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129cm De Maldad
"Mina aprendió"
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Los golpes en el estómago de Jung-Kook eran cada vez más fuertes y dolorosos. El niño se retorcía del dolor mientras había una muchedumbre observando la escena, sin defenderlo o avisarles a los directivos.
Na-Yeon y Momo decidieron propinarles algunos golpes por rechazar a Jeong-Yeon nuevamente. La víctima soltaba gemidos del dolor y unas lagrimas escurrían por sus mejillas. Estaba en el suelo, en posición fetal. Por otro lado, la enamorada lo miraba mientras sus amigas hacían el trabajo sucio.
— ¿Te crees mejor que yo por rechazarme? — Le preguntó Yoo con indignación encima. — Eres tan cruel...
— ¡Déjenlo en paz! — Intervino Ji-Min, pero Jeong-Yeon lo agarró de la mano, obstaculizando que alcance al chico marginado.
— Gordinflón, si te metes también recibirás tu merecido. Yo que tú, lo pienso.
El niño safó del agarre. — ¡Me importa una mierda! — Le dio un empujón a la chica, y se metió en medio de las dos bullies y Jeon, haciendo que éstas pararan la mala acción.
Na-Yeon carcajeó. —: Demonios, con tanta grasa en medio no puedo ver al idiota que estábamos golpeando.
— Pues, a darle al gordito también.
"Dejen a esos dos, o las mataré" Fueron las palabras que salieron de la boca de Myoui. Las niñas corrieron un poco la vista y se encontraron con la japonesa de brazos cruzados. — Me los llevo. Con permiso.
— Mina, mejor no te metas. No eres más nuestra líder, podemos hacer lo que queramos... Lesbiana.
— Cuando me interese lo que me estás diciendo, te aviso. Pero al "gordinflón" que iban a golpear, es mi propiedad... — La niña se acercó un poco más a las matonas. — Incluyendo al cara de rata. — Se refirió a Jung-Kook.
— Somos tres contra una, ¿Crees poder? — Los espectadores empezaron a pedir acción, haciendo que a Mina se le saliera una sonrisa con malicia de sus labios.
— Sí. Creo poder. — Cuando Mina iba a prepararse para luchar, Minatozaki frenó su acción.
— Aquí nadie va a pelear. — Soltó con tranquilidad. — Dejen de molestar si no quieren que llame al director. Recuerden que al no ser más amiga de Mina, los padres de ella no les van a salvar de una expulsión. Y sino, le diré a mi madre, que es amiga del director, que se encargue de ustedes.
Las jovenes matonas bufaron y agarraron sus pertenencias que estaban en el suelo para irse de allí. De mientras, Ji-Min levantó a su mejor amigo y Mina se acercó a Sana.
— Tu madre no es amiga del director...
— No. Pero se ve que eso les dio miedo, así que hagamos de cuenta que sí.
Mina rió. — Vamos a la azotea, tontos.
Si bien ya era nuevamente una fruti-amiga, ya no le causaba vergüenza mostrarlo. Sino se sentía orgullosa de pertenecer allí. Ahora en más, tendría que defenderlos de los matones que habitan por los rincones del colegio.
Luego de su cumpleaños, pensó demasiado en sus acciones pasadas. Aun así, seguía amando el miedo de los demás, pero aprendió que el miedo de sus amigos no es lo que querría sentir. Tenía otros niños para molestar, y eso nadie se lo haría cambiar.
Ni siquiera aquella niña que estaba mirándola desde lejos.
— ¡Chae! — Soltó con felicidad Ji-Min mientras zamarreaba exageradamente su manita al saludar, con un eye-smile presente. — ¡Vamos a la azotea!
La pequeña se acercó al grupito que estaría formado y caminó a la par. — Chicos, hoy podlem-podlemos juntadnos en ca-casa p-para jugad.
— Eso es genial. — Comentó Jung-Kook mientras se tocaba la zona afectada. — ¿Luego de clases?
— S-sí... — Le dijo la niña mirándolo con confusión al verlo tan dolorido. —
— Le dieron una golpiza, pero Mina lo defendió. — Le sacó la duda Ji-Min, haciendo que la joven Chaeng se sintiera feliz al oír esas palabras. — Sin dudas, luego de Mina y Sana, esas tontas no nos molestarán más.
Mina, quién estaba al costado de Sana, frenó sus pasos de repente. Los demás la vieron, y la chica soltó. —: Chae-ah...
— ¿S-sí?
Pensó por unos segundos en silencio. — Somos novias, ¿Cierto?
— S-sí... — Dijo en susurro. Quizás para que su novia no quedase expuesta a los demás.
Al pensarlo, se decidió. — ¿Y por qué no me agarras de la mano?
— ¿E-en serio? Q-quieles qué... ¿Te agarre de la m-mano? ¿F-frente a to-todos?
— Sí, chae. Quiero que me agarres de la mano. — Se posicionó al lado de su noviecita y agarró la cálida manita de la más pequeña. Ambas al sentir el tacto de la otra, sonrieron. — Ahora sí, vayamos a la azotea.
A sus diez años, Mina aprendió que la amistad es valiosa, y que es feliz junto a su novia de primaria.
Decidí publicarlo hoy así mañana publico '142cm De Dulzura'.
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