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129cm De Maldad
"Enfrentamiento"
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Las amigas de Mina eran malas al igual que ella. Tenían bastante maldad encima, y nadie sabría el verdadero motivo más que ellas mismas.
Na-Yeon, Jeong-Yeon y Momo estaban al tanto de que si Chae-Young haría algo, Mina le daría una paliza. Las jovencitas al ver que en su aula no había nadie, se escondieron allí y pensaron en un plan para que esos golpes pasasen.
Luego de pensar un buen rato, decidieron que iban a falsificar una hoja del diario que tenían de la pequeña Chae-Young. Iban a tratar de copiar su letra y poner algo sobre Myoui, para luego leerlo en la cafetería como hicieron hace unos días atrás.
Mientras tanto, Mina estaba sola sentada en una de las bancas de la terraza. Amaba estar en soledad y sentir el viento recorrer su cuerpo mientras cerraba los ojos; dejando su mente en blanco, y su espalda apoyada en el frío cemento del asiento.
— Eres una idiota sin cerebro. — Oyó. Abrió uno de sus ojos y se encontró con una chica frente a ella.
Dudó en responder y darle importancia, aun así, lo terminó por hacer. —: ¿Qué me has dicho? — Le preguntó insignificante. Si lo repitiera, sin dudas se tendría que levantar y darle algún revolcón por el suelo, pero Mina estaba confiada en que no volvería a escuchar eso; pues todos le temían.
Pero estaba bastante equivocada en ello.
— Que eres una idiota sin cerebro, y por lo que se ve también sorda.
Myoui se levantó panchamente del asiento y luego, la fulminó con la mirada de pocos amigos. — Sana, mejor vete o te partiré la cara en cinco pedazos. — Le dio un leve empujón de advertencia. —: Ah, y no me va a interesar si luego tu madre va a reclamarle a la mía. — Terminó por decir.
— ¡No puedes amenazar a una niña como hiciste ayer! — Gritó, haciendo que todos los alumnos ahora estén pendientes a la discusión que habría en el medio de la terraza.
Minatozaki Sana se habría enterado de que la hija de la amiga de su madre habría amenazado a una niña por ser homosexual, gracias a que su hermanito pequeño comentó la situación en la hora de la cena. Sin dudas, a Sana le generó asco. Y no, no Chae-Young, sino, la acción de su compañera de salón.
— Puedo hacer lo que se me dé la gana, ¿Entiendes? — Apretó su puño pero trató de calmarse. No quería escuchar luego a su madre regañarle por lastimar a esa niñata. — Además, solo le advertí.
— ¿Le advertí? — Echó una risa. —: ¿Y quién te crees que eres para "advertir" a una niña que no te hizo nada?
— ¿Acaso eres lesbiana? — Preguntó al notar que estaba defendiendo a toda costa a esa tal Chae-Young, haciendo que la contraria la mirase con confusión. —: ¡Escuchen todos!, ¡Sana es lesbiana! — Dijo alzando la voz, para que los demás largaran algunas risas.
— ¿Crees que soy lesbiana por defender a una inocente niña que solo gusta de ti?, pues piensa lo que quieras. Mis padres me enseñaron a respetar a los demás.
— Qué asco das, lesbiana.
— Eres detestable. — Gruñó la jovencita. — Por eso nadie te quiere. — Se dio vuelta para dar por finalizada la discusión e irse de allí, pero Mina agarró su hombro para que sus rostros se encontrasen frente a frente de nuevo.
— Ah, ¿sí? — Le sonrió. Todo el mundo, hasta la misma Sana, sabía que esa sonrisa no significaba algo bueno. Mina con su puño le dio un puñetazo en la cara a la menor, haciendo que está se cayera al suelo ante el impacto sorpresivo que recibió.
Algunos reían. Otros solo miraban. Pero nadie fue a ayudarla. Aun así, Sana no necesitaba ayuda de nadie para pararse, lo hizo sola y luego, imitó la acción de Mina: sonreír.
La niña golpeada empezó a caminar hacia las escaleras, dejando a Mina sola con toda la muchedumbre mirándola. Al ver que tenía la atención de todos, se encogió de hombros y nuevamente se sentó en la banca.
«Nadie se mete conmigo» Pensó.
Podía notar como sus cabellos color café caían por sobre sus ojos, dando un pequeño soplido agobiante para despejar el área de su vista. Se encontraba enojada, ¿Cómo podía ser que Sana le haga frente?, todos le temían a Mina pero la niña "cute" del salón parecía que ya no.
Se apoyó en el respaldo y decidió que iba a esperar allí hasta que venga los directivos a llevarla al despacho del director, como ya ha pasado una... ¿Diez?, ¿Doce veces? En lo que va del año.
Mina era una chica problemática y le gustaba tener ese rol. Amaba sentir y oler el miedo a kilómetros de distancia. Además, sabía que era casi intocable y que solo la retarían y ya, pues sus padres donan bastante dinero al colegio. Myoui no era idiota, y siempre se aprovechó del poder que tenía su familia. ¡Ja! Los tontos ni siquiera le daban alguna suspensión por sus actos, solo citaban a sus padres para hablar sobre lo que hizo y ya, tema resuelto.
Mientras seguía esperando a que venga alguien para sacarla de allí y ponerla frente al director del colegio, sintió la voz de Na-Yeon resonar por el lugar.
— ¡Escuchen!, ¡Les voy a leer la cuarta hoja del diario de Chae-Young, y se van a llevar una enorme sorpresa! — La jovencita se paró en uno de los asientos desocupados; a unos metros de Mina, y al hacer que casi todos los jóvenes hagan una ronda alrededor de ella, se preparó para leer en voz alta la gran mentira escrita.
«Esto me interesa» Se levantó y miró fijamente a su amiga de brazos cruzados, esperando a que dicte lo que tenía que decir.
"Mina es el amor de mi vida..." Fue lo primero que se escuchó, y lo necesario para que la paciencia de la japonesa se termine.
— Esa niña está muerta. — Musitó para ella misma. Dejó a su amiga Na-Yeon seguir leyendo la hoja, mientras encaminaba con furia hacia las escaleras para matar a esa niñita de siete años, pero el timbre sonó; salvándole el pellejo.
Esa tal Chae-Young iba a tener su merecido en cualquier momento.
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