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129cm De Maldad
"Amigos nuevos"
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Chae-Young es una niña muy buena y para sus padres una hija ejemplar. Hace las tareas; juega en su tiempo libre sin molestar a nadie; es generosa; cariñosa; respeta a todos pase a sus diferencias; no hace berrinches por cualquier cosa... Todo padre quisiera tener una hija como lo es Chaeyoungie. Simplemente parece que lo hace todo bien. Sin embargo, esta vez estaba en graves problemas —la primera vez— a decir verdad. Había perdido su mochila con todas sus tareas allí. Sus papis no podrían entender el descuido de la niña.
Cuando fueron a reclamar al colegio por el objeto perdido, los conserjes de dicho instituto habrían revisado por todos lados, pero les comunicaron a los adultos que no habría ninguna mochila perdida por ninguna parte.
En fin, un regaño para la pequeña por ser despistada. Y claro, ahora también una mochila nueva con útiles estrenados.
Para suerte de la niña, sus progenitores hablaron con los maestros para avisarle de lo sucedido, y se determinó que no deberá copiar todas las tareas que tenía hechas en el antiguo cuaderno ya que Chae-Young siempre entregaba a tiempo y eran revisadas constantemente. Ser una chica aplicada tiene sus recompensas.
— ¡ChaeChae! — Esa voz un tanto angelical hizo que la niña dejase de ver sus piecitos para dirigir su mirada hacia el muchachito. Era Ji-Min, su nuevo amigo. Era de esperarse de encontrarlo yendo por su trayecto para ir al colegio, pues Park vive a unas calles. Es más, Chaeyoungie se lo ha encontrado varias veces caminando, pero como antes no eran amigos no le prestaba atención.
Si bien Park tenía dos años más que ella aceptó la amistad de la pequeña sin dudas. Pues, el niño no tenía muchos amigos y cualquier amistad le venía bien. Chiminnie sabía sobre los rumores de que sí Chae-Young era lesbiana o no, pero no le era algo relevante para él. Algo que los conectaba a los dos, era que sufrían humillaciones constante y rechazo por los demás. Chiminnie sabía lo que era estar en el pellejo de esa niña tan tierna, y esa niña tierna entendía perfectamente el por qué Chiminnie lloraba a escondidas en el baño.
El día que Chae perdió su mochila fue cuando conoció a Ji-Min. Quizás extravió un objeto, pero hizo un nuevo amigo. ¡Para la niñita un lazo de amistad era más importante que un guarda útiles! Ese día, ella estaría caminando hacia la salida cuando lo encontró llorando junto a otro niño un poco más delgado, en la puerta del baño de nenes. El flacucho le daba palmadas en la espalda mientras trataba de tranquilizar al pobre lastimado. Son al ser bastante curiosa, fue a preguntarle qué había pasado y el jovencito sin ningún problema le comentó que Mina partió su corazón.
Bueno, ahora había dos razones por las cual se conectaban muy bien.
1. Ser discriminados.
2. Que Mina les haya roto el corazón.
— ¡Ji-Min! — Chae-Young corrió unos pasitos hasta llegar a su amigo. —: ¿V-vamos junt-juntos al cole-legio?
— Sí, ¡Claro! ¿Tú siempre caminas sola por aquí? — Preguntó mientras seguían caminando hacia sus destinos.
— Sí.
— ¡Eso es peligroso! Eres una pequeña niña. Desde hoy, caminaremos juntos para llegar al colegio ¿Entendido? — Dijo firme, pero con ternura encima. Chae no podía dejar de mirar esos mofletes bien apretables.
— ¡Sí!
— Tengo que admitir que tengo un poco de miedo de cruzar la puerta de mi aula... — Le comentó para sacar algún tema de conversación.
— ¿Pod qué?
— Es qué Mina ayer casi nos mata... ¡Yo ni siquiera la vi que estaba por ahí mientras yo lloraba por ella!, ¿Acaso habrá escuchado todo?
— N-no lo sé. P-pelo no tienes que tened mi-miedo.
Cuando iba a responder, Ji-Min quedó sorprendido ante ver a unos niños más pequeños que él (Quizás de la edad de Chae) que se pararon frente a ellos. Los niños que iban camino al colegio quedaron varados sin entender por qué esos pequeñitos se habían frenado y los estaban observando con unos sonrisitas que no daban buena espina.
— ¡El gordo y la gay! — Exclama uno con burla. — ¡Son raros y dan asco!
Chae de tanta vergüenza y tristeza que les generaba esas palabras se resguardó en Ji-Min, tratando que su carita no sea visible ya que se iba a poner a llorar.
— ¡Oh!, ¡La machona está llorando! — Se mofa otro de los malvados pequeños.
Las risas y burlas hacía los jovencitos seguían. Los dos indefensos estaban parados con la vista nublada a causa de las lágrimas que salían de sus ojos.
— Lesbiana, das asco.
— ¡Si quieren burlarse de mí háganlo, pero dejen a ChaeChae en paz! — Explotó de rabia el pequeño Chiminnie.
— ¡Oh no! ¡El gordo se enojó! — Más risas y bullicio había a causa de los mocosos maleducados.
— ¡Los dejan en paz o los mataré uno por uno! — Todos miraron hacia donde la voz les guiaba, encontrándose con una bella Minatozaki con el ceño fruncido, mientras agarraba de la mano a su hermano pequeño. —: ¡Salgan! — Gritó mientras tenía sus ojos rojos llenos de ira.
— ¡Salgan o mi hermana les partirá el trasero! — Acotó el niñito que estaba aferrado a Sana.
Sus risas cesan y los mocosos los miran con terror. Sabían que esa molesta chica era de palabra, si bien no era una bully, no contaba con demasiada paciencia; varias veces los dos Minatozakis los han retado por comportarse de mal modo. Así que deciden darse por vencido y salir de allí antes que Sana o su hermano los lleguen a matar.
— ¡¿Están bien?! — La jovencita junto a su hermano se acercan a los niños que estaban secando sus lágrimas.
— S-Sí. — Le responde la menor. — Gla-glacias...
Los cuatro siguieron el camino y sin ninguna interrupción llegaron a su destino. Ji-Min y Sana se despiden del pequeño y de Chae-Young y toman caminos diferentes para entrar a sus respectivas aulas.
— ¿Cómo es tu nomble? — Le pregunta al mini – Minatozaki antes de que entre a su salón. Los dos tenían la misma edad, pero uno iba al curso "A" y el otro al "B".
— Me dicen Hoshi. Tú eres Chae-Young, ¿Verdad?
— Sí. Gracias Hoshi por defendedme a mí y a mi amigo Chiminnie, junto a tu hedmana. — Hizo una reverencia.
— ¡Hablamos en el receso, Chae!
La jovencita entró a su aula con una sonrisa enorme. Sin dudas, eso de tener amigos nuevos le encantaba.
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