El silencio abrumador de la habitación es interrumpido por leves quejidos. Por cada segundo que pasa la intensidad del ruido aumenta, cosa que hace despertar a aquellos que aún no lo hacían.

Murmullos y maldiciones por lo bajo salen de los labios de esos individuos poco conscientes.

Poco a poco comienzan a abrir los ojos.

Gritos desgarradores por parte de dos chicas hacen que el resto se asuste y grite.

Todos comienzan a moverse inquietos. Nadie se fija en nadie, cada uno mira por si mismo y busca la forma de desatarse, sin percatarse de que hay hombres ante ellos.

Al momento todos quedan inmóviles.

Se tornan pálidos y sus rostros reflejan ansiedad y desesperación.

Sus muñecas no presentan su tiempo original, no presentan sus veinte años. El tiempo que corre en ellas es, nada más y nada menos que quince míseras horas.
Cosa que para ellos es algo aterrador.

Mailyn