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Soledad (15)

Tal vez ya lo había olvidado, ya no lo consideraba el amigo que antes era, el amigo especial al que le cuentas todo con la confianza de que no se lo dirá a nadie. El amigo especial con el que se cuenta toda la vida. Ese mismo amigo. Ese mismo amigo era el que acababa de darse cuenta que había perdido tal vez para siempre.

Había perdido a Luis.

El que aguantaba sus tonterías.

El que aguantaba sus insultos latinos y los aceptaba.

El que aguantaba sus berrinches.

Había perdido a Luis.

Él ya no era su amigo, y había quedado claro con aquella sonrisa llena de satisfacción por hacerlo sentir mal. Por todo lo que había pasado.

Ya no era lo mismo.

Ya ni siquiera se miraban por los pasillos, al menos no las dos partes, uno vivía su vida con completa felicidad al estar con Emir y Nicolás; el otro se lo quedaba mirando en los pasillos y su expresión se llenaba de nostalgia y algo de dolor. Aquel viernes no pudo dormir, se pasó la noche entera despierto, dando vueltas en la cama, sabiendo que Luis se lo estaría pasando de puta madre con sus nuevos amigos, tal vez haciendo cosas que no quería pensar pero que le dejaban un vacío en el pecho, un nudo en la garganta, lágrimas cayendo por sus mejillas, no, las limpiaba antes de que empezaran a caer para no sentirse débil. Consiguió dormirse a las cinco o las seis de la mañana, cuando sus párpados ya no pudieron más y acabaron cerrándose herméticamente a base del sueño que lo consumía poco a poco.

Aquel fin de semana fue verdaderamente horrible para él.

No estaba motivado.

Perdía todas las partidas que jugaba en el Super Mario.

No tenía ganas de moverse.

No tenía hambre.

Tenía un nudo en su garganta que le impedía tragar o comer algo.

Su mente estaba nublada.

No tenía ganas de salir.

No era capaz de moverse de su cama.

Estaba cansado.

No dejaba de pensar lo mismo, no dejaba de torturarse con lo mismo.

El mismo pensamiento:

- Luis...

Lunes

Era un hermoso lunes por la mañana aunque estaba nublado, igualmente era un día claro y las nubes no proyectaban una lluvia. Caminó hacia el colegio para encontrarse con Emir y Nico, estos dos lo saludaron efusivamente, uno le despeinó, el otro le dio una palmada en el omóplato. Entraron en el instituto entre algunas risillas. Ignorando por completo al resto de gente que no era relevante y que podría estar insultándolos solo por estar los tres juntos. Se fueron a un lado apartado en el que el par de tortolitos se dieron el beso que no se dieron al verse en la puerta. Luis, por su lado, revisó el teléfono al notar la vibración que indicaba que le había llegado un mensaje:

¿Paul?

<<No iré a clase, me duele todo, me enfermé>>

¿Por qué se lo había escrito a él? ¿Por qué no a Aleix? ¿O a Jara? ¿O a Bull? ¿Por qué le había escrito justamente a él? Hizo una mueca extraña y después miró a los otros haciendo un comentario sarcástico. Los tres entraron en la clase y esperaron a que el maestro llegase para impartir su clase. Después de todo, a ese maestro le gustaba llegar y ver a todos en sus asientos para empezar su clase.

- Paul no vino hoy, está enfermo.

- Gracias por el aviso, Luis.

La clase empezó con normalidad después de aquel pequeño paréntesis.

Pero algo no estaba del todo bien.

Más que nada porque Luis no estaba tranquilo al pensar la razón por la cual Paul le habría enviado el mensaje a él en vez de a sus amigos. Estos no parecían saber nada por sus reacciones ante lo que dijo, por lo tanto, solo se lo envió a él. La pregunta era muy tonta y muy simple: ¿Por qué a él? Necesitaba saber cuál era la respuesta.

Si, podía ser lo que ya todos imaginan.

Incluso Luis lo estaba imaginando.

Pero quería saber la respuesta verdadera.

Quería saber qué estaba pasando.

Si Paul le había enviado el mensaje a él sería por algo.

Ese algo iba a averiguarlo aquella tarde. Sus padres nunca estaban en casa, siempre trabajaban y nunca se enteraban si su hijo iba a clase o no, así que tampoco se enterarían si iba a su casa a preguntar por él.

Seguramente le cerraría la puerta en las narices.

Es lo más seguro, pero necesitaba ver cómo estaba físicamente, quería saber si estaba con un catarro del quince o solo era porque no quería ir al colegio aquel día. Eso no explicaría porque le envió el mensaje a él y no a sus amigos. Así que buscaría respuestas a sus preguntas y no se iría de casa de Paul hasta conseguirlas.

Picó a la puerta con los nudillos dos o tres veces, con cierta fuerza para que así pudiera enterarse de que alguien había llegado, posteriormente esperó unos segundos, al ver que no ha la respuesta gritó su nombre diciendo que era él, que le abriera. Aún así no hubo una respuesta clara. Volvió a picar con los nudillos. Esta vez la respuesta fue un zapato que le cayó en la cabeza, se quejó y miró que le había sido lanzado: una bamba vieja; subió la cabeza hacia la ventana para saber quién le ha Ia lanzado el objeto.

- Está abierto, súbeme la bamba.- dicho esto volvió a cerrar la ventana.

Que hijo de puta.

Se sobó la cabeza en la zona golpeada mientras tomaba la bamba negra y blanca sin marca, tomando la perilla de la puerta y girando hasta escuchar el clac que le permitió entrar en la casa. Cerró la puerta detrás de él y caminó hacia el desván, aparentemente Paul se encontraba allí, o tal vez hubiera subido para saber quién era la persona que había llegado.

- ¿Por qué cojones le tiras zapatos a la gente desde el desván?- preguntó al acabar de subir las escaleras que previamente habían sido extendidas por el moreno para subir ahí.- ¿No estabas enfermo? Tendrías que estar en la cama si te encuentras mal.- le entregó la bamba, este la tomó y la tiró en una caja de zapatos vieja, la dejó caer más bien, después cerró la tapa y empujó la caja.

Se levantó de la repisa de la ventana y se limpió el pantalón del pijama, el posible polvo que pudiera haber, después se lo quedó mirando con los brazos en jarra, ambas manos en la cintura en una postura algo forzada y firme.

- ¿A qué viniste?- su tono fue neutro, no había curiosidad en su forma de hablar, pero su expresión tenía ese brillo curioso que le hacía la situación bastante contradictoria, no entendía las intenciones si es que las tenía.

- ¿Por qué me enviaste el mensaje a mi y no a tus amigos?- preguntó repentinamente después de examinar sus expresiones en busca de descifrarlas.

- ¿No lo somos?

- Pensaba que ya no nos juntábamos más.

- ¿No somos amigos entonces?

Se había perdido. Espera... ¿Qué? ¿A que venía esa pregunta? ¿Como si ya no eran amigos? Osea... ¿Que cojones? Después de haberle insultado, intentado dar la paliza de su vida. Después de no haberse hablado en bastante tiempo y haber roto los lazos directos de amistad que los unían... ¿Ahora le salía con esas?

No estaba entendiendo nada en ese preciso momento.

- Eh... ¿No? ¿Ya te olvidaste de todo lo que pasó entre nosotros?

No respondió. Al menos no inmediatamente.

- Si, recuerdo lo que pasó.

- ¿Entonces por qué preguntas si somos amigos?

- No sé.

Luis puso una expresión inédita y bastante confundida.

- No sé que intentas.

- No intento nada.

- Solo vine a buscar respuestas sobre el mensaje, si no me quieres decir nada claro me voy ya.

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No, Paul no se enfermó, solo no quería ir a clase porque se sentía sad.

Y le envió el mensaje a Luis para que fuese a su casa porque sabe que se preocupa por él aunque no se junten <3

Y sí, se está haciendo el tonto.

Para que Luis se quede un poco más.

Es como muy... ah... tsundere... porque no dice que lo quiere pero lo quiere y es como AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA <:

Mis gritos internos <:

Perdón C:

jeje

Aquí las opiniones ------------------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Ecchiforlife

[1409 Palabras]

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