Déjame explicarte...🥀
Mike
Mi vista estaba sobre la carretera, pero mis pensamientos y mi alma estaban en la persona que estaba sentada junto a mí... el amor de mi vida.
Porque pudieron pasar los años, pero mis sentimientos jamás cambiaron.
Debía explicarle lo que había pasado todos estos años, la razón y los motivos de mi ausencia, sabía que lo que le hice aquella vez cuando la eché de mi vida le había roto el corazón. Fue por eso que hice la carta, sin embargo también sabía que eso no era suficiente, a pesar de que las palabras que solté aquella tarde no eran ciertas debía hacerlo, porque si no lo hacía ella jamás se hubiese ido y necesitaba que lo hiciera, por su bien, lo hice para que ella fuera feliz y no se aferrara a alguien que solo le traería sufrimiento.
Ella se merecía una explicación y yo se la daría.
(.....)
Nos quedamos unos minutos mirándonos directamente a los ojos, yo la miraba impresionado, no podía creer que la tuviera delante de mí y además tampoco creía que fuera posible, pero estaba más hermosa que antes, siempre había sido bella, pero esta noche la veía y era toda una mujer, se veía madura, sus ojos tenían el mismo brillo que antes y su sonrisa... su sonrisa seguía siendo tan perfecta.
Era tan bella que me hacía dudar de si algún día estaría a su altura y sabía que jamás lo estaría porque ella era una reina que tenía mi corazón y yo un simple plebeyo que no lo tenía por no merecerlo.
Ella no rompería el silencio por lo que me tocaría a mí suavizar el ambiente...
— ¿Cómo has estado? — pregunté sin apartar la vista de sus ojos.
—Bien... con mucho trabajo— respondió encogiendo los hombros.
Podía notar su incomodidad y al mismo tiempo su incredulidad de que estuviera hablando conmigo y la entendía a la perfección porque yo sentía lo mismo en parte.
— ¿En qué estás trabajando? — intenté sacarle conversación.
—En una empresa, es un periódico que tiene varias sucursales en Europa y Asia.
Creo que vamos progresando, a menos ya me dijo más de 3 palabras.
Quería preguntarle de todo, cómo estaba su vida, si era feliz, si se había graduado, si me había olvidado, si había seguido adelante, si me había extrañado...
Sin embargo, una pregunta en particular estaba rondando mi cabeza y tenía miedo de la respuesta, pero necesitaba saberla para así conocer cuál era mi realidad y posición en su vida.
— ¿Hay alguien en tu vida? — me atreví a preguntar.
Noté como sus hombros se tensaron y su expresión cambió completamente... acababa de tocar el punto que ella no quería, pero necesitaba que me expresara aunque sea tan solo una emoción.
—Sabía que sacarías el tema... no has cambiado en nada— bufó cruzando los brazos y frunciendo más el ceño.
—Respóndeme por favor... necesito saberlo— insistí.
— ¿De verdad me lo preguntas? ¿Después de 6 años me preguntas si hay alguien en mi vida? ¿En ese punto estamos?
—Solo responde Angelique... es una simple pregunta.
— ¿Por qué volviste? Después de tantos años te apareces de la nada en un bar y luego me llevas a rastras hasta un restaurante para hablar como si nada... fingiendo que todo está bien e indagando sobre mi vida... ¿qué no te bastó con romperme el corazón?
Bueno, ya se estaba poniendo a la defensiva, necesitaba suavizar la conversación, pero tampoco permitiría que comenzara a decir mentiras.
—Yo no te traje a rastras, tú viniste aquí por voluntad propia, así que no mientas.
—En mi defensa, no estoy en mis cinco sentidos en este momento.
—No me cambies el tema Angelique, no respondiste mi pregunta.
—Y tú tampoco respondiste la mía así que estamos a mano señor Romanova.
¡Ay Dios mío! Esta mujer me sacaba de quicio, pero al mismo tiempo me encantaba
Como entrañaba que me dijera así, como también extrañaba su temperamento y su terquedad, extrañaba cada cosa de ella y necesitaba decírselo.
—Te extrañé— solté sin más.
Su expresión volvió a cambiar solo que esta vez era de indignación.
—Venir aquí ha sido un error... yo mejor me voy— dijo levantándose de su silla.
Rodeé la mesa lo más rápido que pude y la detuve antes de que se fuera.
—No te vayas... déjame explicarte, sabes que nada de esto es un error.
—Claro que lo es... ¿y sabes cuál fue mi mayor error? Que después del día que nos conocimos te permití entrar en mi vida, te permití entrar en mi corazón y tú solo jugaste con él... así que no gracias, no quiero una explicación porque ya tengo todo claro— soltó con lágrimas en los ojos.
Me dolía en el alma verla así, me traía los malos recuerdos del día que la dejé ir, pero no volvería a cometer el mismo error, hablaría con ella y la obligaría a escucharme si era necesario.
—Escúchame por favor... solo te pido que me escuches y si después de eso te quieres ir eres libre de hacer lo que quieras, pero por favor déjame explicarte.
Posé una mano sobre su mejilla para secar sus lágrimas y se estremeció con mi tacto, eso me hacía un poco feliz e inflaba mi ego porque quería decir que ella también sentía la misma electricidad que yo cuando nuestras pieles se rozaban.
—Está bien, te escucho.
Nos volvimos a sentar y tomé una gran bocanada de aire para que las palabras salieran fácilmente o al menos lo intentaría.
—Supongo que recuerdas que tenía varios conflictos con mi madre, siempre peleábamos y nunca estábamos de acuerdo en ninguna de las decisiones que tomábamos... bueno la cosa es que en la empresa comenzaron a haber rumores de que uno de los jefes incluyéndome se estaba robando dinero y no le pagaba a los empleados lo que correspondía. Estos estaban en mucho descontento por lo que acudieron a mi madre para que resolviera el problema. La cosa es que se buscaron pruebas y se dio con el culpable.
—Mike, no entiendo ¿qué tiene que ver esto con lo que pasó entre nosotros? Mira yo de verdad lamento que la relación con tu madre nunca fuera la mejor pero...
—Me culparon a mí— la interrumpí para que me escuchara— Las pruebas que consiguieron apuntaron a que yo era el responsable. Llevaron el caso a juicio y a pesar de tener pruebas que demostraban o contrario me sentenciaron culpable de malversación de fondos.
Sus ojos se llenaron de lágrimas al instante y a pesar de que mi alma dolía debía continuar.
— ¿Eso quiere decir que todo este tiempo estuviste?
—Sí, todos estos años estaba en la cárcel...
—Mike... Por Dios...— soltó un sollozo y se llevó una mano a la boca para callarlo— ¿Pero por qué? ¿Cómo es que?
—Mi condena estaba dictada por 3 años, pero se extendió más cuando me acusaron de otras cosas y algunos daños colaterales por parte de los empleados. Logré salir porque se descubrió la verdad, mi madre había sido la verdadera culpable, ella fue la que puso las pruebas contra mí y me acusó para que ella saliera libre. Sin embargo, gracias a la ayuda de mi padre se descubrió la verdad y la apresaron a ella.
Vi como Angelique se levantó de la mesa y se abalanzó a mis brazos llorando, escuchando sus sollozos y por los sentimientos del momento a mí también se me escaparon algunas lágrimas.
—Mike... lo siento tanto, eso debió haber sido horrible... yo, siento que es mi culpa, tu madre me dijo que si no me alejaba de ti haría algo malo y supongo que fue por eso que te hizo pasar por ese infierno... yo lo siento...
Mi corazón se encogió a verla tan triste pero ¿por qué se estaba culpando? Es obvio que no era su culpa, la locura y crueldad de mi madre era culpa de ella no de mi princesa.
—Princesa, no digas eso, claro que no es tu culpa, mírame — le levanté la cara agarrándola por el mentón— jamás vuelvas a pensar o decir que es tu culpa.
—Pero... sigo sin entender ¿por qué me dijiste todas esas cosas horribles aquel día?
Ok... aquí vamos.
—En ese momento sabía que ya me habían condenado y no iba a dejar que esperaras por mí ni que detuvieras tu vida por mí. Necesitaba que te alejaras de mi par que no sufrieras... sé que eso no tiene sentido para ti, pero yo solo quería que fueras feliz y no me iba a perdonar jamás que pasaras años de tu vida desperdiciándolos por esperar que yo saliera de la cárcel.
—Mike ¿cómo puedes decir eso? Sabes perfectamente que yo era capaz de esperarte mil años si era posible para estar contigo... si hubieras hablado conmigo podríamos haberlo resuelto, además me habrías ahorrado tanto dolor... incluso yo... yo llegué a pensar que estabas muerto. Te traté de contactar durante un año entero hasta que me rendí, llamé a todos tus conocidos y a Melissa y nadie respondía. No tienes idea del daño que me hiciste.
—Créeme que mi intención jamás fue herirte, solo quería protegerte. Además de que todas las cosas horribles que te dije aquel día eran puras mentiras, sabes que jamás pensé eso, yo te quería de verdad... te quiero de verdad.
—Mike es que no... no lo entiendes.
Me sentía avergonzado y a la misma vez tan culpable... yo fui el causante de su dolor, yo rompí su corazón cundo lo único que quería era amarla y adorarla hasta que mi corazón dejara de latir.
La abracé más a mi mientras ambos soltábamos lágrimas de dolor, quería ser fuerte, pero no podía... estaba destrozado.
—Perdóname mi amor, perdóname por todo el daño que te causé... sé que fue un martirio para ti, pero lo podemos volver a intentar... mi amor por ti no ha cambiado... yo te sigo amando.
Se separó un poco de mí y limpió sus lágrimas mirando hacia sus pies, fue ahí cundo entendí que no vendría nada bueno.
—Mike... han pasado muchas cosas los últimos años. Actualmente estoy con alguien y además... tengo una hija.
La noticia me cayó como un balde de agua fría... ¿Angelique tiene una hija? ¿Formó una familia con alguien más? ¿Se habrá casado? ¿Eso quiere decir que ya se había olvidado de mí?
Mi corazón se rompió con la noticia, pero no podía estar triste, a fin de cuentas fui yo quien le dije que siguiera con su vida, que siguiera sin mí. Lo que no pensé fue que las cosas hubieran avanzado tanto. La vida pasó de diferente manera par ambos por lo que no me quedaba de otra más que aceptarlo.
— ¿La persona con la que estás es el padre de tu hija?
Ella dirigió su mirada rápidamente hacia mí negando.
—No, su padre me dejó cuando se enteró que estaba embarazada... no he sabido nada de él en años y espero que siga así.
—Qué idiota... ¿cómo pudo dejarte escapar? Bueno supongo que somos iguales en ese aspecto porque yo también fui un imbécil.
Ella se encogió de hombros y posó su cabeza en el respaldar del mueble.
—Ella es mi tesoro, es mi todo, es una niña increíble Mike, es muy inteligente, hermosa y tan dulce... me gustaría que la conocieras.
—Tal como su madre— le respondí queriendo provocar algo en ella y lo logré porque noté un leve sonrojo en sus mejillas.
Mi corazón se infló al escuchar sus palabras... eso quería decir que me dejaría entrar en su vida de nuevo, aunque no debía cantar victoria porque yo no quería estar en su vida solamente, yo quería estar en su corazón, ser el dueño de sus pensamientos y sus suspiros, ser el dueño de sus besos y su piel, yo la quería a toda ella.
— ¿Y lo amas? A la persona con la que estás ¿lo amas?
Ella pensó un poco antes de responder— Yo...
La interrumpí antes de que continuara— ¿y a mí me sigues queriendo?
—Mike, las cosas están muy complicadas en estos momentos... yo no puedo responder eso ahora, tengo muchas cosas que pensar, estoy muy confundida.
—Mírame a los ojos y dime que no me amas, mírame a los ojos y dime que te olvidaste de los recuerdos y las promesas que nos hicimos bajo las estrellas— me acerqué a su oído para susurrarle— mírame a los ojos y dime que olvidaste todas aquellas noches en las que adoraba tu cuerpo mientras hacíamos el amor.
— Mírame y dime que ya olvidaste todo y en el caso de que sea así, daré media vuelta y prometo no volverme a cruzar en tu camino.
Ella movió su rostro haciendo que nuestros labios estuvieran a centímetros en uno del otro, solo bastaba un pequeño movimiento para que se tocaran, pero no lo haría, respetaría su tiempo para que pesara y organizara sus pensamientos, lo último que quería era que me odiara más de lo que ya lo hacía o que se confundiera más.
Nos separamos un poco y nos quedamos mirándonos a los ojos, estuvimos un rto en silencio hasta que pregunté.
— ¿Me odias?
—En su momento lo hice, pero ya no lo hago.
—Me alegra saber eso.
Me sonrió tiernamente y nos quedamos un rato más mirándonos y conversando sobre otras cosas, le conté que mi madre había mandado a Mel a un internado sin comunicación y por eso era que ella tampoco le contestaba el celular, me dolí ver la expresión de preocupación en su rostro porque sabía que ellas eran grandes amigas, eran casi como hermanas. Creo que todo lo referente a las cosas malas del pasado que tenían que ver con Angelique y conmigo me dolían y ardían en mi alma.
La dejé en su casa cerca de las 4 de la mañana, nos despedimos con un abrazo e intercambiamos números, habías prometido que nos veríamos más seguido para seguir hablando.
Eso llenó mi corazón de esperanza porque a pesar de que ella tuviera a alguien, el brillo de su mirada cuando sus ojos impactaban con los míos reflejaba que aún quedaba algo de nuestro amor.
Y eso me impulsaba a luchar por ella, la volvería a enamorar el tiempo que me costara, haría que se volviera a morir de amor por mí así como yo lo hago por ella.
Haría que me volviera a querer tanto o más que antes y cuando eso pasara le pondría un hermoso anillo en su dedo y la llamaría mi mujer.
Porque cuando la volviera a tener solo permitiría que la muerte fuera la única quien nos separara.
Instagram: mily_rosss
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