Amor morado💜(parte 4)
Un año después....
Mike y yo éramos oficialmente novios desde aquella vez en el aeropuerto, tuvimos una pequeña charla después, pero no me resistí y lo hicimos oficial ese mismo día.
Mel estaba muy contenta por la noticia y cada vez que podía, nos recordaba que éramos su pareja favorita, incluso mencionó que quería planear nuestra vida, pero ambos lo tomamos como broma, bueno yo más que Mike, él tocaba el tema algunas veces, pero sigo pensando que soy muy joven para dar ese gran paso.
Amaba muchísimo a Mike, era el hombre más maravilloso que había conocido, nuestra relación era muy linda. Él era un poco bastante celoso al principio, pero después se dio cuenta de que yo no le paraba ni medio a los otros hombres que me coqueteaban, mis ojos y mi corazón solo estaban con él.
Por otro lado, su madre no estaba contenta con nuestra relación, en las cenas familiares que teníamos nos miraba mal, juzgándonos, aunque hasta los momentos no me había dicho nada. Solo hablábamos de cosas de trabajo, pero ya no era tan amable como antes.
El padre de Mike había pasado con nosotros las navidades, era un hombre serio, pero era muy buena persona. Cuando se enteró de nuestra relación solo dijo que si su hijo era feliz él también. Hablamos muy poco, después de febrero se fue de viaje nuevamente y no ha vuelto desde entonces.
Yo por otro lado, estaba feliz. Mel ya tenía 8 años y cada día era más hermosa, seguía trabajando con los Romanova, aunque la mayoría del tiempo estaba con Mike cuando este no estaba trabajando.
Mel salía varias veces a casa de sus amigas y el resto del día me la pasaba en la mansión, quería comenzar a estudiar otra vez, pero no tenía suficiente tiempo para ir a la universidad y al mismo tiempo cuidar de Mel. El dinero ya no era un problema, sin embargo, había algo que me detenía a seguir mis sueños y no sabía lo que era.
Mis padres estaban igual, le conté a Mike de su enfermedad y hace unos meses los fuimos a visitar. Están en una clínica donde los cuidan bien, su tratamiento es un poco costoso, pero de eso se encarga la señora Romanova. Ella me ha seguido apoyando en ese aspecto y se lo agradezco un montón, pero me puso una condición si quería que me siguiera ayudando y era que no le comentara nada a Mike. Al principio dudé, pero luego no le vi problema, total no era algo de mucha importancia.
Las cosas estaban bien, Mike y yo éramos felices y nos amábamos, pero últimamente estaba un poco extraño, estaba más estresado de lo normal y no entendía el por qué.
Para: Mike Romanova
De: Angelique Bagley
Asunto: Promesas rotas
Fecha: 7 de agosto 2020- Madrid/España
Mel había salido a casa de una de sus amigas, estaba sola en la casa por lo que aproveché de limpiar un poco nuestras habitaciones, mientras estaba ordenando escuché unos ruidos que provenían de la puerta y cuando la abrí me encontré con la señora Romanova.
—Señora Romanova, buenas tardes, ¿la puedo ayudar en algo? — pregunté sonriendo de lado.
—Sí Angelique, necesito que vayas a mi oficina en 5 minutos, tengo que hablar contigo de algo importante— respondió dando la vuelta y desapareciendo por el pasillo.
Probablemente hablaremos sobre Mel o sobre mi renovación de contrato, pensé. Estaba un poco asustada, pues la señora Romanova me intimidaba mucho, pero no creía que pasara nada malo.
Me dirigí a su oficina y toqué la puerta.
—Adelante— murmuró su voz al otro lado de la puerta.
—Siéntate Angelique- dijo indicándome una silla que estaba en frente de su escritorio— ¿Cuánto quieres para que te alejes de mi hijo y vuelvas a Venezuela? — preguntó mirándome seriamente.
Estaba pasmada por su pregunta, me acababa de ofrecer dinero por dejar a su hijo e irme de aquí.
<<80 mil dólares está bien o quieres más, que tal unos 150 mil, con eso puedes volver a estudiar y cuidar de tus padres>> soltó sacando una chequera.
—Señora Romanova, con todo respeto, no voy a aceptar ningún tipo de chantaje para que deje a su hijo, si me quiere despedir está en todo su derecho de hacerlo, pero amo a su hijo y ni todo el dinero del mundo me hará dejarlo.
—Pensé que eras más inteligente, no quiero despedirte, quiero que renuncies voluntariamente y te vayas de nuestras vidas. Desde que llegaste lo arruinaste todo, primero me robaste a mi hija y luego a mi hijo. No me obligues a tomar medidas extremas señorita Bagley.
—Perdóneme, pero está siendo irracional en esta situación, yo no voy a renunciar, me gusta trabajar aquí. Si usted me quiere despedir hágalo, pero no me venga con que le robé a sus hijos porque yo lo único que he hecho es amarlos a ambos. Yo no le robé nada, que usted nunca esté con ellos, ni siquiera en sus cumpleaños ni cuando la necesitan no es mi culpa y mucho menos mi problema. Usted es quien los ha descuidado y no me diga lo contrario.
La relación de Mel y Mike con su madre no era buena, eso ya lo sabía porque Mike me había contado algunas cosas de su pasado y pues Mel, decía que la extrañaba, pero que sentía que su madre ya no la quería.
La señora Romanova, rodeó su escritorio, se acercó a mí y me propinó una cachetada que resonó en la pequeña habitación.
—Tu empleaducha, no me vengas a decir cómo tratar a mis hijos que yo hago lo que me da la gana. Estás despedida, olvídate de que siga ayudando a tus padres y también olvídate de Mike, porque si te vuelvo a ver junto a él lo voy a dejar sin un solo centavo y ahí sí no lo vas a querer porque no eres más que una aprovechada. Si quieres seguir con tu relación cuando él sea pobre como tú, ahí verás. Pero Mike no será feliz, a él le gustan los lujos y el dinero. Su vida es la empresa no tú, así que, si lo quieres ver feliz, te recomiendo que agarres tus cosas y te largues.
Las lágrimas caían sin intención de parar, mis ojos enrojecidos seguían llenándose de ellas, me dolía la cara por la cachetada, pero más por la impotencia y la malicia de esta vil mujer.
—Y más te vale no decirle ni una palabra de esto a Mel ni a Mike porque les haré la vida imposible si te veo de nuevo por mi casa.
—¿Cómo puede ser tan mala?, son sus hijos por Dios, debería de querer el bien para ellos, la felicidad, debería de darles amor y lo único que hace es amenazarlos a través de mi para quitarles su felicidad. Me iré y no regresaré, pero quiero que sepa que, si le hace algo a Mike o a Mel, se las verá conmigo señora— dije levantándome y azotando la puerta luego de salir del despacho.
Seguía llorando y quejándome por la rabia que sentía, recogí mis cosas y planeaba escribirle una nota a Mel, pero ella llegó primero.
—Angelique, mira lo que nos hice, son unas pulseras de la amis... ¿Angelique?... ¿Estás bien?... ¿Por qué estás llorando? — dijo acercándose a mí— ¿Por qué estás recogiendo tus cosas? ¿Te vas de viaje con mi hermano?
—Mel, me tengo que ir, pero quiero que sepas que siempre estarás en mi corazón, eres mi pequeña princesa, mi mejor amiga. Te quiero muchísimo, por favor no lo olvides— dije abrazándola sin dejar de llorar.
—Angelique no, no quiero que te vayas por favor, eres mi mejor amiga, no te vayas te lo suplico, no puedes dejarme, no puedes dejarme sola por favor— negó Mel llorando sobre mi hombro.
Traté de calmar mi llanto para así poder consolarla, pero ella me interrumpió antes de que hablara.
—¿Fue ella verdad? ¿Fue mi madre quién te despidió?, esa bruja, no se lo voy a perdonar jamás— reclamó intentando zafarse de mi agarre, pero la detuve antes de que hiciera algo de lo que se arrepentiría.
—Mel, no vale la pena, prometo que nos volveremos a ver algún día— dije dándole un beso en sus rosadas mejillas.
—Te quiero muchísimos, pero ya me tengo que ir.
—Te voy a extrañar mucho— expresó mirándome con los ojos aguados.
—Yo también pequeña, yo también— dije agarrando mis cosas para salir por la puerta de la mansión Romanova.
(.....)
Tenía suficiente dinero para quedarme en un Motel, busqué uno que estuviera un poco alejado de la mansión y me instalé ahí.
Estabas de viaje, iba a llamarte más tarde o en la mañana porque donde estabas era muy tarde y no quería estresarte, ya tenías muchas cosas en la cabeza.
Iba a tratar de dormir, pero el ruido de la puerta no me dejó ni sentarme en la cama. Me dirigí rápidamente hacia ella y cuando observé por el rabillo vi tu rostro.
Abrí la puerta y ahí estabas, con tu traje perfecto y una cara de preocupación, me abalancé sobre ti en un fuerte abrazo y tú me alzaste colocando tus manos en mi cintura.
—Te extrañé— dije mirándote.
—¿Cuándo me planeabas decir que mi madre te estaba pagando el tratamiento de tus padres?
—No creí que fuera algo importante— dije soltando tus brazos.
Entramos al pequeño cuarto y lo miraste con desaprobación.
—No te quedarás en esta pocilga, te llevaré a otro lugar, vamos— reclamaste agarrando mis cosas.
No protesté y te seguí.
En el auto decidí que debía hablar contigo, tu cara mostraba una evidente molestia y no quería que estuviéramos así.
—Mike, escucha, no te dije lo de mis padres porque no quería que te preocuparas. Ahora que me despidieron trataré de seguirles pagando su tratamiento y conseguiré un nuevo trabajo, pero lo más probable es que me devuelva a Venezuela— solté sin mirarte.
En ese momento agarraste el volante con furia volteándolo en dirección a una esquina de la calle y un auto casi nos choca.
—¡Mike, por Dios!, ¿Querías matarnos?, no vuelvas a hacer eso— advertí tratando de recuperar mi respiración volteando a verte.
—No vuelvas a decir que te vas a ir Angelique, jamás oíste— dijiste apoyando ambas manos en mis mejillas. —Yo también te extrañe princesa y vine lo más rápido que pude cuando Melissa me llamó para avisarme que te habían despedido de la mansión, tenía planes para nosotros en cuanto volviera, pero creo que estos se adelantaron.
—¿A qué te refieres? — pregunté confundida con tus palabras.
—Te iba a pedir que te mudaras conmigo a una casa que compré para nosotros, para allá vamos ahora. Lo siento si me estoy apresurando con esto, pero de verdad te amo y quiero estar siempre contigo— dijiste acercándote a mis labios para luego besarlos con ternura.
—Yo también te amo Mike— respondí separando nuestros labios— Y claro que quiero vivir contigo— anuncié para nuevamente unir nuestros labios, entre beso y beso se nos escapaban unas sonrisas.
—Creo que ya deberíamos irnos— expresé sonrojada.
—Sí, vamos a nuestra casa— respondiste tomando mi mano y dándole un pequeño beso.
Nuestra casa
Nunca había vivido con alguien que no fueran mis padres, siempre viví sola o en este caso vivía con los Romanova, pero no era lo mismo que vivir con alguien que amaras.
Al llegar, te paraste en frente de una casa moderna con dos pisos y de estructura un poco rústica, se encontraba alejada de la ciudad y tenía ese clima de montaña que tanto me gustaba.
Era perfecta.
Sentí tus brazos que me rodeaban por la cintura y sentía tu aliento en mi cuello.
—¿Te gusta la casa princesa? — preguntaste depositando un beso en mi mejilla.
—Me encanta, vamos a entrar— señalé tomando tu mano para abrir la puerta de la hermosa casa.
Y su exterior no le hacía justicia a el interior, era hermosa, tenías un toque antiguo en algunas partes, pero seguía siendo moderna y hogareña, en su mayoría era de madera y mi parte favorita era la cocina.
—Es perfecta Mike, de verdad que lo es— expuse sin poder ocultar mi felicidad.
—Vamos a ver nuestra habitación— tomaste mi mano para guiarme hacia el lugar.
Era una habitación espaciosa, tenía paredes color marfil y una cama con sábanas blancas acolchadas que se veía deliciosa. Tenía un gran balcón que daba vista hacia la oscura noche, pero sin dudar era un hermoso paisaje, podríamos sentir el sol todas las mañanas desde la cama, era perfecto.
—¡Mira! estrellas, ven vamos a verlas— indiqué tomando tu mano dirigiéndonos hacia el balcón.
Era una hermosa noche, la luna estaba llena y tenía ese brillo especial, el cielo estaba despejado lleno de estrellas las cuales brillaban con intensidad.
—¡Una estrella fugaz!, pide un deseo— señalé cerrando mis ojos para pedir un deseo, aunque parte de él ya era realidad.
—Te amo Angelique Bagley, te amo como jamás amé a nadie y prometo seguir amándote hasta que mi corazón deje de latir— susurraste en mi oído.
Volteé a verte y tenías ese brillo en los ojos, ese que solo aparecía cuando estabas feliz o leyendo y ahora lo estaba viendo mientras me mirabas con una sonrisa en tu rostro.
—Te amo Mike Romanova y prometo amarte hasta mi último suspiro— dije uniendo nuestros labios en un dulce beso, de esos besos que prometen amor eterno y felicidad toda la vida. De esos besos que hacen que tu corazón casi estalle.
Cenamos y luego nos fuimos a dormir, estabas acariciando mi cabello mientras me leías un libro y yo me iba quedando poco a poco dormida.
Sabía que ese era mi lugar favorito en el mundo, tus brazos, y mientras estuviera en ellos todo estaría bien.
(.....)
2 semanas después...
Las mejores dos semanas de toda mi vida, trabajabas desde la casa o algunas veces ibas a la oficina, paseábamos por el pueblo, salíamos a cenar todas las noches y bailábamos en nuestra sala.
Nuestra casa, aún sonaba irreal que vivíamos juntos y que éramos felices, sentía que todo era muy perfecto para ser verdad.
Pero así lo era, no todo en mi vida tenía que ser malo ¿cierto?, podía ser feliz y si estaba contigo mi mundo era perfecto.
Era viernes y el atardecer ya estaba haciendo lugar en el cielo, el sol ya se estaba escondiendo estaba en el pueblo a buscando unas cosas para la cena, hoy quería hacer una cena romántica para ambos, aunque siempre que quería tú te me adelantabas y me cocinabas. No me podía quejar porque todo lo que cocinabas te quedaba exquisito, pero hoy quería ser yo quien te consintiera.
Tomé un taxi para llegar a la casa antes de que tu volvieras del trabajo, quería sorprenderte, pero la sorpresa me la llevé yo.
Al entrar me encontré con mis maletas acomodadas en la entrada y a ti sentado en la mesa bebiendo un trago de whisky.
—¿Mike?... ¿Está todo bien? .... ¿qué está pasando— cerré la puerta detrás de mi, esperando una respuesta de tu parte.
Entendía lo que pasaba, pero quería que las palabras salieran de tu boca y fuera lo contrario a lo que yo pensaba.
—El taxi ya llegó para llevarte al aeropuerto, el portero recogerá tus maletas y las llevará— tomaste otro trago.
¿Me estabas echando de la casa?
—Mike, no entiendo nada de lo que está pasando.... ¿me puedes explicar — seguías sin mirarme — Mike... mírame... ¿de qué estás hablando.
—Ambos sabíamos que esto no iba a funcionar, así que no te hagas la sorprendida— soltaste sin una pisca de arrepentimiento.
Me estabas echando de tu vida
—¿Pero qué carajo me estás diciendo?... hace dos semanas estábamos bien, no entiendo qué cambió.
—No somos iguales, no nos amamos, pertenecemos a mundos completamente diferentes, yo soy rico y guapo... tengo todo lo que quiero, no puedo estar con alguien como tú... merezco más.
—¿A qué te refieres a alguien como yo? — pregunté con temor a la respuesta.
—Alguien pobre.
No podía creer que me acabaras de decir eso, mi Mike nunca me diría eso, a él no le importaba el dinero ni la elegancia, a él le importaba yo y me amaba, no era superficial. O al menos eso creí.
—Ahora me vas a sacar en cara lo que se suponía que no te importaba, siempre me dijiste que eso era lo de menos... que me amabas era a mi y ya, no a las cosas que tuviera o me faltaran.
—Pues te mentí, así de sencillo. Ahora vete que perderás el vuelo.
—No... No Mike.. no me puedes hacer esto... no tú— sollocé— me lo prometiste, me dijiste que nunca me harías daño, me dijiste que siempre me amarías.
—A veces hacemos promesas que no podemos cumplir, yo no te pedí que me creyeras... fue decisión tuya hacerlo.
—Entonces esto es todo... todo se terminó porque así lo decidiste... todos los momentos, todos los te amo... todos los te quiero... ¿no significaron nada?
—No, porque nunca fuimos nada, todo fue un juego donde saliste lastimada por confiar en mí.
Negué sollozando... me lo prometiste... me prometiste un para siempre... me hiciste creer que podía tener mi final feliz... me prometiste que no me soltarías jamás y ahora todas esas promesas las habías tirado a la basura como si nada.
—¿Ya no me amas? ... ¿es eso?
—Nunca te amé, ni siquiera llegué a quererte... no puedo querer a una niñata como tú... nunca he querido a nadie y tú no serías la excepción.
Y en ese momento me derrumbé, el mundo se me vino encima como una avalancha de dolor. Tus palabras quemaban mi alma y aplastaban mi corazón, pero no me iba a rebajar, no iba a dejarte saberlo.
—Tienes razón... yo tampoco pude querer a un niño mimado como tu que no vale más que un centavo... tu vida siempre será el trabajo y el dinero... espero que estés feliz con ello porque te quedarás solo y no habrá nadie en el mundo que pueda rescatarte cuando te hundas en la soledad y la miseria. Y ya puedes estar feliz, me creí cada palabra y cada promesa que me dijiste, me hiciste amarte hasta las entrañas para luego destruirme... Bravo, lo lograste, lograste hacer que te odie hasta mi muerte, porque como un día te dije que te amaría hasta mi ultimo suspiro hoy juro odiarte hasta que mi corazón deje de latir.
Salí sin mirarte y me subí en el auto, cuando ya estuve ahí las lágrimas comenzaron a salir sin querer parar, caían de mis ojos con prisa aumentando el dolor de mi corazón. Te entregué mi corazón ya destruido y te encargaste de terminar de aniquilarlo.
Mike te dejará tarde o temprano, no eres buena para él, eres una simple chica, a él solo le importa el dinero. Mis temores se acumulaban en mis pensamientos mientras trataba de hallar una explicación, de repente el chofer detuvo el auto y cuando vi por la ventana vi que estábamos en una pista de aterrizaje.
Mike me envió al aeropuerto, él quiere que me vaya y si eso es lo que quiere entonces eso es lo que haré.
Bajé rápidamente del auto dirigiéndome hacia el avión, la ira y la tristeza nublaba mis pensamientos hasta que un brazo tomó mi hombro, por un momento la esperanza de que fueras detrás de mi y me dijeras que todo era mentira volvió a mí, pero cuando volteé era el chofer del auto con una caja que tenía tu nombre, la tomé con rabia sin decir una palabra y subí al avión.
Le pregunté al piloto a dónde nos dirigimos y mis sospechas se volvieron una realidad. Iba a volver a casa, por una parte, estaba feliz, pero por otra sentí rabia porque por un momento pensé que eras igual a tu madre, me querías fuera de tu vida porque en realidad no me amabas, nunca me amaste.
Solté la caja en el otro asiento y me derrumbé, no podía creer que había entregado mi corazón otra vez, no podía creer que había amado otra vez. Confié en ti y tú solo te deshiciste de mí como si no te importara, no me miraste ni una sola vez en toda la conversación lo que demostraba que no eras más que un cobarde, capaz y esto era un plan que tu madre y tú tenían en conjunto.
Hacerme feliz un momento para luego quitarme todo y dejarme sin nada, todo ese amor que sentía se estaba convirtiendo en odio y rencor.
No podía creer que me habías hecho esto, no tú.
¿Por qué Mike?
¿Por qué me hiciste esto?
(.....)
Habían pasado alrededor de 5 horas de vuelo y todavía faltaban unas más. Pasé las 2 primeras horas llorando y las últimas 3 solo he pensado en todo lo que viví en el año y medio que trabajé para los Romanova. Antes creía que era la mejor experiencia de mi vida, pero ahora ese pensamiento estaba siendo desechado.
Lo único que lo mantenía a flote era Mel, no me arrepentí en lo absoluto de haberme cruzado con esa pequeña en esta vida. Espero algún día volverla a ver.
Cuando estaba por intentar dormir volteé hacia los asientos de al lado y vi la caja que me dieron de parte tuya.
No la había querido abrir, pero la curiosidad me mataba, así que me levanté y la tomé, al abrirla me encontré con dos cosas, un sobre y un cheque. Al ser el cheque lo primero que vi, mis pensamientos más amargos surgieron otra vez, pero cuando abrí el sobre me encontré con una carta y ahí fue donde la esperanza de una explicación se asomó entre la tristeza y el dolor.
Angelique... Mi amor.... Mi princesa, Si estás leyendo esto es porque ya estás de regreso a casa. Sé que en este momento me estás odiando y estás muy confundida, pero te prometo que algún día cuando nos reencontremos responderé a cada una de ellas. Las cosas se pusieron complicadas y no podía dejar que estuvieras a mi lado y hacerte daño. Si tú estás bien yo estoy bien y la única manera de que eso pase es que te alejes de mí. No dudes nunca del amor que siento por ti, todos los momentos que vivimos, cada beso y cada caricia quedarán marcadas en mi alma por siempre porque la promesa que te hice aquella noche bajo las estrellas en nuestra casa es real y siempre lo será. Te amo y te agradezco por enseñarme a ser feliz y a creer en el amor otra vez, aunque la verdad es que creo que lo conocí por primera vez cuando te vi, siempre serás tú. No hay palabras que pueda decir para que calmen la furia que arde en tu corazón ahora, solo puedo decir que nos hicieron una mala jugada y que hay personas que no nos quieren juntos, pero te prometo que te buscaré y cuando te encuentre no te soltaré jamás porque estoy seguro de que eres el amor de mi vida. Tú eres la razón por la que me levanto todas las mañanas, tú eres mi felicidad y mi mundo entero. Te amo y porque te amo tengo que dejarte ir, nuestras almas se encontraron para estar juntas, ni la distancia ni el silencio podrá separarlas, ni siquiera con las vueltas de la vida. Lamento haber llenado tu corazón de dolor cuando es lo último que quiero, no pienses ni por un momento que mi silencio significa que te dejé de amar porque eso jamás pasará. No creas que me alejo porque no te quiero, quiero protegerte y que seas feliz. Te amo mi reina, siempre lo haré, desde el día que te conocí supe que serías la mujer de mi vida, por favor prométeme que seguirás con tu vida y no te aferraras a mí, necesito que sigas sin mí. Algún día nos volveremos a encontrar y tendremos nuestro final feliz, prometo buscarte cuando todo esté bien. Te amaré por siempre mi amor, nunca lo olvides.
Con amor. Mike Romanova.
Terminé de leer la carta con lágrimas en los ojos, si antes tenía dudas ahora tenía aún más. Pero después de lo que me habías dicho, me era muy difícil creer en tus palabras, ya no confiaba en ti y dudaba que en algún punto de mi vida lo volviera a hacer.
💙💚💜❤️🧡
Instagram: mily_rosss
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro