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12. Canciones

Este OS es una continuación a Corazones, el día 3 de Las 14 flechas de San Valentín de mi amiga Rose Shirogan.

*

Dany no pudo evitar reírse cuando regresó a su habitación, con una enorme bandeja entre manos con leche tibia y muchos bocadillos, y se encontró con sus hermanos menores derrumbados en el sofá, con Yami cubriéndose la cabeza con almohadones y Atem con una manta, apoyando la cabeza en el vientre de su hermano,

Los gemelos tricolores se volvieron hacia el sonido de su risa, mirándola por entre sus respectivas tapaderas.

— ¡No es divertido! ¡No te burles, Nee-san! —la regañaron al unísono, en perfecta sincronía, haciendo que sus voces parecieran en verdad intimidantes, a pesar de la clara vergüenza en ellas.

La mayor negó ligeramente con la cabeza, dejando su carga en la mesita baja que había justo frente al sofá —lo siento. No me burlo —aseguró —acabo de recordar cuando eran más pequeños, y a veces eran un poco toscos para decir las cosas. Es un poco divertido verlos inquietos ahora por haber sido sinceros.

Atem y Yami resoplaron a su respuesta, dándole miradas desagradables.

— ¿Viste la cara de Hikari? ¡Mi tenshi no va a querer verme en días, incluso! —se quejó el mayor de los dos, tirando de los bordes de la manta de colores burdeos que había sacado del armario de su hermana.

—Ahora, ahora, Temu. Creo que estás exagerando —Dany rodeó la mesa y se acercó al sofá, dándole un toque a Atem para que le hiciera espacio.

El moreno bajó las piernas del sofá para que su hermana se sentará, pero las volvió a subir sobre el regazo de la chica —literalmente huyó de mi —remarcó cada palabra.

—Y Yugi con ella —añadió Yami.

—Estaban avergonzados —excusó la mayor, alargando una mano para deslizar sus dedos por el torso y las costillas de Atem, evitando los puntos donde sabía que le haría cosquillas —quiero decir, no les puse exactamente mucha atención, pero juraría que vi a Hikari con un tono completamente nuevo de sonrojo —se rió un poco.

Atem ahogó un gemido contra el abdomen de su gemelo —no creo que estés ayudando, Nee-san —murmuró el menor de los tres, retirando uno de los almohadones de su cara —incluso tú terminaste lo suficientemente avergonzada como para no querer ver al ladrón ahora.

Dany negó —le dije que lo vería hasta mañana porque quería quedarme con ustedes.

Sus hermanos la miraron con cara de que no le creían ni una palabra.
Ella les regresó una mirada plana.

—Si no me creen, perfectamente puedo llamar a Akefia y decirle "Mi amor, no te preocupes, que a los gemelos no les importa si te quedas con nosotros. Vente y dormimos los cuatro" —ella entonó dulcemente mientras sacaba su teléfono.

Los tricolores reaccionaron con un fuerte grito — ¡No! —Atem se sentó para sujetar el brazo de su hermana y Yami le arrebató el teléfono para lanzarlo hasta su cama — ¡Ni se te ocurra!

La pelinegra se soltó en carcajadas.

Atem y Yami se sentaron derechos en el sofá, la manta resbaló de la cabeza del mayor mientras ambos hacían pucheros a su hermana, sin embargo, al cabo de pocos segundos se contagiaron de sus carcajadas y acabaron riendo todos.

Después de que los tres se calmaron, casi jadeando por aire, Dany se inclinó y presionó un beso en la frente de cada uno —les traje leche tibia, tomenla antes de que se enfríe —cabeceó hacia la mesa.

Los gemelos le dieron pequeñas sonrisas antes de tomar un vaso cada uno. Siempre podían contar con su hermana mayor para mimarlos sin importar qué edad tuvieran.
Dany les sonrió cálidamente de regreso, tomando su propio vaso de leche con vainilla.

— ¿Ya más tranquilos? —preguntó suavemente, agarrando una bolsa de galletas desde la bandeja que había traído antes.

—Sí/Un poco —contestaron ambos. Dejando sus vasos de lado.

