Esbirro con piel humana
No tenía conocimiento de qué había pasado. Apenas podía moverme. Parpadeé un par de veces, mi visión estaba nublada por el agua, mi cuerpo estaba entumecido.
Tardé varios instantes en reaccionar, inconscientemente me removí con desespero y nadé hacia la superficie, inhalando una gran bocanada de aire cuando saqué la cabeza del agua. Estaba completamente desubicado, me vi las manos, eran humanas.
Salí de inmediato del agua, tras nadar a la orilla, comenzando una caminata sin rumbo. El campo deshecho, quemado y con un sinfín de manchas sanguinolentas por doquier. Cadáveres humanos por aquí y cadáveres de esbirros por allá, extremidades de algunos esparcidas en el lugar.
— ¿Hay alguien por ahí?— escuchaba los gritos de un humano— ¿Queda alguien con vida?
Volví a mirarme las manos. Eran humanas, pero ¿Qué había con respecto al resto de mi cuerpo? Tropecé con un esbirro, agonizante, que me miraba fijamente. Intentó comerme, siendo la última orden de su cuerpo, pero antes de hacerlo se detuvo y me ignoró.
Me arrepentía de no haber visto mi reflejo en el agua. Seguí caminando. El humo y veneno en el aire eran poca cosa. No me afectaban, así como no afectaban a los esbirros, pero si me provocaban toser de vez en cuando.
— ¡Oye!— con ese llamado me detuve en seco— ¡Chicos! Hay un crío por ahí.
¿Crío? Bueno, supongo que aún tenía... ¿Cuántos años ya tendría? No podía recordarlo. Observé en silencio como se me acercaba un grupo pequeño, alumbrando el camino obscurecido por el humo. Cuando estuvieron a dos metros de distancia, vi sus rostros horrorizados, ¿Yo todavía...?
— ¿¡Cómo puedes mantenerte en pie con semejante herida!?— el que parecía el líder estaba pálido por lo que veía.
Miré a ver lo que él observaba, viendo como en el lado izquierdo de mi abdomen yacía una profunda herida, la sangre que emanaba de esta descendía por mi muslo hasta llegar a mi pie descalzó. Un pequeño charco de sangre comenzaba a formarse.
— ¡Apúrense muchachos! El olor a sangre atraerá a los esbirros — ordenó firmemente el líder.
Para mi sorpresa, mi sangre era roja, era humana. ¿Qué estaba pasando? Gracias al leve shock por el que pasaba, sólo me dejé llevar y antes de darme cuenta, perdí la consciencia.
— Veo que ya despertaste — escuché una voz al poco tiempo de abrir nuevamente los ojos — Dudo que 000409 sea tu nombre ¿Cómo te llamas, mocoso?
Un hombre me hablaba, calvo y con una canosa y larga barba. Traía en la mano una placa unida a una cadena simple ¿Fue de esa forma de la que se enteró de aquel sobrenombre? Parpadeé unas veces más antes de apartar la mirada.
— Escucha bien, monstruo— con mencionar esa palabra, logró hacer que lo volviera a ver, entonces...— Veo que ahora sí me estás prestando atención.
Él llevó la mano libre hacia su barba, hundió los dedos en esta y comenzó a "peinarla" mientras daba vueltas a mi alrededor. Yo únicamente le seguía con la vista, rotando la cabeza, nuevamente me encontraba atrapado y mayormente inmóvil. ¿La diferencia? La cama era de metal y, en vez de correas de cuero, me mantenían atado con grilletes a esta.
— A diferencia del escuadrón que te auxilió, yo sé que es lo que eres realmente— mencionó, parando de dar vueltas, deteniéndose a un lado mío— No eres humano, pero tampoco eres un esbirro. Tú te has quedado en medio de ambos.
— ¿Y eso qué?— no perdía nada con preguntar, lamentablemente, en mi condición actual no podría soltarme.
— Ignoro quién eras y cómo terminaste en este estado— su argumento era soltado con altivez — Pero de lo que sí tengo conocimiento, es la forma en la que puedes dejar de estar sujeto a esa cama y evitar regresar a ser un simple ratón de laboratorio.
Dime, tú en alguna ocasión ¿Has sentido que estás haciendo un trato con el mismísimo diablo? No obstante, irónicamente ya no tenía nada que perder. No tenía familia, ni amigos, tampoco un hogar al cual regresar. ¿Mi alma? Yacía marchita dentro de este cascarón conocido como cuerpo.
— ¿Cómo?— ya no me fiaba de nadie.
Si decía la verdad, posiblemente, pudiese conseguir mi libertad. Si mentía, tratarían de usarme y por consecuente intentaría escapar, como último recurso me matarían y yo finalmente obtendría algo de paz. Sea como sea, ganaría algo.
— Pongan atención— que tuviese su mano sobre mi hombro, me ponía incómodo e irritado — Él será el nuevo integrante del escuadrón final. Tendrán que enseñarle a pelear, a como usar magia y adiestrarlo en armas. Sin embargo, no se preocupen, posee una alta resistencia al dolor y a la fatiga.
En aquel lugar se encontraba una docena de jóvenes humanos, tres chicas y el resto eran varones, las pintas que traían se volvían desconcertantes. Parecían muchachos comunes, amistosos, pero inspiraban cierta aura de peligro. Infundían miedo.
— Así que, tenemos carne nueva— el integrante alfa, la chica más alta y con aire más rudo, se me acercó— Veamos que tal aguantas.
— El Arzobispo "Ruiseñor" siempre trae nuevos reclutas cada cierto tiempo— comentó un chico, mientras armaba un cubo de colores— Pero, ¡Todos mueren! Ninguno a excepción de nosotros ha aguantado el paso de Uno— añadió con una risa desquiciada.
Verle armar aquel cubo, un rompecabezas, con una rapidez admirable y oírle reírse de aquel modo era contradictorio. No sería capaz de determinar si estaba loco o si acaso era un genio. Quizá ambas. Se tornaba en una peculiar combinación.
— Cállate, Nebunie— bufó Uno, luego me miró a ver— ¿Empezamos?
Ruiseñor... Uno... Nebunie... Nadie mencionaba su nombre, mantenían su identidad oculta, en un perfil bajo. No conocían nada certero de los demás, claro, nada a excepción de sus habilidades básicas en batalla. Y obviamente, aquel vejete, no les informó que yo era un esbirro con apariencia humana.
******************************************
Wow, ver las cosas desde el punto de vista de un protagonista sombrío es... Em ¿Revelador?
Ya nos acercamos al climax :3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro