Red de araña
"— ¿Y bien?— la voz de aquel vejete sonaba impaciente.
— Fueron devorados vivos— respondí estoico— Los esbirros me ignoran y van sobre ellos, en esta ocasión no pude hacer gran cosa. Sólo una chica se salvó, ahora mismo está en la enfermería.
El viejo arzobispo se me quedó mirando, enojado y con frustración plasmada en todo el rostro. No tardó para que me reprendiera visualmente, dándome una mirada desconfiada y acusadora.
— No estarás dejando que los atrapen a propósito ¿Cierto?— cuestionó tranquilamente.
— Simplemente hago lo que usted me pidió, que ellos no puedan defenderse bien no es mi culpa— contradije fastidiado.
— Ya te he dicho que cuides tu tono— alzó la voz— Mañana a primera hora un nuevo equipo te estará esperando en la puerta norte. Trata de no arruinarlo esta vez.
Aún después de varios días, sin resultado alguno más que estudiantes devorados, Ruiseñor seguía mandándome con escuadrones en un intento de llegar a Summer World y recolectar la codiciada información.
¿Sabotaje? No, no estaba saboteando la misión. De hecho, entre más pronto cumpliera la encomienda, sería muchísimo mejor. Las dudas comenzaban a carcomerme poco a poco. ¿Y si...?
— ¡Oye!— cuando me presenté a la hora acordada, una voz me llamó— ¿Tú eres el guía de la misión a Summer World? Mi nombre es Caleb— añadió tras un sutil cabeceo mío como afirmativa.
— Yo soy Queen— una chica delgada y alta se asomó detrás de Caleb.
— Edward— murmuró el más alto.
Por lo que podía ver, Caleb era un bardo. Queen una hechicera. Edward un tanque. Faltaba una persona en presentarse, era una chica con mi misma estatura, cabello negro y ojos castaños. Una seña particular...
— Yo soy Angela, la líder del equipo— comentó con una sonrisa y me tendió la mano.
Tenía una pequeña cicatriz en diagonal atravesándole el final de la ceja izquierda. A la cintura, llevaba una espada, era fácil deducir que era era una espadachín. Miré por unos segundos su mano y con cierta duda la estreché.
— ¿Cuál es tu nombre?— cuestionó ella.
— ¿Mi nombre?— murmuré.
No tenía nombre. Ya no me atrevía a portar nuevamente mi antiguo nombre. Tampoco quería usar el nombre que me dieron en aquel asqueroso laboratorio. Odiaba los nombre clave, por eso...
— No tengo.
— ¿Cómo que no tienes?— ella se veía desconcertada — Acaso... ¿Eres de la clase Asesino?
Parpadeé varias veces, perplejo, ¿Asesino? Bueno...de cierto modo, lo era. Miré unos segundos al piso, con cierta duda, supongo que podría categorizarme así.
— Supongo — murmuré con leve inseguridad.
Aunque no fuera un estudiante directo de la escuela. Sino un peón en el "bajo mundo" de la misma. Ella se me quedó mirando unos segundos, el resto igual, supuse que con ello cortaría toda posibilidad de plática. De ese modo-...
— Entonces ¿Cómo quieres que te llamemos? — cuestionó Angela — Hablarte de "tú" u "oye" no va ser nada cómodo para nosotros.
Su pregunta me dejó mudo, ¿Cómo quería que me llamaran?
— Quizá Koro estaría bien. Ya saben, como el personaje — propuso Caleb, con una sonrisa gatuna.
— ¿Ya vas a empezar? — debatió Queen — Demian o Leonard le quedará mucho mejor.
— Yo le veo más cara de "Vlad" o "Jean" — fue el turno del taciturno Edward.
Inmediatamente fruncí el ceño, ya estaban al borde de escogerme uno y sin mi permiso.
— Oigan, no soy una maldita mascota — gruñí irritado.
— Lo sabemos, no tienes porque molestarte — Angela me dedicó una sonrisa culposa — ¿Y bien?
Miré al piso unos cuantos instantes.
.
.
— ¿Cómo fue en esta ocasión? — Ruiseñor clavó sus ojos en mi.
— Lograron regresar intactos, la información que consiguieron recolectar está siendo recopilada. — respondí devolviendo la mirada.
— Ya veo — el viejo se veía menos estresado, pero intranquilo — Puedes retirarte, mocoso.
Me quedé en silencio unos minutos. Él se extraño de aquello.
— ¿Qué pasa?
Pensaba que era un tanto estúpido, sobre todo después de todo lo que pasé, pero...
— Soy 13 — respondí antes de retirarme de ahí.
.
.
— ¡13! — el enojado llamado de Caleb me hizo volver en mi — ¡Hasta que al fin reaccionas!
— No sé para que te molestas — susurró Edward — Él es así.
No pude haber prestado menos atención a sus comentarios. Miré de reojo a Angela, ella y Queen mantenían una plática muy amena.
— Pobres de ellos — Queen puso cara de pena — ¿Recuerdan cuando fuimos a Summer World con 13? ¡Casi somos comidos vivos! Nos salvamos por los pelos.
— Sí, si hubiera ido otro guía que no fuese 13 no estoy seguro de que saliesemos vivos de esa — agregó Caleb con cierto alivio.
Desde aquella misión había pasado casi un año. Después de desentrañar el misterio, Ruiseñor fue asesinado, la información que descubrió jamás debía de salir a la luz. Sin embargo, él no era el único que estaba al tanto de todo.
No fue complicando resolver aquel intrigante pluzze. No obstante, te dejaba un asqueroso sabor agridulce. Los esbirros no habían aparecido porque sí. Los mismos dirigentes de la religión lo habían hecho...ellos cedieron el permiso y dieron la orden de que los esbirros pisaran este mundo. Ellos..."
— ¡Por favor 13! — Caleb se quejó — ¿No pudiste inventar una historia mejor?
— Se nota que es falsa — añadió Queen.
Estábamos en el salón de clases, un maestro no había asistido y por ello teníamos un módulo libre. Yo únicamente me encogí de hombros ante sus quejas.
— Ustedes pidieron que les contara una historia — me defendí con el ceño fruncido.
— Pero no una tan...escabrosa — se quejó Edward, parecía tener ganas de vomitar.
— Entonces, que alguno de ustedes cuente una — fue mi turno de quejarme.
Angela simplemente sonrió.
— Entonces lo haré yo.
"Como un monstruo. Me siento como un monstruo. Lo siento en cada fibra de mi ser, lo percibo en la piel y lo capto removerse nauseabundamente en mi interior.
No soy bueno. No soy alguien de fiar. No sé ni siquiera si debí existir. He tenido tantos errores. He tenido tantas caídas que he perdido la cuenta. Siempre había estado solo.
Antes todo me daba pánico, adoraba la soledad y despreciaba la compañía humana. No obstante, ahora la soledad me aterraba y atesoraba cada momento que pasaba con esos peculiares chicos.
No soy bueno. Ellos siempre me remarcan lo soso que soy, que parezco un aguafiestas de primera y que cuento las peores historias. Eso me da miedo. Me aterra, siento mi corazón oprimirse al verlos en esos instantes, aún mas a Angela.
Ellos no saben que esas malas historias que les cuento...son metáforas a la estadía que tuve al ir a un reformatorio por los crímenes que cometí"
**********************
Una trama obscura, debo trabajar más en ello ^^U
A todos aquellos que hayan leído hasta el final esta pequeña abominación ¡Mil gracias! :)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro