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Amor morado💜(parte 2)

Mel es la definición de un Ángel, es una niña preciosa.

He aprendido tanto de ella, es como una mini Einstein y descubrí que el motivo de su inteligencia es que lee tantos libros como puede. Cuando es la hora de dormir ella me cuenta acerca de los libros que ha leído y luego leemos juntas el libro que elegimos ese mes.

Sí ya llevo tres meses trabajando con la familia Romanova y me atrevo a decir que amo mi trabajo, Mel hace mis días increíbles.

¿Mi mejor amiga es una pequeña niña de 6 años? pues la respuesta es sí.

Y con respecto al otro Romanova, lo veo muy poco la verdad, la mayoría de las veces que nos habíamos cruzado era en la biblioteca y hablábamos de libros, me molestaba con bromas tontas acerca de ser una simple empleada más... y pues lo de hermosa, quedó en el pasado. Ya no me había hecho más comentarios así por lo que descarté por completo la idea de que yo le pudiera gustar y ¿él a mí?, JAMÁS no era más que un niño rico mimado engreído.

Más bien, estaba agradecida con que no me lo cruzara tanto, así no me molestaría tanto y me dejaría vivir tranquila con Mel a mi lado.

Insisto, esa niña es un ángel, aunque también podría llamarse cupido porque estaba empeñada en que su hermano y yo terminaríamos juntos.

Pero por obvias razones no quería que eso pasara.

Mike... no me gustaba ¿verdad?

Para: Mike Romanova

De: Angelique Bagley

Asunto: ¿Quién es ella?

Fecha: 8 de julio 2019- Madrid/España

— ¡Angie, date prisa! —gritó Mel desde la puerta de la casa.

Había decidido que quería salir al centro comercial a comer helado y cómo le iba a decir que no, solo que no tome en cuenta el hecho de que se arregla en un dos por tres y yo me tardo siglos en arreglarme. Lo sé, antes sí era rápida, pero los tiempos cambian.

Me estaba terminando de poner mis zapatillas en el pasillo cuando mi cabeza impactó con algo.

O más bien alguien

Cuando vi los zapatos me di cuenta de que me había golpeado con el pecho de alguien y cuando estaba a punto de disculparme me retracté completamente.

—Debe tener más cuidado señorita Bagley— dijiste extendiendo tu mano para ayudarme.

Pero como soy muy orgullosa me levanté sola y dejé tu mano extendida.

Y seguíamos con las faltas de cortesía... pero si él no era bueno conmigo tampoco lo sería yo con él.

—Fue culpa de usted señor— acusé limpiando mi vestido y bajando las escaleras.

— ¿Hacia dónde se dirige señorita Bagley? — preguntaste haciendo que detuviera mis pasos.

—Primero que todo, no le incumbe y antes de que diga lo contrario ya le pedí permiso a mis verdaderos jefes y aceptaron así que mejor ahórrese sus comentarios.

Me miraste con el ceño fruncido, diste media vuelta y te fuiste.

Fue muy fácil deshacerme de ti y evitar tus constantes regaños.

—Angie por fin llegas, pero valió la pena la espera— dijo Mel tomando mi mano para dirigirnos al auto.

—Está usted muy hermosa el día de hoy princesa Mel— señalé dándole un beso en la mejilla y ayudándola a subir al auto.

En el camino Mel me estaba contando la historia de una pareja de enamorados y un supuesto hilo rojo, pero no lo entendí muy bien.

Al llegar Mel me jaló del brazo hasta la tienda de helados y no se quedó tranquila hasta que tuvo la barquilla de fresas en sus manos.

Mientras disfrutaba de mi paleta de limón, mi vista paseaba entre las personas, la mayoría estaba sumergida en sus teléfonos a excepción de una pareja que estaba sentada en un banco al otro lado del pasillo, se miraban directamente a los ojos como hablando a través de ellos, se veían tan enamorados. El chico le dio un beso en la frente a ella y pude leer entre sus labios que le susurro un tierno te amo.

Cortas palabras, gran significado, pensé. Algún día quería encontrar a alguien que me mirara así y yo le correspondiera, ya había pasado mucho tiempo desde Hunter y Luke, mis pensamientos habían cambiado, yo había cambiado.

Ahora estabas tú, pero al parecer no íbamos a llegar a nada porque lo único que hacías era recordarme que era una simple empleada mientras que yo te buscaba con la mirada esperando recibir una sonrisa o un simple saludo de tu parte.

Cuando volví mi mirada hacia Mel estaba frunciendo el ceño hacia una dirección, cuando miré hacia dónde era, me arrepentí de haberlo hecho.

Estabas caminando junto a una chica rubia, alta con un vestido rojo, era una completa Barbie, piernas largas, espalda recta y mirada fija en su objetivo... .

—No te preocupes por ella, es su ex novia y nunca se quisieron de verdad, tampoco me cayó bien, siempre quiso ser una princesa, pero no logró ni siquiera llegar a ser una plebeya... En cambio, tú sí eres una princesa y ya verás que muy pronto serás su reina.

—Mel, el amor no funciona así y créeme que las miradas no mienten y como se miran ellos es evidente que se aman.

—Error, ellos nunca se amaron, ella quiere recuperar el status social que tenía cuando salía con mi hermano, no confundas interés con amor mi querida Angie, nunca lo hagas.

A pesar de tener solo 7 años, Mel siempre hablaba como una abuelita que había vivido la vida y tenía experiencia en todo, cosa que me encantaba.

—De igual forma tu hermano me odia, así que créeme que es muy poco probable que se fije en alguien como yo, siempre me lo anda diciendo.

—Puras mentiras, él no te odia, solo es un cobarde que no sabe cómo acercarse a la chica de sus sueños.

Aparté la mirada de dónde estabas porque a fin de cuentas Ojos que no ven, corazón que no siente.

Si Mel tenía razón y no te acercabas a mí por cobarde.

No entendía por qué me tratabas así y debía averiguarlo, tenía que saber lo que sentías por mí.

Aunque me terminara arrepintiendo por pensar que me correspondías, aunque ni siquiera yo estaba clara de lo que sentía.

(.....)

Apenas llegamos al auto cuando Mel cayó rendida, llegamos a la mansión y la llevé hasta su habitación. No tenía ganas de leer esa noche, pero la luz de la biblioteca llamó mi atención por lo que subí a ella.

Estabas sentado en uno de los sillones leyendo, llevabas las gafas puestas y un sweater de lana. Te veías relajado y diferente, siempre llevabas traje a dónde sea que fueras y nunca te había visto en ropa informal, debo decir que te veías bien de ambas formas, pero me gustabas más como estabas en ese momento, eras tú.

—Te vi en el centro comercial hoy— hablé sentándome a tu lado.

No sobresaltaste ante mi presencia ni mucho menos ante mis palabras, solo te limitaste a asentir y seguir en tu lectura.

Mientras que yo tenía una lucha interna si preguntarte o no acerca de tu particular acompañante.

—Oye... ¿Quién era ella? — pregunté mientras acomodaba mi moño.

— ¿Quién era quién? —respondiste cerrando el libro y dirigiendo tu mirada hacia mí.

—La mujer con la que estabas en el centro comercial— respondí jugueteando con mis dedos, los cuales delataban mi nerviosismo.

—Se llama Tatiana y es una inversionista de la empresa.

—Ah, ¿seguro? ... yo pensé que era algo más, tu novia tal vez— solté, tratando de sonar poco interesada en la respuesta.

—No es mi novia y tampoco somos amigos, es como te dije una inversionista más.

—Utilizas mucho esa palabra sabes, a cada persona que mencionas siempre le agregas el más.

—Porque los describe perfectamente, un empleado más, una amiga más, un inversionista más. No lo hago con mala intención, es solo que no son personas importantes en mi vida, solo son alguien más en ella.

¿Escuchaste mi corazón romperse?

No verdad, porque como dijiste no era alguien importante en tu vida.

Era alguien más en ella y no podía cambiar eso.

Asentí y cuando me iba a levantar para irme tu mano me detuvo.

— ¿Ya se va a dormir?, pensé que le gustaría escuchar un poco del libro que estoy leyendo, sé cuánto ama los libros y capaz esto la impulsa a su siguiente lectura.

—Está bien, me quedaré un rato más, ¿Cómo se llama el libro? —dije volviendo a acomodarme en el asiento.

El perfume, de Patrick Süskind. — respondiste abriendo el libro.

Y comenzaste a leer para mí.

—...Crearía un perfume que no sólo fuera humano, sino sobrehumano. Un aroma de ángel, tan indescriptiblemente bueno y pletórico de vigor que quien lo oliera quedaría hechizado y no tendría más remedio que amar a la persona que lo llevara, o sea, amarle a él, Grenouille, con todo su corazón... — Y seguiste leyendo hasta que me quedé dormida acurrucada junto a ti.

(.....)

Me toqué los ojos somnolienta, vi que el reloj marcaba las 6 y media de la mañana. Mel se levantaba a las 8 así que decidí que iba a tomar un baño antes de comenzar a preparar el desayuno.

Cuando me iba a mover un brazo alrededor de mi cintura me lo impidió y en ese momento recordé los hechos de anoche.

Me voltee a comprobar quién era el dueño del brazo y casi me da un infarto.

¡Estabas al lado mío, en mi cama durmiendo!

¿Cómo llegaste ahí?

¿Cómo llegamos aquí los dos?

¿Acoso nosotros?

Ayyy no, eso sí que no.

Lo último que recuerdo es que me dormí en la biblioteca mientras estabas leyendo, de resto no sé qué pasó.

Tenía ganas de ir al baño y tú no me dejabas moverme así que tuve que tomar medidas drásticas.

Como pude agarré una almohada y te la lancé en toda la cara comenzando a pegarte con ella.

— ¿QUÉ DEMONIOS?, ¿ANGIE QUÉ TE PASA?, ya... ya deja de pegarme, ya me desperté.

— ¿Cómo que qué me pasa?, ¿Qué te pasa a ti?, ¿Qué haces en mi cuarto?, ¿Cómo llegamos aquí los dos?, si alguien tiene que dar explicaciones eres tú, no yo.

—Anoche te quedaste dormida y te traje a tu habitación, luego me agarraste del brazo tan fuerte que me impedías irme y al final me quedé dormido. No pasó nada.

No pasó nada, no pasó nada.

Calma Angelique, respira uno... dos... tres...

—CÓMO QUE NO PASÓ NADA, CLARO QUE PASÓ, DORMIMOS JUNTOS, ¿ACASO ESO ES NADA MIKE? —dije alterada.

—Bueno bueno ya relájate, ¿qué hora es? — dijiste acomodándote para seguir durmiendo.

—Mira, ya deja de andar acomodándote mucho que tú ya te vas, vete de mi cuarto, AHORA, RÁPIDO, RÁPIDO.

Te levantaste y saliste con el ceño fruncido de la habitación.

Solté un gran suspiro y me dije a mí misma que había hecho lo correcto, sí debía dejar las cosas profesionales, debíamos seguir odiándonos, sí sí todo como antes.

Espera un momento...

¿Acaso me dijiste Angie?

¿Me tuteaste?

Tú, Mike Romanova me llamaste por un apodo y me tuteaste, además no me reclamaste cuando hice lo mismo durante toda la conversación.

Creo que vamos avanzando cada vez más Señor Romanova...


💙💚💜❤️🧡

Instagram: mily_rosss

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