Domo
— ¿Por qué...?— Uno yacía tirada en el piso, tomándose el estómago, mientras me veía con odio— ¿En qué momento te hiciste tan bueno en combate? Se supone que te rompí las costillas... ¡Tú deberías estar tumbado...!
El resto se mantenía al margen. Algunos observaban la escena, el resto, estaba cada quien en su bola. Ella tenía razón, me había roto un par de costillas, la sangre escurría por las comisuras de mis labios. Sentía el dolor. Más, sin embargo...
— Ya no soy débil como antes, Uno— fue la escueta respuesta que me digné a decirle.
Un par de meses fueron suficientes para conseguir toda información que me fuese necesaria saber. En menos de un año, logré sacarles cada detalle y cualquier lección que me fuera de utilidad. Ya no tenía nada que aprender de ellos. Por consecuente, ya no necesitaba a Uno.
— Como tú perdiste, debes recibir un castigo— murmuré, recordando sus reprimendas constantes y mayormente sin sentido— Nebunie, ¿Te importaría sancionarla?
— ¿Lo dices en serio?— se veía realmente emocionado, a tal grado, que dejó al instante su cubo.
Me retiré del centro de la arena, desolada y rústica, que usábamos como sitio de entrenamiento. El olor a humedad estaba presente por todas partes. Generaba cierto frío, una sensación de ser observado, de ser un animalejo atrapado en una insulsa jaula.
— ¿A dónde vas, Nuevo?— Ripper me siguió con la mirada, su interés se notaba a leguas.
— Piérdete— esa comenzaba a ser mi respuesta para todo.
— Que antipático— bufó, no era antipático, simplemente estaba más consciente de mi situación.
Me encontraba en la Cruz del Sur, una escuela ubicada en el distrito base del décimo estado, el más seguro hasta el momento. Todo lugar habitado por humanos, se encontraba dentro de una cúpula gigante, estaba protegido por una enorme barrera que repelía a todo ser indeseado. Desde meros animales salvajes, criaturas desconocidas, y...
— Al fin llegas— Ruiseñor estaba entretenido peinando su larga barba— Tengo un asunto muy delicado que tratar contigo.
Esbirros. Toda escuela estaba diseñada con una jerarquía, la educación y adiestramiento en combate era obligatorio a estas alturas. Bardos, Tanques, Espadachines, Hechiceros, Héroes y Asesinos; eran las seis clases en las cuales se separaban los grupos.
Desde pequeños, los jóvenes estaban empezando a ser instruidos a esa forma de vida, a pelear para sobrevivir y servir al estado. Los asesinos se encargarían del trabajo sucio. Los héroes de los trabajos más riesgosos, salvarían a la humanidad, eran respaldados por las demás clases.
¿Por qué yo o mi hermana jamás asistimos a la escuela? A partir del distrito 20 de esa zona, la barrera no abarcaba más, era considerado terreno perdido. Ignoraban que saltando el distrito 21, en los distritos consiguientes al 22 seguía habiendo vida humana.
— Jamás dijiste gran cosa con respecto a cómo tienes corriendo por tus venas la sangre de un esbirro, sin embargo, tengo mis suposiciones— el anciano se levantó de su asiento y me miró fijamente— Un grupo de exploración saldrá hacia el distrito rojo, zona de esbirros. Necesito que los guíes, que lleguen a salvo y regresen todos completos.
Aquellos marginados se veían obligados a subsistir por cuenta propia, a trabajar duro para establecer por periodos una barrera y prepararse para huir cuando ya no pudiesen mantener más esta. Miré fijamente a Ruiseñor por unos cortos y leves segundos.
— Puedo ir yo solo. Con que me diga que quiere recuperar...
— No, irán contigo— me interrumpió severamente— No dudo que aquello que yace aquí aún funcione...— se dio unos rápidos toques en la frente, yo fruncí el ceño— Pero, lo que yo busco no son simples papeles. Quiero información al respecto, eso es algo que tú no puedes proporcionarme.
Me subestimaba. Me limité a formar una sutil mueca de desagrado, antes de digerir y aceptar estoicamente la orden.
— ¿A qué lugar se supone que debo escoltarlos?— escupí ácidamente.
— Cuidado con tu tono, mocoso— Ruiseñor se puso de pie, era más alto que yo y por mucho— Vas a escoltarlos hasta el distrito 11, de la región 0, hacia el laboratorio ilegal en Summer World.
Con eso, la sorpresa hizo de mi su víctima, me inundó dejándome sin habla. Ese lugar...
— ¿Por qué?— me permití cuestionar en un susurro.
— Deberías saberlo mejor que nadie, 000409— respondió el vejete antes de echarme de su despacho con un ademán de mano.
Con la orden dada, camine sin destino fijo por las instalaciones, sin emitir sonido alguno. Aquel lugar era donde experimentaron conmigo, no tenía duda de ello. Al llegar a un pasillo sin techar, alcé la vista y lo vi, aquel domo de energía amarilla que cubría las cercanías del sitio.
Si lo que sospechaba sobre las especulaciones de Ruiseñor eran ciertas, entonces, probablemente en ese lugar encontrara las respuestas que todo mundo buscaba. En Summer World estaba la resolución del misterio.
*********************************************
Sin duda hasta ahora va siendo lo más obscuro que he escrito XD
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro