Capítulo único
Tomé su mano delicadamente para sacarlo de entre los escombros por el derrumbe, temblaba y tenía magulladuras, se agarraba sin fuerza, no se fiaba de que realmente le quería ayudar. Me miró fijamente a los ojos, no dije nada, tampoco lo expresé, él solo tragó saliva viendo la dureza de mi rostro, me levanté tirando de su mano para ayudarlo a levantar, soltó un quejido al estar de pie y mi vista se proyectó directamente en el pantalón roto, en busca de alguna herida por el derrumbe, pasando explícitamente por su tobillo y, un mordisco que nos hice percatarnos de que ya no era como nosotros. Sus ojos se aguaron y se mostró tan sorprendido y asustado como todos nosotros. Sacaron las pistolas y lo apuntaron haciendo que ahogarse un grito y suplicase que no lo matasen, rogando por su vida, alcé una mano y di el gesto de bajar las armas, todos se mostraron estupefactos por mi decisión. Di un paso hacia él y me agaché para revisar el mordisco, en si no estaba negro, ni hinchado, ni parecía infectado, si bien podría ser un mordisco de perro o cualquier cosa que sorprendentemente le hizo una marca de mordisco, pero no conocemos nada de él para poder confirmar eso, así que de momento lo contaremos como un mordisco. Me levanté a verlo con superioridad, él se encogió, tratando de usar sus hombros como protección, como una tortuga ocultando su cabeza en el caparazón. Era divertido hacerse el fuerte en un mundo con personas como él, es más fácil ir por ahí haciendo lo que quieras.
- Dejenlo bajo observación en una de las celdas- después de todo estábamos en una cárcel atrapados a ras de suelo, y con el peligro mortal de que las vallas de contención se derrumben y nos maten a todos, o mínimamente la puerta principal.
Sacaron al muchacho de mi vista, llevándoselo mi segundo de mando el cual no creo que fuese el mejor para eso, pero ¿Que se le va a hacer si se ha ofrecido a llevarlo él personalmente ya que los demás tienen las bolas de hacerlo ya que tienen miedo a acercarse y que se infecte? Yo creo que lo que aquí temen no es a los zombis, es infectarse; es infectarse y morir, y eso es lo que demuestra que los humanos somos unos egoístas, vividores, malandrines y una llaga para el planeta, igual que los zombis, solo que ellos son menos egoístas y en si tienen cosas mejores que nosotros, al menos no tienen maldad.
- pero tampoco tienen vida...- escuché a mi espalda. Suspiré pesadamente y rodé los ojos.- es por eso que no tienen maldad.
- podrías dejar de hacer eso en algún momento de tu vida, ¿no?- dije con el ceño medio fruncido, ladeando la cabeza hacia la persona que había hablado.
- ya te dije que dejaría de hacerlo cuando me muriese- se encogió de hombros indiferente- además, tu muta. . .
Él lo calló con la mano en la boca y lo empujó con la espalda en el suelo con un golpe seco, haciendo la señal de silencio con la otra mano y el sonido con el ceño fruncido.
- nadie puede saber eso, idiota- gruñó soltándolo y acercándose al borde, apoyar las manos a los lados de su cuerpo y mirar al límite, donde estaban rodeados de cientos de zombis tratando de tirar las vallas de contención. Suspiró.- pueden escuchar esta conversación fácilmente, no digamos nada entorno a... "eso"- el otro, mirando el cielo, suspiró.
- como digas, pero la tuya es la mejor- se giró a verlo con el ceño fruncido y le guiñó un ojo- no he especificado nada, Kenneth...
- vete a la mierda, Butters...- espetó levantándose, tenía los pies en el borde del edificio- saldré unas horas, avisa a Stan, dile que está al mando hasta que regrese, que vigile principalmente al que está en peligro de infección- saltó hacia dentro, hacia la zona segura, miró al acompañante, este asintió con la cabeza y ambos entraron hacia dentro, bajando las escaleras que los hacían bajar de la azotea descubierta en la que estaban.
Como bien dijo, se había ido al exterior, tomando una gran cuchilla afilada y cargándola en el pantalón del cinturón, así como la pistola en las botas, dos en el cinturón, las balas en dos grupo en sus hombros cruzadas, además de una caja de gasolina, el cual dejó sobre el coche, junto a las cinco cajas más llenas hasta los topes. Entró en la camioneta, la cual estaba climatizada por el exceso de calor y arrancó, saliendo por la puerta principal, la cual, empujaba a los zombis y los empalaba en las protecciones de madera. Finalmente salió de allí, con el coraje de varios zombis persiguiéndome, pero que se quedaron atrás rápidamente con un pisotón veloz al acelerador. Suspiré profundamente, sacando la cajetilla de cigarros del bolsillo y dejándola sobre el asiento. Lo mismo con el mechero. Suspiré el humo, una vez encendido, abriendo la ventana de la furgoneta todoterreno.
- huh?
Tomé la carretera principal de asfalto viejo y descolorido que llevaba a la ciudad más cercana, allí todavía quedaban tiendas y coches con gasolina o vendas, puede que con un poco de suerte algún Kit con lo básico para tratar heridas, y eso digo si llegase a tener la suerte del siglo.
- ¿Kenneth?- saqué la pistola del cargador/funda más cercana que pillé y apunté a la parte de atrás de donde había salido la voz, fruncí el ceño fastidiado en ver quién era y bajé el arma chasqueando la lengua contra la paladar- Un buenos días estaría bien antes de matarme...
- jodido susto me has dado- solté guardando la pistola de nuevo. Tomé la caja de cigarros y el mechero y los dejé en el posavasos.- Buenas tardes, querrás decir- corregí, pero después pensé unos instantes- ¿Qué hacías dormido en la furgoneta?
Me giré a verlo de nuevo alzando una ceja esperando una respuesta lógica.
- Intentar escapar de los insultos machistas y homófobos del gordo- suspiró pasando al asiento del copiloto habilidosamente, suspiró y tiró la cabeza hacia atrás, apoyada en el cabezal del asiento- se ve que me relajé tanto de perderlo de vista que me quedé frito...- solté una risilla sarcástica junto con el humo del cigarro.- ¿Donde vas?
- A la ciudad, con suerte alguna de las farmacias no estará saqueada del todo en el almacén... Y si no hay suerte, conseguir un poco más de gasolina, mejor prevenir que curar, ya sabes...
- pero si el sótano tiene dos tanques están hasta arriba...- contradijo él con una mueca de duda cruzándose de piernas sobre el asiento.
- estaban... Hubo un derrumbe y reventó un tanque. Uno de dos, por lo tanto, mejor tenerlo asegurado...
- ¿Como narices se ha reventado un tanque de gasolina hermético?- dijo con tono sorprendido, alzó una ceja y me miró perplejo. Reí un poco.
- si no durmieras tanto y estuvieras más por la labor, sabrías que se ha colado un posible infectado y que por accidente ha reventado el tanque por una fuga de gas y la extrema presión dentro del tanque...- expliqué tirando el cigarro por la ventana y me apoyé en la misma.
...
Se quedó en silencio. Hasta que reaccionó:
- ¿¡POSIBLE INFECTADO!?
Reí un poco ante su obvia reacción, me encanta cuando exagera las relaciones, es algo que pocas veces sucede, solo conmigo, y es obvio el motivo.
- pero... ¿Tú estás bien?- sonreí un poco y giré la mirada hacia él, asentí
- no sé si está infectado, tenía un mordisco, pero no tenía signo de mordisco zombie...- el meditó unos segundos, apretó los labios figurando una mueca pensativa.- lo mantendremos bajo observación- asintió con la cabeza.
Seguimos el camino en silencio hasta la ciudad que se empezaba asomar en frente. Y una vez estábamos allí, revisamos las callejuelas en silencio, solo se escuchaba el viento silbante acompañado de papeles y hojas, tratando de ir lentos y hacer el menor ruido posible, siempre podrían estar cerca las tribus enemigas o los zombis hambrientos.
Sin esperarme nada, pues yo no escuchaba nada, Silver puso una mano sobre mi pierna de golpe, sorprendiéndome, dando dos o tres toques indicando que frenase, eso hice, quedando ocultos entre un camión con trailer y todoterreno voluminoso. Lo miré, miraba alrededor en silencio, hice lo mismo, bajando una mano a la pistola más cercana. Él mantuvo la vista fija en el frente.
- Regresa...- susurró en bajo tomando la pistola de mi pantalón, la que iba a tomar yo en caso de emergencia y abriendo la puerta se la camioneta para subirse en el techo- despacio- murmuró en bajo antes de que lo perdiese de vista. Cerró la puerta con el pie y se agarró al borde apuntando en frente, en un punto indeterminado.
Empecé a retroceder, moviéndome lento, intentando no hacer ruido. Giré cuando tuve oportunidad para encararme en el camino por el que habíamos venido. Lo escuché saltar en la parte de atrás y agacharse para agarrarse al borde, apuntando a un punto indeterminado que yo ni veía. Disparó, haciéndome pisar el freno por el susto. Se giró y dio varios golpes al cristal.
- ¡Corre! ¡Corre! ¡Corre!- gritó volviendo a disparar. Pisé el acelerador quemando ruedas y chirriando en el pavimento viejo.
Escuché otros disparos más lejanos. Y eso solo me dio a entender que era el grupo del Oeste, ese grupo que vive bajo tierra en una central secreta de Estados Unidos, una base que ya no es tan secreta, al menos para nosotros. Uno de los disparos rompió el cristal de atrás. Haciéndome soltar un: "joder", entre dientes y pisar el acelerador, me quité la otra pistola y traté de pasársela, asumiendo que se estaba quedando sin balas al no escucharlo disparar
- ¡Silver!- cuando me giré para comprobar porque no lo escuchaba disparar o porque no tomaba la pistola, no lo vi y sentí un terror absoluto llenándome por completo el cuerpo.- ¿¡Silver!?
El grupo que iba detrás de nosotros tenía un coche más potente y eran de dos a tres tipos disparando, más el conductor. Tragué saliva y disparé a través de la ventana rota, acabando y tirando a uno de ellos. Aceleré, llegando a los 180 kilómetros por hora. Tomé el Walkie Talkie del coche, conectado con el de Stan y anuncié que abriesen las puertas, que iba a toda pastilla perseguido. La ventana del copiloto se rompió y el rubio entró, aparentemente del techo de la camioneta.
- ¿¡Donde cojones estabas!?- le reclamé.
No dijo nada. Miré sus manos, con una sostenía la pistola, con la otra se sostenía el costado sangrante.
- Estoy bien, solo ha sido una bala- murmuró levantándose la camisa gris a cuadros y la camiseta rosada mostrando el boquete sangrante, chasqueó la lengua y usó la ropa para taponar la salida de sangre.- pásame la pistola, se va a enterar ese jodido cabrón- tomó la pistola de mi mano y apuntó a través de la ventana rota que había entre los dos. Se quitó el cabello de su ojo, cosa que nunca hace, ya que su pelo emo es intocable y su ojo oculto es imposible de ver, incluso cuando duerme y cerró el que estaba siempre descubierto, manteniendo la mirada fija con el oculto, haciendo que me lo quedase viendo, su ojo verde era tan hipnotizante... No sabía que tenía los ojos de diferente color, me parecía sorprendente.
Disparó y todo fue como si fuera a cámara lenta, la bala recorrió la distancia de forma calculada y precisa e impactó directamente contra el corazón del conductor, haciendo que se saliese de la carretera y chocar contra una de las rocas, rodando y quedando de costado, para que después una explosión los acabase si no lo estaban ya, debido a que las vueltas de campana provocaron un pequeño incendio y el fuego con la gasolina provocó la explosión del coche. Volvió a sentarse y se tapó la herida.
- ni una palabra de eso- su ojo volvió a estar oculto al sentarse, lo miré de lado. Fascinado por la reacción dominó que había provocado, y, en el fondo, ansioso y nervioso, con el corazón en la garganta y la adrenalina bombardeando mis venas.
- Una mutación por "aquello", ¿Verdad?
Se quedó en silencio, pero lo puse ver estremecerse y tensarse, así como tragar saliva.
- es posible...- apartó la mirada devolviéndome las dos pistolas, colocándoles él en sus debidos lugares, una en el cinturón y la otra en el cinturón que estaba apretado hasta cortar la respiración en mi muslo- es un efecto secundario- confesó.
- lo veo útil- respondí indiferente ante su nerviosismo- una precisión que nunca falla es algo increíble... Ya somos tres los que tenemos una jodida mutación genética por el puto experimento...
- ¿Tú?
- inmortalidad, inmunidad- me encogí de hombros viendo como la puerta principal de la cárcel se abría en la distancia que yo reducía velocidad a una constante de 140 kilómetros por hora, empalando a los zombis que trataban de entrar- se puede decir que no me afecta el virus porque al morir o infectarme, vuelvo a despertar como humano...
- nada mal... Es una buena mutación- se encogió de hombros.
Al entrar, la puerta directamente se cerró detrás de nosotros. Salí precipitado y bajé todas las armas y provisiones que llevaba conmigo, Silver, en Cambio, se bajó tapando la herida.
- ¿En que momento Silver se fue contigo?- dijo Butters acercándose a tomar una de las garrafas que había bajado- ¿Que os ha pasado?
- Estaba dormido en la furgoneta por culpa del gordo. Lo que nos ha pasado ha sido qud los idiotas del Oeste casi se lo cargan...- ambos entramos en la cárcel, dejé las garrafas de aceite de motor en el suelo, dejando a Butters y Clyde encargarse de ellas y acompañé a Silver a la zona de curas.- jodida vaga, levántate! Que tu hermano la palma!
- Kenny no es necesario exager. . .
- ¿¡QUE CARAJO TE PASÓ!?
- ¡POR DIOS SILVIA, PONTE ALGO!- ambos se giraron a verme ante ese grito que solté se forma desmedida, aparté la vista y trataré de evitar que viesen una cara de vergüenza en mi rostro, algo muy raro en mí, aunque me había vuelto muy maduro y respetuoso en cuando a ver mujeres desnudas o en ropa interior cuando ese caos mundial empezó. La muchacha bajó la vista viendo que estaba en ropa interior, con un sujetador deportivo. Soltó una risilla nerviosa y tomó el pantalón tejano que estaba a pies de la cama.
- ¿Que ha pasado?- preguntó la rubia de ojos castaños viendo a su hermano cómo se quitaba la camisa gris a cuadros más oscuros y la camiseta rosa, ahora enrrojecida y ensangrentada. Dejando ver el boquete.
- los del Oeste- suspiró quejoso sentándose sobre la mesa- ¿Tuviste sexo con _____?- sonrió pícaro, la rubia se lo quedó mirando y "accidentalmente" se le cayó más agua oxigenada de la debida sobre su herida, haciendo que este soltase un grito algo agudo, seguido de un: "hija de puta".
Me giró alzando una ceja hacia ellos, ahogando una risilla, dejando de lado la privacidad y olvidándome por completo del complejo que tenía Silver con que la gente viese su cuerpo sin ropa, pero todo me valía mierda por soltar una risilla por el gritó agudo que había soltado.
- ¿Y ese grito ridículo de mu... jer...!?
Silver apartó la mirada hacia la cama en la que el revoltoso cabello de la amante— ¿Que coño con amante? era la novia— de Silvia empezaba a moverse con quejidos fastidiados por haberla despertado. Todo para darse la vuelta y seguir durmiendo.
- ¿Silver?- me miró apretando los labios, yo tenía la vista clavaba en el sujetador deportivo negro apretado que había en su pecho, conteniendo aquellas dos pequeña montañitas de su pecho, especificando y evidenciando que Silver en realidad era...- ¿Eres una muj. . .?
- soy hombre- me interrumpió mordiéndose el labio inferior en ver la expresión irracional que había puesto ante su respuesta.- soy hombre- repitió con tono firme, conectó su mirada fijamente con la mía.
- es hombre- apoyó su hermana mirándolo a él. Después me miró a mí.- yo no tengo una hermana, yo tengo un hermano.
Me quedé en silencio dando una suave mueca con el rostro, vacilé en pasearme por la sala, pero me acerqué directamente, con pasos dubitativos, sujetando el esparadrapo con una de mis manos, reposándola en su cintura. Silvia se retiró, pero dejando la mirada fija en mí. Se sentó en el borde de la cama, girándose a ver a su novia, dándole un beso en la mejilla haciendo que sonriera dulce.
Me acerqué a dejar un beso sobre la frente del muchacho en ese momento en el que ella no miraba, este me miró sorprendido.
- está bien...- confirmé con una media sonrisilla por su cara de impresión, en serio, me encantaría tener una cámara y una impresora y un generador para poder conectar algo más que las luces y las puertas automáticas sin que salten los plomos, porque era digna de tener enmarcada.- ¿No te incomodaba cuando me ponía a hablar de... Mujeres?- negó con la cabeza apoyándose en mi pecho con la barbilla, mirándome.- okey, entonces... ¿Seguimos siendo la pareja de retrasados de la cárcel?
- eso ya lo traes tú de serie- giró la cabeza a se recostó en mi pecho- pero si... Todo sigue normal, como si nada, sigo siendo el chico que siempre pensabas que era... Ya que lo soy, soy el mismo de siempre.
- ¿En serio no te incomodaba?
- que no- se separó con un tono repetitivo y monótono apoyando sus manos sobre las mías, al menos la que estaba en la mesa, la otra estaba en su cintura apretando el boquete de la bala.- nunca me has incomodado, me gusta escucharte...- confesó sin darle absolutamente nada de vergüenza, encogiéndose de hombros.- es un tema inalcanzable para mí, pero bueno... Escuchar las historias que los demás pueden ofrecer, me gusta...
- y yo que hablaba pensando que en ti, para que no me vieses como un idiota pervertido- reí un poco, sin darme cuenta delineé su cabello buscando su heterocromía verde en el ojo derecho, pero era difícil, por no decir imposible.
- te veo igual como un pervertido- soltó una risilla que, en serio, me parecía adorable, y no era capaz de quitar mi mirada de la suya, me gustaba verlo sonreír. Me gustaba estar con él.
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Silvia era la novia de _____, la muchacha que rescataron de los del Oeste, la tenían cautiva y la maltrataban, la humillaban y la trataban como un mero objeto que se paseaba por todo el pueblo como si no tuviera ni vida, ni sentimientos y eso en realidad, causaba una depresión severa en ella. Hasta que decidieron llevarla en el maletero de uno de los coches, ya que iban a ir toda la tribu del Oeste a por los de la cárcel y no se fiaba lo más mínimo de que te quedases quieta. Fue cuando, al escuchar voces diferentes a las de siempre, disparos y gritos, rogaste por ayuda, tratando de hacer ruido para que te encontrarán. Y la puerta del maletero se abrió de repente, revelando una muchacha normal, cabello rubio hasta por dejado de media espalda, casi por la altura de las lumbares, ojos penetrantes y brillantes de color azul y ropa deportiva sucia de sangre, barro y agua de lluvia. Suplicase por ayuda cuando ella apartó el mango de la pistola, debatiéndose mentalmente si dejarte con vida o matarte. Pero gruñó audiblemente y guardó la pistola en su cinturón, estrafalario, pero le quedaba bien. Y te tomó el brazos sorprendiéndote la fuerza que podía albergar un cuerpo tan pequeño y aparentemente débil y frágil como el cristal. Te abrazaste a ella agradeciéndole y rogándole perdón por la molestia, ella te subió a la furgoneta donde había dos personas más que te miraron extraño.
- la tenían de rehén, amordazada en un maletero, dudo mucho que fuese amiga suya...- negaste con la cabeza ante su explicación.
- me secuestraron- murmuraste con todo quebradizo. Ella dio un suave golpe a la camioneta, jamás entendiste si fue con frustración o por qué motivo, pero lo hizo.
- Ayuda con las heridas.
- mi nombre es ______...- dijo ella, Silvia la miró y asintió con la cabeza sonriendo suavemente.
- está bien, _______... Él es Butters, ayudálo con las heridas- sonrió y tomó dos pistolas de su cinturón, empezando a disparar a los cuerpos enemigos, encargándose principalmente de los peores y los más precisos en disparos.
Y así fue como conociste a Silvia, tu salvadora, una luchadora muy fuerte y brillante en un cuerpo tan pequeño como el suyo, ya que, sorprendentemente, tanto su hermano cómo ella eran increíblemente bajos, pero muy ágiles y hábiles en todo tipo de situaciones. Ella era valiente y paciente, te había enseñado a usar armas de todo tipo, ya sea blanca o de fuego; para defenderte en cualquier situación, porque bien podíais estar enfrentándoos a los del Oeste, como a los zombis que también estaban por ahí, tratando de entrar a la fortaleza. Y cuando se te confesó, pidiéndote ser su novia fue el momento más feliz que viviste en tu vida, pues jamás te esperaste que ella te pediría ser su novia, porque, personalmente, no te veías muy agraciada físicamente, pero al parecer... Habías cautivado a la hermana mayor de los Line.
Te gustaba y disfrutabas estar junto a ella, ella era especial hasta tal punto.
- cariño, ¿Te enteraste del cotilleo?- te acercaste a ella con mirada pícara. Ella alzó ambas cejas y sonrió traviesa al imaginar cualquier cosa que pudiese pasar en aquel lugar.
- va, ¿Que ha pasado?- sonrió.
- ¿A qué no adivinas con quién está tu hermano?- su risa se fue de golpe y sus ojos se abrieron de golpe, abriendo la boca también por la impresión.
- ese cabrón pervertido me las va a pagar...- te reíste por su reacción, en realidad te esperabas que se levantase echa una furia y fuese a por Kenneth a meterle la paliza del siglo, pero no, se lo estaba tomando mejor de lo que pensabas- bueh...- se encogió de hombros- si son felices juntos no soy nadie para estar en contra, por mucho que me reviente los ovarios- suspiró con algo de molestia.
- te lo tomaste mejor de lo que pensaba...- confesaste haciendo cara de póker, ella rodó los ojos y se levantó de la silla acercándose a besarte.- ¿Y eso porque?
- porque me apetecía...- rió sonriendo dulce.- porque te quiero...
Apartaste la mirada sonrojada y la abrazaste con fuerza, ella sonrió suavemente.
- yo también te quiero...
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Pues si digo la verdad... Me esperaba algo más de esto, pero no estoy para nada decepcionada.
La verdad es que incluir al lector me sorprendió hasta a mí xdxdxd
Pero no me decepcionó, al contrario, me dio vía libre para crear una historia en la que entrelazase un poco más la rivalidad con el grupo humano del Oeste con los chicos que viven en la cárcel, la cual es una fortaleza xdxd
Silver: OC, similar a mi propio personaje, por lo que, lo considero hermano para que haya más relación entre personajes "oc"
Silvia: duh~ soy yo :v
_____: hola eres tú :v
Jsjsjsjsjsjs
Vale, perdón :v
Ahora he de admitir... Que me olvidé de los zombis por un momento durante la escena que rescataban a la rayis :v
Vale ya :v
Por cierto, el chico que se supone que... Rescatan, es Kyle :v
Y lo de las mutaciones que tienen Leo, Kenny y Silver són mutaciones de un experimento al cual fueron obligados a someterse para comprobar que el virus de la inmunidad, osea, la cura para el virus del zombi :v
Y pues, Leopold Puede leer la mente.
Kenny, ya se ha dicho, Inmortalidad e inmunidad al virus (lo malo es que tienes que morir,y eso hace que seas inmortal y el mundo no está listo para que haya millonarios que no puedan morir/? :V)
Finalmente Silver, precisión al disparar que le hace ver dónde va a dar la bala o las posibilidades de ver cuál es su mejor opción en todos los casos.
Y creo que ya no me deja nada...
Si tenéis alguna pregunta sobre algo que no hayáis entendido, dejarlas aquí uwu --------------------->
Y ya está :3
Espero que os haya gustado y nos vemos en un próximo one-short o capitulo de historia
Bye~
By Ecchisforlife
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