tal vez…

- ¡Despierta!- y aquel terrible fuego ardiente se lanzó encima suyo.

Su piel ardió, su voz se quedó muda, tal vez su garganta se quemó. No podía gritar de dolor… y… de repente… Sintió un intenso frío en su cuerpo, lo habían arrojado a un mar helado, su garganta estaba muerta, estaba ahogada, estaba inmersa en un dolor absoluto. Gritó sin oír absolutamente nada y se llevó las manos a la garganta, respiró hondo, profundo. Abrió los ojos en shock. Miró de lado a lado, su vista estaba nublada, borrosa, lo veía todo mal. Tragó saliva.

¿Seguía con los efectos del lago mental helado al cual lo habían arrojado?

- Damien, mi amor, por favor, responde…- sus oídos zumbaban… ¿Amor?

¿Mi amor?...

¿Quién lo llamaba así….?

Pip...

- ¡PIP!- gritó de repente.

- Damien, estoy aquí…- respondió este tomando su mano, este lo miró fijamente, sus ojos rojos inyectados en sangre hicieron que los azulados puros como cielo del ángel se apartaran intimidados, Damien tenía mucho poder con su mirada, era capaz de intimidar al más aterrador.- ¿Estás bien?- levantó la cabeza para volver a verlo a los ojos.

Se lanzaron contra sus labios en un apasionado beso.

Correspondió, obviamente.

- ¿Dónde estabas? ¿Por qué te alejas de mí? ¿Qué te hice?

- Damien, su majestad, jamás me alejé de vos…- sonrió educado.- Jamás se me pasaría por la cabeza alejarme de tu lado…- tomó sus dos manos y sonrió tranquilo.- Tuviste una pesadilla… yo jamás me iría de aquí...

- Olías a té con canela…- lo abrazó enterrando su nariz en el pecho y cuello del otro, este dejó escapar una risilla tranquila.- Solo por eso sabía que eras tú… Huías de mí, contra más pasos daba hacia ti, más lejos estabas…

- Tranquilo, Damien, no me alejaría de ti ni aunque me persiguiera la muerte misma…- acarició sus cabellos de forma maternal encontrándose sus cuernos de vez en cuando, eran como los de una cabra montesa, negros como el carbón, retorcidos y peligrosos, sumamente hermosos desde su punto de vista…- Siempre que veas que me alejo de ti es porque donde sea que estés, ese no soy yo realmente…- siguió acariciando su cabello.

- Había una llama de una antorcha, una bella y sinuosa… Quién la llevaba hacía que tu olor se intensificase…

- Si tanto quieres relajarte después de esa horrible pesadilla, te haré un té…

- En el infierno no hay agua…- susurró apoyado contra su pecho, aún abrazándolo consternado por la pesadilla.

- Entonces vayamos al mundo humano… te sentará bien el aire fresco de la montaña…- su risa fue angelical, tanto que despistó y atontó al demonio.

Pip realmente tenía el poder de volver estúpida a la gente… ¿Cómo lo hacía? Quería tener ese poder para volverlos estúpidos a todos y poder gobernar el mundo entero, eso estaría bien… Lastima que solo Pip tuviera la fórmula secreta para volver estúpida a la gente, y obviamente no se la diría… Ni aunque se la rogara…

Algún día le rogaría por tal de conocer aquel secreto.

- s'ils vont baiser, laissez-le être quand je ne suis pas présent. (Si van a coger, por favor, que sea cuando no esté presente).- aquella voz rancia y grave destrozó el momento tierno haciendo que el demonio literalmente ardiera en rabia, y cuando digo literalmente es que sus cuernos se pusieron al rojo vivo, incluso sacando fuego de ellos.

A punto estuvo de matarlo… por segunda vez.

No lo hizo solo porque Pip lo estaba agarrando con las dos manos, tal vez podría soltarse y matarlo, después de todo el rubio apenas tenía fuerza, pero Pip tenía aquella influencia, no solo de volverlo estúpido, idiota, débil y casi un pequeño peluche, sino que también tenía la influencia de calmar su enojo...

- ¿¡Se puede saber quién te ha dado permiso para entrar aquí maldita baguette rancia!?

Pip no pudo contener la risa, aunque lo intentó de forma nula.

- Eso fue ofensivo cuando solo vine a informar a "su majestad"- hizo las comillas con los dedos.- de que el mundo humano se alteró… ligeramente.

- ¿Ligeramente?- alzó una ceja.

- Habrá sobrepoblación en el infierno como Jesús o su puta madre no hagan algo.- su tono francés sonó más acentuado cuando dijo el insulto, diablos, realmente si odiaba a Dios.- Esa madre judía intenta cargarse Canadá… Otra vez...

Damien gruñó audiblemente y se levantó de la cama, tomó la parte superior de su ropa y se puso mientras avanzaba hacia el exterior de la habitación. Chasqueó los dedos y sobre sus hombros apareció una exuberante capa de gobernante que arrastraba por los ardientes suelos del palacio, una capa roja y negra, realmente lo hacían ver intimidante por el peso y la elegancia de la misma. Por si alguien pregunta, sí, Damien estaba durmiendo sin camiseta. Por si preguntan una vez más, sí, en el infierno hacía mucho calor cuando dormías acompañado, no era por otra razón más. También debo confirmar que sí, Pip estaba durmiendo con Damien, por suerte este si estaba totalmente vestido.

- Pouvez-vous dire quelle mouche vous a mordu? (¿Se puede saber qué mosca le ha picado?)- preguntó cuando el demonio avanzaba con zancadas molestas y ruidosas por el pasillo, y el ángel simplemente aleteaba lentamente sus frágiles alas de plumas blancas hacia la puerta de los aposentos de su majestad, cerraba la puerta y miraba al francés con una mueca inocente.

- Solo destrozaste un momento lindo de ambos.

¿Cómo sabía francés? Estar muerto tiene sus ventajas… Tienes mucho, mucho, mucho tiempo libre para aprender muchas, muchas, muchas cosas...

Christophe hizo una mueca asqueada.

- No me interesa.- dijo borde.

- Si hubiéramos estado hablando de cierto humano seguro que sí lo haría.

Automáticamente tuvo que alzar sus alas y escapar del otro si no quería recibir un palazo de un Christophe totalmente sonrojado.

Al llegar a la sala del trono en la que el demonio estaba de pie mirando diferentes pantallas creadas y dirigidas por él mismo a su alrededor viendo lo que lo sucedía en el mundo de los vivos, era como un gran sistema de espionaje, usando las cámaras de seguridad o cualquier excusa para poder observar lo que hacían sus futuros súbditos en aquel aburrido y políticamente correcto mundo; casi como si fuesen ocho o nueves esferas mágicas, pero, en este caso, siendo pantallas semitransparentes de un color rojizo sangre a su alrededor.

- Maldita sea, ¡Francés amargado! ¡Para ya de intentar matar a mi ángel!- bramó furioso mientras intentaba controlar el fuego que volvía a emerger de sus cuernos por el enojo.- lárgate a acosar a tu novio o lo que sea, pero deja de molestar.

- Oui, lo que usted diga… "su majestad"- habló con sarcasmo mientras echaba una última mirada feroz al ángel.

Apoyó su pala en su hombro y se fue de la sala del trono por el pasillo hacia la habitación cerrada herméticamente de los portales, cuya llave sólo la tenían tres personas, Pip, Damien y él, esta misma se usaba para proteger y salvaguardar todos los mundos que pudieran existir, también para que ningún inútil del palacio se cayera en ellos. Echó una ojeada cuando cerró la puerta detrás de él… Gregory demonio no estaba tan mal con aquellos tentáculos rar… se dio una bofetada por haber pensado aquello. Vio otro portal en el que Butters lanzaba unos cables de la corriente al agua, matando a dos chicas: Heidi y Bebé… Vio otro portal en el que todo estaba sumido en un infierno eterno, otro portal en el que Cartman era ridículamente tierno, Ugh… Otro en el que se veía a una mujer rubia con un vestido magnífico sobre un trono mientras acariciaba la sagrada vara de la verdad, ese pervertido travesti tendría que estar en el infierno, refunfuñó el castaño.

