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Gael Sallow caminaba por los pasillos de la escuela acomodando su camisa. Se había olvidado de lavar su ropa la noche anterior por lo que tuvo que tomar "prestada" una camisa de su padre. Ambos tenían diferente masa muscular por lo que al menor la prenda le quedaba un poco más holgada de lo normal, pero no era nada que meter la parte de abajo dentro del pantalón, no solucionara.

El chico notó como varias personas lo miraban de reojo. Y él los entendía mejor de lo que creía. Por que, ¿quien no se giraría a ver a una persona que tiene un corte de lado a lado en la nariz?

De cualquier manera a él le incomodaba esas miradas, aún más cuando alguna que otra chica con raros fetiches masculinos se mordía el labio al ver sus golpes o cortadas. Claro, todas ellas pensaban que eran de peleas. Si tan solo supieran que esas marcas, esas heridas, fueron hechas por su progenitor, ellas dejarían de verlo así.

Su caminar se detuvo al llegar a su casillero, él lo abrió y tomó sus libros. Al cerrar el casillero notó que al lado de él estaba el de la chica que fue asesinada, Heather.

Ellos hablaban, no mucho, mantuvieron algunas conversaciones en el pasado pero nada que fuera de una amistad profunda como la de su grupo de raritos, al cual Gael pertenecía orgullosamente.

El chico suspiró y, con los libros en sus manos, empezó a caminar hacia el casillero de él.

Una sonrisa se asomó de sus labios al verlo entrar en el baño de mujeres, sabía que significaba. Eran sus especies de reuniones secretas. En estas cada uno dejaba de ser lo que era. Kate Schmidt dejaba de ser una animadora, Simon Kalivoda dejaba de ser el drogadicto, Deena Johnson dejaba de ser la pecadora y mala influencia,-según personas fielmente cristianas a lo hablado en una iglesia guiada por un sacerdote que no sabe que es un computador, y que consideraba que besarse antes del matrimonio era influencia del diablo.-, solo por sentirse atraída por el sexo femenino, y él...Pues, Gael dejaba de ser el chico golpeado, él que tenía que sobrevivir a base del dinero que conseguía vendiendo drogas, dejaba de ser al que consideraban malo por su apariencia y silencio en clase.

El Sallow menor se giró a los lados y entró al baño de "damas", allí se encontró con la animadora, Kate, y con él, Simon Kalivoda.

Él único que lo entendía. Él único que hacía su corazón latir, su respiración atorarse y volverse rápida con una sola palabra, él único que si le decía que se escapara con él, Gael no lo dudaría ni cinco segundos.

Simon Kalivoda era su pareja, era su amor, era su alma y su corazón.

—Hey.—Las palabras salidas de la boca de Gael hicieron aviso a su presencia.

La pelinegra de coleta alta lo miró y sonrió de lado, por el contrario del rubio. Este se acercó con rapidez al chico, sin haberse tomado el tiempo de ver quien estaba, pues si, aún no le dijeron a nadie sobre su relación.

—¿Que te pasó?—Simon lo miró con los ojos abiertos, su mano inconscientemente subió a la nariz del herido y pasó sus dedos con suavidad por el relieve de la cortada. Gael le sonrió con los labios apretados, negándose a responderle, ya que sabía lo que él haría.—Gael...

Antes de que el apellidado Sallow respondiera al tono de advertencia del rubio, alguien entró al baño.

Deena Johnson refunfuñaba por lo bajo con la cabeza gacha. Simon al verla entrar, tomó la mano de su enamorado y la tiró haciendo que ambos se metieran en el cubículo del baño.

—¿Qué-?

—Shh.—Simon calló a su novio con sus labios presionando los de él. Gael casi dejó caer sus libros por la acción.

Al separarse colocaron sus frentes unidas.—Te extrañé.—Murmuró el de pequeñas ondas en su cabello castaño.

—También te extrañé.—Le respondió Simon en un susurro.

La voz de Kate hizo que ambos sonrieran.

—"¡De su tumba revivió y a todo el mundo esclavizó!"

—Aún recuerdas la historia, ¿cierto?—Le preguntó el rubio al chico de en frente, él asintió con una sonrisa.

—¡Te quiere!—Gritó Simon, abriendo la puerta del cubículo y dejando ver a Deena. Ella se exaltó un poco.—"Tu sangre quiere quitarte y no parará hasta matarte"—Exclamó él saliendo del lugar y dándole acceso a Gael para poder salir el también.

Deena suspiró y se acercó hacia los lavabos, Gael notó que algo le sucedía.

—Wow, ustedes si que son unos idiotas.

Gael se acercó a la morena y se apoyó contra el lavabo. Ella lo miró y estiró su mano, Gael chocó las palmas con ella para luego volver su mano un puño y volver a chocarlos con ella, en modo de saludo. Su saludo.

—Pero aún así nos quieres, Dulzura.—Le dijo él mirándola con una sonrisa.

—Es divertido.—Dijo Kate, mirándolos a ambos.

—Es morboso.—Le corrigió Deena a la animadora.

—¿Que? ¡El tipo tenía una máscara de calavera!—Simon habló con una emoción perturbadora sobre la información. A Gael no le extrañaba eso, de hecho le gustaba. Él amaba que su novio hablara con ese brillo característico de él, incluso si el tema trataba de algún asesinato o tema no común, por así decirlo.—¿Como no es divertido?

Deena se puso rígida de un momento a otro por lo que Gael se alertó y se preparó para lo que diría la chica.

-Murieron personas. Murió Heather.-Deena explotó, poniendo incomodo a Simon, Gael lo miró pero el rubio no le correspondió, parecía que de la nada el suelo era más interesante.- El chico seguro que era un infeliz que detestaba su vida, como el resto de nosotros, pero él pensó: "¿Por qué no huyo de aquí para siempre? ¿Y por qué no llevarme a Heather y a un par más conmigo?-Deena miró a Kate y a Simon pero nunca a Gael, sentía que él le reprocharía que no podía desquitarse con los demás.-No lo enloqueció ninguna bruja muerta y enfadada. ¡Este pueblo lo hizo!

Al terminar de hablar, Deena bajó la mirada hacia el suelo y Kate se fijó en su rostro.

-¿Estás bien?-Preguntó Kate con compasión. Deena se sintió culpable y eso hizo que volteara a ver a su amigo. Gael la miró sin expresión, ella ya sabía lo que quería decirle. Incluso sin que se moviera.

-Si, estoy bien.

-Parece... Que quizás una bruja se te metió a ti.-Bromeó Simon cortando el futuro momento incomodo. El castaño no pudo amarlo más en ese momento.

-¿Tú que estás haciendo aquí?-Preguntó Deena soltando una pequeña risa.-Este es el baño de damas.

Simon se alejó de ellos, para meterse en el cubículo de nuevo y mover una parte de la pared, sacando una caja. Mejor dicho sacando la caja.

-Tienda de dulces.-Exclamó este a lo que Gael apartó la mirada, malos recuerdos venían a él.

-No creemos en esta tontería de la bruja.-Kate se miró el en espejo, arreglando su coleta.-Es como un Papá Noel jodido o algo así.

-¡Jo, jo, jo!-Gael rió al hacer su imitación del hombre barbudo.

Simon se acercó a este y se colocó al lado del pelinegro.

Él se apoyó contra los lavabos al igual que como se encontraba el chico, y dejó que su mano reposara sobre la esquina del lavabo blanco. Gael sonrió de lado y bajó la vista hacia sus pies. Empezó a mover su mano con lentitud hasta que la punta de sus dedos chocaron con las del rubio. En un movimiento rápido y disimulado, Gael hizo que sus manos se unieran.

-¿Qué es?-Preguntó la porrista al ver la caja que Deena le daba.

-Dáselo esta noche a Sam.

-Ni loca.

-¡Por favor, Kate!

-No, Deena.-La de coleta mira a la de rulos con escepticismo.-No seré parte del drama con tu ex. Hazlo tú.

-No iré al partido. Dejé la banda.

-¿Desde cuando?-La interrogó Gael, Deena lo miró con las cejas alzadas.

-¿A quién le importa?

-¿Tú única actividad extracurricular?-Dijo con obviedad el pelinegro.

-Aún sigues teniendo el uniforme.-La Schmidt habló mirando a la de morena.-Ponte esa mierda una última vez.

-Tengo algo que te dará coraje para enfrentar a Sam.-La animadora tomó la caja de "dulces", mejor conocidos como narcóticos, y se la mostró a la morena.

Sallow apretó su mano con fuerza el lavabo y removió el agarre con el rubio. Este lo miró con el ceño fruncido, Gael no le correspondió la mirada.

-¿Qué? ¿Traficando otra vez?-Preguntó con incredulidad Deena.-¿No habías parado tras la sobredosis del hermano de este idiota?

-¿Timothy?

-No fue una sobredosis real. No murió. Lo resucitaron.-Dijo Kate. Simon se acercó y se puso detrás de ella para levantar sus dos manos y hacer como si un desfibrilador estuviera en sus manos.

-Son dos idiotas.

-¿Como? ¿Quien tiene las mejores notas...?

-Gael.-Respondió Deena viéndolo. No era ningún secreto que él se esforzaba a más no poder para poder graduarse y salir de Shadyside.

-Y preside todos los clubes de este antro.-Terminó de hablar Kate dándole una mirada a su amigo.

-Me voy. Debo reclamar mi lugar entre las estrellas, perra.

Una vez los cuatro salieron del baño de mujeres, cada uno estaba a punto de ir a sus clases, o en el caso de la pareja, tal vez escaparse y salir a pasar momentos juntos.

-¡La bruja vive! ¡Que viva Sarah Fier!-Gritó un estudiante arrastrando una muñeca inflable, que era sostenida por una soga.

-¡Eso!-Simon animó pero Gael le dio un leve golpe en el hombro.

[...]