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Caso 7: Los detectives también tenemos sentimientos (Presente)

Y aquí estamos, exactamente 12 años después de todo lo que sucedió con Elder.

Puedes llamarme Ailén, aunque ya me he presentado antes, volveré a hacerlo por si las moscas.

Tengo 18 años, sobreviví a un intento de asesinato por parte de El Asesino de las 12 Rosas y me convertí en detective de la agencia LIE hace unos meses, en cuanto cumplí los 18.

Siempre me habían interesado los casos de crímenes, y mucho más desde que Elder desapareció sin dejar rastro. Quería saber qué era lo que le había pasado, y si quedaba alguna posibilidad de que quedara con vida, salvarlo.

Aunque empecé a ver esa posibilidad muy lejana más pronto que tarde, y al final, dejó de ser una posibilidad. Elder estaba muerto, tenía que aceptarlo. El Asesino de las 12 Rosas lo había matado. Y lo odio desde entonces, sea quien sea.

Pero, ¿puedes odiar a alguien que no sabes ni quién es? En estos 12 años, nunca se ha encontrado al culpable. Aunque es verdad que paró de asesinar al llegar a las 12 víctimas.

Las 12 fueron mujeres, y aunque las primeras 5 compartían el mismo patrón de morir el día de cumpleaños a las 12:00 de la noche, se perdió con los siguientes 7. No se sabe por qué, pero así fue. Lo que no se perdió fue el lapso de 12 días entre asesinato y asesinato. Eso nunca cambiaba.

Las víctimas recibieron el nombre de '12 Rosas' debido a lo mediático que terminó siendo el caso, todo esto con el fin de darles una especie de homenaje.

También se le cambió el nombre al asesino, y este pasó de 'El Asesino del 12' a 'El Asesino de las 12 Rosas'. Daba igual cómo se llamara, yo lo odiaba con toda mi alma.

Porque acabó con la vida de una persona a la que realmente yo quería. Muchísimo. Alguien a quien yo admiraba. El detective Elder.

Aunque, debido a que su cadáver nunca apareció, terminó siendo clasificado como 'suicidio' y nunca se hizo público como asesinato por parte de El Asesino del 12.

¿Es injusto? Demasiado. Aunque supongo que así es el mundo.

En el caso de Zoe, era fácil imaginar que el asesino simplemente le había disparado. Pero para los siguientes 6 asesinatos, nunca se entendió cómo fueron posibles.

Y es ahora cuando entro yo.

- ¿Cómo sabías que lo habían asesinado? - Me pregunta uno de mis dos fieles compañeros, Derek, mientras los tres observamos la escena del crimen, ya sin cadáver.

- Por el lapso de 12 días, y porque hace 12 años, la séptima rosa murió envenenada.

Se llamaba Lucía, y apareció muerta en su habitación justo después de estar de fiesta todo el día en una discoteca. Debido al lapso de los 12 días, decidieron hacerle una autopsia, y rápidamente se descubrió que había ingerido veneno.

Oh, creo que debería hablar de los 6 asesinatos que han ocurrido hasta ahora después de que pasaran 12 años, ¿no?

El primero se llamaba Arán, tenía 24 años, tal y como Mizuki, y murió de la misma manera que ella; quemado vivo encima de la mesa de su salón y con una puñalada en el pecho.

En este caso, fue fácil descubrir que, en realidad, fue un asesinato involuntario. Posiblemente ocasionado por una pelea, el asesino agarró un cuchillo y apuñaló a la víctima sin pensarlo dos veces. La mató en el acto, por lo que la causa de muerte no fueron las quemaduras.

Se sospecha que, en realidad, en ese caso el asesino fuera un imitador y tratara de copiar la primera escena del crimen para eliminar pruebas, y que a raíz de eso, el verdadero asesino se haya sentido 'nostálgico' y haya decidido retomar el misterio.

El segundo asesinato se trata de Dylan, un chico de tan solo 12 años que murió ahogado en la playa.

El tercero, Eider, apareció colgado de las paredes con clavos en una habitación completamente cerrada.

El cuarto, Mika, se trataba de uno de los sospechosos, al que dispararon en la cabeza minutos después de salir del interrogatorio.

El quinto, Radel, murió electrocutado en unos cables de alta tensión.

