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Un motivo color Rosa...💗

Estaba mirando el techo de mi habitación mientras pensaba en todo y al mismo tiempo en nada, ya era una rutina hacer esto la mayor parte de mi día, simplemente quedarme en silencio tratando de organizar mis pensamientos. Tenía las manos en mi vientre tratando de sentir algo y cuando digo esto me refiero a sentir algún tipo de conexión o algo que me dijera que podía con esto.

Mi teléfono interrumpió mis pensamientos cuando recibí un mensaje de Mark, le había dado la noticia hace poco y después de llorar en su hombro y que me ayudara luego de haber vomitado como en ocasiones anteriores, me dijo que estaría conmigo en todo el proceso, él es muy buen amigo de hecho es el mejor y el único que tengo ahora. Desde que nos conocimos lo consideré como un buen amigo, pero ahora se ha convertido en alguien muy especial en mi vida y para ser sinceros eso me asusta.

Hoy era la primera ecografía y estaba sumamente nerviosa, la doctora que me atendería era una amiga de Mark y él mismo se había encargado de pedirme una cita, le dije que ya tenía eso controlado, pero él insistió en que era la mejor doctora y que su mejor amiga merecía lo mejor de lo mejor.

Bajé las escaleras y me encontré con su auto me subí en él y me recibió con una caja de donas glaseadas, ya los antojos habían comenzado y el principal eran dulces y más aún las donas de todo tipo.

—¿Lista? — preguntó Mark agarrando mi mano.

—La verdad no, ya sabes lo que pienso de todo esto.

—Lo sé y también sabes que estoy aquí, no te dejaré sola Angelique, estamos juntos en esto— respondió dejando un dulce beso en mi mano.

El gesto me tranquilizó un poco por lo que le hice una seña de que podía comenzar a avanzar. En un dos por tres la caja de donas ya había desaparecido, sin embargo, seguía con hambre. Apenas saliera de la consulta le diría a Mark para ir a comer unas empanadas.

El auto se detuvo en un pequeño edificio de aspecto lujoso, Mark me dirigió una mirada tranquilizadora y me tomó de la mano hasta llegar al consultorio, al parecer nos estaban esperando porque apenas llegamos la recepcionista nos ingresó directamente al dispensario de la doctora.

—Hola Angelique, soy la doctora Peterson— se presentó— Es un placer conocerte al fin, Mark me ha hablado mucho de ti.

—A mi también me alegra conocerla doctora Peterson— me limité a contestar.

En eso vi como le dirigía miradas coquetas a Mark, no entendía el por qué, pero eso me estaba comenzando a incomodar.

—¿Es tu primera ecografía? — preguntó mientras me tumbaba en la camilla.

—Sí— respondí más seco de lo que quería.

Mark se posicionó a un lado mío y tomó mi mano, me guiñó el ojo mientras que la doctora me colocaba un gel frío en el vientre.

—Bueno, primero voy a verificar que todo esté bien y luego podremos escuchar su corazón— anunció.

Esperen... ¿acababa de decir corazón?, yo pensé que no se podía escuchar hasta más adelante.

—Y aquí está el bebé— señaló en el monitor la doctora, la verdad es que no le veía una forma exacta, pero algo lograba ver.

—Tienes 10 semanas por lo que todavía no podemos saber el sexo, sin embargo, podemos escuchar su latido... si quieres claro.

Asentí en respuesta y la doctora agarró otro aparato que parecía una especie de micrófono, al principio se escuchaban ruidos extraños, pero luego comenzó ese bip... tun tun, tun tun, tun tun.

Ahí está... la conexión que estaba buscando... la encontré.

Mis ojos se humedecieron al instante que escuché el ruido del corazón de mi bebé, mi hijo. No podría describir con exactitud lo que sentí en el momento más que fue mágico, mi corazón comenzó a latir desenfrenadamente y algo dentro de mi cambió.

Volví a observar el monitor y lograba ver el pequeño corazón latiendo, ahí solté un sollozo que hizo que Mark se acercara a mi y me diera un beso en la mejilla, cuando lo volteé a ver él también tenía los ojos aguados, le di la más sincera de las sonrisas y él me la devolvió.

Era la primera vez que sonreía después de tanto tiempo, mientras seguía observando el monitor sentí una paz, como si algo me dijera que todo estaría bien y que este era apenas el comienzo de eso que llaman felicidad.

💗4to mes💗

Me levanté porque mi estómago comenzó a rugir y no era el único porque mi pequeño tun tun también tenía hambre. El apodo que le había puesto a mi bebé era temporal hasta que supiera el género, tenía varios nombres en una lista que había hecho con Mark, aunque ya me estaba acostumbrando a llamarlo de ese modo.

Mark... había cumplido su promesa al pie de la letra, no me había dejado sola en ningún momento y siempre estaba pendiente de mí. Me había mandado un mensaje diciéndome que veía para acá y que traería comida, eso fue lo que terminó de convencerme para levantarme del mueble y darme una ducha.

Observé mi vientre un poco abultado en el espejo, lo acaricié y una sonrisa se me escapó. En los últimos dos meses me la pasaba acariciándolo y hablándole a mi bebé, no estaba segura de si me escuchara, pero hablarle me tranquilizaba como también me hacía feliz. Saber que un bebé estaba creciendo dentro de mi me hacía sentir especial, ya no había inseguridades en mi con respecto a ser madre, había leído varios libros e investigado mucho, quería estar preparada para su llegada y ser la mejor madre o al menos intentarlo.

Después de ducharme me vestí con un conjunto que me había regalado Mark, era un pijama enterizo de Stich que tenía una capucha con las orejitas, era muy linda. No alcancé a sentarme cuando sonó el timbre, le abrí la puerta a Mark y el delicioso aroma de a mi parecer lo que era pollo inundó mi nariz. Le quité las bolsas de las manos y me dirigí a la cocina para poder servir la comida.

—Al parecer el pequeñín tiene hambre— dijo Mark acariciando mi vientre.

—No solo el pequeñín, su mamá también y mucha— respondí terminando de servir.

Nos sentamos en la mesa a disfrutar de la comida mientras Mark me hablaba sobre el trabajo y otras cosas. Pasamos una tarde agradable tumbados en el mueble viendo películas, no sé en qué momento me quedé dormida, pero me percaté de esto cuando Mark me levantó para decirme que había hecho la cena.

—¿Recuerdas de lo que hablamos hace meses en la oficina?

Sabía a qué se refería porque de vez en cuando lo mencionaba, sin embargo, yo siempre cambiaba de tema para evitar tomar una decisión apresurada.

—Mmm, no sé a qué te refieres.

—Cuando te comenté sobre París, bueno la verdad es que he estado revisando algunas cosas y quería proponerte que vinieras a vivir conmigo allá... no solo para trabajar sino para que empecemos una vida allá.

—Mark yo...— Iba a responder cuando sentí algo extraño en mi vientre, mi mano se posicionó sobre él y Mark al ver mi expresión se acercó a mí.

—Angelique... ¿estás bien? ¿te duele algo? — preguntó mientras posicionaba sus manos en mi vientre.

Cuando ambos lo sentimos nos miramos y dejé escapar un sollozo, él me abrazó luego de darme un beso en la frente mientras teníamos una risa nerviosa. Mi bebé se estaba moviendo y ambos lo sentimos, era la primera vez que lo sentía y eso lo hacía más real, lo hacía mejor, hacía que este momento aquí junto a Mark acariciando mi vientre fuera uno de los más perfectos que había vivido.

💗6to mes💗

Hoy era un día atareado, primero iríamos a la última consulta con la doctora... me refiero a la última consulta aquí en Rusia porque había aceptado irme a París con Mark. Ya teníamos dos meses planeando todo y hoy nos iríamos.

Mi vientre estaba mucho más grande que antes, de hecho, estaba enorme y eso que faltaban algunos meses más para crecer, últimamente solo usaba vestidos porque me era lo más cómodo además que no lograba ponerme los pantalones, era un batallón todos los días, pero lo valía por mi pequeño tun tun.

Ah sí... casi lo olvido, seguía sin saber si era niño o niña porque mi bebé no se ha dejado ver, siempre tenía las piernas cruzadas o estaba volteado. Tenía la esperanza de que hoy sí lograra saber porque quería comenzar a comprarle sus cosas.