Desvió su mirada y se centró en el portal que le importaba, el del mundo de los vivos, pasó a través de él y suspiró profundamente con una mueca asqueada en su labio, y en su expresión completa ya que estaba; odiaba atravesar portales, la sensación era horrible, era como atravesar una pared de gelatina tan  gruesa que impedía respirar, y encima había un frío de cojones. Bufó pesado. Odiaba ese maldito pueblo y a todos los que vivían allí, especialmente al gordo toca cojones. De acuerdo, ahora se dirigiría hacia el hogar del idiota inglés.

Odiaba esa enorme mansión, ese jardín exagerado y sobretodo odiaba a ese chucho sarnoso de color negro que en tal que lo escuchó atravesar la valla de madera de la parcela trasera hacia el jardín interior, lo miró fijamente y empezó a aullar como si la vida le dependiera de ello… maldito doberman… Saltó y trepó al árbol mientras el perro no dejaba de ladrar e intentar soltarse de la cadena a la cual estaba estaba atado, a este se le unió el Collie marrón y blanco, que también empezó a ladrar, y a estos dos, como si no tuviera ya suficiente con los dos anteriores, se le unió el pastor alemán…

<<¿Diablos Gregory, tenías que tener tantos jodidos perros?

¿No soy yo suficiente perro fiel que tienes que tener más?>>

Se dio una bofetada dolorosa y bastante sonante por pensar eso.

Ahora tenía la mejilla roja.

Al conseguir alcanzar el porche de la casita de madera los perros seguían ladrando sin descanso alguno, les sacó la lengua burlonamente y se metió en la casa corriendo por el pánico cuando uno de los perros logró soltarse de la cadena que lo unía a la casucha de perro. Mierda.

Maldito doberman.

Y ahí se quedó, en aquella casita del árbol, como si aquello fuese un lugar totalmente seguro en el que refugiarse, Gregory ya tenía diecinueve y seguía conservando aquella birria de casa… no, corrijo, el refugio secreto. Todavía seguía habiendo las mismas cosas que había cuando tenían ocho o nueve años, la más destacable era la honorable bandera de la resistance, colgada con dos chinchetas en la madera de la casa, sonrió un poco; pero había añadido nuevas… una nevera pequeña con un alargador que se conectaba con la casa, además de una pequeña batería que le daba poder gracias al alargador y así tenía luz en la casa: una pequeña bombilla que colgaba del techo, había un pequeño televisor, también un puf en el que seguramente se la pasaba tirado, porque no había sillas o un sofá… Pasaba bastante tiempo allí, porque su detestable loción corporal estaba presente… odiaba los perfumes…

Sobretodo odiaba los perfumes de frutas.

Y esos eran los que más amaba Gregory.

Había también un descansillo para mirar por la ventana sentado, podría protagonizar una escena de una película romántica y dramática en la que el prota se sienta ahí a llorar por no tener a su Crush con él… Si, todo dramático, y podía imaginarse perfectamente a Greg sentado allí llorando porque él no estaba “vivo”, en realidad sí, pero no le demos importancia a eso.

Ahora que lo pensaba en el armario pequeño que había debajo del televisor había varias películas, y como era un cotilla, solo porque podía y quería iría a mirar que tipo de películas tenía… se agachó y miró por encima los títulos que había, estaban todas ordenadas por temática y encima por orden alfabético dentro de las temáticas, que también estaba ordenadas por orden alfab. . . “Diablos, Gregory, tienes un problema muy grave con ordenar tus cosas” Y él que era un desastre y siempre lo tenía todo tirado por allí y allá. En fin, algunas de las películas que tenían eran: lo imposible, 2012, la saga completa de Saw (no sabía que le gustaba esa mierda), también tenía películas románticas… Ugh, qué típico de Gregory… Uy, también tenía la saga completa de Star wars… A ver qué más tenía… uh… ¿A silent voice? ¿Qué película era esa? Pride… Tampoco sabía cual era...

- ¿Quién anda ahí?- se estremeció y se levantó sorprendido, casi como si lo hubieran pillado haciendo algo ma. . . de hecho si, lo habían pillado fisgoneando entre las cosas ajenas, así que no podía usar el sarcasmo para esa expresión… Cómo sea.

Se giró con la pala apoyada en su hombro de forma relajada, casi con descaro y desinteresado y solo atinó a musitar un: "hey/?" Antes del abrazo desesperado que le dieron.

- Sabía que conocía ese olor a tierra húmeda de algún lado.

- Yo también te echaba de menos… como sea… quita… me asfixias con esa estúpida olor a cerezas que llevas.

- Es loción de frutos rojos, Chris.

- Si, como sea, lárgate de mi espacio personal, zorra inglesa.

La carcajada de rubio rizado hizo mirarlo con sarcasmo, rodó los ojos y bajó la pala al suelo, apoyándose en ella con las dos manos. Ladeó la cabeza hacia un lado y gruñó audiblemente para dejar claro que no estaba conforme con que se rieran de él. Gregory lo miró con una sonrisa radiante. Cómo si no lo hubiera visto en años… De hecho llevaban casi diez años sin verse… Sí, mejor se callaba la boca.

- ¿Dónde estabas?- exclamó.

- Perdido en el mundo, ¿Por? ¿Acaso estabas llorando como marica por mí?

- Sí.

- …. Mierda… Y yo que quería ofenderte.- rodó los ojos.- Bueno, ahora ya puedo llamarte marica libremente.- se encogió de hombros y después apoyó su pala en el hombro.- ¿Qué estuviste llorando apoyado contra la ventana o viendo las películas románticas?

- En mi cama, abrazando una almohada, nada más que pensando si estarías bien o no.- Christophe puso su mejor cara de sarcasmo para no mostrarse sorprendido o incluso culpable por estar usando el sarcasmo y estarse riendo de su compañero.- ¿Dónde estuviste? Dime la verdad.

- Muerto, en el infierno.- dijo con total sinceridad, su tono rancia y grave sonó serio.

- … ¿En serio?- musitó un tanto inseguro, apretó los labios.- ¿Cómo estás aquí entonces?

Christophe vaciló antes de contestar. Cuando abrió la boca para hablar los ladridos de los perros empezaron de nuevo, pero ahora más altos y cercanos, se estremeció usó a Greg como escudo humano para que no le pasara nada. Este mismo soltó una risilla y salió de la casita del árbol, bajó las escaleras y calmó a los caninos, los mandó a cada uno a su casita y después miró al otro, que estaba en lo alto de las escaleras, en el porche, y parecía que no iba a bajar por mucho que los perros no estuvieran. Sonrió malicioso, siempre le pareció adorable que Christophe tuviera fobia a los perros y después subió de nuevo con él preguntando de nuevo que hacía y como estaba allí si estaba muerto.

- … Cuando ese tipo de naranja dijo que todo volviera a ser como antes, me quedé en un limbo en el que Damien me recogió y me llevó al infierno.- explicó mirando a cualquier lado por tal de no tener contacto visual con el rubio.- No se está tan mal, al menos tengo mi propio cuarto en el palacio del infierno.

- ¿Te trata bien ese hijo de satán?- preguntó.

- Como mucho me llama baguette rancia.- se encogió de hombros como si no le importase, su tono era bastante indiferente. Después en la cuenta de cierto detalle, y es que Fields había hablado con cierto desdén. Alzó la cabeza hacia el otro.- ¿Estás celoso?- sonrió ampliamente, pero con maldad al ver que las mejillas del otro se teñían suavemente mientras se cruzaba debrazos.- Pip también está en el infierno, este cuerpecito está a salvo.- le guiñó un ojo.

Sus mejillas se tiñeron muchísimo más. Gregory no solía sonrojarse nunca, era difícil hacerlo sonrojar, pero ahora mismo parecía un tomate o, tal vez un fruto rojo, sonrió de lado, después se acercó un par de pasos y usó su pala para acercárselo a sí mismo, casi como si lo abrazase por la cintura de alguna manera. Tal vez lo acercaba de forma algo provocativa y juguetona… Gregory siempre era seguro, presumido y descarado, pero cuando se volvía celoso, descarado y replicón… Lo adoraba aún más… No iba a negarlo, adoraba cuando Gregory era tan sumiso; normalmente era al revés… No quería hablar con detalles de eso.

- ¿Debería besarte ahora mismo?

- S-Si… hazlo.- se acercó mostrando corporalmente las ganas de recibir el beso que tenía, no iba a negarlas.

- ¿Y tú? ¿Qué? ¿No haces nada? Vago…- se burló y después se acercó a él y lo besó.

En el infierno

El ángel se acercó tímido y abrazó al demonio desde la espalda aun cuando este estaba sentado en el trono, después caminó hacia un lado, sentándose descaradamente en el brazo del trono mientras la cola del demonio, curiosa y pícara se desplazó hacia la cintura del angelito, este sonrió de lado por el gesto de rodearlo por la cintura. Tomó su mano y tiró de él para hacerle perder el equilibrio y sentarlo sobre su regazo.

- Ahora que no hay nadie molestando… ¿Quisieras ir a tomar ese té que prometí antes?- musitó acomodándose con cautela, dándose cuenta de que el demonio lo miraba fijamente, adoraba cuando sus ojos rubíes brillaban…

Adoraba cuando tenía esa sonrisa zorruna y maliciosa, con aquellos colmillos de demonio que sobresalían de forma ruín y que le causaba sensaciones significativamente candentes, adoraba cuando se relamía los labios, jugando con sus dientes solo para incitarlo a besarlo. Adoraba a Damien aunque este fuese un demonio sin corazón, sin piedad y con el sentido del humor pésimo, porque todo había que decirlo, el sentido del humor de Damien apestaba tanto como una montaña de cadáveres.

- De acuerdo…- musitó levantándose aun manteniendo al ángel en sus brazos.

Caminó por el pasillo sin soltarlo, más bien apretándolo más contra su pecho de forma sobreprotectora, escuchaba su corazón, su latido era cálido, lo invitaba a dormirse siguiendo aquella música. Se sentía como un niño pequeño, se sentía como un recién nacido. Suspiró y simplemente se relajó dejando la cabeza apoyada contra su hombro. El calor del infierno lo reconfortaba, era tan relajante..., pero, lamentablemente al atravesar el portal hacia la tierra de los vivos, el gélido ambiente de montaña hacía que se estremeciera y buscase el calor en el que el propio demonio irradiaba de forma natural. Aun estando en el interior de una casa, hacía un frío absoluto e intenso. Lo dejó en el suelo con sutileza, se encogió y se auto abrazó, apretó los labios temblando un poco. El pelinegro chasqueó los dedos y toda la vivienda se selló de forma hermética, pero fue como si no hubiera pasado nada, salvo porque el frío de una casa cerrada y abandonada fue sustituido por el calor de un brasero encendido, sin haber uno realmente allí. La calefacción de la casa, oxidada por la lluvia, se activó gratuitamente, todo gracias a los poderes del ente oscuro. Esto permitió que dejara de temblar y abrazarse a sí mismo, y poder así dirigirse hacia la cocina para preparar el té que le había prometido al contrario.

Té con canela.

Aquel suave aroma llevó la habitación en un instante, era un aire embriagador, un aroma a otoño quizás, la naturaleza en su máximo esplendor, con ese toque que le daba la canela que aturdía las emociones. Le entregó la taza al demonio y se sentó a su lado disfrutando de la suya, soplando suavemente para enfriarlo y después tomando un primer sorbo.

- Adoro cuando preparas este té…

- Yo adoro compartirlo contigo…

- Hmph…- lo miró y sonrió.- Ese olor disipa mis miedos y las pocas inseguridades que tengo…

- ¿El gobernante del infierno teme a algo?- preguntó alzando una ceja.

- Perderte es lo que tiene más números de ser lo que más temo.

- ¿Y cuales son las otras opciones?

- Dañarte… Traicionarte… Que desaparezcas de mi vida… Todas ellas podrían calificarse como mis miedos más profundos…- respondió mientras terminaba la taza y la dejaba en la mesa que tenía delante.

- No entiendo porque tienes esos miedos tan absurdos si sabes que jamás me alejaría de ti… Las pesadillas, y tus miedos parecen casi un chiste, una broma, una tontería insignificante… Tal vez si existieran los amarres, los nudos o los lazos, tu tienes garantizado el tuyo sobre mí…- dejó su te en la mesa y tomó las manos del demonio.- Tal vez tenga alas de ángel, un halo brillante sobre mi cabeza, tal vez sea puro… Pero yo sé que te amo, y que jamás me iría al cielo, jamás te abandonaría, Damien…

- Adoro cuando me juras lealtad tan serio y seguro de ti mismo… Casi no te pareces al pequeño flan que eras cuando intentabas decirme “te quiero” los primeros días que estabas en el infierno…- dejó escapar una risa que parecía más un ronroneo.

- Te quiero…

- Que ímpeo eres cuando quieres…

- Gracias…- sonrió malicioso y se acercó a besarlo.

Se separaron después de unos segundos, pero siguieron mirándose fijamente…

- Aun besando y amando a un demonio… Aún tienes esas hermosas alas blancas a tu espalda… No entiendo que es lo que te salva de tanto pecado, pero desde luego me gustaría matarlo y admirar tu bella forma demoníaca…- la risilla se asimiló nuevamente a un ronroneo, ahora más grave, tal vez más picante en el fondo.

- ¿Eso es lo que quieres? ¿Qué me vuelva un demonio?

- Desde luego que no… Es más fácil reírse de Dios si digo que estoy besando a un ángel puro que no a uno caído…

Ambos compartieron una risilla.

- No tendrías que dejar el infierno tan desatendido tanto tiempo… Tal vez apenas pasaron segundos, pero el aleteo de una mariposa sirve para causar un cataclismo en otra zona del mundo…- musitó mientras se levantaba tomando las dos tazas vacías.

- Un cataclismo tal vez no, pero un desorden en mis pantalones sí que lo causó…

Se sonrojó intensamente por aquello. Prefirió no hacer comentarios al respecto y apartar la mirada como si no hubiera escuchado nada. Escuchó la risa zorruna del demonio y volvió a mirarlo.

- ¿Regresamos al infierno, my sweet?- le entregó su mano amablemente.

- Of course, my love.- tomó su mano de vuelta y ambos aparecieron en el infierno en un parpadeo.

- Iremos a donde tú desees siempre que tú lo desees…- musitó tomando sus dos manos de forma sentimental.

- Oh, Damy…- sonrió un poco.

- ¿¡POUVEZ-VOUS ARRÊTER DE FAIRE DES CHOSES DÉGOÛTANT DIABÉTIQUES!? (¿¡Pueden parar de hacer cosas asquerosamente diabéticas!?)- se escuchó una risilla de fondo.

- ¡MATARÉ A ESA PUTA BAGUETTE RANCIA ALGÚN DÍA!- gritó de vuelta el demonio mientras sus cuerpos ardían al rojo vivo.

En la otra punta de la sala del trono, el francés apoyaba su pala en su hombro y tomaba la mano del de acento británico, pero más sexy que el de Pip, ¿Cómo estaba él allí? El contacto que tenían los dos al tomar sus manos era lo único que impedía su muerte por asfixia en aquel infierno. Ambos soltaron una risita provocativa algo sospechosa, tal vez con segundas intenciones y se fueron de allí antes de que Damien los matase a ambos.

Pip soltó una risilla, tomó el mentón del demonio con tanta delicadeza que parecía de cristal, casi como si apretase mucho lo rompería. Se puso de puntillas y lo besó para quedar por encima en altura. Damien sonrió un poco un poco y lo abrazó con fuerza, juntando la frente con la del otro. El rubio sintió los cuernos del otro despeinando su cabello, rió un poco.

- Te amo, Damien…

- También te amo, angelito...

________________________________________________________

Me sabe a poco, demasiado poco, se me quedaron algunos cabos sueltos, pero…. creo que es suficiente… ¿No?

Francamente he tardado solo un día en escribir esto, lo único que me impidió publicarlo fue la portada… nah, chingasumadre, voy a hacer la portada aestethic y todo bonita ewe

Ahora pasemos a comentar sobre la historia:

Cuando Christophe está en la sala de los portales, seguramente algunos de ellos los habréis entendido, pero otros no. Los portales eran los diferentes universos alternos que hay de South Park y los que se mencionaron fueron:

- Hell Park: Donde todos los rubios (menos Kenny y Butters por algún casual) son demonios en busca de venganza.

…. Si no es así o falta información, por fis, no hagan spoiler, que todavía me estoy leyendo Hell Park <:

- Mirai Park: Si alguien no ha visto Mirai Nikki, pues es lo mismo, solo que un tanto más macabro… ewe

…. Lo mismo que lo anterior, todavía no me lo acabé de leer <:

- El del infierno eterno es un mundo alterno en el que, según lo que pasó en la película, hubiera ganado el viola satanes jeje xd

- Mirrorverse: En el que todas las personalidades están cambiadas y por lo tanto Cartman es tierno y achuchable.

- The stick of truth: … I believe in Princess Kenny supremacy <:

No hace falta que diga nada más sobre el punto anterior JSJSJS

Well, algo más que debo mencionar es:

La pesadilla de Damien, el escenario del bosque está basado en una fusión de The Promised Neverland S2 y los dibujos de una usuaria de Twitter, instagram y/o youtube llamada Neytirix. Más concretamente los dibujos en los que hace redraws de paisajes de minecraft o escenarios que tiene sobre diferentes bosques.

En teoría ya no debo aclarar nada más.

Ah, no…

Espera… si, todavía tengo algo que decir. . .

La cabaña de Gregory, está ligeramente basada… No es totalmente igual, nada de eso, solo me inspiré en el escenario de la historia: “Love is our resistance” de:

EnigmaMoondust

Recomiendo esa historia MUCHÍSIMO, es muy buena, realmente me gustaría muchísimo que esa historia llegue a todos los usuarios posibles, es simplemente bellísima.

Solo espero que no me reporte la historia por haberme inspirado en la cabaña en el árbol…

Si está leyendo esto espero que no se enoje conmigo, si es necesario anularé la publicación de la historia y le daré créditos :”)

No… de hecho, creo que lo haré sin llegar a tener que esperar que alguien me reporte…

¿Por qué estoy escribiendo al mismo tiempo que pienso?

Carajo… xd

Okay, ahora en serio, ahora si que paro xd.

Aquí las opiniones del one-short --------------->

En fin… poco más que puedo decir sobre esto…

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Ecchisforlife

[5358 Palabras]

P.d.: antes de la edición había 4590 palabras, después de la edición 5200… A veces me sorprendo a mi misma xd

P.D.2.: Si alguien es nuevo aquí, en mi cuenta, y esto es lo primero que lee sobre mí, déjame decirte que sí, yo escribo los comentarios finales sobre la marcha, es decir, sin haber hecho la portada y a veces sin haberle puesto título a la obra, así que no se sorprendan si pongo comentarios tipo lo que mencioné sobre la portada xD

P.d.3.: ahora sí, detalle final y ya me voy, xddd... Para los que pregunten por Christophe fumador o por el detalle de porque su aroma es tierra húmeda y no cigarros, mi respuesta es: cuando pasa mucho tiempo sin fumar, su olor corporal es de tierra húmeda <:

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