— ¿Quieren hablar de lo que pasó? —preguntó más suavemente, después de unos instantes de silencio. Los gemelos negaron con la cabeza instantáneamente —Muy bien, entonces ¿Qué hacemos? —Yami alargó una mano y sacó un par de galletas de su bolsa — ¿Sacamos el Monopolio? —ambos se rieron — ¿El Uno? ¿Batalla Naval? ¿Jenga?—Dany ladeó la cabeza, contenta de hacerlos reír —diría que somos muy pocos para jugar charadas ¿Tal vez prefieren videojuegos? Ryou-cute y yo estuvimos jugando al Mario 3D World hace poco, es divertido.

— ¿Tal vez una mini-serie o una película? —sugirió Atem.

Yami asintió y desvió la mirada por la habitación de su hermana — ¿Puedo tomar tu laptop?

La mayor le hizo un gesto con la mano a modo de permiso. El tricolor de piel clara se levantó del sofá, tomando un trozo de manzana de un tazón de fruta picada antes de ir a tomar el aparato. Atem tomó un trozo de melón y se inclinó hacia la azabache; ella, en respuesta, colocó su cabeza contra la de él y frotó la mejilla contra su sien.

— ¿Un abrazo? —ofreció la mayor, levantando una mano para acariciarle el cabello.

—Sí —su hermano murmuró contra su hombro.

Dany dejó la bolsa sobre la mesa y abrió los brazos para el moreno. Atem se movió de lado y rodeó el torso de la fémina con ambos brazos, reclinándose hacia ella. La azabache se reclinó un poco hacia el reposabrazos, siguiendo en movimiento, y tarareó levemente mientras sentía a su hermano acurrucar la cabeza cerca de sus clavículas; acarició el cabello tricolor con una mano y la espalda con la otra.

—Me siento como un niño pequeño —se quejó débilmente contra la base de su cuello.

—Nee-san no se va a molestar por eso —le respondió Yami esta vez, volviendo a sentarse con la laptop en manos —y nadie más está aquí para decir nada, hermano.

Dany le sonrío al menor, retirando una mano de la espalda de Atem para extenderla hacia Yami, abriendo y cerrando la mano —tengo dos brazos si tú también quieres un abrazo, Moonshine.

El aludido le respondió con una sonrisa astuta —entonces a Atem le das un abrazo entero ¿pero a mí solo a medias? ¡Hay favoritismos aquí, Nee-san!

El propio Atem alargó una mano, haciendo un gesto de despedida —entonces espera tu turno —se burló.

Dany se rió —ahora, ustedes dos, no hacían esto ni cuando eran pequeñitos.

Atem y Yami se burlaron. El moreno soltó a la mayor después de un ligero apretón y se levantó para buscar algo de comer entre la bandeja.

Yami dejó la laptop a un lado y se levantó para reclamar su propio abrazo con su hermana. Dany lo recibió al igual que a Atem y le acarició la espalda y el cabello, tarareando; Yami suspiró, relájandose contra la calidez de su hermana mientras las preciosas amatistas de su amor inundaban su mente. Él podría estar ahora mismo acurrucándose con su hermoso hikari pero, siendo sincero, se sentía realmente cómodo teniendo un tiempo con sus hermanos; no es como si no los viera a menudo ni nada por el estilo, pero entre sus propias parejas y las responsabilidades de cado uno, hacía bastante que no pasaban un tiempo expresamente en familia, incluso si Seto y Heba no estaban también.

—Así que ¿Qué vamos a ver? —preguntó Atem, abriendo una bolsa de papas con el pequeño sonido de un estallido.

—Pongamos un listado en una página de selección aleatoria y la que salga —sugirió la mayor.

Yami bostezó contra el cuello de su hermana antes de retirarse y recoger la laptop — ¿Qué género?

—Nada de romance, lo ruego —resopló Atem de inmediato, y sus hermanos estaban de acuerdo con él — ¿Súper héroes?

— ¿Pos-apocalíptico? —sugirió casi al mismo tiempo Yami.

— ¿Suspenso? —añadió también Dany.

Los tres se miraron unos a otros y suspiraron divertidos

— ¿Piedra, papel o tijeras? —ofreció Atem.

— ¿Y si lo dejamos en Disney? —se rió entre dientes la azabache —si después de eso no tenemos ganas de ir a dormir, podemos buscar una película de cada género.

Los gemelos levantaron un brazo cada uno — ¡Desvelada! —vitorearon en broma.

Dany levantó un brazo también, riendo — Pues desvelada ¿Por qué no traen más almohadas y otra manta por si acaso? —señaló hacia la cama King Size de su habitación —yo iré buscando un listado y que salga lo que tenga que salir.

Ambos tricolores asintieron y fueron a buscar lo que ella había pedido. Mientras, Dany buscó un listado de todas las películas animadas de Disney y la pegó en una página tipo ruleta para que eligiera una al azar.
Para cuándo sus hermanos dejaron las almohadas y otra manta en el sofá, su hermana ya estaba colocando la película.

— ¿Ya? ¿Qué tocó? —Yami intentó mirar.

—Tch, Tch —Dany le chasqueó la lengua mientras encendía la tv en la pared de enfrente —sorpresa. Espera a que le dé play.

Atem y Yami se acomodaron, acordando dejar a su hermana en medio, y tomaron bocadillos para cada uno. Dany dejó la laptop de lado, tomó su propia botana y se acomodó entre sus hermanos, dejando que se acurrucaran hacia ella.

El intro clásico con el castillo de Disney dio paso a una pantalla en negro, a continuación, las palabras "Walt Disney Pictures presents" en una tipografía de color rojo muy familiar.
Finalmente, un sol naciente respondió la curiosidad de los gemelos junto con una canción realmente icónica.

"Nants ingonyama bagithi baba...
Sithi uhm ingonyama"

No necesitaron ni mirarse para que los tres entonaran al unísono —Nants ingonyama bagithi baba —muy posiblemente lo había pronunciado del asco, pero simplemente se rieron y dejaron la música correr.

~

"Mira Simba, todo lo que toca la luz, es nuestro reino"

— ¿Tenía que ser esta película? —murmuró Atem.

—Hermano, llevamos más de cinco minutos y ¿Ahora es que vas a quejarte? —resopló Yami, lanzando migajas de galletas hacia el moreno, cuidando no darle a la chica en medio, que puso pausa al largometraje.

—Esta parte me recuerda a Padre —comentó el mayor de los oji-vino.

Yami tarareó — ¿Cuando nos llevaba en las mañanas al balcón para ver al pueblo?

Atem asintió —precisamente.

El menor ladeó ligeramente la cabeza — ¿El padre de Seto sería tan... como Scar?

— ¿De verdad estamos haciendo estas comparaciones? —preguntó la mayor en un quejido —quito pausa —aviso, y los menores volvieron la atención a la pantalla.

~

—"cuando yo sea rey, será lo primero que cancele" —imitó Atem con una gran e infantil sonrisa.

—Aquí hace falta Heba para seguirle el juego —se quejó Yami, riendo entre dientes.

—Oh, acabo de imaginar a Mahad como Zazú —continuó Dany, a lo que los gemelos se rieron también.

—"Bueno, él es el futuro rey" —imitó esta vez Yami, dándole un pequeño tirón al cabello de su hermano para hacerle saber que lo acompañaba.

Atem se rió —"Sí~ tienes que obedecerme en todo" —los gemelos miraron a su hermana fijamente, haciéndole saber cuál era su papel en el pequeño juego que habían comenzado.

Dany fingió un quejido de lamento, dejando la manta a un lado para levantarse.

— "... Y con una actitud así temo que vas a ser un rey bastante patético" —coordinó ella, inclinándose para colocar un zape juguetón en la nariz de Atem.

El moreno se rió, encarámandose en el sofá hasta sentarse sobre el respaldo para quedar más alto que la azabache — "¡Hm! Yo no lo creo así" —sus dos hermanos rieron y su propia sonrisa, estaba seguro, acabaría por hacerle doler las mejillas — poderoso rey seré. Sin oposición.

Dany tomó la manta que había descartado antes y le cubrió con ella el cabello, en un movimiento rápido —Pues yo nunca he visto un rey león, que no tenga mechón.

Atem tiró la manta al suelo —Nunca ha habido nadie así. Seré la sensación —sacudió su cabello, haciendo que sus mechones dorados volaran alrededor de su rostro —observa cómo rujo, yo te causo un gran ¡Temor!

La mayor hizo el ademán de pulir sus uñas contra su blusa, en un gesto de desinterés —pues no parece nada excepcional.

¡Yo quisiera ya ser un rey!

Dany negó con la cabeza, moviendo el dedo índice en negativa —Piense bien y verá que aun le falta mucho, alteza.

El tricolor mayor saltó fuera del sofá, tirando del brazo a su hermano para ponerlo en pie —Nadie que me diga... —tomó dos almohadones.

—Bueno, cuando dije que-

Yami agarró uno de los almohadones y Atem se movió hacia el lado contrario de la azabache —Lo que debo hacer~

Dany los miró de un lado al otro —Quise decir que-

Nadie que me diga... —ambos gemelos levantaron los almohadones en manos.

—Pero ¿no se da cuenta-

¡Cómo debo ser! —los menores cantaron juntos, abalanzándose para darle un almohadazo a la mayor.

Dany, sin embargo, se agachó y retrocedió, dejando que los tricolores se golpearan el uno al otro — ¡Pero, mire aquí! —cantó, riéndose, mientras corría hacia otra parte de su habitación.

Libre de correr seré —Atem fue tras ella, y Yami no tardó en seguirlos.

—Bueno, definitivamente eso n- —la mayor fue interrumpida por sus hermanos atrapando de modo que los tres cayeron en la cama.

¡Todo lo que quiera haré! —Yami y Atem chocaron palmas mientras su hermana se reía, tendida en la cama con el cabello todo regado sobre las sábanas.

Usted y yo tenemos que, de cara a cara, hablar —Dany logró continuar entre risas.

Arrodillado sobre la cama, Atem le soltó un codazo suave a Yami, juntado ambos pares de ojos color rojizos —mira nada más, al rey quién quiere aconsejar.

Dany fingió un puchero, aún tendida en su cama, con sus hermanos menores alzándose sobre ella y se cruzó de brazos, fingiendo indignación —si este es el rumbo que llevamos yo no voy, lejos yo me voy de África. No me voy a quedar —estiró una mano y tiró de un mechón dorado de cada uno —el chico cada día está más mal~

Los gemelos se rieron. Atem empujó suavemente a Yami a un lado de su hermana para quedar por encima de ambos — ¡Yo quisiera ya ser un rey!

~

Horas más tarde, cuando las botanas y las películas habían terminado, los tres hermanos se acomodaron en la amplia cama, acurrucándose entre sí, mientras tiraban juguetonamente de las mantas o se lanzaban almohadas.

—Dany —Yami bostezó su nombre, la azabache era la que más tranquila estaba, ya dispuesta a dormirse.

— ¿Mm? —ella zumbó en respuesta, acomodando la esponjosa almohada bajo su cabeza.

— ¿Nos cantas una última canción esta noche? —pidió con voz suave, lanzando de vuelta una pequeña almohada decorativa hacia la cara de Atem.

—Solo si prometen aquietarse ya. Tengo sueño y mañana hay cosas que hacer —se frotó los ojos, mirando hacia Atem con la última afirmación. Debían ser más de las 2 AM.

—Me quedaré y los ayudaré —prometió Yami.

—Eso suena bien —Atem se contagió del bostezo de su hermano.

—De acuerdo, de acuerdo —se movió para darles un beso de buenas noches en la mejilla a cada uno y luego se acurrucó en busca de una posición para dormir.

Atem y Yami se acurrucaron con ella, mirándola con atención aún en la oscuridad de la madrugada.

A veces sueño un mundo que, parece que conozco bien —la azabache empezó, lo suficientemente alto para que ambos la escucharan, pero con voz suave para intentar adormilarlos —Una dulce nostalgia en el corazón... Contigo un día estaré, juntos solos tu y yo. Escucho ya tu voz y sé que no perderé. Oh-oh~

Los gemelos se arrimaron un poco, buscando su propio acomodo y ella empezó moverse suavemente, como si los meciera.

Ya cuéntame la historia... de un reino y de un niño —Dany deslizó suavemente sus manos por los cabellos ajenos, tanto como las posiciones se lo permitieron —y de un príncipe que no sabe, dónde está el mundo que ha dejado y ¿Qué será... de mi vida ahora? Nada va a ser lo mismo... —ella bostezó, y dos segundos más tarde, sus hermanos también —En las páginas de destino, escribiré el final feliz que quiero yo...

~

Dany no recuerda si terminó la canción, pero a la mañana siguiente, cuando se despertó y encontró a su dos amados hermanos acurrucados y descansando pacíficamente con ella, no pudo evitar sentirse en la más tranquila y dulce paz.

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