El sexto..., el sexto se trataba de uno de nuestros mejores detectives; Tai. Murió de dos disparos en el pecho y uno en la cabeza.

Las edades de todos coincidían con los asesinatos de hace 12 años, y además, también ocurrían en lapsos de 12 días. Estaba claro que se trataba de El Asesino de las 12 Rosas. Aunque ahora iba a por las 24.

El último en morir...

- Tú conocías al chico, ¿no es así, Ailén? - Me pregunta mi otro compañero. Se llama Yael, tiene mi misma edad, somos amigos de la infancia. Lo conocí a los 6, justo después de la muerte del detective Elder. Él estuvo ahí para consolarme, y en poco tiempo nos hicimos amigos y empezamos a compartir el mismo sueño de ser detectives. - Lo siento mucho. - Me murmura.

- Está bien. - Respondo. - No es la primera vez que veo el cadáver de uno de mis amigos. - El chico que había muerto se trataba de Oberon, un buen amigo mío. Supongo que así de cruel es la vida, lo suficiente como para arrebatármelo absolutamente todo. Primero mamá, luego Elder y Zoe, y ahora Oberon. Esta vida es una puta mierda.

- No seas tan dura contigo misma. - Yael se acerca por detrás mía y me envuelve en un abrazo. Siempre ha sido muy cariñoso, y aunque yo normalmente no soporto a la gente demasiado pegadiza, con él, me siento cálida. Y más teniendo en cuenta que sabe en qué momentos necesito un abrazo mejor que nunca.

- Entonces, ¿por eso sabías que fue un asesinato? ¿Por el patrón y porque era tu amigo? - Me pregunta Derek.

- Sí. - Respondo. - Él nunca había bebido antes, siempre dijo que no le gustaba, y confirmo que realmente lo detestaba. Es imposible que muriera por coma etílico. La única opción que quedaba, debido al vómito mezclado con sangre debajo de su cadáver y el retrete y a los testigos que aseguraban que empezó a marearse mucho antes, solo nos queda una posibilidad.

- Veneno. - Aclara Yael.

- Según Marisa... - Empieza a hablar Derek, aunque una voz femenina a nuestras espaldas lo corta rápidamente.

- ¡Me llamo Madeline, cuántas veces voy a tener que decirlo! ¡Por Dios, no es tan difícil! ¡M-a-d-e-l-i-n-e! ¡No Marisa, no Melisa, ni tampoco la sirenita! ¡¡Madeline!!

- Vale, vale, relaja señora de los mil nombres. - Bromea Derek. - Según tú, el veneno que causó la muerte de Oberon es el de una serpiente, y además fue ingerido, ¿me equivoco?

- Más en concreto se trata del veneno de una Mamba Neg...

- Eso no es importante. - Le corto al momento.

- ¿Qué? Claro que es importante. - Me rebate Derek. - Si sabemos qué tipo de serpiente se ha usado, podemos saber muchas cos...

- No. Alrededor de estos lugares hay muchos crímenes, por lo que es sencillo saber de dónde sacó la serpiente. Algún puesto ambulante, eso seguro. Además, lo importante es saber cómo consiguió que su víctima, recordemos que elegida a consciencia, ingiriera el veneno.

- Yo confiaría en Ailén. - Sugiere Yael, haciendo que me sonroje por un momento. - Ella sola siempre es la que lidera las investigaciones, lo mejor para nosotros es simplemente tomar el rol de ayudantes.

- De hecho, yo ya me iba. - Murmulla..., eh..., Marina d'Or, y se dirige a la salida. - Todo lo que podía serviros de ayuda, ya lo he hecho. Tengo algunas llamadas perdidas, así que me voy antes de que me echen la bronca. - Me mira fijamente por un momento. - Te veo luego, Ailén.

Tras esa despedida, nos movemos al siguiente punto crucial, pues resulta que esta discoteca tenía incluso una gran cocina a la que iban trayendo comidas y bebidas constantemente.

- Dices que tu amigo no tomaba alcohol, pero el rastro de veneno fue encontrado en una copa de vino. - Murmulla Derek.

- Claro, pero existe el vino sin alcohol, idiota. - Le responde Yael antes siquiera de que me dé tiempo a mí.

- Y entonces, ¿cómo consiguió que Oberon precisamente se tomara esa copa de vino en específico?

- Fácil. - Esta vez, quiero ser yo la que responda. - Algunos de sus amigos dicen que una chica se había acercado para tratar de ligar con él, y que después le invitó a una copa de vino.

- Espera, ¿entonces El Asesino de las 12 Rosas es una tía? - Pregunta Yael con un tono de voz que me hace reír bastante.

- Es posible, aunque siempre existe la posibilidad de que solo fuera cómplice. - Aclara Derek.

- Pero sea como sea, la copa envenenada llegó a Oberon gracias a esa chica.

- Vale, pero aunque la trajera desde casa envenenada, ¿cómo sabía específicamente qué vino usarían en la fiesta? Además, el veneno cesa su efecto después de algunas horas, así que tenía un límite de tiempo.

- Eso es porque echó el veneno en la bebida durante la fiesta. - Susurro agarrando la copa envenenada. - Consiguió entrar a la cocina con una serpiente y, cuando nadie miraba, envenenó una de las copas y se la llevó. Luego, invitó a Oberon y lo convenció de pedir una copa de vino. Aprovecharía cualquier despiste en el momento que les otorgaban las bebidas para que Oberon no la viera intercambiar la copa que les habían dado por la envenenada.

- Supongo que es una buena teoría, pero eso no explica cómo consiguió que la serpiente entrara en la discoteca sin que nadie la viera. Además, ¿cómo entró en la cocina?

- La respuesta es simple. - Dice mi amigo Yael. - Usó una neverita portátil para esconder la serpiente venenosa y entró a la cocina con la excusa de que iba a reponer las bebidas. Las serpientes no sobreviven a esas bajas temperaturas, pero su veneno no se vería afectado y la serpiente viviría el tiempo suficiente si no tardaba demasiado en entrar.

- Un plan maestro, si me permites añadir. - No entiendo por qué digo 'si me permites añadir' cuando ya lo había añadido. Costumbres, supongo.

Habíamos resuelto el cómo de otro asesinato más, y aunque aún nos quedaba el quién y el por qué, nos habíamos acercado un poquito más al saber que una mujer estaba implicada, incluso si resultaba no ser la asesina después de todo.

Un rato después, ya fuera de la discoteca, les hago un gesto a mis compañeros para que me esperen, pues tengo algo que hacer.

Saco mi teléfono al alejarme lo suficiente y me lo acerco al oído tras marcar el número de mi padre.

- ¡Hola Ai! - Se alegra de oírme. No entiendo por qué me puso ese apodo, pero lo cierto es que no me disgusta. - ¿Ocurre algo? ¿Por qué llamas a estas horas de la noche? - Nunca llames a tu padre a las 2 de la mañana, incluso si su trabajo también es nocturno. Te lo aconsejo.

- Hola papá. - Menciono casi llorando. - A-Acabo de salir de trabajar. - Mi voz se rompe por un momento. No quería preocupar de más a mi padre, pero lo hice sin querer.

- S-Se trata de Oberon. - Cuando pronuncio su nombre, mis cuerdas vocales sienten estar al borde de desgarrarse. - A-Apareció muerto anoche. Lo han envenenado.

No le había contado la noticia antes a mi padre porque no quería preocuparle, así que lo mantuve en silencio. El caso no salió a la prensa todavía de todas formas.

- Joder... - Puedo notar un atisbo de desesperación en su voz, aunque parece no querer llorar para que yo no lo haga más.

Al final, él es el que me termina animando a mí. Le prometo que ire a visitarlo en cuanto pueda, pues lo tengo pendiente, y cuelgo el teléfono, solo para darme cuenta de que alguien me estaba observando.

Tras un duelo de miradas que se me hace eterno, salto a llorar a los brazos de Yael, que me agarra y acaricia mi pelo tratando de calmarme.

Sabía que ser detective era demandante, sobre todo emocionalmente, pero saber que tres de tus amigos han muerto por culpa de la misma persona, y saber que si tú lo hubieras capturado se hubieran evitado esas muertes, me hace sentir culpable.

Pero tengo a Yael a mi lado. Y no pienso permitir que nadie me lo quite. Nunca.

A propósito, el día de hoy es 3 de febrero. Faltan 11 días para que ocurra un octavo asesinato, y solo nos queda esperar y rezar.

Cae en 14 de febrero, ¿hm...? Elegir San Valentín para organizar un asesinato...

¿Contra quién nos estamos enfrentando realmente?

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