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Mi Amor.

Créditos a... 

Espero y les guste, lamento la tardanza.

Quinta Flecha - Mi amor.

...

..

.

Habían pasado, cuando menos, seis meses -o quizás un poco más- desde la última vez que Kenta había tenido la oportunidad de ver a Yared en persona. Se había mantenido en contacto, claro, pero sólo por mensaje y alguna que otra videollamada.

El último mes se la había pasado de gira en la otra punta de Japón.

Por lo tanto, era perfectamente normal y comprensible que el pelirrojo estuviera contento cuando, un buen jueves por la mañana, recibió el siguiente mensaje.

"Hey Estrellita. Estaré de vuelta en casa en un par de días ¿Tendrás tiempo para vernos?"

Kenta sonrió a la pantalla, deteniéndose un momento en su rutina matutina de prepararse para clase, y contestó al mensaje.

-∆-

Kenta se animó, cuando llegó temprano a la escuela y vio a Dany llegando junto con Atemu. Había tenido la esperanza de encontrarla antes del inicio de clase, pues estaban a poco de una feria a puertas abiertas en la escuela y sabía que la chica debía estar ocupada.

—Buenos días —se acercó.

Ambos Sennen lo miraron y le regresaron el saludo amistoso —Hola Kenta/ Buen día.

El pelirrojo se arrimó a Dany — ¿Pudiera hablar contigo un momento?

La azabache asintió, sacando el celular de su bolsillo para comprobar la hora —Claro Kenta, vamos. Te veo en el receso, Sunshine —le dio un rápido beso en la frente a su hermano para despedirse y continuó hasta las oficinas con el pelirrojo, saludando a la secretaria y al profesor de deportes al pasar, que eran los únicos a la vista aún.

Dany invitó a Kenta a sentarse mientras ella dejaba su bolso y empezaba a sacar algunas carpetas de un archivador —llegaste temprano.

—Sí. Esperaba encontrarte antes de clase para no molestarte cuando estés ocupada —contestó el oji-menta.

La azabache arqueó una ceja ante ese comentario, colocó las carpetas de colores que había sacado, a un lado en su mesa, y finalmente se sentó al lado del estudiante — ¿debo asumir, por ese comentario, que esto no tiene que ver con la escuela? —consultó, jugando con su anillo plateado.

Kenta asintió —sí, es personal.

Cuando hizo una pausa allí, Dany se tomó un momento para mirarlo —hoy luces de buen humor, Kenta —mencionó casualmente.

—Supongo... —sonrió, sacando su celular para volver a mirar el mensaje del bicolor — ¿Sabías que Yared vuelve a casa? —soltó finalmente.

Dany ocultó una risilla tras su mano y se permitió compartir esa alegría del pelirrojo —sí, lo sabía.

— ¿Y no me lo habías dicho? —la acusó, en tono bromista.

La mujer se rió, esta vez sí —en realidad, pensé que Yared te daría la sorpresa cuando ya estuviera aquí —explicó — ¿te avisó hoy?

Kenta afirmó, levantando su celular para enseñarle el mensaje —me escribió hace media hora.

La sonrisa del pelirrojo le pareció muy dulce a la fémina, quién llevó una mano a su pelo para una caricia amistosa —va a estar en una campaña de publicidad para el programa de música de nuestra universidad con algunos otros estudiantes... Akefia entre ellos —le explicó.

—Me imagino que tendrá todo un comité de bienvenida —suspiró el chico.

—Es lo más seguro, pero no dudo que se escabullirá al primer momento que tenga para verte —aseguró. Ella también había permanecido en contacto con Yared, y el bicolor le había preguntado en más de una ocasión como iba al pelirrojo en la escuela y cómo lo veía de ánimos. Su preocupación era dulce.

Kenta se ruborizó sutilmente, pero su expresión facial cambió de un momento a otro —Dany-san...

—Dime —ella respondió suavemente.

Kenta se mordió los labios, paseando sus ojos por la oficina mientras jugaba con el dije de su collar. Dany lo notó, permitiéndose una sonrisa fugaz —Crees... ¿Crees que debería contárselo a Luis?

Dany notó inmediatamente la importancia y tensión puestas en esa pregunta. Se acomodó en la silla y colocó sus manos sobre la de Kenta, que no estaba manifestando su inseguridad con su collar —Las noticias le harán saber que Yared vuelve pero no le harán saber que te ha pedido encontrarse, Kenta —Ella supo que no era la respuesta que él esperaba, cuando vio sus labios rosados hacer un puchero, así que le dio una sonrisa — ¿tú qué piensas que es lo correcto?

Kenta bajó la cabeza, sintiendo los dedos de la mayor acariciando su mano en un gesto dulce y maternal, que seguramente usaba con su hermano y cuñados. Admitió que tenía un efecto tranquilizador y, por un momento, envidió a Atem y los Thief, por la maravillosa mujer que tenían en su familia... ¿por qué su madre no podría ser como la pelinegra que tenía en frente?

Se quedó pensando un momento. Su relación con Luis aún era algo 'reciente', de meses, y sabía cuán inseguro y a la defensiva se ponía su novio cuando se trataba del cantante.

—Creo que será mejor que se lo diga —concluyó, recibiendo una sonrisa alentadora —no quisiera malentendidos, ni comentarios fuera de lugar. Además, quiero que Luis sepa que puede confiar en mí... incluso si no quiere confiar en Yared —añadió risueño.

Dany también se rió —Te entiendo. Eventualmente aprenderá... Kefi lo hizo.

Kenta se rió aún más. Era curioso pensar que, en algún momento, Yared tuvo sentimientos tanto por Dany cómo por él ¿Qué había de similar en ambos? No se le ocurría nada, pero supuso que algo debía haber, porque ambos llevaban años siendo amigos de Luis también. Algo en particular debía atraerles de ellos.

—Gracias por hablar conmigo —Kenta se puso en pie.

Ella lo imitó —cuando quieras, Kenta —lo atrajo a un suave abrazo —como amiga o como orientadora, estoy aquí cuando lo necesites ¿de acuerdo?

El pelirrojo la tomó de las manos, dándole un suave apretón para devolver el afecto —De acuerdo —contestó, con una bonita sonrisa.

—Bien, la campana está por sonar. Ten un buen día, Kenta.

El menor la soltó y asintió —igualmente.

Kenta entonces salió de las oficinas para dirigirse a su salón. En el camino, su teléfono emitió un par de ladridos, así que lo sacó para comprobar el mensaje de su novio, preguntándose cómo reaccionaría el oji-naranja si supiera qué tono tenían sus mensajes.

" Acabo de llegar a la escuela 😴"

Sonrío suavemente mientras dejaba su mochila en la mesa y se sentaba.

" Ya estoy en el aula " contestó antes de recostarse en la mesa. Luis se le unió apenas dos minutos después, sentándose a su lado y presionando un beso en su mejilla antes de ocultar la cabeza contra su hombro para bostezar.

—Tengo que contarte algo...

-∆- Ese mismo sábado -∆-

— ¡Ma Muse!

Kenta se rió cuando, nada más salir por la puerta principal de su casa, lo recibió la visión del convertible de Yared, y dos segundos después, los brazos del cantante lo rodearon desde atrás, por los hombros.

— ¿Estuviste de gira al otro lado del país o en Francia? —bromeó el pelirrojo, ante el saludo, justo antes de recibir un beso en la mejilla —me da mucho gusto verte, Yared —Kenta le regresó el abrazo en cuanto pudo girarse.

—Oh, se que te encanta cómo pronuncio el francés —le regresó divertido el mayor, antes de exponer su mejilla, con una sonrisa de niño pequeño.

Kenta le dio un beso en la mejilla y se soltó del abrazo — ¿Cómo estuvo tu vuelo?

—Algunas turbulencias a mitad de camino —confesó el cantante, haciendo una mueca. Tomó una mano del pelirrojo y tiró de él hacia su preciado auto —pero no duró mucho. Fuera de eso, todo correcto —abrió la puerta del copiloto y le invitó a entrar — ¿Como va la escuela?

—Acabamos de terminar el periodo de exámenes, la siguiente semana nos centraremos en el festival —Kenta se acomodó en el auto y vio a Yared girar para subirse en el lado del conductor.

—Es de entrada libre ¿cierto? —consultó el mayor, girando la llave para encender el auto.

Kenta sonrió, disfrutando el ronroneo del motor. No lo diría en voz alta, pero extrañaba los paseos con Yared en su auto —sí, es para recaudar dinero para la escuela.

Yared sacó unos lentes de sol de la mochila que llevaba en el suelo del auto —Estaré allí.

El menor sonrió — ¿promesa?

Yared le dedicó un guiño antes de colocarse los lentes —promesa —movió la palanca de cambios y dio marcha atrás para salir de la calle del pelirrojo —así que... ¿qué tal te fue en los exámenes?

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El bicolor lo llevó a un restaurante, casi en las afueras de la ciudad, a desayunar. Aparentemente tenía reservación, porque los guiaron a una mesa con una bonita vista a un lago artificial, rodeado de flores, patos, algunas otras aves y bancas. Tenía también un pequeño muelle de madera que terminaba en una caseta con techo de palma, dónde, seguramente, se habrían hecho millones de fotos.

—Es un lugar precioso —mencionó Kenta, dejando que Yared le abriera la silla para sentarse.

—Lo mejor para ma muse —contestó el otro mientras tomaba asiento también y agarraba el menú —vale la pena el recorrido ¿no? Aunque supongo que estás hambriento.

Kenta se rió, tomando un menú también —no lo dudes.

Había tenido tiempo para acostumbrarse a este tipo de lugares y atenciones cuando había estado saliendo con el bicolor, así que no se sentía incómodo, como las primeras veces.

Ambos eligieron sus platos, llamaron al mesero para hacer el pedido y finalmente volvieron a su conversación para ignorar el hambre hasta que llegara la comida.

—Así que... supe que estarás haciendo una campaña de publicidad para la universidad —mencionó el menor.

Yared negó con la cabeza, riendo —Dany te lo dijo ¿no?

Kenta se rascó la mejilla en un gesto nervioso —sí, es que yo... am... fui a hablar con ella luego de que me escribiste el jueves —confesó.

El mayor apoyó el mentón entre sus dedos entrelazados, con su habitual sonrisa coqueta — ¿oh? —canturreó, interesado.

—Y ella me contó que lo sabía porque su novio haría parte de esa campaña también —luego miró la expresión del otro e hizo un puchero — ¿qué? ¡Estaba contento de saber que volverías! ¡Y necesitaba hablarlo con alguien! —se excusó —Dany es de las pocas personas que no irá de inmediato a publicarlo en Internet, así que... —se encogió de hombros.

Yared sonrió, enternecido —desde luego, nuestra encantadora dama es de confianza sin duda alguna. También estoy contento de poder verla de nuevo.

Kenta asintió —Y ¿cuando empiezan con la campaña?

—Hoy empezamos con una sesión de fotos.

Si el pelirrojo hubiera tenido una bebida a mano, seguro de hubiera atragantado — ¿hoy?

Yared asintió, divertido por la forma en que se ensancharon sus ojos —sí, nos esperan a las diez en la universidad para tomar las fotos —miró su reloj de pulsera, eran apenas las siete y veinte — ¿Qué? ¿Te pensaste que me vine en el primer vuelo porque tenía que entregar la habitación del hotel a las cuatro de la mañana? —se rió —sí, quería tener tiempo para verte antes de la sesión de fotos ¡pero aún así!

Kenta solo pudo cubrirse la mano con una boca para no soltar las carcajadas.

—De modo que: desayunamos, damos un paseo por el lago para bajar la comida, luego me acompañas a mi departamento para elegir lo que usaré y nos vamos para la universidad —enumeró, sonriendo con completa confianza —lo tengo cronometrado.

El pelirrojo lo miró en silencio un momento, con una ceja arqueada — ¿me estás queriendo decir...?

La sonrisa de suficiencia del músico le dio a Kenta la respuesta a la pregunta que no había formulado por completo —Desde luego. Te vienes conmigo a la sesión de fotos, ma petite.

Kenta solo suspiró, sabiendo que no tenía forma de negarse... y, en realidad, tampoco tenía mucho interés en hacerlo —de acuerdo, le avisaré a Luis.

Yared lo miró intensamente — ¿tu noviecito está preocupado porque estás conmigo?

El pelirrojo se encogió de hombros, escribiendo un mensaje —imagino que lo está, puedo entenderlo, pero no es por eso que le aviso —explicó suavemente —Quedamos por la tarde con los chicos para celebrar que terminamos los exámenes, pero aún no decidimos dónde exactamente, así que es para que me avise con tiempo.

— ¿Vendrás a almorzar también conmigo, por favorrrrr ? —ronroneó la última palabra, sacándole una sonrisa a Kenta, quien lo miró, expectante —Dany y el novato están invitados.

El menor se rió entre dientes — ¿cómo puedo negarme a eso? —o a la sonrisa brillante que le dio por su respuesta —me encantaría, Yared.

—Maravilloso —expresó, complacido. Aunque Kenta se preocupó cuando su expresión pasó a ser más seria —ahora... ¿cómo te trata el perro ese?

Kenta negó suavemente con la cabeza, a sabiendas de que Yared nunca dejaría de decirle así a su novio. El bicolor, a pesar de haber estado genuinamente feliz por él, cuando le contó que él y Luis finalmente habían formalizado una relación, seguía preocupado porque el oji-naranja, según él, tratase a su musa como se lo merecía.

Le dio una sonrisa tranquilizante y se dispuso a ponerlo al día con respecto a ese tema. No era algo que tocaran mucho en sus mensajes o llamadas, pero apreciaba la preocupación de Yared.

Unos diez minutos después, los platos fueron servidos y ambos hicieron una pausa para llenar sus estómagos. Desde luego, la comida estaba exquisita y lo acompañaron con un par de capuchinos, que les sentaron muy bien con el clima fresco que hacía.

Cómo había dicho, Yared condujo a Kenta hacia el lago, luego de pagar la cuenta​. Hacía un poco de frío estando más cerca del agua, pero a ninguno le molestó.

Tomaron algunas fotos del paisaje mientras se dirigían al muelle. De los patos al borde del agua y pequeñas aves y colibríes entre las flores.

Cuando llegaron a la caseta al final del muelle, Yared atrajo a Kenta por los hombros, girándolos a ambos para quedar de espaldas al lago. Antes de que el pelirrojo pudiera preguntar, Yared levantó su teléfono en mano — ¿una foto?

Kenta respondió pasando su brazo por la cintura del bicolor —seguro.

El cantante sonrió a la cámara frontal de su teléfono y Kenta guiñó un ojo cuando lo vio presionar la pantalla.

—Perfecta —determinó el bicolor, mirando la foto en su celular — ¿qué opinas?

El pelirrojo la miró y sonrió en aprobación —me gusta ¿me la pasas?

—Por supuesto. Ya de paso, nuevo fondo de pantalla —determinó Yared.

Kenta miró la foto en su propia pantalla y sonrió antes de guardar su celular — ¿Nos vamos ya? Se te va a hacer tarde si no.

Recibió un asentimiento, pero una mano lo detuvo de girarse —espera, antes quería darte algo.

—Te dije varias veces que no tenías que traerme regalos.

Yared se rió —deberías saber que siempre voy a ignorar esas palabras —declaró, sacando una pequeña bolsa de terciopelo de su bolsillo —vi algo parecido y pensé en ti, así que mandé a hacer uno —mientras explicaba, abrió la bolsa y sacó un brazalete.

Eran varias estrellas, más bien siluetas de estrellas -de cinco puntas- de plata; solo una de las estrellas era sólida, y tenía grabado el nombre del pelirrojo en letra cursiva.

— ¡Yared! ¡Es muy bonita! —sonrió el menor. Dejó que el bicolor tomara su mano y deslizara el accesorio en su muñeca.

Con un guiño coqueto y una reverencia bromista, Yared besó el dorso de la mano que sujetaba —como dije, solo lo mejor para ma muse —ambos compartieron una risita —ahora sí, procedamos a irnos.

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Regresaron al auto del mayor y este tomó caminó hasta su departamento.

Kenta abrió la puerta para que Yared entrara, con las maletas que habían estado en el maletero. Mientras el bicolor subía a su habitación, Kenta sirvió dos vasos de agua y luego subió tras él.

—Aquí tienes —le pasó uno de los vasos y se sentó en un sillón que había por allí.

—Voy a darme una ducha rápida para cambiarme —explicó Yared, recibiendo el agua —puedes recostarte, si quieres, mientras me esperas.

Kenta se terminó su vaso y se movió a la cama —si te tardas, será tu culpa si me quedo dormido.

Yared se rió mientras sacaba una toalla de su armario —no tardaré, Estrellita —le dio un beso en la frente y se metió al baño anexo a la habitación.

En lugar de acostarse, Kenta se dirigió al armario abierto y empezó a mirar por la ropa que había allí hasta sacar los dos conjuntos que más le gustaron. Los dejó bien tendidos a un lado de la cama y se acostó en el otro, acurrucándose con la espalda hacia la puerta del baño.

El sonido del agua cayendo lo adormiló un poco, muy a pesar de sí mismo, pero cuando empezaba a deslizarse fuera de la conciencia, su teléfono lo trajo de vuelta. Lo sacó del bolsillo y contestó sin mirar.

— ¿Mochi mochi?

— Hola Kenta.

— ¿Dany-san?

— Sí —confirmó la voz del otro lado — ¿cómo estás?

—Bien, gracias. Estoy esperando que Yared se aliste para la sesión de fotos —supuso que ella había llamado para saber del bicolor.

— Oh, genial. Queríamos saber si había llegado bien.

A Kenta lo confundió eso —creí que lo sabrías ¿no te habló para invitarte a almorzar?

Hubo un murmullo contemplativo del otro lado de la línea — oh, eso fue desde ayer. Hoy no se ha comunicado conmigo —el pelirrojo notó que encubría una risilla — supuse que estaría completamente dedicado a ti.

—Me pasó a buscar a casa y fuimos a desayunar. Estamos en su casa ahora mismo —explicó — ¿ustedes ya están en la universidad?

— Nop. Kefi y yo estamos a punto de salir —Kenta zumbó en reconocimiento — nos vemos allá entonces.

—Sí. Vayan con cuidado.

— Ustedes igual.

Kenta pensó en llamar a Luis, después de colgar. Solo para saber que su novio no estaba imaginando, sabrá Kami-sama qué cosas, pero la suavidad de la cama lo sedujo y volvió a acomodarse.

Siete minutos más tarde, Yared salió del baño con una toalla alrededor de la cintura y secándose con otra el pelo empapado.

Sonrió de ver al pelirrojo acurrucado en su cama, contento porque su dulce estrella no se detenía de esos pequeños detalles a pesar de que ellos ya no estaban juntos.

Luego de mirarlo un momento, notó la ropa al lado del menor. Sonrió más —aw~ eres tan dulce, mon étoile . Gracias por la ayuda.

—No es nada. Avísame cuando estés visible —contestó el otro.

Yared se rió —tú puedes voltear a verme en el momento que quieras. A mi no me molesta —bromeó, inclinándose sobre la cama para presionar un beso en el pelo rojo desparramado sobre su almohada.

Kenta resopló. Había cerrado los ojos por si acaso —muy chistoso.

Con una risilla, Yared eligió entre las opciones de Kenta y empezó a vestirse. Tomó unos pantalones de cuero negro, con costuras de color plata a los lados y en los bolsillos; una camisa a cuadros de color negro y blanco, y un cinturón blanco con hebilla plateada.

—Ya estoy vestido ¿me ayudas con el cabello?

Sacando una secadora de su maleta sin deshacer, Yared se debatió entre la risa y la ternura cuando Kenta lo miró de reojo, abriendo un solo ojo para comprobar que estaba cubierto, y solo entonces se sentó en la cama.

El músico enchufó la secadora y se la dio al pelirrojo antes de sentarse frente a él.

Kenta lo ayudó a secar y darle forma a las puntas medio rizadas del mayor.

—Gracias, lindo —Yared guardó todo y agarró unos botines blancos y una americana violeta con lineas plateadas. Se aseguró de tener lo necesario encima y ambos bajaron de vuelta a la cocina del departamento para dejar los vasos.

— ¿Yared? —Kenta parpadeó, sorprendido y confundido, cuando el mayor lo atrajo en un abrazo repentino, que dejó sus rostros muy cerca.

—Gracias por acceder a pasar el día conmigo, ma petite —le dijo con voz suave. Una mano abrazándolo por la cintura y la otra subió hasta la mejilla ajena.

Kenta le regresó la sonrisa —yo también te he echado de menos —afirmó, abrazándolo de vuelta por el torso. La posición era muy familiar para ambos — ¿a qué viene eso de pronto?

El bicolor bajó lentamente su cabeza, acariciando la mejilla del pelirrojo con una mano —a veces te extraño mucho —enfatizó — ¿crees que podamos recordar viejos tiempos, solo por un momento?

El menor le dio una sonrisa triste, y Yared ya sabía qué respuesta obtendría —sabes que haría casi cualquier cosa por ti, pero eso no —el bicolor ya se lo esperaba, pero amaba por sobretodo el hecho de que Kenta no lo estaba empujando para que se apartara, porque confiaba en que él respetaría su decisión —ahora estoy con la persona que he querido por mucho tiempo, y si quiero que crea en mí, no puedo traicionar su confianza —negó con la cabeza, sin perder la sonrisa —aun sabiendo que, si accediera, nadie más lo sabría. No lo haré.

Ma petite étoile —arrulló, dándole un beso en la frente —espero de verdad que ese perro sepa la suerte que tiene al tenerte.

Kenta se ruborizó, mientras Yared lo soltaba.

El cantante se lamentó en silencio que Kenta no fuese la persona al otro lado de su hilo rojo, en lo que cerraba el departamento y regresaban a su auto, pero el amor que Kenta había mantenido por tanto tiempo hacía Luis era una de las cosas que lo hizo darse cuenta de la maravillosa persona que era.

Besó una vez más la mano de su preciada estrella y se dirigió a la universidad.

Casi todos los miembros de la campaña estaban ahí cuando Yared y Kenta les dieron alcance. Así que no hubo mucho tiempo para saludos antes de que la sesión de fotos comenzara.

Kenta se sorprendió de ver que Dany iba a posar con Akefia, así que ya estaba resignado cuando Yared lo jaló para que saliera con él, del mismo modo.

Tomaron fotos por los pasillos del área de música, algunas de las aulas, uno de los auditorios y en las zonas verdes.

Hubo una foto que a Kenta le gustó mucho. Yared y Akefia estaban sentados junto a otro chico que no conocía, todos con diferentes tipos de guitarras en mano. Él, Dany y otros acompañantes de los 'modelos' así como estudiantes de la universidad se sentaban en torno a ellos de forma casual, como si estuvieran compartiendo un momento ameno.

Dany estuvo de acuerdo en que​ esa era una de sus fotos favoritas.

Para cuando los fotógrafos anunciaron que habían terminado, ya era la una de la tarde: hora de almuerzo.

— Ma chérie —Yared envolvió su brazo sobre los hombros de Dany, cuando los cuatro se juntaron para decidir donde almorzarían —estás tan hermosa como siempre, me da gusto verte.

La azabache se rió, colocando un rápido beso en la mejilla del bicolor —es bueno tenerte de vuelta en casa, Yared.

El aludido le sonrió de vuelta, soltándola para chocar puños con Akefia — ¿Y bien? ¿Quien tiene hambre?

Sus tres acompañantes respondieron a coro afirmativamente.

—Cuanto entusiasmo. La sesión los debió dejarlos hambrientos —bromeó una nueva voz femenina.

El cuarteto se volvió hacia quien les había hablado.

—Hey diablilla —saludó de primeras Akefia, mientras su novia se acercaba a la albina para un abrazo.

La pelinegra aprovechó de ocultar una risita al haber notado la sorpresa de Kenta, cuando vio quien acompañaba a la oji-roja —hola Ro ¿qué haces aquí con Luis? —se giró a ver y saludar al moreno que venía al lado de su amiga.

—Tenía que hacer hacer encuestas a un determinado número de personas para una de mis clases —explicó la albina —me faltan unas pocas, Luis me ayudó, le llevó algunas a sus compañeros y hoy me las trajo —enseñó una carpeta en sus manos.

—No fue nada, Rose —se encogió de hombros antes de caminar hacia su novio —de todos modos, Kenta y yo nos reuniremos con los chicos en un rato.

El pelirrojo arqueó una ceja, luego miró de reojo a Yared y compuso una expresión apenada —te dije que primero iba a almorzar con Yared, Dany y Akefia.

—Lo sé —contestó sencillamente.

—En realidad, queríamos saber si podíamos unirnos a ustedes para almorzar —aportó Rose —muero de hambre, y le dije a Luis que almorzariamos juntos, ya que me hizo el favor de venir.

—Por mi está bien —contestó el músico, aunque le dirigía una mirada retadora al oji-naranja — ¿qué dices ma chérie ?

—Claro que sí —sonrió la azabache, a un lado de Rose.

— ¿ Ma muse ? —consultó también al pelirrojo.

Kenta asintió —vámonos entonces. También muero de hambre —apuró el oji-verde.

Le sorprendió que Luis lo rodeara con un brazo por la cintura, a la vez que presionaba un beso en su mejilla — ¿duró mucho la sesión de fotos, mi amor?

A pesar de que estaba esperando alguna muestra de 'territorialismo' de parte del pelinegro, Kenta no pudo evitar congelarse cuando lo llamó, por primera vez, " mi amor "

Y Luis no pudo evitarlo. Cuando vio como el color rojo del pelo de su novio, se extendía por toda su adorable carita, tuvo que robarle un beso. Sin importar quien los miraba o quien no.

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