Amor verde💚(parte 1)
Diciembre de 2017:
Habían pasado algunos meses desde la ruptura con Hunter y ya era hora de rehacer mi vida, primero debía buscar una universidad porque después de graduarme solo hice algunos cursos de todo un poco porque no estaba segura de lo que quería estudiar.
Tras desvelarme varias noches de mandar solicitudes y cartas de recomendación me llegó un correo de una universidad en Argentina y no pudo ser mejor.
Principalmente acepté porque era mi oportunidad de conocer lugares nuevos y en este caso un país nuevo, aunque también acepté porque eso implicaría irme lejos de Hunter para así olvidarme de una vez por todas de él.
Mandé un correo aceptando a la universidad y luego les di la noticia a mis padres, estaban muy felices por mí, sin embargo, la tristeza no es un sentimiento fácil de ocultar. Hay personas que se hacen las fuertes y se mantienen al margen de las situaciones para evitar expresar sus emociones, pero sin duda mis padres no estaban dentro de ese grupo de personas.
Ya en el aeropuerto me despedí de ellos y al pasar por seguridad y llegar a la sala donde embarcaríamos pude sentir que grandes cambios se aproximaban a mi vida, podría buscar la felicidad que tanto anhelaba por mi cuenta y sin depender de nadie, eso sí... desde lo de Hunter me hice una promesa a mí misma y era: "No te enamores, no lo entregues todo, enfócate en ti y no te aferres a nadie". Con ese pensamiento en la mente me monté en el avión con destino a Buenos Aires.
Después de una semana, ya estaba instalada en un pequeño aparta-estudio, no era tan cómodo, pero tenía lo necesario para vivir un tiempo hasta conseguir uno mejor y más espacioso. Al día siguiente era mi primer día de universidad, estaba un tanto ansiosa y emocionada, los nervios querían apoderarse de mí, pero la emoción logró sobreponerse, luego de hablar con mis padres me fui a dormir con la ilusión de comenzar mi nueva vida.
Para: Luke Redfield
De: Angelique Bagley
Asunto: La parada, los audífonos y la lluvia
Fecha: 15 de enero 2018- Buenos Aires/Argentina
Cuando llegué a la universidad solté un suspiro de impresión al ver lo grande y hermosa que era, revisé el horario en mi teléfono para ver mi primera clase y me di cuenta que ya llegaba tarde, muy buena manera de comenzar el primer día.
Fue un buen día, aunque la verdad no hice mucho, hablé con algunas personas y los profesores en las clases dieron como una introducción de su materia y lo que iba a ser el semestre, nada muy interesante. Me dirigí hacia la parada para tomar el bus y me puse mis audífonos, inmediatamente me perdí entre las melodías de "Dancing with your ghost" de Sasha Sloan
Yelling at the sky
Screaming at the world
Baby, why'd you go away?
I'm still your girl
Holding on too tight
Head up in the clouds
Heaven only knows
Where you are now
How do I love
How do I love again?
How do I trust
How do I trust again?
I stay up all night
Tell myself I'm alright
Baby, you're just harder to see than most
I put the record on
Wait 'til I hear our song
Every night I'm dancing with your ghost
Every night I'm dancing with your ghost...
Por estar sumergida en mis pensamientos y la canción no me percaté de que alguien se había sentado a mi lado, escuché carraspeos y balbuceos como si esa persona quisiera llamar mi atención, lo ignoré completamente, pero al parecer él no se daría por vencido y jaló el cable de los audífonos haciendo que la música se detuviera en el momento y me obligara a voltear a ver al responsable y reclamarle.
Ni siquiera evalué tu aspecto porque la furia que sentía en el momento nubló mis pensamientos...
—A ver ¿A ti qué te pasa? —exclamé molesta.
—No me prestabas atención, por eso me obligaste a tomar medidas extremas— dijiste.
Te miré como si lo que acababas de decir fuera lo más descabellado que había escuchado nunca. Me limité a levantarme para ir hacia la siguiente parada de bus o simplemente ir caminando a casa.
—¡Espera!, amárrate las trenzas que te vas a caer— gritaste.
Y yo como idiota me miré los zapatos, al ver que tenía zapatillas solté un gruñido de protesta y seguí mi camino con paso más acelerado. Ya me habías molestado con lo de los audífonos, pero sin duda ya me estabas comenzando a irritar.
Cuando llegué a la próxima parada, repetí mis pasos, pero no alcancé a ponerme los audífonos cuando te sentaste a mi lado otra vez, la gota que derramó el vaso.
—Hola, te seguí porque no quería que estuvieras sola, ¡me llamo Luke! — exclamaste estirando tu mano en forma de saludo.
—Mira niñito, acabaste con mi paciencia, interrumpiste mi momento de relajación y escuchar música, ¡¡luego me dijiste la típica broma de las trenzas en los zapatos y ahora me sigues!!, yo no sé qué quieres, pero déjame tranquila, no estoy para aguantar las tonterías y payasadas de un niño que se cree hombrecito, mueve tu trasero y vete para tu casa— solté sin más, tras eso me puse los audífonos, aunque nunca le di play a la música.