Mark le había comprado unas medias de patito y una camisa de color blanco, yo le había dicho que no quería comprar nada hasta que saber el sexo, pero él insistió y terminó comprando hasta juguetes. Ese hombre me tenía muy consentida, cada vez que tenía un antojo me lo traía y ni siquiera sé cómo hacía porque había veces que eran las 3 de la mañana y me provocaba un tarro de fresas con miel y me lo conseguía de inmediato, no sé si sean las ventajas de ser rico que todo lo conseguía o tenía muchos contactos, no me molestaba en buscarle una explicación mientras mi bebé y yo estuviéramos felices y con la barriga llena.

Llegamos a la consulta y tenía que esperar un turno para que me tocara a mi, Mark me llevó a la sala de espera y comenzamos a ojear unas revistas de maternidad, la mayoría ya las había leído, pero nunca estaba de más recordar algunas cosas.

—Mark...— pronuncié llamando su atención.

—¿Tienes hambre verdad? — preguntó dándome una mirada sonriente.

—Oye— me hice la ofendida— No siempre que te llamo es porque tengo hambre.

—Pero te conozco y conozco al pequeñín— respondió dándome una galleta de chocolate.

Y como todo, en un segundo ya me la había devorado... junto a tiempo porque la secretaria nos hizo una seña de que ya era nuestro turno.

—Bueno Angelique, esperemos que hoy el pequeño tun tun se deje ver— indicó la doctora Peterson, ya nos llevábamos bien, de hecho, más que bien. Me aconsejaba de algunas cosas y siempre respondía mis dudas, era muy buena doctora.

Colocó el gel frío en mi vientre y me estremecí un poco al principio, luego comenzó a evaluar al bebé y verificar que todo estuviera bien. Después de dar el visto bueno comenzó a mover el aparato por mi vientre tratando de ver mejor, mi corazón latía a mil por hora y estaba desenado con todas mis fuerzas que esta vez sí se dejara ver.

—Bueno Angelique, espero que te guste hacer trencitas porque es una niña— anunció la doctora.

Antes pensaba que mi corazón no podía alegrarse más o llenarse de más amor con mi bebé y ahora que sabía que sería una princesa mi corazón estalló de felicidad.

Volteé a ver a Mark y este tenía la misma expresión de felicidad que yo, me abrazó y fue ahí cuando solté un sollozo, no podía ser más feliz.

Una princesa, mi princesa... no veía la hora de tenerla en mis brazos para amarla, protegerla y llenarla de besos.

💗14 de mayo de 2023💗

Los sueños sí se hacen realidad, porque yo estaba aquí mirando por la ventana de una gran casa en la ciudad de París, mientras acariciaba mi vientre de 9 meses.

El tiempo había pasado volando, en un abrir y cerrar de ojos ya teníamos 3 meses viviendo en París y no podía ser mejor. Cuando llegamos Mark me tenía todo listo, las cosas que tenía en Rusia ya estaban aquí además que Mark había comprado algunas cosas para el cuarto de mi princesa.

Solté un suspiro mientras contemplaba la vista y me levanté del sillón para buscar comida, solo alcancé a dar unos pasos cuando sentí un líquido que corría por mis piernas y me alarmé. Una fuerte punzada azotó en mi vientre obligándome a gemir de dolor.

En ese momento escucho la puerta sonar y deseo con todo mi ser que sea Mark el que esté llegando. Otra contracción llega a mi haciendo que suelte un chillido, intento respirar hondo, pero lo hago en vano porque el dolor no cesa.

El señor Taylor es el que aparece en lugar de Mark y eso hace que mis nervios aumenten.

—Señorita Angelique ¿se encuentra bien?

—Mark... llama a Mark y dile que la bebé va a nacer y llévame al hospital por favor— logro pronunciar antes de que otra contracción se apodere de mí.

El señor Taylor rápidamente sube a mi habitación y busca las cosas que le pedí, en menos de 5 minutos llega con la pañalera hecha, me ayuda a llegar al auto y trato de calmarme. Escucho a Taylor hablar con Mark mientras conduce lo más rápido que puede al hospital.

Me inclina el teléfono y la voz de Mark se escucha por el parlante...

—Angie, perdóname... perdóname por no estar contigo ahora, per te prometo que voy a llegar antes de que llegues al hospital, dime que estás bien...

—Mark... estoy... bien...— intento decir, pero mi voz se ve interrumpida por un chillido.

—Mierda Angie lo siento enserio, pero ya voy, ya voy, te lo prometo.

Le pasé el teléfono a Taylor mientras respiraba profundo, el dolor seguía, pero debía aguantar, debía ser fuerte por ella.

El auto se detuvo en una tranca y mi rostro palideció más, observé a Taylor en modo de súplica y al parecer me entendió porque hizo un movimiento extraño con el carro y nos sacó de allí haciendo que de un momento a otro llegáramos al hospital.

Una enfermera me recibió con una silla de ruedas y me comenzó a desplazar por los pasillos del hospital, yo no hablaba ni medio de francés, pero necesitaba que alguien me trajera a Mark.

Busqué a Taylor con la mirada y no lo encontré, estaba a punto de intentar hablar con la enfermera cuando una mano tomó la mía.

—Aquí estoy preciosa... ya estoy contigo.

Por fin pude soltar el aire que tenía contenido y abrazar a Mark, la enfermera nos llevó a una habitación rara y le explicó a Mark unas cosas en francés que no entendí nada.

—Ven, hay que ponerte esta bata y esperar a que la doctora venga... solo respira conmigo.

Mark me ayudó a cambiarme de ropa y a recostarme, justo en ese momento el dolor volvió haciendo que suelte un grito ahogado y las lágrimas comiencen a caer de mis ojos.

—¿Te duele mucho? — lo asesiné con la mirada y cuando le iba reclamar se disculpó — Lo siento, sé que fue una pregunta estúpida y que te duele mucho... es que quiero hacer algo, pero no sé qué...

—No tienes que hacer nada Mark... con que estes aquí y tomes mi mano es suficiente.

—Estoy odiando mucho al gilipollas que te hizo esto... pero también estoy feliz porque por fin conoceremos a nuestra princesa.

Nuestra... la palabra retumbó en mi cabeza unos segundos, pero una nueva contracción hizo que el pensamiento se apartara.

En ese momento una doctora entró a la habitación junto a otras dos enfermeras.

—Buenas, veamos si estamos listos para que este bebé llegue al mundo.

La doctora examinó y al ver que ya todo estaba listo trajeron unos instrumentos raros y muchas toallas.

—Ok linda, quiero que cuando sientas una contracción pujes con todas tus fuerzas, a la cuenta de tres comienzas ¿de acuerdo?

Asentí cuando el dolor azotó y comencé a pujar, el dolor aumentó, las lágrimas eran cada vez más abundantes y sentía que me estaba muriendo. Apretujaba la mano de Mark cada vez más fuerte y una parte de mí temía que se la fuera a romper, pero la otra no pensaba solo sentía dolor.

—Lo estás haciendo bien hermosa... sé que duele, pero tú puedes— susurró Mark dándome un beso en la mejilla.

La doctora me indica que siga pujando y yo acato las instrucciones y las sigo, no me doy cuenta de cuanto tiempo pasa, pero siento que no he avanzado nada y el dolor sigue aumentando.

—Muy bien linda, necesito que en la siguiente contracción pujes con la mayor fuerza que tengas.

Y así lo hice... vaya que lo hice... jamás había gritado así... la doctora seguía diciendo palabras que no lograba entender mientras que yo seguí y seguía.

Sentí mi cuerpo desarmarse, apreté mis dientes y puje, respiré y lo hice otra vez, la siguiente más fuerte que la anterior y entre mis gritos otro sonido se asomó haciendo que mi respiración se cortara.

El llanto de un bebé, el de mi bebé.

Mark soltó mi mano un momento para recibir a la pequeña que lloraba a todo pulmón, la miró sorprendido y luego con adoración. Caminó hacia mí y me la entregó y fue ahí cuando comprendí que la felicidad la tenía en mis manos justo en ese momento.

No podía dejar de verla, se parecía tanto a mí, su pequeña nariz, rus redondos cachetes, su boquita... era perfecta... era tan...

—Hermosa— musitó Mark a mi lado.

Volteé a verlo y él me devolvió la mirada de felicidad y adoración que tenía, se acercó a mi y plantó un beso en mis labios.

No sabía que pensar, no podía pensar. El tiempo se detuvo en ese momento... Mark besándome, mi hija en mis brazos y mi corazón latiendo a mil por hora.

Sentía que estaba en una nube flotando, tal vez en un sueño.

Cuando nuestros labios se separaron nos observamos un momento para luego sonreír y mirar de nuevo a la pequeña que sostenía en mis brazos. En ese momento sentí a mi corazón estallar y comprendí que el amor acababa de nacer y llevaba por nombre Amalia Bagley.

Mi hija. 

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