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Maratón 4/5
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129cm De Maldad
"Mina no es tan mala cómo suele mostrarse"
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Los ojitos de Chae-Young estaba bien abiertos al ver que Mina estaba con su pijama de corazones sentada en el suelo jugando con algunos peluches. La mayor parecía estar demasiado tranquila mientras imaginaba un mundo donde el oso Teddy era un malvado villano y el pony Hoyuelos una victima de sus ataques.
No fue tan difícil que la madre de Mina la dejase ir a dormir a lo de Chae-Young, o mejor dicho, no le interesó mucho. Myoui solo buscó lo esencial luego de jugar un rato en la casa del árbol de Ji-Min, y su nona la dejó en la puerta de la casa de la menor. Claro, Margare no la dejaría ir así cómo si nada, así que antes de dejarla pasó por una pastelería y compró un delicioso pastel para que la pequeña no entre con las manos vacías. Además, su nona habló con la madre de la de siete años, dejando su número de teléfono por cualquier problema que haya.
Mina al principio parecía tímida y no decía ni una palabra. Solo se quedaba sentada en el suelo de la habitación de Chaeng. Pero con el paso de los minutos, Mina empezó a agarrar los juguetes y revolver el cuarto. A Chae-Young no le molestaba, pero le sorprendía lo diferente que era la Mina que tenía en su casa, con la Mina del colegio. Solo costó dos horas para que Myoui tomara toda la confianza y se sintiera en su casa, pero claro, no jugaba con Chae-Young; solo le hacía compañía y jugaba ella sola, mientras Chae tenía su imaginación en otro lado.
— No Teddy, no... — Musitaba la japonesa con una voz chillona mientras movía con una de sus manos al pony. — No me hagas daño, no... — Dejó al peluche rosado en una esquina y luego tomó al oso. — ¡Sí, si lo haré! Porque eres tonto, ¡Muy tonto! — Esta vez decía, poniendo más grave su voz.
— Teddy no es malo Mi-Mina, él es b-bueno y duel-elme en las noch-noches conmigo... — Trató de decirle sin que la contraria se enoje, al notar que en la imaginación de Mina parecía un oso rudo.
— ¿Y cuál es el malo de todos estos? — Señaló a la pila de chiches de felpa. — ¿El dinosaurio?
— Se llam-ma Chistoci-to y es b-bueno también... — Colocó su dedo indice en el mentón, pensando en aquella pregunta que le habría hecho Myoui. — Umh, n-ninguno es mal-lo... T-todos mis pe-peluches son buenitos...
— Bueno, desde hoy Teddy será un oso malo.
— ¿Y podlá dolmil conmig-conmigo? — Preguntó con una mueca triste. Rayos. Ella no quería que su chiche para dormir se convierta en un villano.
— Sí, pero tendrás que tener cuidado con él. Ahora es malo.
Chae miró con desconfianza a Teddy. — Me-mejol, no dolmilé más con él...
"Chicas, es hora de ir a la cama" A los segundos, la puerta fue abierta y la señora Son apareció con una bandeja donde habría dos tazas de té ya listos para tomar. — Les traje tecitos así toman algo caliente antes de ir a dormir.
— Señora Son... — Dijo, tratando de sonar lo más educada posible. Le prometió a su nona que iba a hablar bien y hacer caso a los mayores de la casa.
— ¿Que sucede?
— ¿Podremos dormir con la luz prendida?
Chae hizo una "o" con sus labios al escuchar eso. ¡¿Acaso sus padres le estaban mintiendo en todo este tiempo?! Ellos le habrían dicho miles de veces que cuando sea más grande, no tendría más miedo a la oscuridad pero... ¡Mina es mucho más grande que ella, y por lo que se ve, comparten el mismo miedo!
— Claro. Chae nunca duerme con la luz apagada, así que pueden dormir tranquilas con el velador. Alumbra demasiado, así que no habrá oscuridad por ningún rincón. — Mina quedó más tranquila y asintió.
— Jueguen media hora más, tomen los té, y acuéstense... Mañana podrán seguir todo el día ya que es su día libre de colegio.
Las pequeñas aceptaron sin problema. La señora Son se fue tranquila a su habitación sabiendo que iban a hacerle caso. Y dicho y hecho, siguieron jugando solo lo permitido. Si fuera por Mina, no le daría importancia a aquella señora y se quedaría toda la madrugada explayándose con su imaginación, pero... una promesa es una promesa; no le podía fallar a su nona.
— Tú dolmilás es mi cam-ma y yo en est-ta bonita bolsa pala dolmil que me t-tlajo mi papi. — Le explicó. — Es glande y muy cómoda...
Myoui inclinó un poco su cabeza hacía un costado con confusión. Solo le faltaba que un signo de interrogación gigante se apoyara sobre su cabeza.
¿Acaso ella dormiría en la cama de Chae-Young?
Mina recordaba que cuando invitaba a dormir a Sana, su ex-amiga era quién dormía en el suelo, ella no porque era la dueña de la habitación. Así que se le hizo raro y un poco incomodo que la niña sea quién durmiese en esa fea bolsa de dormir. Aun así, encogió sus hombros y fue directo a la cama. Se tapó, y giró su cuerpo para que su vista diese donde Chae-Young estaba acostada.
— B-buenas no-noches Mina...
— Chae...
— ¿S-sí?
— Gracias por invitarme a tu hogar... — Soltó con vergüenza. Pero luego de decir ello, quedó extremadamente confundida. ¡¿Desde cuando ella agradecía por algo?!
La pequeña río. — T-tú te inv-invitaste... P-pelo la pasé geni-genial. — Cerró sus ojitos y trató de descansar lo más rápido posible. A decir verdad, tenía sueño. Demasiado. Así que no le fue difícil entrar a soñar con las ovejas saltando.
— Chae... — Musitó, pero no tuvo respuestas. Dio un suspiro y arrugó su naricita. — Tonta, ya se durmió...
Giró nuevamente su cuerpo para ahora dar contra la pared. Cerró los ojos pero su mente seguía pensando.
«¡Ya duérmete!» Se dijo así misma. Pero los minutos pasaban, y ella lo único que hacía era moverse de lugar en aquella cama.
Se cansó. Así que levantó la cabeza para observar a Chae-Young. De repente empezó a sentir esos estúpidos cosquilleos que aparecían al verla. Decidió no darle importancia y levantarse.
Con suma cautela, se acercó a la niña. Aprovechó para darle otra mirada rápida sin que la otra se dé cuenta. Y no sabía el por qué, pero sentía la necesidad de dormir a su lado.
«Niña tonta, se debe estar muriendo de frío en el suelo» Antes de acostarse, agarró la manta de la cama de Chae-Young y con la mitad tapó a Chaeng. Luego, lentamente se sentó al lado de ella para acomodarse y acurrucarse. Con la otra mitad de la manta, se tapó.
— Buenas noches, niña cute. — Dijo con ternura, casi haciendo aegyo. Cerró sus ojos y lentamente iba cayendo en el sueño.
Pero lo que no sabía, es que habría levantado a Chae-Young cuando la tapó, y ésta escuchó lo que le dijo. Así que la niña más pequeña sonrió, y decidió armarse el valor para darse vuelta y darle un gran abrazo a Mina. Y sin darse cuenta, las dos quedaron dormidas abrazadas, tapadas por una manta vieja de color rosa.
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