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PRIMER DÍA DE NAVIDAD


25 DE DICIEMBRE

No le tomo mucho tiempo el decidir qué hacer, pero si el analizar la situación. Tenía en frente a la chica que había despertado cierto interés en su persona pero ahora no quería decir quién era él.

Temía ser rechazado nuevamente.

La mujer le vio en dos ocasiones en el pasado y ambas fueron en circunstancias críticas, aunque bien ella debería estar agradecida por el hecho de que Loki le hubiese perdonado la vida en ambas oportunidades.

<<Redención>>

Borro esa idea de su mente de inmediato, los humanos eran seres de baja moral y como si fuera poco malagradecidos.

No tocaría ese tema después de todo e iniciaría una vida lejos de todos sus pecados, se lo debía a su madre. En todo el camino a la casa de ella se mostro confundido pero por supuesto todo era falso. Él sabía quién era y que quería.

<<La quiero a ella>>

Al llegar a su humilde guarida tuvo que hacer un gran esfuerzo para no mirar con decepción y cierto porte de grandeza el sitio. Lo cierto era que incluso una mazmorra en Asgard poseía mas lujo que esa casa.

-Disculpa el desorden... –Decía la chica mientras recogía de un mueble pequeño aparentemente azul unos platos y vasos desechables usados quizás desde hacía varios días a lo más grave, semanas- Como veras... –La muchacha estaba sonrojada y avergonzada- No todos tenemos familias funcionales. Esperemos la tuya este buscándote.

-No hay la menor duda de eso –Por supuesto que lo buscarían, pero no para darle un abrazo fraternal o amoroso.

Mientras estuviera oculto ante los ojos de Heimdall podría estar seguro de que su estancia en la tierra seria larga, y aquella casa al estar ubicada en una zona olvidada por el mundo sería más difícil de detectar. El dios amaba los lujos y aquello carecía de ello por lo tanto no se molestarían en buscarlo por allí.

-Gabe por favor busca algunas sabanas –El niño salió corriendo con intensiones de ignorar su pedido y ella tuvo casi que correr atrás de él, se le veía molesto y ella lo sabia- Intenta ser bueno, necesita de nuestra ayuda.

-Podrías llevarlo al hospital y allí llamarían a las autoridades. Green no necesariamente tenias que traerlo a casa para ayudarlo, no sabes en lo que te estás metiendo –Para ser menor parecía tener más control y sensatez sobre aquel suceso.

Green observo de reojo al invitado y luego suspiro.

-Tengo un presentimiento.

-Él no puede ser bueno, te aseguro que es ese alienígena que intento conquistar el mundo fingiendo amnesia –Le indicaba el niño sin mirar a ninguno.

-Si fuera así hubiera tomado otra forma con su magia no crees –Gabriel asintió y luego le murmuro algo.

-¿Y cómo sabremos entonces quién es?

-Por ahora no pensemos en eso, busca unas sabanas mientras me pongo a limpiar. Y no despiertes a papa –Le dijo la muchacha mientras sonreía.

Su padre seguramente estaría perdido en el mundo del alcohol, pero solo por si acaso no quería que se levantara a darle un medio sermón que terminaría en gritos, llantos y golpes.

Si que sabia ella lo que era.

<<Amor >>

Ese veinticuatro de Diciembre cenaron como una familia normal, con la diferencia de que no habían adornos decorando la sala, no había una mama que cocinara galletas y mucho menos un papa que colocara la estrella al árbol. Solo dos hermanos olvidados por el destino y un tercer invitado, que solo dios y los dioses sabían de donde venia.

Cuando hubo dada la media noche Gabriel se fue a dormir a su cuarto cerrando con llave la puerta, indicación que le pidió Green, ya luego ella haría lo mismo, mientras tanto limpiaría un poco la casa para no sentirse incomoda con aquel hombre de ojos verdes.

Iba y venía con una gran bolsa negra, el dios detallaba cada uno de sus gestos, sus ojos azules le parecían encantadores, pero no solo eso; ella le atraía.

La muchacha era bien agraciada y tenía un gesto serio y psicópata en su cara.

-¿Qué tanto me ves? –Le dijo cuando se sintió cansada de aquella mirada analítica.

-Lo siento. Solo que no tengo nada más que hacer –Dijo con aquel tono inocente que estaba fingiendo.

-¡Ah Sí! Si es así podrías levantarte y ayudarme un poco, estoy cansándome de recoger yo sola y tu observándome así me pones nerviosa –Loki elevo una de sus cejas pero ella no pudo percibirlo debido a que su celular había sonado, se disculpo con él y respondió el aparato alejándose hacia la cocina.

Loki estuvo preguntándose si debía ayudarla y luego decidió que no.

Él no le serviría a un humano, y si lo haría no sería a ella, comenzaba a dudar de sus intenciones allí, pero por estúpido que fuese aquel libro Midgardiano –O la excusa del libro en su mente- que había leído de más joven seguía en sus recuerdos. A cabo de unos largos y eternos cuarenta minutos la chica apareció de nuevo con un vestido negro elegante y un maquillaje perfecto, tenía su cabello recogido y le pareció extraño verla así.

-¿Vas a salir? –Ella asintió mientras revisaba que todo estuviera en su bolso.

-Sí, y no es que sea grosera pero no puedo dejarte con mi hermano. Me han invitado a una fiesta y pensé que podríamos ir a un hospital... –Loki sintió un frío recorrer su cuerpo, si se alejaba de allí seguramente no podría volver a verla jamás.

-Esta herida no es grave, no podría simplemente dormir. Ya mañana caminare por la ciudad para... -Ella le interrumpió.

-¿Tienes miedo? –Tuvo que usar todo el poder en su interior para no acabar riéndose.

-La verdad sí, no saber quien soy me preocupa y siento que si voy a un hospital todo será peor –Agacho el rostro intentando lucir deprimido cosa que logro de inmediato.

-Bueno... –Observo las escaleras deterioradas que llevaban hacia los cuartos de la casa, deseo con todo su ser no equivocarse- Solo por favor no subas, mi hermano debe estar durmiendo y mi padre debe estar... Ebrio.

Él asintió y luego de que ella se retirada se dedico a observar el techo de aquella casa. Todo allí parecía morir con el tiempo, se oxidaba, se cuarteaba, se caía, la casa moría con sus habitantes adentro.

<<Anhelos>>

Al amanecer Gabriel bajo con cuidado las escaleras y se le hizo extraño no haber tropezado con ningún objeto extraño, anteriormente había sufrido dos caídas por esa misma razón, y por lo cual estuvo casi un mes de vacaciones esperando recuperarse, así que no le molestaba caer una, otra y otra vez si eso significaba días sin escuela.

Al llegar a la cocina abrió bien sus ojos mientras respiraba profundament deleitándose con aquel aroma a pino verde y galletas.

¿Galletas?

Miro su alrededor y vio como todo relucía en limpieza, la sala estaba ordenada y sin rastro de sucio, al parecer su hermana había dedicado toda la noche en limpiar cada mueble del lugar rejuveneciendo cada pieza que allí estaba e incluso se sorprendió cuando noto cosas que antes no había apreciado.

Cuando decidió sentarse a la mesa vio cuatro platos con comida sobre ella, dudando sobre la procedencia de cada uno y es que no era común que aquello sucediera.

Tomo con cuidado uno de ellos y se deleito con el contenido, esa sí que era una grandiosa novedad. Estaba tan concentrado en su alimento que cuando lo termino sintió nostalgia de no poder saborear de nuevo aquel manjar y fue cuando escucho la puerta del frente siendo abierta, observando entrar a Green con su abrigo en mano, se levanto de un salto de la mesa y todo comenzó a perder sentido.

-¡Vaya! -Ella miraba con sorpresa el sitio, si no fuera por el color perdido de las paredes y las grietas en algunas cosas aquella casa seria la misma que ella conoció de niña. Se permitió ver cada cuadro libre de polvo y cada mueble limpio e incluso el aroma de la casa era simplemente rico- ¿Gabriel limpiaste tu solo?

Ella deseaba que él niño digiera que si, no quería pensar en el inquilino extraño.

Simplemente no.

Cuando el niño negó con su rostro muy aturdido corrió por toda la casa buscando a aquel hombre, era el único que pudo haber hecho eso.

¿Debía reclamarle el abuso o debía agradecerle el gesto?

Ya no sabía que debía o no hacer. Cuando al fin lo encontró estaba durmiendo sobre la lavadora automática, aquella que le hacía sufrir cada vez que tenía que usarla.

-Hey... Hey... -Le removió con cuidado esperando que despertara, cuando eso ocurrió no supo que más decirle.

Sus ojos eran un mar profundo donde cada vez que los observaba se ahogaba en ellos.

-¿Hola? –Le dijo él mientras restregaba sus ojos con pereza y bostezaba de forma tierna.

-¿Tu Limpiaste todo? –No podía creerlo, eran las nueve de la mañana y ella había dejado la casa luego de la una.

¿Cómo era posible que en ocho horas el hubiera logrado lo que ella en toda su vida no pudo?

-Sí –Dijo dudoso de su acto- Quería ayudarte en algo como agradecimiento.

-Gracias –No sabía que más decir, Loki le sonrió y ella se sintió extraña- ¿Aún no recuerdas nada? –La sonrisa del azabache se desvaneció dejando en su lugar una mueca de tristeza, negó con cuidado y entonces ella le coloco una de sus manos en el hombro izquierdo- Ya recordaras... Mientras tanto ¿Podríamos llamarte Tom?

Alzo una ceja y le miro de forma extraña.

-Una vez tuve un cachorro...

Casi escupía todas las groserías que sabia en todos los idiomas posible, pero se controlo ¿Ella le veía acaso como una mascota?

-Nosotros le quisimos mucho, no los regalo un tío que se llamaba Thomas... Él partió hace mucho, incluso antes que mama pero quería ponerte su nombre para así sentirme más cómoda al tratarte.

Se sintió apenado.

Había pensado que el animal era él que poseía aquel nombre pero resulto ser el de un familiar querido, y solo por eso lo acepto.




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