Vaya, vaya, vaya... (18)
Nah, solo estaba contando cómo se follaba a sus tres esposas al mismo tiempo, nada que le interesase, al menos no por el momento.
La ceremonia dio inicio en el instante en el que las puertas se abrieron para presentar a su futura esposa, quien llevaba un vestido con telas blancas semitransparentes, muchas decoraciones de oro, miró de reojo a Gil, después de nuevo sus ojos se posaron sobre la mujer, ella no parecía cómoda, mucho menos feliz o satisfecha con aquello. Sobre su cabeza llevaba una diadema que cubría gran parte del pelo, evitando que los mechones se le fueran a la cara. Ambos salieron del palacio a un balcón el cual estaba cubierto por un porche de piedra evitando así que el oro del suelo ardiera por el sol del mediodía. El patio delantero estaba repleto de gente, todo el reino estaba presente... No, disculpen, no lo había dicho bien, en realidad no estaba todo el reino... Solo estaban los hombres libres, los esclavos no tenían derecho a participar y mucho menos estar presentes en las celebraciones, las mujeres tampoco estaban, solo las mujeres de la realeza y de alto standing... No había casi nadie, y aun así la plaza estaba repleta. Suspiró abatido, ella se dio cuenta de eso. Con un gesto de su padre la plaza entera silenció sus vitoreos o alabanzas por el príncipe semi-dios. Si bien, era la primera vez en casi diez años que nadie lo veía, era alguien sagrado incluso para la gente que trabajaba en el palacio. Nadie tenía derecho a tocarlo, muchos no gozaban del placer de verlo, muy pocos tenían la valentía de acercarse.
- ¡Hoy mi hijo, el príncipe semi-dios! ¡La reencarnación de Ra en la tierra! ¡Hoy mi hijo Ranbert se vuelve un hombre!- el reino entero estaba en silencio, escuchando las palabras de su padre, Bert intentaba poner su mejor cara fingida de seriedad o incluso intentaba que nadie viera que estaba aguantando las ganas de gritar, las ganas de patalear o incluso llorar, tenía que aguantar un poco más. Ella tampoco parecía cómoda, ambos estaban con las manos tomabas de forma simbolista y obligatoria, ella si que estaba sollozando e intentando calmarse.- Vean bien como en pocos meses un fuerte hijo nacerá de la unión de esta pareja.- ¿Por qué no se dignaba a mencionar a su futura esposa? ¿Por qué solo la mencionaba para tener hijos? Miró a la chica de reojo.- Vean la fuerza que tendrá... La misma fuerza, belleza, e inteligencia que mi hijo.- ¿Y si fuera una hija? ¿Acaso estaba asumiendo que solo tendrían un varón?
La unión fue la cosa más terrible, larga y pesada del mundo, ninguno de los dos estaban conformes. Menos cuando ambas palmas de las manos fueron cortadas, primero sus manos, después la de su esposa, unieron sus manos, y ataron ambas con una cinta que indicaba que, una vez que el príncipe muriera, ella también moriría con él. Ah, pero si ella moría, nadie sería enterrado junto a ella, odiaba al mundo y las reglas estúpidas que había en este. Después de la unión, todos se sentaron en la mesa mientras la nueva pareja iba a curar sus palmas de las manos para que las heridas se curasen rápido. Bert suspiró intranquilo. Algo no estaba bien. Miró a su esposa cuando se quedaron solos, ella se derrumbó en lágrimas, se acercó y la abrazó.
- Tranquila... Tranquila por favor...- susurró mientras ella se apoyaba contra su hombro y seguía llorando.
- Llámale... Llama a Jacob, por favor...- sollozó- Necesito que venga Jacob...- lloró, Bert asintió con la cabeza y limpió sus lágrimas, después se levantó y salió de la habitación para darle permiso al sirviente de la princesa para entrar en el cuarto de curas.
Para darles privacidad empezó a caminar hacia el comedor. Escuchó un llanto a su derecha, giró su cabeza hacia el pasillo, viendo el calor de la cocina creando ondas térmicas, y en el interior, se dio cuenta de que dos esclavos estaban delante de la gran olla, pero esta misma olla estaba hirviendo y ninguno de los dos tenía permiso para tocarla, y quitarla del fuego, a no ser que uno de ellos fuese el cocinero, pero lo dudaba, porque conocía bien a su padre y jamás comería algo que estuviera hecho por un esclavo. Se acercó un par de pasos escuchando la conversación.
- No sé cocinar, no puedo hacerlo, no quiero que me maten, no quiero morir...- lloró uno de ellos hiperventilando mientras el otro cargaba los platos.
- No me jo...- acto seguido el otro chico, se giró para dejar los platos que cargaba en la pica, se dio cuenta de que era William.- Limpia y prepara los platos, voy a arreglar este desastre.- Le dio un ligero empujón para acercarlo a la pica y quitarlo de en medio, subió los dos escalones laterales de la olla y quitó la tapa, después tomó la cuchara y lo probó, aunque no llegó a tragarlo, porque lo escupió- Dios, esto es repulsivo, ¿Qué coño le has echado?
- R-Raíz... E-Entera...
- ¿¡Eres idiota!? ¿¡Acaso no sabes que la raíz no tratada es tóxica!?- fueron los dos gritos del moreno que, inmediatamente se bajó de los dos escalones, retiró la olla y la dejó apartada, tomó otra y la llenó rápidamente con agua, la puso en el fuego y después se limpió las manos- Mira, te voy a salvar el puto culo esta vez solo porque el príncipe va a casarse y esta comida es importante, la próxima vez permitiré que te castiguen.- dicho esto tomó un cuchillo, lo lavó y con una habilidad que no esperaba, empezó a cortar la zanahoria, el puerro, las verduras, y con la misma habilidad las echó en el agua que ya hervía, la patata y el pollo; también los echó.
Le echó especias que se puso a buscar en la despensa, sal, pimienta, un par de especias más que no logró reconocer, seguidamente cortó la raíz, la lavó, cortó las raíces sucias y se quedó con el cogollo principal, lo troceó y lo salpimentó, después lo echó en la sopa una vez empezó a cocer. Siguió con el segundo plato mientras la comida de vez en cuando la iba moviendo, troceó la carne y la unió a la que retiró del caldo. Añadió especias y empezó a emplatar los platos que el otro le había limpiado y preparado, diez, veinte, treinta platos, después los dejó para que los sirvieran. Junto con la sopa...
Maravillado por lo que había visto, se retiró hacia el comedor, coincidiendo con su esposa en el camino y ambos se sentaron en la mesa justo a tiempo cuando la comida se ponía delante de ellos. William había cocinado aquello... Ahora vería realmente si su padre se daba cuenta de que un "sucio" esclavo le había hecho la comida. En efecto, nadie se dio cuenta, al contrario, alabaron la comida, así que se dispuso a probarlo. Abrió los ojos sorprendido... Miró a su padre y le sonrió socarrón, después miró el pasillo de la cocina, por donde trajeron los platos, sonrió tranquilo y siguió comiendo. Retiraron los platos y después de un seguido de ridículas y largas actividades simbolistas finalmente empezaba a anochecer, la princesa se quedaría a dormir, donde se realizaría... el coito, en pocas palabras, no quería ser fino a la hora de decirlo. Caminó por el pasillo hacia la cocina, donde estaban los dos chicos del medio día, uno cortando la verdura, el otro cortando el pescado.
- Ya está, apáñatelas con el resto.- dijo el pelinegro después de cortar el pescado, dejó el cuchillo en la pica.
- Muchísimas gracias...- susurró el otro sonriendo ampliamente.
- Si, cómo sea...- rodó los ojos.
- No, en serio, gracias por evitar mi muerte esta mañana y ahora.- el pelinegro rodó los ojos y tomó uno de los platos y se giró hacia la pica chocando contra el cuerpo del príncipe.
- ¡Ah!- exclamó.
El otro se giró por el grito, viendo al príncipe tomar el plato antes de que este cayera al suelo, se puso pálido al verlo y rápidamente se arrodilló.
- Lo siento muchísimo, no fue mi intención, no sé cocinar, le pedí ayuda, lamento que la comida estuviera mal hec-
- No vine por eso...- El de ojos verdes se quedó mudo, después lo miró aún hincado en el suelo.- Puedes levantarte...- así lo hizo, pero bajó la mirada y se encogió. Le entregó el plato al moreno- De hecho, quería ver la magia del cocinero de esta mañana, no era el de siempre.- William lo miró fijamente y rodó los ojos cuando se lo quedó mirando, casi como si dijera que sabía que era él.
- Y-Yo no cociné... F-Fue él...- su voz temblaba con miedo- S-Soy nuevo, el anterior cocinero fue... C-Castigado por salar la comida de su majestad... Y-Y yo no s-sé cocinar... Lo lamento, mi señor...- Bert miró a William.
- Vaya, vaya, vaya...
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Antes que nada, quiero hablar de algo random, algo que me pasó:
Mis amigos: oe, que haces?
yo: dibujar
mis amigos: que pereza dibujar los pelos de las piernas, porque lo haces?
yo: SOY ARTISTA PUTAH
>:D
No sé a que vino eso, simplemente os lo digo xd
Es que tengo un dibujo de Will con el pelo largo hasta los hombros, con bigote, barba y pelo en las piernas y brazos...
Y pos casi todos los comentarios eran de: bro, que pereza dibujar los pelos, no los hagas, así te ahorras tiempo...
y yo como: *Gasp de Sr.Pelo* I REFUSE *Indignación de Sr.Pelo*
Por si alguien siente curiosidad por el dibujo, lo encontrará en mi Instagram xd
Pero si, ya pueden hacerse la idea mental de Will con pelos en las piernas, duh
Aquí las opiniones del capítulo -------------------------->
....
Que spam de mi insta acabó de hacer, lol :0
XD
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el siguiente capítulo
Bye~
By Ecchisforlife
[1670 Palabras]
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