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129cm De Maldad

"Extraña sensación"

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Ya habría pasado dos recesos, y los chicos estarían disfrutando el último del día. 

Chae-Young se encontraba lavándose sus manitas en el baño mientras tarareaba una canción. El agua le llegaba a salpicar en su uniforme debido a la gran potencia de chorro que chocaba con sus extremidades, pero no le era algo de importar.

— ¡Chae-Young! ¡Chae-Young! — Escuchó de lejos que la llamaba con desespero su amiga por las afueras del baño. — ¡¿Dónde estás?!

— ¿D-dubu? — Cerró la canilla y se dirigió hacia la entrada para encontrarse con una Da-Hyun atormentada mirando hacia todos lados tratando de encontrar a la nombrada. — ¿Q-qué pasa? — Esa pregunta hizo que Da-Hyun la escuchara y viese. La agarró rápidamente de la manito y empezó a caminar a toda velocidad, haciendo casi arrastrar a la pequeña.

— ¡Te has metido en problemas Chae!, ¡Hay que escondernos! — Soltó asustada, haciendo que Chae-Young quede confusa, ¡¿Qué es lo que se supone que hizo ahora?! ¡Solo se estaba lavando sus manos!

Dubu se habría enterado por los pasillos que esa tal Myoui estaba buscando a su amiguita para darle una lección. Ni bien escuchó eso, fue a socorrer a su amiga antes de que algo malo le pasase.

Pero la caminata fue obstaculizada y frenada de inmediato al ver a la mismísima Mina frente a ellas con el ceño fruncido.

— ¡Tú! — Gritó con ira, apuntando con el dedo a la niña que gustaba de ella. — ¡Me la vas a pagar!

— ¡Por favor déjala! — Suplicó Da-Hyun, quién sabía que la malvada japonesa no tendría compasión por Chae y la terminaría lastimando.

Mina hizo oídos sordos ante las suplicas de la de tez blanca. Agarró bruscamente el brazo de Chae-Young; dándole un leve empujón a Da-Hyun para que se corriera del medio, y cuanto antes, metió a la inocente niña en el primer aula deshabitado que se encontró.

— M-Mina, yo no hi-hice na-nada... ¡L-lo ju-julo! — Su corazoncito empezó a acelerarse y el miedo la invadía. Unas gotas de sudor ahora recorrerían su frente.

— ¡Te dije que dejes de hablar de mí!, ¡Das asco! — Tomó del uniforme de la pequeña para poder propinarle un golpe. Los mofletes regordetes de Chae-Young se inflaron mientras cerraba sus ojitos con fuerza, esperando a que el puño de Mina impactara con su rostro. Pero al sentir al poco tiempo que no sucedía nada, abrió sus ojitos lentamente y con temor... Solo se encontró con una japonesa fulminándola con la mirada. —: Idiota. — Soltó el agarre, haciendo que la contraria se tambaleara un poco.

Mina abrió la puerta y se fue dando un gran portazo, dejando a Chaeyoungie sola sin ningún golpe encima.

Del otro lado del salón, Myoui vio que nuevamente estaban todos mirándola, también notó que la amiguita de Chae-Young fue hacia el salón para quizás ver su estado de salud. No le dio importancia y siguió caminando por el instituto.

«¡¿Qué demonios me pasó?!» Pensó con demasiada duda encima. Jugaba con sus manos a causa del nerviosismo y sus pasos eran cada vez más rápidos.

— ¡Mina! — Al escuchar su nombre, frenó y miró hacia donde le guiaba la voz; era Momo. — Escuché que golpeaste a esa maricon-

Ni siquiera dejó que terminara de hablar qué la jovencita gruñó y, sin darle ninguna respuesta, siguió su camino. Al llegar a las escaleras las subió con rapidez y fue directo donde se encontraba Sana, quién estaba con otras chicas hablando cerca de las barandas.

— ¡Es tu maldita culpa! — Escupió llena de rabia. Las niñas que estaban con Sana se fueron a la velocidad de la luz del sector, dejándola sola.

— ¡¿Y que se supone que hice?!

— Tú hiciste... ¡Tú hiciste que sienta lastima por ella! — Dijo con vergüenza. Ella nunca había sentido algo así por nadie ni nada.

— Eres ridícula. ¡Y s-si me golpeas de nuevo llamaré al director!

A la niña de 129 centímetros parecía que le saliera fuego de sus ojos. Por alguna razón, le echaba la culpa a Sana de no poder golpear a Son Chae-Young.

¿También sería culpa de Sana qué, al ver a la niña tan cerca, sintiera una "extraña" sensación en su estómago? 

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