—Ayyy bueno, al parecer alguien se levantó con el pie izquierdo esta mañana, yo solo quería ser amable, deberías practicar ser más amable, sino te quedarás sola y una chica tan bonita como tú no merece estar sola, sabes podríamos ser amigos, soy muy buen amigo, puedo ser el mejor amigo que alguna vez puedas conocer, puedo ser...
—Tú no te sabes callar o qué?!... Me estás empezando a marear con tantas palabras saliendo de tu boca, a ver si tú practicas también el saber escuchar porque hace menos de un minuto te dije que me dejaras tranquila y eso implica que no hables y que te vayas.
Me miraste de una manera extraña, no entendía si me mirabas con sorpresa o fascinación, pero mis dudas se fueron cuando no borraste la sonrisita de tu rostro, te habías vuelto la persona menos favorita de mi vida.
—Sabes, creo que es muy tarde para que algún bus pase por esta zona y al parecer va a llover, ¿te parece si vamos a un lugar mientras pasa la lluvia y después te llevo a tu casa en mi auto? —preguntaste.
—Ahh bueno y ahora el niño se cree meteorólogo, yo me voy caminando, la verdad no creo que vaya a llover.
Al parecer la suerte se encontraba muy lejos de mi lado ese día porque solo avancé unos pasos cuando las gotas empezaron a golpear mi cara. Me volteé a verte y sabía que tenías intenciones de decirme un te lo dije...
—No te atrevas a decirme...
—Te lo dije— me interrumpiste sin poder aguantar la risa que vino después.
Si antes dudaba ahora lo tenía seguro, eras mi persona menos favorita en el mundo.
—Bueno vas a aceptar mi propuesta o te vas a ir con esta lluvia a tu casa, solo quiero que sepas que cualquier opción que decidas de igual forma te acompañaré.
—Está bien, voy contigo, solo te informo que si eres un loco que me quiere secuestrar, sé boxeo y otras artes marciales entonces piénsalo dos veces antes de querer hacer algo conmigo— dije lanzándote una mirada amenazadora.
—Eres increíble chica de los audífonos, ¿ves muchas películas verdad?... te aseguro que no te secuestraré ni intentaré nada más contigo, solo quiero que llegues a tu casa sana y salva.
Omitiendo cualquier pensamiento homicida de mi ser... porque sí odiaba que me pusieran apodos y me halagaran, lo odiaba después de Hunter...
Te seguí hasta que nos encontramos con un local llamado "El sótano", de ahí bajamos por unas escaleras que dieron paso a un bar.
Nos sentamos en la barra y pediste dos piñas coladas, esa era mi fruta favorita pero evidentemente no te lo iba a decir.
—Así que... chica de los audífonos— solté un bufido al escuchar nuevamente el bendito apodo— Me vas a decir tu nombre o seguirás haciendo caras molestas cada vez que te digo un apodo, pero así me lo prohíbas te lo seguiré diciendo, te ves linda cuando te molestas, se te marca una venita en la frente.
De verdad que no lo podía creer, ¿no te rendías o qué te pasaba? definitivamente había algo raro en ti, te había tratado de alejar de mil maneras y no quería ni me interesaba saber nada de ti y mucho menos que me conocieras...
Entonces ¿por qué aceptaste ir con él Angelique?
Ay cállate conciencia, debes estar de mi lado no del niñito.
—Mi nombre es Angelique niñito, ¿estás seguro que tienes la edad suficiente para estar en un lugar como este?, no quiero que tu primera borrachera sea conmigo y mucho menos tener que calarme el desastre que hagas.
—Angelique, ¡qué lindo nombre! y que hermosa la persona que lo lleva —casi escupo mi bebida al escuchar cómo me llamaste— La verdad es que tengo 20 años, entonces ya estoy grandecito para estar en estos lugares y tú ¿no estás como muy pequeña para estar en lugares como estos?
Ah no niñito esto no te lo dejo pasar, puedo ser pequeña de estatura, pero soy peligrosa, puedo ser una fiera si me lo propongo.
Ay por dios Angelique tú no matas ni a una mosca.
—Pues fíjate que sí estoy grandecita, tengo 19 y para tu información no soy pequeña, mido lo necesario.
—Sí claro como digas, ¿estudias en la Universidad Estatal o en cuál? — preguntaste después de darle otro sorbo a la deliciosa bebida.
—Sí comencé hace poco, bueno la verdad es que hoy fue mi primer día— respondí tratando de sonar más calmada y menos borde.
Muy bien Angelique, baja la guardia o al menos inténtalo...
La noche transcurrió tranquila, hablamos durante un rato más hasta que ya comencé a bostezar y me dijiste que fuéramos por tu auto para que me llevaras a mi casa.
El camino se hizo muy corto, bueno para mí porque me quedé dormida hasta que la suavidad de una caricia en mi mejilla me despertó.
Angelique... Angelique... chica de los audífonos... ya llegamos...
En el momento en el que escuché el apodo, me desperté y al ver que la suavidad que sentía era tu mano tocando mi cara casi me da un infarto, sin embargo, el cansancio no me permitió hacer un escándalo.
Me limité a despedirme y agradecerte por traerme, esperaba que ese fuera nuestro único y último encuentro.
¿Estás segura de que eso querías Angelique? porque yo creo que no...
Deja de fastidiar conciencia.
💙💚💜❤️🧡
Instagram: mily_rosss
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